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domingo, 14 de diciembre de 2025

Papa León XIV en el Ángelus, 14-12-2025: «Los últimos, los pobres, los enfermos son quienes hablan por Cristo, que anuncia quién es a través de lo que hace, signo de salvación para todos»

* «Alegrémonos, pues, porque Jesús es nuestra esperanza, sobre todo en la hora de la prueba, cuando la vida parece perder sentido y todo se ve más oscuro, nos faltan las palabras y nos cuesta escuchar al prójimo. Que la Virgen María, modelo de espera, de atención y de alegría, nos ayude a imitar la obra de su Hijo, compartiendo con los pobres el pan y el Evangelio» 

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Sigo con viva preocupación la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Al mismo tiempo que expreso mi cercanía a la población, exhorto a las partes en conflicto a que cesen toda forma de violencia y busquen un diálogo constructivo, en el respeto de los procesos de paz en curso» 

14 de diciembre de 2025.- (Camino Católico)  “Los últimos, los pobres, los enfermos, quienes hablan por Él. Cristo anuncia quién es a través de lo que hace. Y lo que hace es un signo de salvación para todos nosotros. En efecto, cuando se encuentra a Jesús, la vida carente de luz, de palabra y de sabor recupera su sentido”, ha remarcado el Papa León XIV durante el Ángelus, en este tercer domingo de Adviento.

En la plaza de San Pedro hay decenas de miles de fieles, entre los cuales están los relacionados con el mundo de las cárceles que hoy, domingo 14 de diciembre, celebran su Jubileo; hay peregrinos de diversas nacionalidades con pancartas y banderas, y también simples turistas escuchando la reflexión del Papa León basada en el Evangelio de Mateo. Juan el Bautista se encuentra justamente tras las rejas debido a su predicación, pero a pesar de sufrir la prisión no pierde la esperanza; incluso encadenado sigue siendo una voz libre en busca de verdad y justicia. Y desde esa cárcel se interroga, busca al Mesías y pregunta: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".

Al finalizar la oración mariana, después de recordar las beatificaciones en España y Francia y los muchos mártires valientes asesinados por su fe, la voz de León se eleva nuevamente a favor de la paz. El Pontífice expresa preocupación por la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo, expresa su cercanía con la población e invita a respetar los procesos de paz en curso. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

III Domingo de Adviento, 14 de diciembre de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

El Evangelio de hoy nos hace visitar en la prisión a Juan el Bautista, que se encuentra encarcelado a causa de su predicación (cf. Mt 14,3-5). Sin embargo, él no pierde la esperanza, convirtiéndose para nosotros en un signo de que la profecía, aunque esté encadenada, sigue siendo una voz libre en busca de la verdad y la justicia.

Desde la cárcel, Juan el Bautista oye hablar «de las obras de Cristo» (Mt 11,2), que son diferentes a las que él esperaba. Entonces envía a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?» (v. 3). Quienes buscan la verdad y la justicia, quienes esperan la libertad y la paz, interrogan a Jesús. ¿Es Él realmente el Mesías, es decir, el Salvador prometido por Dios a través de los profetas?

La respuesta de Jesús dirige la mirada hacia aquellos a quienes Él ha amado y servido. Son ellos: los últimos, los pobres, los enfermos, quienes hablan por Él. Cristo anuncia quién es a través de lo que hace. Y lo que hace es un signo de salvación para todos nosotros. En efecto, cuando se encuentra a Jesús, la vida carente de luz, de palabra y de sabor recupera su sentido. Los ciegos ven, los mudos hablan, los sordos oyen. La imagen de Dios, desfigurada por la lepra, recobra su integridad y su salud. Hasta los muertos, totalmente insensibles, vuelven a la vida (cf. v. 5). Este es el Evangelio de Jesús, la buena nueva anunciada a los pobres. Cuando Dios viene al mundo, se ve.

La palabra de Jesús nos libera de la prisión del desánimo y el sufrimiento, toda profecía encuentra en Él el cumplimiento esperado. Es Cristo, de hecho, quien abre los ojos del hombre a la gloria de Dios. Él da la palabra a los oprimidos, a quienes la violencia y el odio les han quitado la voz; Él vence la ideología, que nos hace sordos a la verdad; Él cura las apariencias que deforman el cuerpo.

De este modo, el Verbo de la vida nos redime del mal, que lleva el corazón a la muerte. Por eso, como discípulos del Señor, en este tiempo de Adviento estamos llamados a unir la espera del Salvador a la atención de lo que Dios hace en el mundo. Sólo así podremos experimentar la alegría de la libertad que encuentra a su Salvador: «Gaudete in Domino semper – Alégrense siempre en el Señor» (Flp 4,4). Con esta invitación se abre la Santa Misa de hoy, tercer domingo de Adviento, llamado por eso domingo Gaudete. Alegrémonos, pues, porque Jesús es nuestra esperanza, sobre todo en la hora de la prueba, cuando la vida parece perder sentido y todo se ve más oscuro, nos faltan las palabras y nos cuesta escuchar al prójimo.

Que la Virgen María, modelo de espera, de atención y de alegría, nos ayude a imitar la obra de su Hijo, compartiendo con los pobres el pan y el Evangelio.

Oración del Ángelus:  

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


Ayer en Jaén, España, fueron beatificados el sacerdote Emanuel Izquierdo y cincuenta y ocho compañeros, junto con el sacerdote Antonio Montañés Chiquero y sesenta y cuatro compañeros, asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa de los años 1936-38. Y también ayer, en París, fueron beatificados Raymond Cayré, sacerdote; Gérard-Martin Cendrier, de la Orden de los Frailes Menores; Roger Vallé, seminarista; Jean Mestre, laico; y cuarenta y seis compañeros, asesinados por odio a la fe en los años 1944-45 durante la ocupación nazi. Alabamos al Señor por estos mártires, valientes testigos del Evangelio, perseguidos y asesinados por haber permanecido junto a su gente y fieles a la Iglesia.


Sigo con viva preocupación la reanudación de los enfrentamientos en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Al mismo tiempo que expreso mi cercanía a la población, exhorto a las partes en conflicto a que cesen toda forma de violencia y busquen un diálogo constructivo, en el respeto de los procesos de paz en curso.


Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, en particular a los fieles de Belo Horizonte, Zagreb, Split y Copenhague; así como a los procedentes de Corea del Sur, Tanzania y Eslovaquia. Saludo a los grupos venidos de Mestre, Biancavilla y Bussi sul Tirino; a los exalumnos de la Asociación Mornese Italia, a la Orquesta Filarmónica Pugliese, a la Fundación Oasi Nazareth de Corato, a los jóvenes del Oratorio Salesiano de Alcamo y a los confirmandos de la Parroquia San Pío de Pietrelcina en Roma.


Les deseo a todos un feliz domingo.


Papa León XIV


Fotos: Vatican Media, 14-12-2025

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Papa León XIV en la Audiencia General, 10-12-2025: «La resurrección de Cristo nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es parte constitutiva de ella como paso a la vida eterna»

* «La Pascua de Jesús nos hace pregustar, en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, la plenitud de lo que sucederá después de la muerte… Gracias al Resucitado , que murió y resucitó por amor, con San Francisco podemos llamar a la muerte «hermana». Esperarla con la certeza de la resurrección nos preserva del miedo a desaparecer para siempre y nos prepara para la alegría de la vida sin fin»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «Me entristece profundamente la noticia del recrudecimiento del conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya, que ha causado víctimas también entre la población civil y ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares. Expreso a estos queridos pueblos mi cercanía en la oración y pido a las partes que cesen inmediatamente el fuego y reanuden el diálogo»


10 de diciembre de 2025.- (Camino Católico).- “El acontecimiento de la resurrección de Cristo nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es parte constitutiva de ella como paso a la vida eterna. La Pascua de Jesús nos hace pregustar, en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, la plenitud de lo que sucederá después de la muerte”, ha dicho el Papa León XIV en su catequesis de la audiencia General, ante decenas de miles de fieles en la plaza de San Pedro.

El Pontífice ha dedicadoó su catequesis a uno de los temas más universales y, a la vez, más evitados en la sociedad contemporánea: la muerte y ha ofrecido una profunda meditación que busca devolver a la muerte su sentido espiritual y abrir al mundo a una visión más humana y más esperanzada del final de la vida.


El Santo Padre ha advertido que numerosas visiones antropológicas actuales “prometen inmortalidad inmanente y teorizan sobre la prolongación de la vida terrenal mediante la tecnología”.  Ese horizonte, dice, es característico del “transhumanismo”, un fenómeno que “se abre camino en el horizonte de los retos de nuestro tiempo”. Ante ello, insta a plantearse dos preguntas centrales: “¿Podría la ciencia vencer realmente a la muerte? Pero entonces, ¿podría la misma ciencia garantizarnos que una vida sin muerte es también una vida feliz?”.

Además, el Papa ha expresado su profundo pesar por el renovado conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

LEÓN XIV

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro

Miércoles, 10 de diciembre de 2025


Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. IV. La Resurrección de Cristo y los desafíos del mundo actual 7. La Pascua de Jesucristo: respuesta definitiva a la pregunta sobre nuestra muerte

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

¡Bienvenidos todos!

El misterio de la muerte siempre ha suscitado profundas preguntas en el ser humano. De hecho, parece ser el acontecimiento más natural y, al mismo tiempo, más antinatural que existe. Es natural, porque todos los seres vivos de la tierra mueren. Es antinatural porque el deseo de vida y de eternidad que sentimos para nosotros mismos y para las personas que amamos nos hace ver la muerte como una condena, como un «contrasentido».

Muchos pueblos antiguos desarrollaron ritos y costumbres relacionados con el culto a los muertos, para acompañar y recordar a quienes se encaminaban hacia el misterio supremo. Hoy, en cambio, se observa una tendencia diferente. La muerte parece una especie de tabú, un acontecimiento que hay que mantener alejado; algo de lo que hay que hablar en voz baja, para no perturbar nuestra sensibilidad y tranquilidad. A menudo, por eso, se evita incluso visitar los cementerios, donde descansan aquellos que nos han precedido a la espera de la resurrección.

¿Qué es, pues, la muerte? ¿Es realmente la última palabra sobre nuestra vida? Solo el ser humano se plantea esta pregunta, porque solo él sabe que debe morir. Pero ser consciente de ello no le salva de la muerte, sino que, en cierto sentido, le «agobia» más que a todas las demás criaturas vivientes. Los animales sufren, sin duda, y se dan cuenta de que la muerte está cerca, pero no saben que la muerte forma parte de su destino. No se preguntan por el sentido, el fin o el resultado de la vida.

Al constatar este aspecto, se debería pensar entonces que somos criaturas paradójicas, infelices, no solo porque morimos, sino también porque tenemos la certeza de que este acontecimiento ocurrirá, aunque ignoremos cómo y cuándo. Nos descubrimos conscientes y, al mismo tiempo, impotentes. Probablemente de ahí provienen las frecuentes depresiones, las huidas existenciales ante la cuestión de la muerte.

San Alfonso María de Ligorio, en su famoso escrito titulado Preparación para la muerte, reflexiona sobre el valor pedagógico de la muerte, destacando que es una gran maestra de vida. Saber que existe y, sobre todo, meditar sobre ella nos enseña a elegir qué hacer realmente con nuestra existencia. Rezar, para comprender lo que es bueno con vistas al reino de los cielos, y dejar ir lo superfluo que, en cambio, nos ata a las cosas efímeras, es el secreto para vivir de forma auténtica, con la conciencia de que el paso por la tierra nos prepara para la eternidad.

Sin embargo, muchas visiones antropológicas actuales prometen inmortalidad inmanente y teorizan sobre la prolongación de la vida terrenal mediante la tecnología. Es el escenario del “transhumanismo”, que se abre camino en el horizonte de los retos de nuestro tiempo. ¿Podría la ciencia vencer realmente a la muerte? Pero entonces, ¿podría la misma ciencia garantizarnos que una vida sin muerte es también una vida feliz?

El acontecimiento de la resurrección de Cristo nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es parte constitutiva de ella como paso a la vida eterna. La Pascua de Jesús nos hace pregustar, en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, la plenitud de lo que sucederá después de la muerte.

El evangelista Lucas parece captar este presagio de luz en la oscuridad cuando, al final de aquella tarde en la que las tinieblas habían envuelto el Calvario, escribe: «Era el día de la Preparación y ya comenzaba el sábado» (Lc 23,54). Esta luz, que anticipa la mañana de Pascua, ya brilla en la oscuridad del cielo que aún parece cerrado y mudo. Las luces del sábado, por primera y única vez, anuncian el amanecer del día después del sábado: la nueva luz de la Resurrección. Solo este acontecimiento es capaz de iluminar hasta el fondo el misterio de la muerte. En esta luz, y solo en ella, se hace realidad lo que nuestro corazón desea y espera: que la muerte no sea el fin, sino el paso hacia la luz plena, hacia una eternidad feliz.

El Resucitado nos ha precedido en la gran prueba de la muerte, saliendo victorioso gracias al poder del Amor divino. Así nos ha preparado el lugar del descanso eterno, la casa en la que se nos espera; nos ha dado la plenitud de la vida en la que ya no hay sombras ni contradicciones.

Gracias a Él, que murió y resucitó por amor, con San Francisco podemos llamar a la muerte «hermana». Esperarla con la certeza de la resurrección nos preserva del miedo a desaparecer para siempre y nos prepara para la alegría de la vida sin fin.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre cómo la Resurrección de Cristo ilumina el misterio de la muerte, que siempre ha suscitado en el ser humano profundos interrogantes. La Pascua de Jesús, en efecto, nos revela que la muerte no se opone a la vida, sino que es una de sus partes constitutivas, como un paso a la eternidad. Además, el acontecimiento pascual nos hace gustar anticipadamente, en medio de las pruebas y los sufrimientos presentes, la plenitud de aquello que sucederá después de la muerte. 

El Resucitado nos ha precedido en la gran prueba de la muerte, y la ha vencido gracias al poder del amor divino. Por eso, preparar el momento de la muerte con la esperanza cierta de la resurrección nos preserva del miedo, nos ayuda a tomar buenas decisiones, nos libera de lo superfluo y nos dispone a la alegría de la vida que no tiene fin.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que nos enseñe a vivir cada día a la luz del misterio pascual, caminando con esperanza hacia el encuentro definitivo con Él. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

Me entristece profundamente la noticia del recrudecimiento del conflicto en la frontera entre Tailandia y Camboya, que ha causado víctimas también entre la población civil y ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares. Expreso a estos queridos pueblos mi cercanía en la oración y pido a las partes que cesen inmediatamente el fuego y reanuden el diálogo.

Finalmente, saludo a los jóvenes, enfermos y recién casados. Hoy celebramos la memoria de la Santísima Virgen María de Loreto. Queridos jóvenes, aprendan a amar y a esperar siguiendo el ejemplo de María; queridos enfermos, que la Santísima Virgen sea su compañera y consuelo en su sufrimiento; y ustedes, queridos recién casados, encomienden su camino matrimonial a la Madre de Jesús.

¡Mi bendición a todos!

Papa León XIV





Fotos: Vatican Media, 10-12-2025

domingo, 7 de diciembre de 2025

Papa León XIV en el Ángelus, 7-12-2025: «Cada uno puede ser una pequeña luz, si acoge a Jesús, brote de un mundo nuevo; aprendamos a hacerlo como María, nuestra Madre, mujer que aguarda con confianza y esperanza»

* «Nada es imposible para Dios. Preparémonos para su Reino, acojámoslo. El más pequeño, Jesús de Nazaret, nos guiará. Él, que se puso en nuestras manos, desde la noche de su nacimiento hasta la hora oscura de su muerte en la cruz, resplandece en nuestra historia como el sol naciente. Ha comenzado un nuevo día: ¡despertemos y caminemos en su luz!» 

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Queridos hermanos y hermanas, lo que ha sucedido en los últimos días en Türkiye y Líbano nos enseña que la paz es posible y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla. No olvidemos que la paz es posible. Estoy cerca de los pueblos del sur y sudeste asiático, duramente golpeados por los recientes desastres naturales. Rezo por las víctimas, por las familias que lloran a sus seres queridos y por quienes prestan socorro. Exhorto a la comunidad internacional y a todas las personas de buena voluntad a que apoyen con gestos de solidaridad a los hermanos y hermanas de esas regiones» 

7 de diciembre de 2025.- (Camino Católico)  "Cada uno de nosotros puede ser una pequeña luz, si acoge a Jesús, brote de un mundo nuevo. Aprendamos a hacerlo como María, nuestra Madre, mujer que aguarda con confianza y esperanza", ha reflexionado el Papa León XIV, ante las decenas de miles de fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, en este segundo domingo de Adviento, donde ha ofrecido un mensaje profundamente esperanzador y a la vez desafiante para los creyentes. Inspirado en el Evangelio de Mateo (3,1-12), el llamado central fue claro: la llegada del Reino de Dios está cerca, y su inminencia exige preparación interior, conversión y apertura al cambio.

En sus saludos después del rezo mariano del Ángelus, el Papa León XIV compartió sus impresiones sobre su reciente viaje apostólico, subrayando cómo la fe puede ser un motor de diálogo, unidad y esperanza incluso en contextos de desafío y fragilidad. El mensaje del Papa, cargado de esperanza y realismo, invita a todos los cristianos a renovar su compromiso con la unidad y a asumir la fe como motor de diálogo y servicio. Su viaje confirma que, incluso en contextos complejos, la presencia de la Iglesia y la acción de sus fieles pueden transformar la realidad, dando testimonio de que la esperanza y la paz son posibles. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

II Domingo de Adviento,  7 de diciembre de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

El Evangelio de este segundo domingo de Adviento nos anuncia la llegada del Reino de Dios (cf. Mt 3,1-12). Antes de Jesús, aparece en escena su precursor, Juan el Bautista. Él predicaba en el desierto de Judea diciendo: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 3,1).

En la oración del “Padre nuestro”, pedimos cada día: «Venga tu reino». Jesús mismo nos lo enseñó. Y con esta invocación nos orientamos hacia lo nuevo que Dios tiene reservado para nosotros, reconocemos que el curso de la historia no está ya escrito por los poderosos de este mundo. Ponemos nuestros pensamientos y energías al servicio de un Dios que viene a reinar no para dominarnos, sino para liberarnos. Es un “evangelio”, una auténtica buena noticia, que nos motiva y nos involucra.

Ciertamente, el tono del Bautista es severo, pero el pueblo lo escucha porque en sus palabras resuena la llamada de Dios a no jugar con la vida, a aprovechar el momento presente para prepararse al encuentro con Aquel que no juzga por las apariencias, sino por las obras y las intenciones del corazón.

El mismo Juan será sorprendido por la forma en que el Reino de Dios se manifestará en Jesucristo, en la mansedumbre y la misericordia. El profeta Isaías lo compara con un renuevo: una imagen que no es de poder o destrucción, sino de nacimiento y novedad. Sobre ese brote, que surge de un tronco aparentemente muerto, comienza a soplar el Espíritu Santo con sus dones (cf. Is 11,1-10). Todos tenemos el recuerdo de una sorpresa parecida que nos ha ocurrido en la vida.

