* «Me convertí y creí en nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. En aquel momento no pertenecía a ninguna iglesia. En el Evangelio de Mateo leemos las palabras del Señor: ‘El que quiera salvar su vida, la perderá; el que la pierda por mi causa, la encontrará’. Para seguir consecuentemente al Señor Jesucristo, era necesario renunciar a mi vida, dominada por el kickboxing. Así que, sin más preámbulos, puse fin a mi carrera. Cualquiera que busque el verdadero cristianismo debería leer la Biblia y consultar la historia de la Iglesia primitiva para ver en qué creían los sucesores directos de los apóstoles y cómo practicaban esa creencia. Todo católico debería estar siempre dispuesto a dar testimonio y a hablar a la gente de la belleza de la fe católica… La búsqueda termina cuando se descubre el sagrario, la comunión, el encuentro absoluto con Dios»