* «Dios ofrece Su Gracia a todos, pero debemos cooperar con ella y responder a la llamada de Dios. A mí me ofreció muchas veces la gracia, pero durante años la evité, la ignoré y me apegué a las cosas del mundo. Pero como el hijo pródigo que reconoce su humillación, comencé a cooperar con ella. Le respondí a través de la sabiduría que aprendí de los padres de la Iglesia y los santos, pero también escuchando a los demás»
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