Camino Católico

Mi foto
Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida poniendo en el centro a Jesucristo.

Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

Mostrando entradas con la etiqueta Vaticano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vaticano. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de marzo de 2025

Papa Francisco en su catequesis prevista para hoy: «Dejar la carga de nuestro pasado a los pies del Señor porque solo las personas reconciliadas pueden llevar el Evangelio; ¡Dios es misericordia y siempre nos espera!»


El Papa Francisco saluda a los fieles en una audiencia general en la plaza de San Pedro. La de hoy se ha cancelado por la convalecencia del Santo Padre / Foto Vatican Media


26 de marzo de 2025 - Camino Católico.- "Para ir a anunciar el Evangelio, primero tenemos que poner el peso de nuestra historia a los pies del Señor, entregarle el peso de nuestro pasado. Sólo las personas reconciliadas pueden llevar el Evangelio… ¡Dios es misericordia y siempre nos espera!". Lo escribe el Papa Francisco en la catequesis preparada para la Audiencia General del miércoles 26 de marzo de 2025, que ha sido cancelada debido a la convalecencia que observa el Pontífice en Casa Santa Marta tras su alta médica del Hospital Gemelli el pasado domingo 23.

El Santo Padre continúa su ciclo de reflexiones titulado "Jesucristo, nuestra esperanza" y en esta instancia se refiere al encuentro de Jesús con la samaritana. El Obispo de Roma nos recuerda que los encuentros con Jesús no son planeados por nosotros. Por el contrario, son momentos inesperados, que nos sorprenden y, en ocasiones, nos desconciertan. El texto completo de la reflexión del Santo Padre de la Audiencia General que no se ha celebrado es el siguiente:

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE PREPARADA PARA LA AUDIENCIA GENERAL DEL19 DE MARZO DE 2025

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza

Catequesis - II. La vida de Jesús. Los encuentros. 2. La samaritana. «¡Dame de beber!» (Jn 4,7)

Queridos hermanos y hermanas:

Después de haber meditado sobre el encuentro de Jesús con Nicodemo, quien había ido a buscar a Jesús, hoy reflexionamos sobre aquellos momentos en los que parece que Él nos estaba esperando justo allí, en esa encrucijada de nuestro camino. Son encuentros que nos sorprenden, y al principio tal vez sentimos un poco de desconfianza: tratamos de ser prudentes y entender lo que está sucediendo.

Esta probablemente fue también la experiencia de la mujer samaritana, de la que se habla en el capítulo cuarto del Evangelio de Juan (cf. 4,5-26). Ella no esperaba encontrar a un hombre en el pozo al mediodía, sino que esperaba no encontrar a nadie. De hecho, va a buscar agua al pozo a una hora inusual, cuando hace mucho calor. Quizá esta mujer se avergüenza de su vida, quizá se ha sentido juzgada, condenada, incomprendida, y por eso se ha aislado, ha roto las relaciones con todos.

Para ir a Galilea desde Judea, Jesús podría haber elegido otro camino y no atravesar Samaria. Habría sido incluso más seguro, dadas las tensas relaciones entre judíos y samaritanos. En cambio, ¡Él quiere pasar por allí y se detiene en ese pozo justo a esa hora! Jesús nos espera y hace que lo encontremos justo cuando pensamos que ya no hay esperanza para nosotros. El pozo, en el antiguo Oriente Medio, es un lugar de encuentro, donde a veces se conciertan matrimonios, es un lugar de compromiso. Jesús quiere ayudar a esta mujer a comprender dónde buscar la verdadera respuesta a su deseo de ser amada.

