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domingo, 30 de marzo de 2025

Palabra de Vida 30/3/2025: «Volviendo sobre sí mismo» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 30 de marzo de 2025, domingo de la 4ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 15, 1-3. 11-32:

En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:

«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:

«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de la fortuna».

El padre les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.

Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.

Recapacitando entonces, se dijo:

“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.

Volviendo sobre sí mismo, se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.

Su hijo le dijo:

«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo».

Pero el padre dijo a sus criados:

«Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.»

Y empezaron a celebrar el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo.

Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

Este le contestó:

«Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud».

Él se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.

Entonces él respondió a su padre:

«Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado».

El padre le dijo:

«Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado»».

Homilía del Evangelio del domingo: Al celebrar el sacramento de la reconciliación Dios renueva nuestra comunión con Él y la condición de hijos suyos, nos libera de la esclavitud del pecado y todo se llena de vida desbordante / Por P. José María Prats

* «Hay quien opina que el hijo pródigo tuvo poco mérito, que sólo emprendió el viaje de regreso movido por el interés tras experimentar el hambre y la desgracia. Esto no es verdad: hubo un gran mérito, el mérito de reconocer su equivocación, humillarse, pedir perdón, atreverse a romper los vínculos con el pasado e iniciar una nueva vida. Muchos, desde la ceguera del orgullo, son incapaces de dar este paso y viven empeñados en demostrarse a sí mismos una y otra vez que todo lo han hecho bien, que los culpables son otros, que son víctimas inocentes de la maldad ajena y de la indiferencia de Dios»

Domingo IV de Cuaresma - C

Josué 5, 9a.10-12  /  Salmo 33  /  2 Corintios 5, 17-21  /  San Lucas 15, 1-3.11-32

P. José María Prats / Camino Católico.- La parábola del hijo pródigo es uno de los relatos más bellos y más ricos de la Biblia y de la literatura universal, un relato que nos habla de la condición humana y del amor incondicional de Dios, del pecado y del arrepentimiento, del llanto y de la alegría desbordante, de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser.

Al comenzar a leerla, llama mucho la atención el maltrato del hijo menor hacia su padre y la reacción de éste. Pedirle al padre la parte que le toca de la herencia antes de su muerte es como decirle que para él ya ha fallecido, que sólo le interesa su dinero y no desea seguir manteniendo ningún vínculo con él. Y ante esta ofensa brutal, el padre, simplemente, «les repartió los bienes». Es el misterio de la libertad del ser humano: a Dios –representado en el padre de la parábola– se le remueven las entrañas cuando, seducidos por el mal, nos alejamos de Él, pero respeta nuestra libertad porque nos ha creado para participar de su amor, y el amor es necesariamente una opción libre.

A continuación ocurre lo que todos sabemos: romper la comunión con Dios es separarse de la fuente de la vida y caminar hacia la propia destrucción, como la rama que, desgajada del tronco, va perdiendo verdor hasta secarse por completo. La imagen del hijo menor cuidando cerdos es una estampa muy elocuente de las consecuencias de una vida separada de Dios «en un país lejano».

Pero a este drama le sigue el milagro del reconocimiento humilde de la equivocación, de la ofensa cometida y de la bondad del padre, que seguro que estará dispuesto a acoger a un hijo ingrato y rebelde, al menos, como a uno de sus jornaleros.

El encuentro tras el retorno es emocionante y supone para el hijo menor el descubrimiento del amor sin medida del padre, que había permanecido hasta entonces velado para él. «Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió», es decir, la preocupación por su hijo y el deseo de su retorno no habían desaparecido ni un solo instante de su corazón: estaba siempre esperando con los ojos fijos en el horizonte, y cuando finalmente apareció la figura de su hijo «se conmovió», corrió a abrazarle, lo besó y se alegró hasta el punto de hacer matar el ternero cebado reservado para las más grandes ocasiones.

