Camino Católico

Mi foto
Queremos que conozcas el Amor de Dios y para ello te proponemos enseñanzas, testimonios, videos, oraciones y todo lo necesario para vivir tu vida poniendo en el centro a Jesucristo.

Elige tu idioma

Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada pinchando en la imagen:

Mostrando entradas con la etiqueta Jubileo 2025. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jubileo 2025. Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de junio de 2025

Papa León XIV en la Audiencia Jubilar, 14-6-2025: «Jesús no es un muro que separa, sino una puerta que nos une; es necesario permanecer en él y distinguir la realidad de las ideologías»

* «Incluso hoy las ideas pueden enloquecer y las palabras pueden matar. Sin embargo, la carne es de lo que todos estamos hechos; es lo que nos une a la tierra y a las demás criaturas. La carne de Jesús debe ser acogida y contemplada en cada hermano y hermana, en cada criatura. Escuchemos el grito de la carne, escuchemos cómo nos llama el dolor ajeno. El mandamiento que hemos recibido desde el principio es el del amor mutuo. Está escrito en nuestra carne, antes que cualquier ley» 

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «La situación en Irán e Israel se ha deteriorado gravemente, y en un momento tan delicado deseo renovar con fuerza un llamamiento a la responsabilidad y a la razón. El compromiso de construir un mundo más seguro, libre de la amenaza nuclear, debe perseguirse mediante un encuentro respetuoso y un diálogo sincero, para construir una paz duradera, fundada en la justicia, la fraternidad y el bien común. Nadie debería amenazar jamás la existencia del otro. ¡Es deber de todos los países apoyar la causa de la paz, iniciando caminos de reconciliación y favoreciendo soluciones que garanticen la seguridad y la dignidad para todos!»

14 de junio de 2025.- (Camino Católico).- «Jesús no es un muro que separa, sino una puerta que nos une. Es necesario permanecer en él y distinguir la realidad de las ideologías. Queridos hermanos y hermanas, también hoy las ideas pueden enloquecer y las palabras pueden matar… Volvamos a construir puentes donde hoy hay muros», es el enésimo llamamiento a la unidad que hace el Papa León XIV. La ocasión ha sido la reanudación esta mañana, 14 de junio, en la Basílica de San Pedro de las audiencias jubilares inauguradas por el Papa Francisco en el mes de enero. 

Siguiendo los pasos de su predecesor, León XIV centra la catequesis en un aspecto particular de la virtud teologal de la esperanza y en una figura espiritual que dio testimonio de ella, «uno de los más grandes teólogos cristianos», el obispo Ireneo de Lyon. Nacido en Asia Menor, se formó en la escuela de quienes habían aprendido directamente de los apóstoles. Más tarde se trasladó a Lyon, «donde se había formado una comunidad de cristianos procedentes de su misma tierra».

El Papa ingresa en la Basílica Vaticana saludando y bendiciendo a los fieles situados a los lados de la nave central. Introduciendo su discurso señala que la esperanza que reúne a los fieles en San Pedro es la «transmitida por los Apóstoles desde el principio». «Los apóstoles vieron en Jesús la unión entre la tierra y el cielo: con los ojos, los oídos y las manos acogieron el Verbo de la vida. El Jubileo es una puerta abierta a este misterio. El año jubilar conecta más radicalmente el mundo de Dios con el nuestro».

Además, al final de la audiencia, el Papa expresa su preocupación por la situación en Oriente Medio e invita a un compromiso colectivo para liberar al mundo de la «amenaza nuclear», a través de «un encuentro respetuoso y un diálogo sincero». Llama a todos los países a «apoyar la causa de la paz iniciando caminos de reconciliación y favoreciendo soluciones que garanticen la seguridad y la dignidad para todos». En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:


AUDIENCIA JUBILAR

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Basílica de San Pedro

Sábado, 14 de junio de 2025

Queridos hermanos y hermanas:

Las audiencias especiales del Jubileo que  el Papa Francisco inició en enero se reanudan esta mañana, proponiendo cada vez un aspecto particular de la virtud teologal de la esperanza y una figura espiritual que la testimonia. ¡Continuemos, pues, el camino iniciado, como peregrinos de la esperanza!

Nos une la esperanza transmitida por los Apóstoles desde el principio. Los Apóstoles vieron en Jesús la tierra unida al cielo: con sus ojos, oídos y manos acogieron la Palabra de vida. El Jubileo es una puerta abierta a este misterio. El Año Jubilar conecta el mundo de Dios con el nuestro de forma más radical. Nos invita a tomar en serio lo que rezamos cada día: «En la tierra como en el cielo». Esta es nuestra esperanza. Este es el aspecto que nos gustaría explorar hoy: esperar es  conectar .

Uno de los más grandes teólogos cristianos, el obispo Ireneo de Lyon, nos ayudará a reconocer la belleza y la actualidad de esta esperanza. Ireneo nació en Asia Menor y se educó entre quienes conocieron directamente a los Apóstoles. Luego vino a Europa, porque en Lyon ya se había formado una comunidad de cristianos de su tierra. ¡Qué bien nos hace recordar esto aquí, en Roma, en Europa!

