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viernes, 15 de agosto de 2025

Papa León XIV en homilía, 15-8-2025: «Encarnándose en la Virgen María, el Dios de la vida ha vencido a la muerte, pero no sin nosotros: suyo es el reino, pero nuestro es el ‘sí’ a su amor que todo puede cambiar»

* «Hoy podemos intuir que María somos nosotros cuando no huimos, somos nosotros cuando respondemos con nuestro ‘sí’ a su ‘sí’. En los mártires de nuestro tiempo, en los testigos de la fe y de la justicia, de la mansedumbre y de la paz, ese “sí” sigue viviendo y sigue enfrentando a la muerte. De ese modo, este día de alegría es un día que nos compromete a decidir cómo y para quién vivimos» 

    

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV 

* «En algunas ocasiones, lamentablemente, allí donde predominan las seguridades humanas, un cierto bienestar material y esa relajación que adormece las conciencias, esta fe puede envejecer. Es entonces cuando nos invade la muerte, en formas de resignación y queja, de nostalgia e inseguridad. En lugar de ver que este viejo mundo se acaba, se sigue buscando auxilio en él; el auxilio de los ricos, de los poderosos, que generalmente se acompaña con el desprecio de los pobres y los humildes. Pero la Iglesia vive en sus miembros frágiles, rejuvenece gracias a su Magníficat. También hoy las comunidades cristianas pobres y perseguidas, los testigos de la ternura y del perdón en los lugares de conflicto, los operadores de paz y los constructores de puentes en un mundo hecho pedazos son la alegría de la Iglesia, son su permanente fecundidad, las primicias del Reino que viene. Muchos de ellos son mujeres, como la anciana Isabel y la joven María; mujeres pascuales, apóstoles de la resurrección. ¡Dejémonos convertir por sus testimonios!» 

15 de agosto de 2025.- (Camino Católico) “Hoy no es domingo, pero de manera diferente celebramos la Pascua de Jesús que cambia la historia. En María de Nazaret está nuestra historia, la historia de la Iglesia inmersa en la humanidad común”. 

Así ha comenzado su homilía el Papa León XIV durante la misa celebrada esta mañana a las 10:00 con motivo de la solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, que tuvo lugar en la Parroquia Pontificia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo, a la cual han accedido unas 250 personas, pero han seguido la celebración dos mil fieles más en la plaza de la Libertad, a través de las pantallas. 



Tras afirmar que “encarnándose en ella, el Dios de la vida y de la libertad ha vencido a la muerte”, el Santo Padre recuerda que “hoy contemplamos cómo Dios vence a la muerte, pero no sin nosotros”. El reino es suyo, dice, pero nuestro es el “sí” a su amor que todo puede cambiar. Y en la cruz, Jesús pronunció libremente el “sí” que debía vaciar de poder a la muerte, esa muerte que aún se difunde cuando nuestras manos crucifican y nuestros corazones son prisioneros del miedo y de la desconfianza. “En la cruz, venció la confianza; venció el amor, que es capaz de ver aquello que aún no llega; venció el perdón”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:



SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD

DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Parroquia Pontificia de San Tomás de Villanueva (Castel Gandolfo)

15 de agosto de 2025

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy no es domingo, pero de manera diferente celebramos la Pascua de Jesús que cambia la historia. En María de Nazaret está nuestra historia, la historia de la Iglesia inmersa en la humanidad común. Encarnándose en ella, el Dios de la vida, el Dios de la libertad ha vencido a la muerte. Sí, hoy contemplamos cómo Dios vence a la muerte, pero no sin nosotros. Suyo es el reino, pero nuestro es el “sí” a su amor que todo puede cambiar. En la cruz, Jesús pronunció libremente el “sí” que debía vaciar de poder a la muerte, esa muerte que aún se difunde cuando nuestras manos crucifican y nuestros corazones son prisioneros del miedo, de la desconfianza. En la cruz, venció la confianza; venció el amor, que es capaz de ver aquello que aún no llega; venció el perdón.