Hay una triple investidura muy importante y cargada de significados: el mejor traje, el anillo y las sandalias. El mejor traje representa la dignidad de hijo de Dios que ha sido recuperada; el anillo es un símbolo de la restauración de la alianza y del nuevo compromiso de vida en común entre Padre e hijo; y las sandalias representan la liberación de la esclavitud del pecado que nos otorga la gracia de Dios recuperada. En el mundo antiguo los esclavos iban descalzos, solamente los hombres libres iban calzados. Por ello las sandalias son un símbolo de libertad.

Cada vez que celebramos el sacramento de la reconciliación revivimos esta historia: al regresar a casa con un corazón contrito y humillado Dios nos recibe con los brazos abiertos, renueva nuestra comunión con Él y nuestra condición de hijos suyos, nos libera de la esclavitud del pecado y todo se llena de alegría y de vida desbordante. No es posible celebrar bien este sacramento y no experimentar esta alegría y esta libertad y poder renovados.

Hay quien opina que el hijo pródigo tuvo poco mérito, que sólo emprendió el viaje de regreso movido por el interés tras experimentar el hambre y la desgracia. Esto no es verdad: hubo un gran mérito, el mérito de reconocer su equivocación, humillarse, pedir perdón, atreverse a romper los vínculos con el pasado e iniciar una nueva vida. Muchos, desde la ceguera del orgullo, son incapaces de dar este paso y viven empeñados en demostrarse a sí mismos una y otra vez que todo lo han hecho bien, que los culpables son otros, que son víctimas inocentes de la maldad ajena y de la indiferencia de Dios. Y, mientras tanto, ahí siguen, esperando, el mejor traje, el anillo, las sandalias, el abrazo del Padre y la alegría desbordante.

P. José María Prats


Evangelio

En aquel tiempo, viendo que todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: 

«Este acoge a los pecadores y come con ellos». 

Entonces les dijo esta parábola. 

«Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde’. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Y, levantándose, partió hacia su padre.

»Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado’. Y comenzaron la fiesta.

»Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. El le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano’. Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: ‘Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!’ Pero él le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado’».

San Lucas 15, 1-3.11-32

sábado, 29 de marzo de 2025

Palabra de Vida 29/3/2025: «El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 29 de marzo de 2025, sábado de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 18, 9-14:

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:

«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: «¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».

El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».

Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

viernes, 28 de marzo de 2025

Palabra de Vida 28/3/2025: «El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 28 de marzo de 2025, viernes de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Marcos 12, 28b-34:

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

«El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. » El segundo es este: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» No hay mandamiento mayor que éstos».

El escriba replicó:

«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

jueves, 27 de marzo de 2025

Palabra de Vida 27/3/2025: «El que no está conmigo está contra mí» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 27 de marzo de 2025, jueves de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 11, 14-23:

En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.

Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:

«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. El, conociendo sus pensamientos, les dijo:

«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y se cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».

miércoles, 26 de marzo de 2025

Palabra de Vida 26/3/2025: «Quien los cumpla y enseñe será grande» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 26 de marzo de 2025, miércoles de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 5, 17-19:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

martes, 25 de marzo de 2025

Palabra de Vida 25/3/2025: «Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 25 de marzo de 2025, martes, solemnidad de la Anunciación del Señor, de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 1, 26-38:

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».

El ángel le contestó:                          

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».     

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

lunes, 24 de marzo de 2025

Palabra de Vida 24/3/2025: «Jesús, al igual que Elías y Elíseo, fue enviado solo a los judíos» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 24 de marzo de 2025, lunes de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 4, 24-30:

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:

«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

domingo, 23 de marzo de 2025

Palabra de Vida 23/3/2025: «Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 23 de marzo de 2025, domingo de la 3ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 13, 1-9:

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.

Jesús respondió:

«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».

Y les dijo esta parábola:

«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Dijo entonces al viñador:

«Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?».

Pero el viñador contestó:

«Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar»».