El Evangelio llegó a este continente desde fuera. Y aún hoy, las comunidades migrantes son presencias que reavivan la fe en los países que las acogen. El Evangelio viene de fuera. Ireneo conecta Oriente y Occidente. Esto ya es un signo de esperanza, porque nos recuerda cómo los pueblos se enriquecen mutuamente.

Ireneo, sin embargo, tiene un tesoro aún mayor que ofrecernos. Las divisiones doctrinales que encontró dentro de la comunidad cristiana, los conflictos internos y las persecuciones externas no lo desanimaron. Al contrario, en un mundo fragmentado, aprendió a pensar mejor, centrando su atención cada vez más en Jesús.

Se convirtió en un cantor de su persona, incluso de su carne. Reconoció, de hecho, que en Él lo que parece opuesto a nosotros se recompone en unidad. Jesús no es un muro que separa, sino una puerta que nos une. Debemos permanecer en Él y distinguir la realidad de las ideologías.

Queridos hermanos y hermanas, incluso hoy las ideas pueden enloquecer y las palabras pueden matar. Sin embargo, la carne es de lo que todos estamos hechos; es lo que nos une a la tierra y a las demás criaturas. La carne de Jesús debe ser acogida y contemplada en cada hermano y hermana, en cada criatura.

Escuchemos el grito de la carne, escuchemos cómo nos llama el dolor ajeno. El mandamiento que hemos recibido desde el principio es el del amor mutuo. Está escrito en nuestra carne, antes que cualquier ley.

Ireneo, maestro de la unidad, nos enseña a no oponernos, sino a conectar. Hay inteligencia no donde separa, sino donde conecta. Distinguir es útil, pero nunca dividir. Jesús es vida eterna entre nosotros: reúne los opuestos y hace posible la comunión.

Somos peregrinos de esperanza, porque entre las personas, los pueblos y las criaturas debe haber alguien que decida caminar hacia la comunión. Otros nos seguirán. Como Ireneo en Lyon en el siglo II, así en cada una de nuestras ciudades volvemos a tender puentes donde hoy hay muros. Abramos puertas, conectemos mundos y habrá esperanza.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis reanudamos las audiencias extraordinarias que el Papa Francisco comenzó en enero con motivo del Jubileo, en las que se resaltaba un aspecto de la virtud teologal de la esperanza. Continuando en esa línea, quisiera que hoy, como los apóstoles que vieron en Jesús la tierra unida al cielo, nosotros tomemos en serio lo que a diario rezamos en el padrenuestro: “Así en la tierra como en el cielo”. Y de este modo, seamos conscientes de que esperar es conectar.  

Deseo proponerles la figura de un gran teólogo cristiano: san Ireneo de Lyon. Él, movido por la esperanza, unió el Oriente con el Occidente, llevando a este último la fe que aprendió y cultivo en el primero. Pero eso no es todo; en una época dividida por discrepancias doctrinales, conflictos internos entre la comunidad cristiana y persecuciones externas, lejos de desanimarse, profundizó su fe en Jesús, hasta el punto de comprender que, en el Señor, en su propia carne, se une lo que aparentemente es irreconciliable. De san Ireneo podemos aprender que la carne de Jesús debe ser acogida y contemplada en todo hermano y recordarnos que, sólo en Cristo se realiza la comunión.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y de América Latina. Los animo a contemplar la humanidad de Jesús como posibilidad de comunión entre nosotros, y entre las demás criaturas para que, permaneciendo en Cristo, acrecentemos nuestra esperanza. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

En estos días llegan noticias muy preocupantes. La situación en Irán e Israel se ha deteriorado gravemente, y en un momento tan delicado deseo renovar con fuerza un llamamiento a la responsabilidad y a la razón. El compromiso de construir un mundo más seguro, libre de la amenaza nuclear, debe perseguirse mediante un encuentro respetuoso y un diálogo sincero, para construir una paz duradera, fundada en la justicia, la fraternidad y el bien común. Nadie debería amenazar jamás la existencia del otro. ¡Es deber de todos los países apoyar la causa de la paz, iniciando caminos de reconciliación y favoreciendo soluciones que garanticen la seguridad y la dignidad para todos!

Mi pensamiento se dirige ahora a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Encomiendo a la Virgen María las expectativas e intenciones de bien que alberan en sus corazones.

¡Mi bendición a todos!

Papa León XIV








Fotos: Vatican Media, 14-6-2025

miércoles, 11 de junio de 2025

Papa León XIV en la Audiencia General, 11-6-2025: «Dios siempre escucha; para ser sanados por el Señor, pongamos ante la mirada de Cristo, con fe y sinceridad, toda nuestra vulnerabilidad, sufrimientos y debilidades»

* «Los invito a llevar con confianza ante Jesús nuestras enfermedades y las de nuestros seres queridos; a no ser indiferentes al dolor de los hermanos que se sienten perdidos y sin salida, sino a darles voz; seguros de que el Señor nos escuchará y actuará. Pidamos a Dios, por intercesión de María Santísima, que nos conceda la gracia de seguir a Aquel que es el Camino, Jesucristo nuestro Señor»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «