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martes, 1 de julio de 2025

Palabra de Vida 1/7/2025: «Jesús dormía» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 1 de julio de 2025, martes de la 13ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 8, 23-27:

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:

«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».

Él les dice:

«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:

«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

Dios no es un Padre lejano ni indiferente, sino cercano, tierno y compasivo / Por P. Carlos García Malo

 


lunes, 30 de junio de 2025

Palabra de Vida 30/6/2025: «Sígueme» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 30 de junio de 2025, lunes de la 13ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: S an Mateo 8, 18-22:

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.

Se le acercó un escriba y le dijo:

«Maestro, te seguiré adonde vayas».

Jesús le respondió:

«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».

Otro, que era de los discípulos, le dijo:

«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre»

Jesús le replicó:

«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».

Agradecer toda dádiva del Creador es antídoto contra el maligno, dejas todo en las manos de Dios sabiendo que Él elegirá lo mejor para ti / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 29 de junio de 2025

Papa León XIV en homilía, 29-6-2025: «Edificados por el testimonio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, caminemos juntos en la fe y en la comunión, e invoquemos su intercesión sobre todos nosotros»

* «La pregunta que Jesús hace a sus discípulos, y que también nos dirige hoy a nosotros, para que podamos discernir si el camino de nuestra fe conserva dinamismo y vitalidad, si aún está encendida la llama de la relación con el Señor: «Y ustedes, [...] ¿quién dicen que soy?» (Mt 16,15). Cada día, en cada momento de la historia, siempre debemos prestar atención a esta pregunta. Si no queremos que nuestro ser cristiano se reduzca a una herencia del pasado, como tantas veces nos ha advertido el Papa Francisco, es importante salir del peligro de una fe cansada y estática, para preguntarnos: ¿quién es hoy para nosotros Jesucristo? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida y en la acción de la Iglesia? ¿Cómo podemos testimoniar esta esperanza en la vida cotidiana y anunciarla a aquellos con quienes nos encontramos?»

     

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV 

* «Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación para que cada uno en la Iglesia, con la propia historia personal, aprenda a caminar junto con los demás» 


 29 de junio de 2025.- (Camino Católico) “Edificados por el testimonio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, caminemos juntos en la fe y en la comunión, e invoquemos su intercesión sobre todos nosotros”. Ha sido la invitación del Papa León XIV al final de su homilía, en la celebración de la Santa Misa en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, a quienes la Iglesia Católica reconoce como pilares de la fe y se veneran como patronos de la ciudad de Roma.


De esta manera, ha reivindicado el ejemplo de Pedro y Pablo, que fueron llamados a vivir el del martirio, y cuyo testimonio nos enseña que “la comunión a la que el Señor nos llama es una armonía de voces y rostros, no anula la libertad de cada uno”.



En la Misa que ha celebrado en la Basílica de San Pedro —en la que impuesto el palio a 54 nuevos arzobispos metropolitanos — el Pontífice les instó a “buscar caminos nuevos para la evangelización” partiendo de los “problemas y las preguntas” planteados por la comunidad de fieles. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:



SANTA MISA Y BENDICIÓN DE LOS PALIOS PARA LOS NUEVOS ARZOBISPOS METROPOLITANOS

EN LA SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO

CAPILLA PAPAL


HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV


Basílica de San Pedro

Domingo, 29 de junio de 2025


Queridos hermanos y hermanas:


Hoy celebramos a dos hermanos en la fe, Pedro y Pablo, que reconocemos como pilares de la Iglesia y veneramos como patronos de la diócesis y de la ciudad de Roma.


La historia de estos dos apóstoles nos interpela de cerca también a nosotros, que somos la comunidad peregrina de los discípulos del Señor en nuestro tiempo. En particular, viendo sus testimonios, quisiera subrayar dos aspectos: la comunión eclesial y la vitalidad de la fe.


En primer lugar, la comunión eclesial. La liturgia de esta solemnidad, de hecho, nos hace ver cómo Pedro y Pablo fueron llamados a vivir un único destino, el del martirio, que los asoció definitivamente a Cristo. En la primera lectura encontramos a Pedro que, en la cárcel, espera que se ejecute la sentencia (cf. Hch 12,1-11); en la segunda encontramos al apóstol Pablo, también él con cadenas, afirmando, en una especie de testamento, que su sangre está por ser derramada y ofrecida a Dios (cf. 2 Tm 4,6-8.17-18). Tanto Pedro como Pablo, por tanto, dan su vida por la causa del Evangelio.