Y María estaba; estaba allí, unida al Hijo. Hoy podemos intuir que María somos nosotros cuando no huimos, somos nosotros cuando respondemos con nuestro “sí” a su “sí”. En los mártires de nuestro tiempo, en los testigos de la fe y de la justicia, de la mansedumbre y de la paz, ese “sí” sigue viviendo y sigue enfrentando a la muerte. De ese modo, este día de alegría es un día que nos compromete a decidir cómo y para quién vivimos.

La liturgia de esta fiesta de la Asunción nos ha propuesto el pasaje evangélico de la Visitación. San Lucas transmite en esta página la memoria de un momento crucial en la vocación de María. Es hermoso regresar a ese momento en el día en que celebramos la meta final de su existencia. Toda historia en la tierra, incluso la de la Madre de Dios, es breve y termina. Pero nada se pierde. De ese modo, cuando una vida concluye, brilla con mayor claridad la unidad de toda su existencia. El Magníficat, que el Evangelio pone en labios de la joven María, irradia ahora una luz que ilumina su historia. En este día, el del encuentro con su prima Isabel, se contiene el secreto de cualquier otro día, de cualquier otra época. Y las palabras no son suficientes; es necesario un canto, que la Iglesia sigue entonando cada día, al atardecer, «de generación en generación» (Lc 1,50). La sorprendente fecundidad de la estéril Isabel confirmó a María en su confianza; le anticipó la fecundidad de su “sí”, que se prolonga en la fecundidad de la Iglesia y de toda la humanidad, cuando la Palabra renovadora de Dios es acogida. Ese día dos mujeres se encontraron en la fe, después permanecieron tres meses juntas para ayudarse, no sólo en las cosas prácticas, sino en un nuevo modo de leer la historia. 

De esa manera, hermanas y hermanos, la resurrección entra también en nuestro mundo. Las palabras y las decisiones de muerte parecen prevalecer, pero la vida de Dios trunca la desesperación por medio de experiencias concretas de fraternidad, por medio de nuevos gestos de solidaridad. La resurrección, antes incluso de ser nuestro destino último, modifica —en el alma y en el cuerpo— nuestro habitar en la tierra. El canto de María, su Magníficat, refuerza en la esperanza a los humildes, a los hambrientos, a los siervos diligentes de Dios. Son las mujeres y los hombres de las Bienaventuranzas, que ya ven lo invisible aun estando en la tribulación: los poderosos derribados de sus tronos, los ricos con las manos vacías, las promesas de Dios realizadas. Se trata de experiencias que todos, en cada comunidad cristiana, deberíamos poder decir que hemos vivido; que parecen imposibles, pero en ellas se sigue revelando la Palabra de Dios. Cuando nacen los vínculos con los que nos oponemos al mal con el bien, a la muerte con la vida, entonces vemos que con Dios no hay nada imposible (cf. Lc 1,37).

En algunas ocasiones, lamentablemente, allí donde predominan las seguridades humanas, un cierto bienestar material y esa relajación que adormece las conciencias, esta fe puede envejecer. Es entonces cuando nos invade la muerte, en formas de resignación y queja, de nostalgia e inseguridad. En lugar de ver que este viejo mundo se acaba, se sigue buscando auxilio en él; el auxilio de los ricos, de los poderosos, que generalmente se acompaña con el desprecio de los pobres y los humildes. Pero la Iglesia vive en sus miembros frágiles, rejuvenece gracias a su Magníficat. También hoy las comunidades cristianas pobres y perseguidas, los testigos de la ternura y del perdón en los lugares de conflicto, los operadores de paz y los constructores de puentes en un mundo hecho pedazos son la alegría de la Iglesia, son su permanente fecundidad, las primicias del Reino que viene. Muchos de ellos son mujeres, como la anciana Isabel y la joven María; mujeres pascuales, apóstoles de la resurrección. ¡Dejémonos convertir por sus testimonios!