Homilía del Evangelio del domingo: La conversión consiste en reorientar todo nuestro ser hacia Dios, acogiendo su voluntad de que vivamos en el amor y el servicio a los demás / Por P. José María Prats

* «Seriedad y urgencia, autenticidad y profundidad, paciencia y perseverancia: estas son las notas características de la conversión que nos señala hoy la palabra de Dios y que tienen que orientar nuestro itinerario cuaresmal y toda nuestra vida»

Domingo III de Cuaresma - C

Éxodo 3, 1-8a.13-15  /  Salmo 102  /  1 Corintios 10, 1-6.10-12  / San Lucas 13, 1-9

P. José María Prats / Camino Católico.- Estamos en plena cuaresma y las lecturas de hoy nos presentan aspectos importantes de la conversión.

La conversión consiste en reorientar todo nuestro ser hacia Dios, acogiendo su voluntad de que, renunciando al egoísmo y a la afirmación de nosotros mismos, vivamos en el amor y el servicio a los demás.

El evangelio deja muy claro que la conversión es algo extremadamente serio y urgente que reclama toda nuestra atención y nuestro esfuerzo. Sin ella no podemos acceder a la vida verdadera: «si no os convertís, todos pereceréis» ‒dice Jesús.

Dios nos ha creado para la vida y está más interesado que nosotros mismos en nuestra conversión. La parábola de la higuera lo deja muy claro: el viñador ‒que representa a Jesús‒ intercede ante el dueño de la viña ‒Dios Padre‒ pidiéndole un año más de plazo para que la higuera pueda producir fruto después de cavarla y abonarla. El tiempo de que disponemos en esta vida es limitado y, por ello, la conversión es urgente.

En la segunda lectura, San Pablo nos advierte de la necesidad de que nuestra conversión sea auténtica y profunda, y nos pone el ejemplo de los israelitas que Dios liberó de la esclavitud de Egipto pero que acabaron muriendo en el desierto. Dios obró multitud de signos y prodigios en su presencia: abrió las aguas del Mar Rojo, los acompañó en la nube y la columna de fuego, los alimentó con el maná y el agua que hizo manar de la roca... y, sin embargo, la mayoría vivieron estos portentos muy superficialmente sin que la fe llegara a arraigar en ellos, pues cuando Dios les invitó a conquistar la tierra de Canaán no confiaron en Él y no se atrevieron a hacerlo y, como consecuencia de ello, murieron en el desierto sin poder entrar en la tierra prometida. Los portentos que vivieron los israelitas ‒dice San Pablo‒ eran solamente figuras de las realidades definitivas que nosotros hemos vivido: el paso del Mar Rojo era figura del bautismo; el maná, de la eucaristía; el agua que brotó de la roca, del Espíritu Santo que manó del costado abierto de Cristo. Pues nosotros ‒nos advierte el Apóstol‒ corremos también el peligro de vivir todas estas realidades superficialmente sin que susciten en nosotros una verdadera conversión que nos lleve a vivir plenamente arraigados en Dios, y sin que podamos por ello entrar en la vida eterna, la tierra definitiva que Dios nos ha prometido.

Finalmente, la primera lectura nos recuerda que la conversión, la reorientación de todo nuestro ser hacia Dios, es un proceso arduo y prolongado que requiere mucha paciencia y perseverancia. Moisés tuvo que permanecer cuarenta años en el desierto de Madián reconsiderando su vida pasada en la corte del Faraón y su intento fallido de salvar a su pueblo con sus propias fuerzas, meditando la fe de Israel y viviendo una existencia sobria y escondida. Será después de este largo período de purificación y conversión cuando Dios se le aparecerá en el monte Horeb en el signo de la zarza que ardía sin consumirse, le revelará su nombre y le enviará a salvar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.

Seriedad y urgencia, autenticidad y profundidad, paciencia y perseverancia: estas son las notas características de la conversión que nos señala hoy la palabra de Dios y que tienen que orientar nuestro itinerario cuaresmal y toda nuestra vida.

P. José María Prats

Evangelio

En aquel tiempo, llegaron algunos que contaron a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. 

Les respondió Jesús: 

«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo».

Les dijo esta parábola: 

«Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’. Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’».

San Lucas 13, 1-9