Sin embargo, esta comunión en la única confesión de la fe no es una conquista pacífica. Los dos apóstoles la alcanzan como una meta a la que llegan después de un largo camino, en el cual cada uno ha abrazado la fe y ha vivido el apostolado de manera diversa. Su fraternidad en el Espíritu no borra la diversidad de sus orígenes: Simón era un pescador de Galilea, Saulo en cambio un riguroso intelectual perteneciente al partido de los fariseos; el primero deja todo inmediatamente para seguir al Señor; el segundo persigue a los cristianos hasta que es transformado por Cristo Resucitado; Pedro predica sobre todo a los judíos; Pablo es impulsado a llevar la Buena Noticia a los gentiles.


Entre ambos, como sabemos, no faltaron conflictos respecto a la relación con los paganos, al punto que Pablo afirma: «Cuando Cefas llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible» (Ga 2,11). Y de dicha cuestión, como sabemos, se ocupará el Concilio de Jerusalén, en el que los dos apóstoles seguirán debatiendo.


Queridos hermanos, la historia de Pedro y Pablo nos enseña que la comunión a la que el Señor nos llama es una armonía de voces y rostros, no anula la libertad de cada uno. Nuestros patronos han recorrido caminos diferentes, han tenido ideas diferentes, a veces se enfrentaron y discutieron con franqueza evangélica. Sin embargo, eso no les impidió vivir la concordia apostolorum, es decir, una viva comunión en el Espíritu, una fecunda sintonía en la diversidad. Como afirma san Agustín: «En un solo día celebramos la pasión de ambos apóstoles. Pero ellos dos eran también una unidad; aunque padeciesen en distintas fechas, eran una unidad» (Sermón 295, 7).


Todo esto nos interroga sobre el camino de la comunión eclesial. Esta nace del impulso del Espíritu, une las diversidades y crea puentes de unidad en la variedad de los carismas, de los dones y de los ministerios. Es importante aprender a vivir la comunión de ese modo, como unidad en la diversidad, para que la variedad de los dones, articulada en la confesión de la única fe, contribuya al anuncio del Evangelio. Estamos llamados a seguir este caminando por esta senda, mirando precisamente a Pedro y Pablo, porque todos necesitamos de esa fraternidad. Lo necesita la Iglesia, lo necesitan las relaciones entre los laicos y los presbíteros, entre los presbíteros y los obispos, entre los obispos y el Papa, así como lo necesitan la vida pastoral, el diálogo ecuménico y la relación de amistad que la Iglesia desea mantener con el mundo. Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación para que cada uno en la Iglesia, con la propia historia personal, aprenda a caminar junto con los demás.


Los santos Pedro y Pablo nos interpelan también sobre la vitalidad de nuestra fe. En la experiencia del discipulado, de hecho, siempre existe el riesgo de caer en la rutina, en el ritualismo, en esquemas pastorales que se repiten sin renovarse y sin captar los desafíos del presente. En la historia de los dos apóstoles, en cambio, nos inspira su voluntad de abrirse a los cambios, de dejarnos interrogar por los acontecimientos, los encuentros y las situaciones concretas de las comunidades, de buscar caminos nuevos para la evangelización partiendo de los problemas y las preguntas planteados por los hermanos y hermanas en la fe.


Y en el centro del Evangelio que hemos escuchado está precisamente la pregunta que Jesús hace a sus discípulos, y que también nos dirige hoy a nosotros, para que podamos discernir si el camino de nuestra fe conserva dinamismo y vitalidad, si aún está encendida la llama de la relación con el Señor: «Y ustedes, […] ¿quién dicen que soy?» (Mt 16,15).


Cada día, en cada momento de la historia, siempre debemos prestar atención a esta pregunta. Si no queremos que nuestro ser cristiano se reduzca a una herencia del pasado, como tantas veces nos ha advertido el Papa Francisco, es importante salir del peligro de una fe cansada y estática, para preguntarnos: ¿quién es hoy para nosotros Jesucristo? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida y en la acción de la Iglesia? ¿Cómo podemos testimoniar esta esperanza en la vida cotidiana y anunciarla a aquellos con quienes nos encontramos?