Hermanos y hermanas, cuando “elegimos la vida” (cf. Dt 30,19) durante nuestra existencia, tenemos motivos para contemplar nuestro destino en María, asunta al cielo. Ella nos ha sido dada como el signo de que la resurrección de Jesús no fue un caso aislado, ni una excepción. Todos, en Cristo, podemos vencer a la muerte (cf. 1 Co 15,54). Ciertamente, es una obra de Dios, no nuestra. Con todo, María es ese entramado de gracia y libertad que nos impulsa a la confianza, a la valentía, al compromiso con la vida de un pueblo. «El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas» (Lc 1,49); que cada uno de nosotros pueda experimentar esta alegría y testimoniarla con un canto nuevo. ¡No tengamos miedo de elegir la vida! Con frecuencia puede parecer peligroso, imprudente. Cuántas voces están siempre ahí susurrándonos: “¿Quién te obliga a que lo hagas? ¡Déjalo! Piensa en tus propios intereses”. Estas son voces de muerte. Nosotros, en cambio, somos discípulos de Cristo. Es su amor el que nos impulsa, alma y cuerpo, en nuestro tiempo. Como individuos y como Iglesia ya no vivimos para nosotros mismos. Es precisamente esto —y sólo esto— lo que hace que se difunda y prevalezca la vida. Nuestra victoria sobre la muerte comienza desde ahora.

PAPA LEÓN XIV











Fotos: Vatican Media, 15-8-2025

Homilía de Mons. Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo, y lecturas de la Misa de hoy, viernes, solemnidad de la Asunción y de la Virgen del Sagrario, 15-8-2025

15 de agosto de 2025.-  (Camino Católico) Homilía de Mons. Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo, y lecturas de la Misa de hoy, viernes, solemnidad de la Asunción y de la Virgen del Sagrario, emitida por 13 TV desde la Catedral de Toledo.

Palabra de Vida 15/8/2025: «El Poderoso ha hecho obras grandes en mí:» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 15 de agosto de 2025, viernes de la 19ª semana de Tiempo Ordinario, solemnidad de la Asunción de la Virgen María, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 1, 39-56:

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que. en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

María dijo:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Homilía del evangelio de la Asunción de la Virgen: «María es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada»/ Por P. José María Prats

* «La perfecta asociación de María a la Palabra salvadora conduce necesariamente a su perfecta salvación en cuerpo y alma tras la muerte. Las lecturas de las misas de esta fiesta insisten en este punto: En el Evangelio de la misa de la vigilia, Jesús declara dichosa a María porque ‘escucha la palabra de Dios y la cumple’. Y la primera lectura de ambas misas pone en relación a María con la figura del Arca de la Alianza, que custodiaba en su interior la palabra de Dios escrita en las tablas de la Ley»

La Asunción de la Virgen María

Misa de la vigilia: 1 Crónicas 15, 3-4.15-16 /  Sal 131 / 1 Corintios 15, 54b-57 / San Lucas 11, 27-28

Misa del día: Apocalipsis 11, 19a;12,1.3-6a.10ab / Salmo 44 / 1 Corintios 15, 20-27a  / San Lucas 1, 39-56


P. José María Prats / Camino Católico.- Hoy celebramos el misterio de la Asunción de la Virgen María al cielo, un misterio de fe ya presente en la tradición y el culto de la Iglesia antigua y que fue definido solemnemente como Dogma por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. “Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra –decía el Papa– pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial” (MD 44).