El tema del deseo es fundamental para entender este encuentro. Jesús es el primero en expresar su deseo: «¡Dame de beber!» (v. 10). Con tal de entablar un diálogo, Jesús se muestra débil, así hace que la otra persona se sienta cómoda, hace que no se asuste. La sed es a menudo, también en la Biblia, la imagen del deseo. Pero Jesús aquí tiene sed ante todo de la salvación de esa mujer. «El que pedía de beber —dice San Agustín— tenía sed de la fe de esta mujer».  [1]

Si Nicodemo había ido a Jesús de noche, aquí Jesús se encuentra con la samaritana al mediodía, el momento en que hay más luz. De hecho, es un momento de revelación. Jesús se da a conocer ante ella como el Mesías y, además, arroja luz sobre su vida. La ayuda a releer de una manera nueva su historia, que es complicada y dolorosa: ha tenido cinco maridos y ahora está con un sexto que no es su marido. El número seis no es casual, sino que suele indicar imperfección. Quizá sea una alusión al séptimo esposo, el que finalmente podrá saciar el deseo de esta mujer de ser amada de verdad. Y ese esposo solo puede ser Jesús.

Cuando se da cuenta de que Jesús conoce su vida, la mujer cambia el tema a la cuestión religiosa que dividía a judíos y samaritanos. Esto nos pasa a veces también a nosotros cuando rezamos: en el momento en que Dios toca nuestra vida con sus problemas, a veces nos perdemos en reflexiones que nos dan la ilusión de una oración bien hecha. En realidad, hemos levantado barreras de protección. Pero el Señor es siempre más grande, y a aquella mujer samaritana, a la que según los esquemas culturales ni siquiera debería haberle dirigido la palabra, le regala la revelación más alta: le habla del Padre, que debe ser adorado en espíritu y en verdad. Y cuando ella, sorprendida una vez más, observa que es mejor esperar al Mesías para estas cosas, Él le dice: «Soy yo, el que habla contigo» (v. 26). Es como una declaración de amor: Aquel a quien esperas soy yo; Aquel que puede responder finalmente a tu deseo de ser amada.

En ese momento, la mujer corre a llamar a la gente del pueblo, porque es precisamente de la experiencia de sentirse amada de donde surge la misión. ¿Y qué anuncio podría haber llevado sino su experiencia de ser comprendida, acogida, perdonada? Es una imagen que debería hacernos reflexionar sobre nuestra búsqueda de nuevas formas de evangelizar.

Como una persona enamorada, la samaritana olvida su ánfora a los pies de Jesús. El peso de esa ánfora sobre su cabeza, cada vez que volvía a casa, le recordaba su condición, su vida atribulada. Pero ahora el ánfora está depositada a los pies de Jesús. El pasado ya no es una carga; ella está reconciliada. Y lo mismo nos pasa a nosotros: para ir a anunciar el Evangelio, primero tenemos que dejar la carga de nuestra historia a los pies del Señor, entregarle la carga de nuestro pasado. Solo las personas reconciliadas pueden llevar el Evangelio.

Queridos hermanos y hermanas, ¡no perdamos la esperanza! Aunque nuestra historia nos parezca pesada, complicada, tal vez incluso destrozada, siempre tenemos la posibilidad de entregarla a Dios y comenzar de nuevo nuestro camino. ¡Dios es misericordia y siempre nos espera! 

Francisco

___________________________

[1]   Omelia 15,11.

domingo, 23 de marzo de 2025

El Papa Francisco en el Ángelus, 23-3-2025: «Hospitalizado he podido experimentar la paciencia del Señor, que confiada, anclada en el amor de Dios, es muy necesaria para afrontar las situaciones más difíciles y dolorosas»

Este domingo, 23 de marzo, el Papa Francisco ha saludado y bendecido a los fieles en el hospital Gemelli, antes de regresar al Vaticano, momento en el que se ha publicado el texto del Ángelus que ha escrito en el centro sanitario / Foto: Vatican Media



* «Sé que ustedes siguen rezando por mí con mucha paciencia y perseverancia: ¡se lo agradezco mucho! Yo también rezo por ustedes. Y, juntos, imploremos que se ponga fin a las guerras y que haya paz, especialmente en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán y la República Democrática del Congo» 

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News en el que el Papa saluda y bendice a los fieles desde la 5ª planta del hospital Gemelli, antes de marcharse al Vaticano, a las 12 del mediodía

* «Me ha dolido la reanudación de los intensos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, que han causado tantos muertos y heridos. Pido que las armas callen inmediatamente; y que se tenga el valor de retomar el diálogo, a fin de que todos los rehenes sean liberados y se llegue a un alto el fuego definitivo. La situación humanitaria en la Franja es gravísima de nuevo, y requiere el compromiso urgente de las partes beligerantes y de la comunidad internacional» 