Hermanos y hermanas, el ejercicio del discernimiento, que nace de estos interrogantes, le permite a nuestra fe y a la Iglesia que se renueven continuamente y que experimenten nuevos caminos y nuevas prácticas para el anuncio del Evangelio. Esto, junto a la comunión, debe ser nuestro primer deseo. En particular, hoy quisiera dirigirme a la Iglesia que peregrina en Roma, porque ella está llamada más que todas a ser signo de unidad y de comunión, Iglesia ardiente de una fe viva, comunidad de discípulos que testimonian la alegría y el consuelo del Evangelio en todas las situaciones humanas.


En la alegría de esta comunión, que el camino de los santos Pedro y Pablo nos invita a cultivar, saludo a los hermanos arzobispos que hoy reciben el palio. Queridos hermanos, este signo, al mismo tiempo que recuerda la tarea pastoral que les ha sido confiada, expresa la comunión con el obispo de Roma, para que, en la unidad de la fe católica, cada uno de ustedes pueda alimentarla en las Iglesias locales confiadas a ustedes.


Deseo además saludar a los miembros del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana: gracias por su presencia aquí y por su celo pastoral. Que el Señor le conceda la paz a su pueblo.


Y con viva gratitud saludo a la Delegación del Patriarcado Ecuménico, que ha sido enviada por el querido hermano Su Santidad Bartolomé.


Queridos hermanos y hermanas, edificados por el testimonio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, caminemos juntos en la fe y en la comunión, e invoquemos su intercesión sobre todos nosotros, sobre la ciudad de Roma, sobre la Iglesia y sobre el mundo entero.

PAPA LEÓN XIV












Fotos: Vatican Media, 29-6-2025

Papa León XIV en el Ángelus, 29-6-2025: «Quien sigue a Jesús recorre el camino de las bienaventuranzas: pobreza de espíritu, mansedumbre, misericordia, hambre de justicia, y trabajo por la paz encuentran oposición y persecución»

* «La unidad de la Iglesia y entre las Iglesias, hermanas y hermanos, se nutre del perdón y de la confianza recíproca, que comienza por nuestras familias y nuestras comunidades. En efecto, si Jesús confía en nosotros, también nosotros podemos fiarnos los unos de los otros, en su Nombre» 

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Les aseguro mis oraciones por la comunidad del Liceo “Barthélémy Boganda” de Bangui, en la República Centroafricana, que está de luto por el trágico accidente que ha causado numerosos muertos y heridos entre los estudiantes. Que el Señor consuele a las familias y a toda la comunidad… Saludo a los peregrinos de Ucrania —siempre rezo por su pueblo—... Sigamos rezando para que en todas partes se silencien las armas y se trabaje por la paz a través del diálogo» 

29 de junio de 2025.- (Camino Católico)  “Quien sigue a Jesús se encuentra recorriendo el camino de las bienaventuranzas, en el que la pobreza de espíritu, la mansedumbre, la misericordia, el hambre y la sed de justicia, y el trabajo por la paz encuentran oposición e incluso persecución. Y, sin embargo, la gloria de Dios brilla en sus amigos y a lo largo del camino los va modelando, cada vez que se convierten”. Lo ha subrayado el Papa León XIV en el Ángelus de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma, en la plaza de San Pedro, ante miles de fieles y peregrinos.


Al final del Ángelus, el Papa asegura sus oraciones por las víctimas de la explosión en el liceo Barthelemy Boganda de Bangui, capital de la República Centroafricana, que dejó 29 muertos y centenares de heridos. Con ocasión de la solemnidad de los santos patronos Pedro y Pablo, dirige un pensamiento «lleno de afecto» a los sacerdotes de la diócesis de Roma, animándolos en su ministerio. Saluda a los peregrinos ucranianos, renovando su cercanía: «Rezo siempre por su pueblo». En el vídeo de
Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Domingo, 29 de junio de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!


Hoy es la gran fiesta de la Iglesia de Roma, nacida del testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo y fecundada por su sangre y por la de muchos mártires. Todavía hoy hay cristianos en todo el mundo a los que el Evangelio vuelve generosos y audaces incluso a costa de la vida. Existe de ese modo un ecumenismo de la sangre, una invisible y profunda unidad entre las Iglesias cristianas, que a pesar de ello no viven todavía la comunión plena y visible. Quiero por lo tanto confirmar en esta fiesta solemne que mi servicio episcopal es servicio a la unidad y que la Iglesia de Roma está comprometida por la sangre de los santos Pedro y Pablo a servir, en el amor, a la comunión entre todas las Iglesias.