En la Bula Munificentissimus Deus (MD), Pío XII recogía los principales argumentos con que a lo largo de la historia la teología ha justificado esta verdad de fe. He aquí tres argumentos que me parecen particularmente importantes:

1) El dogma de la Asunción de la Virgen está implicado en el de su Inmaculada Concepción

La Biblia presenta la corrupción del cuerpo después de la muerte como una consecuencia del pecado: En el tercer capítulo del Génesis, cuando Dios enuncia las consecuencias de la transgresión de Adán y Eva, dice al hombre: «Eres polvo y al polvo volverás» (Gn 3,19). Si toda la vida de la Virgen, desde el mismo instante de su concepción, fue ajena al pecado, también lo fue a sus consecuencias, en concreto, a la corrupción del cuerpo tras la muerte. 

2) Por la condición de María de Nueva Eva y Corredentora.

“Desde el siglo II María Virgen es presentada por los Santos Padres como nueva Eva estrechamente unida al nuevo Adán, si bien sujeta a él, en aquella lucha contra el enemigo infernal que, como fue preanunciado en el protoevangelio (Gn 3, 15), habría terminado con la plenísima victoria sobre el pecado y sobre la muerte, siempre unidos en los escritos del Apóstol de las Gentes. Por lo cual, como la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y signo final de esta victoria, así también para María la común lucha debía concluir con la glorificación de su cuerpo virginal.” (MD 39). Como dice la epístola de la misa de la vigilia: «cuando... este cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad, entonces sucederá lo que fue escrito: la muerte fue absorbida en la victoria». (1Co 15,54).

3) Por la perfecta asociación de María a la Palabra de Dios.

La Escritura presenta a María íntimamente asociada a la Palabra de Dios: Vive con una docilidad absoluta a esta Palabra (Lc 1,38: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra»); la acoge en su seno virginal; se pone, llena de amor, al servicio de su desarrollo humano; la guarda y la medita en su corazón... La perfecta asociación de María a la Palabra salvadora conduce necesariamente a su perfecta salvación en cuerpo y alma tras la muerte. Las lecturas de las misas de esta fiesta insisten en este punto: En el Evangelio de la misa de la vigilia, Jesús declara dichosa a María porque «escucha la palabra de Dios y la cumple». Y la primera lectura de ambas misas pone en relación a María con la figura del Arca de la Alianza, que custodiaba en su interior la palabra de Dios escrita en las tablas de la Ley.

Pero del contenido de este misterio emana una esperanza y un consuelo que llenan de alegría esta fiesta. Así lo expresa el prefacio de la misa: «Porque hoy ha sido llevada al cielo la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada; ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra.» La Asunción de la Virgen nos muestra que la glorificación de nuestro ser en cuerpo y alma no es una quimera o una especulación teológica, sino una realidad que ya está viviendo en plenitud una creatura humana, uno de nosotros: la Virgen María. «Ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada»: es como una avanzadilla que ya ha llegado a la meta para la que fuimos creados, y desde allí intercede incesantemente por nosotros para que podamos también alcanzar esa misma gloria cuando nuestros cuerpos resuciten al final de los tiempos. 

P. José María Prats

 

Evangelio de la Misa del día:

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: 

«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: 

«Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». 

María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

San Lucas 1, 39-56

jueves, 14 de agosto de 2025

Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Misa de hoy, jueves, san Maximiliano María Kolbe, 14-8-2025

14 de agosto de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Heliodoro Mira y lecturas de la Santa Misa de hoy, jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Palabra de Vida 14/8/2025: «No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de agosto de 2025, jueves de la 19ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 18, 21-19, 1:

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta:

«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.

Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:

“Págame lo que me debes”.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”.

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

miércoles, 13 de agosto de 2025

Homilía del P. Pedro Luis López y lecturas de la Misa de hoy, miércoles de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, 13-8-2025

13 de agosto de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Pedro Luis López y lecturas de la Santa Misa de hoy, miércoles de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Palabra de Vida 13/8/2025: «Si te hace caso, has salvado a tu hermano» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 13 de agosto de 2025, miércoles de la 19ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.


Evangelio: San Mateo 18, 15-20:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.

En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.

Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».