 23 de marzo de 2025 Camino Católico.- “Durante esta larga estancia en el hospital, he podido experimentar la paciencia del Señor, que veo reflejada también en los cuidados incansables de los médicos y los operadores sanitarios, así como en las atenciones y las esperanzas de los familiares de los enfermos. Esta paciencia confiada, anclada en el amor de Dios que no disminuye, es muy necesaria en nuestra vida, especialmente para afrontar las situaciones más difíciles y dolorosas”. Lo dice el Papa Francisco en el texto del Ángelus, escrito desde el Hospital y que se ha publicado hoy al mediodía, mientras él bendecía y saludaba a los fieles desde el hospital Gemelli, antes de dirigirse al Vaticano. 

También, el Santo Padre ha expresado su dolor por la reanudación de los bombardeos sobre Gaza y expresa su esperanza por el acuerdo entre Azerbaiyán y Armenia. El texto completo del mensaje escrito por el Papa Francisco es el siguiente:


En la plaza de San Pedro miles de fieles han visto por las pantallas la bendición y saludos del Papa Francisco desde el hospital Gemelli, donde también se han congregado 3.000 fieles / Foto: Vatican Media

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Texto preparado por el Santo Padre en el hospital Gemelli

III Domingo de Cuaresma, 23 de marzo de 2025


Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!


La parábola que encontramos en el Evangelio de hoy nos habla de la paciencia de Dios, que nos anima a hacer de nuestra vida un tiempo de conversión. Jesús usa la imagen de una higuera estéril, que no ha dado los frutos esperados; sin embargo, el campesino no quiere cortarla: quiere abonarla una vez más «para ver si da fruto» (Lc 13,9). Este campesino paciente es el Señor, que trabaja con esmero el terreno de nuestra vida y espera confiado que regresemos a Él.


Durante esta larga estancia en el hospital, he podido experimentar la paciencia del Señor, que veo reflejada también en los cuidados incansables de los médicos y los operadores sanitarios, así como en las atenciones y las esperanzas de los familiares de los enfermos. Esta paciencia confiada, anclada en el amor de Dios que no disminuye, es muy necesaria en nuestra vida, especialmente para afrontar las situaciones más difíciles y dolorosas.


Me ha dolido la reanudación de los intensos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, que han causado tantos muertos y heridos. Pido que las armas callen inmediatamente; y que se tenga el valor de retomar el diálogo, a fin de que todos los rehenes sean liberados y se llegue a un alto el fuego definitivo. La situación humanitaria en la Franja es gravísima de nuevo, y requiere el compromiso urgente de las partes beligerantes y de la comunidad internacional.


En cambio, me alegra que Armenia y Azerbaiyán hayan pactado el texto definitivo del Acuerdo de paz. Espero que sea firmado lo antes posible y que pueda contribuir a establecer una paz duradera en el Cáucaso meridional.


Sé que ustedes siguen rezando por mí con mucha paciencia y perseverancia: ¡se lo agradezco mucho! Yo también rezo por ustedes. Y, juntos, imploremos que se ponga fin a las guerras y que haya paz, especialmente en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán y la República Democrática del Congo.


Que la Virgen María nos custodie y siga acompañándonos en el camino hacia la Pascua.


Francisco



Fotos: Vatican Media, 23-3-2025

El Papa Francisco ya está en el Vaticano después de impartir la bendición apostólica desde el hospital: «Gracias a todos»


Este domingo, 23 de marzo, el Papa Francisco ha saludado y bendecido a los fieles en el hospital Gemelli, antes de regresar al Vaticano / Foto: Vatican Media


Camino Católico.- Aquí está el Papa, aquí está, reapareciendo ante los tres mil fieles reunidos desde la mañana en la explanada del Hospital Gemelli que ha visto una cadena ininterrumpida de oraciones por su recuperación durante estos treinta y ocho días de hospitalización. Unas pocas palabras desde el pequeño balcón de la quinta planta, el rostro marcado, las manos sobre las rodillas levantadas para bendecir y los pulgares en alto. Un atisbo de sonrisa al ver y oír a esta multitud que grita: «¡Francisco, Francisco!», «¡te queremos!», «¡estamos aquí por ti!».




Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News en el que el Papa saluda y bendice a los fieles desde la 5ª planta del hospital Gemelli, antes de marcharse al Vaticano, a las 12 del mediodía

«Gracias a todos», ha dicho el Papa con voz débil. Se esperaba un gesto de saludo, pero Francisco quiso dejarse ver además de oír. Su mirada fue de un lado a otro de la plaza y luego, como es típico en él, se centró en un detalle: la señora Carmela Mancuso, calabresa de 72 años, en primera fila, dirigiéndose hacia el balcón, con un ramo de flores amarillas en la mano. Salió de la estación de San Pedro para ir al Gemelli. Lo hizo casi todos los días desde hace más de un mes, pero también lo hizo muchas veces durante la audiencia general del miércoles. “¡Y veo a esta señora con las flores amarillas! ¡Es buena!”.

Carmela Mancuso, calabresa de 72 años, en primera fila, dirigiéndose hacia el balcón, con un ramo de flores amarillas en la mano / Foto: Vatican Media

Una salva de aplausos, un coro de «¡Viva el Papa!». La propia señora Carmela inclinó la cabeza hacia abajo arrastrada por el peso de las lágrimas. «No sé qué decir. Gracias, gracias, al Señor y al Santo Padre. No me creía tan 'vista'», comentó inmediatamente después a los medios vaticanos. «Él tenía que dar la bendición y en cambio vio mi manojo de rosas. Le deseo una pronta recuperación y que vuelva como antes entre nosotros».

3000 personas se han congregado en el hospital Gemelli para saludar a Francisco / Foto: Vatican Media


Es el deseo expresado por los enfermeros, médicos y estudiantes de la Universidad Católica reunidos aquí en el patio. Hay fieles de distintas nacionalidades, la Cooperativa Auxilium que levantó una gran pancarta con banderas de todo el mundo y un llamamiento a la paz antes del mediodía. Hay un hombre que ayer cumplió 75 años sosteniendo una pancarta en la que encomienda a Francisco a la intercesión de su predecesor Juan Pablo II.

En la plaza de San Pedro, también miles de fieles han visto por las pantallas instaladas, la bendición del Papa Francisco Foto: Vatican Media

Y hay un grupo que desde la Plaza de San Pedro ha cogido la cruz del Jubileo – la que se utiliza para la peregrinación a la Puerta Santa – y ha llegado al Gemelli: «Es importante estar aquí». Allí están Emanuela y Adam, con sus tres hijos, que después de la misa «aquí cerca» han querido llevar a los niños a saludar a Francisco: «Rezamos todos los días antes de comer por él, era justo que lo vieran», dice el padre.

Papa Francisco saludando a los fieles / Foto: Vatican Media

Luego está ella, sor Geneviéve Jeanningros, la monja ángel del Luna Park de Ostia, comprometida con la pastoral de los romaníes y de los sinti, pero también de los homosexuales y transexuales. Una vieja conocida del Papa (la «enfant terrible», la llama él) a la que va a saludar cada miércoles en la audiencia de la plaza de San Pedro o en el Aula Pablo VI. «No podía esperar a que Francisco apareciera y saliera», comenta a los medios vaticanos. «No podíamos aguantar más. Le deseamos lo mejor. Buenos deseos».

Francisco en el balcón del hospital Gemelli / Foto: Vatican Media

Inmediatamente después de abandonar el balcón, la multitud se dirigió hacia la entrada del Gemelli para captar la salida del Pontífice en el habitual y ya familiar Fiat 500L blanco. Más saludos y coros acompañaron el paso del Papa en el coche, con las ventanillas subidas. La dirección es Santa María La Mayor, la basílica que ni una sola vez – tras un viaje internacional o una operación y hospitalización – Jorge Mario Bergoglio dejó de visitar para rezar a la Salus Populi Romani y agradecerle su protección.

El Papa Francisco levantando el pulgar / Foto: Vatican Media


Antes de asomarse al balcón del hospital, el Papa Francisco saludó brevemente al personal y a la alta dirección de la Universidad Católica y del Policlínico Gemelli: el rector de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, la profesora Elena Beccalli; el presidente de la Fondazione Policlínico Universitario Agostino Gemelli IRCCS, el doctor Daniele Franco; también el decano de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica, el profesor Antonio Gasbarrini; el vicepresidente de la Fundación, Giuseppe Fioroni; el director general, Marco Elefanti; el asistente eclesiástico general de la Universidad, monseñor Claudio Giuliodori; y el profesor Sergio Alfieri, director del Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas del Policlínico Gemelli y jefe del equipo médico del Gemelli y el director médico de la Fundación del Policlínico Gemelli, Andrea Cambieri.

El Papa Francisco, dentro del coche al abandonar el hospital. En la imagen se aprecia la cánula por la que se le estaba suministrando oxígeno   / Foto: Vatican Media

Luego, el Papa Francisco ha abandonado el centro sanitario en el Fiat 500 que ha usado durante todo su pontificado para los desplazamientos dentro de la ciudad de Roma y no en ambulancia.

Antes de regresar al Vaticano, el Pontífice ha querido desplazarse hasta la Basílica de Santa María la Mayor, en el centro histórico de Roma, donde acostumbra a rezar al regreso de cada uno de sus viajes y antes de emprenderlos. Esta parada no estaba prevista. De hecho el coche FIAT 500 que lo ha traslado desde Gemelli había llegado a las inmediaciones del Vaticano y, seguramente por indicación del Papa Francisco, ha cambiado el rumbo y se ha dirigido al templo.

El arcipreste coadjutor de la basílica, el Cardenal Rolandas Makrickas, con el ramo de flores que le acaba de entregar el Papa Francisco, que ha permanecido dentro del coche  / Foto: Vatican Media

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha confirmado después que el Pontífice ha querido entregar, sin bajar del vehículo, al arcipreste coadjutor de la basílica, el Cardenal Rolandas Makrickas, un ramo de flores para depositarlo en el altar donde está la imagen de la Virgen de Salus Popoli Romani (Protectora del Pueblo Romano), por la que siente especial devoción.

sábado, 22 de marzo de 2025

El Papa Francisco saldrá del hospital este domingo y volverá a Santa Marta para recuperarse durante dos meses; antes dará su bendición y saludará a los fieles, a las 12, desde su habitación del Gemelli


El Papa Francisco saluda desde un automóvil a su salida del hospital Gemelli en Roma, Italia, el 1 de abril de 2023, cuando estuvo ingresado para practicarle pruebas por una bronquitis / Foto: Vatican Media

Camino Católico.- Los médicos tratantes, Sergio Alfieri, director del Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas del Hospital Gemelli y director del equipo que siguió al Papa, y Luigi Carbone, subdirector y médico de referencia del Santo Padre, han anunciado en una rueda de prensa, la tarde de este sábado, que: "La buena noticia que imagino que todo el mundo está esperando es que mañana el Santo Padre será dado de alta, mañana vuelve a Santa Marta”. 


Antes de salir del centro sanitario, está previsto que también se asome a la ventana del Hospital Gemelli a la hora del Ángelus para saludar e impartir la bendición, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede. El texto del Ángelus será distribuido por escrito como se ha hecho los últimos domingos y el Pontífice no lo leerá. 

La razón de alta médica es que la neumonía bilateral que padecía se ha curado. Aún así, Francisco todavía tendrá que enfrentar un periodo de terapias, rehabilitación y reposo de aproximadamente dos meses, han añadido.

De hecho, Alfieri, cirujano que ya operó a Francisco en dos ocasiones, ha explicado que su paciente, de 88 años, será dado de alta después de haber pasado al menos dos semanas "en condiciones estables". "La prescripción es continuar con las terapias farmacológicas por vía oral por mucho tiempo y con una recomendación de un periodo de reposo y convalecencia de dos meses", ha puntualizado.

El equipo médico que ha atendido al Papa Francisco en el hospital Gemelli en Roma, Italia, en la rueda de prensa en la que han anunciado el alta del Santo Padre / Foto: Vatican Media

De hecho, si bien Francisco se encuentra mejor, todavía padece de infecciones polimicrobianas por diversos bacterias, por lo que "no podrá inmediatamente retomar todas sus actividades habituales", ha dicho Alfieri. "Se desaconsejan las reuniones con grandes grupos, y los esfuerzos", ha añadido el médico.

“El Santo Padre quería volver a casa hace días, pero nos hizo caso”, señalaron los médicos del Gemelli. “Durante toda su estancia en el hospital siguió nuestras indicaciones. Ha sido un paciente ejemplar”. Alfieri añadió que el Papa “ha estado siempre lúcido, orientado y presente”, y que no ha tenido Covid ni problemas de diabetes.

Cuando Francisco reciba el alta médica, además, la gran incógnita es en qué actividades se podrá desempeñar Francisco y cuáles serán las terapias que tendrá que mantener. 

Los médicos respondieron a las preguntas de los periodistas, empezando por las relativas a la voz del Papa, después de las informaciones que circularon ayer sobre una dificultad, por parte del Pontífice, para hablar, dijeron que: “cuando se tiene una neumonía bilateral, los pulmones se han dañado y los músculos respiratorios también han tenido problemas… Una de las primeras cosas que ocurre es que se pierde un poco la voz. Es como cuando por alguna razón uno usa la voz demasiado alta”. Y como ocurre con todos los pacientes jóvenes y mayores, pero sobre todo con los ancianos, “la voz tardará en volver a ser lo que era antes”. Sin embargo, en comparación con hace diez días, se han producido “mejoras importantes” también en este aspecto.

Rueda de prensa completa en italiano del equipo médico que ha atendido al Papa Francisco en el hospital Gemelli en Roma

miércoles, 19 de marzo de 2025

Papa Francisco en su catequesis preparada para hoy: «Mirar al Crucificado, que venció la muerte, la raíz de todos nuestros miedos y dejemos que Jesús se encuentre con nosotros para afrontar los cambios de nuestra vida y renacer»

* «Si uno está en la oscuridad, obviamente busca la luz. Y Juan, al comienzo de su Evangelio, escribe así: ‘Vino a este mundo la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre’. Nicodemo busca a Jesús porque intuye que Él puede iluminar la oscuridad de su corazón. Si dejamos que el Espíritu Santo genere en nosotros una nueva vida, volveremos a nacer. Recuperaremos esa vida que quizás se estaba apagando en nosotros»


19 de marzo de 2025.- (Camino Católico)  “Mirar al Crucificado, Aquel que venció la muerte, la raíz de todos nuestros miedos. Levantemos también nosotros la mirada hacia Aquel a quien traspasaron, dejemos que Jesús también se encuentre con nosotros. En Él encontramos la esperanza para afrontar los cambios de nuestra vida y renacer.”  Lo dice el Papa Francisco en el texto preparado para la catequesis de hoy que no se ha celebrado y ha sido publicado por la Santa Sede. 

En el texto, Francisco se detiene en el encuentro de Jesús con Nicodemo, «un hombre que se encuentra en la oscuridad de las dudas, en esa oscuridad que experimentamos cuando no comprendemos» lo que sucede «y no vemos bien el camino a seguir». El texto completo de la reflexión del Santo Padre de la Audiencia General que no se ha celebrado es el siguiente:

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE PREPARADA PARA LA AUDIENCIA GENERAL DEL19 DE MARZO DE 2025

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza

Catequesis - II. La vida de Jesús. Los encuentros. 1. Nicodemo. “Ustedes deben renacer de lo alto” (Jn 3,7b)

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Con esta catequesis comenzamos a contemplar algunos encuentros narrados en los Evangelios, para comprender la forma en que Jesús da esperanza. De hecho, hay encuentros que iluminan la vida y traen esperanza. Puede suceder, por ejemplo, que alguien nos ayude a ver desde una perspectiva diferente una dificultad o un problema que estamos viviendo; o puede suceder que alguien simplemente nos regale una palabra que no nos haga sentir solos en el dolor que estamos atravesando. A veces también puede haber encuentros silenciosos, en los que no se dice nada, y sin embargo esos momentos nos ayudan a retomar el camino.

El primer encuentro en el que me gustaría detenerme es el de Jesús con Nicodemo, narrado en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Empiezo por este episodio porque Nicodemo es un hombre que, con su historia, demuestra que es posible salir de la oscuridad y encontrar la valentía para seguir a Cristo.

Nicodemo va a ver a Jesús de noche: una hora inusual para un encuentro. En el lenguaje de Juan, las referencias temporales a menudo tienen un valor simbólico: aquí la noche es probablemente la que hay en el corazón de Nicodemo. Es un hombre que se encuentra en la oscuridad de las dudas, en esa oscuridad que vivimos cuando ya no entendemos lo que está sucediendo en nuestra vida y no vemos bien el camino a seguir.

Si uno está en la oscuridad, obviamente busca la luz. Y Juan, al comienzo de su Evangelio, escribe así: «Vino a este mundo la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre» (1,9). Nicodemo busca a Jesús porque intuye que Él puede iluminar la oscuridad de su corazón.

Sin embargo, el Evangelio nos cuenta que Nicodemo no logra comprender de inmediato lo que Jesús le dice. Y así vemos que hay muchos malentendidos en este diálogo, y también mucha ironía, que es una característica del evangelista Juan. Nicodemo no entiende lo que Jesús le dice porque sigue pensando con su lógica y sus categorías. Es un hombre con una personalidad bien definida, tiene un papel público, es uno de los jefes de los judíos. Pero probablemente las cuentas ya no le salen. Nicodemo siente que algo ya no funciona en su vida. Siente la necesidad de cambiar, pero no sabe por dónde empezar.

En algunos momentos de la vida esto nos sucede a todos. Si no aceptamos cambiar, si nos encerramos en nuestra rigidez, en nuestras costumbres o en nuestras formas de pensar, corremos el riesgo de morir. La vida radica en la capacidad de cambiar para encontrar una nueva forma de amar. De hecho, Jesús habla a Nicodemo de un nuevo nacimiento, que no solo es posible, sino incluso necesario en algunos momentos de nuestro camino. A decir verdad, la expresión utilizada en el texto ya es ambivalente en sí misma, porque anōthen (ἄνωθεν) puede traducirse tanto como «desde arriba» como «de nuevo». Poco a poco, Nicodemo comprenderá que estos dos significados van juntos: si dejamos que el Espíritu Santo genere en nosotros una nueva vida, volveremos a nacer. Recuperaremos esa vida que quizás se estaba apagando en nosotros.

He elegido empezar por Nicodemo también porque es un hombre que, con su propia vida, demuestra que este cambio es posible. Nicodemo lo conseguirá: ¡al final estará entre los que van a Pilato a pedir el cuerpo de Jesús (cf. Jn 19,39)! Nicodemo ha salido a la luz por fin, ha renacido y ya no necesita estar en la noche.

Los cambios a veces nos asustan. Por un lado, nos atraen, a veces los deseamos, pero por otro preferiríamos quedarnos en nuestras comodidades. Por eso el Espíritu nos anima a afrontar estos miedos. Jesús le recuerda a Nicodemo- que es un maestro en Israel- que también los israelitas tuvieron miedo mientras caminaban por el desierto. Y se fijaron tanto en sus preocupaciones que en un momento dado esos miedos tomaron la forma de serpientes venenosas (cf. Nm 21,4-9). Para ser liberados, debían mirar la serpiente de bronce que Moisés había colocado en una vara, es decir, debían levantar la vista y estar frente al objeto que representaba sus miedos. Solo mirando de frente a lo que nos da miedo, podemos empezar a ser liberados.

Nicodemo, como todos nosotros, podrá mirar al Crucificado, Aquel que venció la muerte, la raíz de todos nuestros miedos. Levantemos también nosotros la mirada hacia Aquel a quien traspasaron, dejemos que Jesús también se encuentre con nosotros. En Él encontramos la esperanza para afrontar los cambios de nuestra vida y renacer.

Francisco


Fotos: Vatican Media