La piedra, de la que Pedro recibe también su propio nombre, es Cristo. Una piedra desechada por los hombres y que Dios ha hecho piedra angular. Esta plaza y las basílicas papales de san Pedro y de san Pablo nos cuentan cómo esa lógica aún se mantiene. Ellas se encuentran en lo que eran entonces los límites de la ciudad, “extramuros”, como se dice hasta hoy. Lo que a nosotros nos parece grande y glorioso antes fue descartado y excluido, porque contrastaba con la mentalidad mundana. Quien sigue a Jesús se encuentra recorriendo el camino de las bienaventuranzas, en el que la pobreza de espíritu, la mansedumbre, la misericordia, el hambre y la sed de justicia, y el trabajo por la paz encuentran oposición e incluso persecución. Y, sin embargo, la gloria de Dios brilla en sus amigos y a lo largo del camino los va modelando, cada vez que se convierten.


Queridos hermanos y hermanas, sobre las tumbas de los apóstoles, meta milenaria de peregrinaje, también nosotros descubrimos que podemos vivir en esta continua conversión. El Nuevo Testamento no esconde los errores, las contradicciones, los pecados de aquellos que veneramos como los más grandes apóstoles. Su grandeza, en efecto, ha sido modelada por el perdón. El Resucitado los fue a buscar, más de una vez, para traerlos de nuevo a su camino. Jesús no llama una sola vez. Es por esto que todos podemos esperar siempre, como también nos recuerda el Jubileo.


La unidad de la Iglesia y entre las Iglesias, hermanas y hermanos, se nutre del perdón y de la confianza recíproca, que comienza por nuestras familias y nuestras comunidades. En efecto, si Jesús confía en nosotros, también nosotros podemos fiarnos los unos de los otros, en su Nombre. Los apóstoles Pedro y Pablo, junto con la Virgen María, intercedan por nosotros, de modo que, en este mundo herido, la Iglesia sea casa y escuela de comunión.



Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.


Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


Les aseguro mis oraciones por la comunidad del Liceo “Barthélémy Boganda” de Bangui, en la República Centroafricana, que está de luto por el trágico accidente que ha causado numerosos muertos y heridos entre los estudiantes. Que el Señor consuele a las familias y a toda la comunidad.


Saludo hoy de manera especial a todos los fieles de Roma, en la fiesta de los santos patronos, y con gran afecto a los párrocos y a todos los sacerdotes que trabajan en las parroquias romanas, con gratitud y alentándolos en su servicio.


En esta fiesta se celebra también la Jornada dedicada al Óbolo de San Pedro, que es un signo de comunión con el Papa y de participación en su ministerio apostólico. Agradezco de corazón a todos los que con su donación sostienen mis primeros pasos como Sucesor de Pedro.


Bendigo a quienes participan en el evento denominado “Quo Vadis?”, peregrinando por los lugares romanos de la memoria de los santos Pedro y Pablo. Agradezco a todos los que han organizado con dedicación esta iniciativa que ayuda a conocer y honrar a los santos patronos de Roma.


Saludo a los fieles de varios países que han venido para acompañar a sus Arzobispos Metropolitanos, que hoy han recibido el Palio. Saludo a los peregrinos de Ucrania —siempre rezo por su pueblo—, de México, Croacia, Polonia, Estados Unidos de América, Venezuela, Brasil, al Coro Santos Pedro y Pablo, de Indonesia, así como a numerosos fieles eritreos que viven en Europa; a los grupos de Martina Franca, Pontedera, San Vendemiano y Corbetta; a los monaguillos de Santa Giustina in Colle y a los jóvenes de Sommariva del Bosco.


Doy las gracias a la “Pro Loco” de Roma Capital y a los artistas que han realizado la “Infiorata” en Via della Conciliazione y Piazza Pio XII. ¡Gracias!


Saludo a los Cooperadores Guanellianos del centro-sur de Italia, a la Asociación de Voluntarios de Chiari, a los ciclistas de Fermo y de Varese, al grupo deportivo Aniene 80 y a los peregrinos de “Connessione Spirituale”.


Hermanas y hermanos, sigamos rezando para que en todas partes se silencien las armas y se trabaje por la paz a través del diálogo.


¡Feliz domingo a todos!

Papa León XIV


Fotos: Vatican Media, 29-6-2025