Es la experiencia que vivió la Iglesia en el Concilio Vaticano II, que concluía precisamente hace sesenta años; una experiencia que se renueva cuando caminamos juntos hacia el Reino de Dios, todos dispuestos a acogerlo y servirlo. Entonces no sólo florecen realidades que parecían débiles o marginales, sino que se realiza lo que humanamente se consideraría imposible, como en las imágenes del profeta: «El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá» (Is 11,6).

Hermanas y hermanos, ¡cuánto necesita el mundo esta esperanza! Nada es imposible para Dios. Preparémonos para su Reino, acojámoslo. El más pequeño, Jesús de Nazaret, nos guiará. Él, que se puso en nuestras manos, desde la noche de su nacimiento hasta la hora oscura de su muerte en la cruz, resplandece en nuestra historia como el sol naciente. Ha comenzado un nuevo día: ¡despertemos y caminemos en su luz!

He aquí la espiritualidad del Adviento, tan luminosa y concreta. Las luces a lo largo de las calles nos recuerdan que cada uno de nosotros puede ser una pequeña luz, si acoge a Jesús, brote de un mundo nuevo. Aprendamos a hacerlo como María, nuestra Madre, mujer que aguarda con confianza y esperanza.

Oración del Ángelus:  

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


¡Queridos hermanos y hermanas!


Hace unos días regresé de mi primer viaje apostólico, a Türkiye y Líbano. Junto con mi querido hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, y los representantes de otras confesiones cristianas, nos reunimos para orar juntos en İznik, la antigua Nicea, donde hace 1700 años se celebró el primer Concilio ecuménico. Hoy se cumple precisamente el 60º aniversario de la Declaración conjunta entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, que puso fin a las excomuniones recíprocas. Demos gracias a Dios y renovemos nuestro compromiso en el camino hacia la plena unidad visible de todos los cristianos. En Türkiye he tenido el gozo de encontrar la comunidad católica. A través del diálogo paciente y el servicio a los que sufren, esta comunidad da testimonio del Evangelio del amor y de la lógica de Dios que se manifiesta en la pequeñez.


El Líbano sigue siendo un mosaico de convivencia y me ha reconfortado escuchar tantos testimonios en este sentido. He encontrado personas que anuncian el Evangelio acogiendo a los desplazados, visitando a los presos, compartiendo el pan con los necesitados. Me ha reconfortado ver a tanta gente en la calle saludándome y me ha conmovido el encuentro con los familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut. Los libaneses esperaban una palabra y una presencia de consuelo, ¡pero fueron ellos quienes me consolaron con su fe y su entusiasmo! ¡Agradezco a todos los que me han acompañado con sus oraciones! Queridos hermanos y hermanas, lo que ha sucedido en los últimos días en Türkiye y Líbano nos enseña que la paz es posible y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla. No olvidemos que la paz es posible.


Estoy cerca de los pueblos del sur y sudeste asiático, duramente golpeados por los recientes desastres naturales. Rezo por las víctimas, por las familias que lloran a sus seres queridos y por quienes prestan socorro. Exhorto a la comunidad internacional y a todas las personas de buena voluntad a que apoyen con gestos de solidaridad a los hermanos y hermanas de esas regiones.


Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos. Saludo a todos los que han vendido de otras partes del mundo, en particular a los fieles peruanos de Pisco, Cusco y Lima; los polacos, recordando también la Jornada de oración y apoyo material a la Iglesia del Este; y también al grupo de estudiantes portugueses.


Saludo también a los grupos parroquiales de Lentiai, Manerbio, Santa Cesarea Terme, Cerfignano, Roverchiara y Roverchiaretta; a los jóvenes de Marostica y Pianezze, a los confirmandos de Cavaion Veronese, a los jóvenes del Oratorio de Mezzocorona, al grupo de monaguillos de Bolonia y a los socios de la Mutua Madonna del Granato.


Les deseo a todos un feliz domingo y un buen camino de Adviento.


Papa León XIV


Fotos: Vatican Media, 7-12-2025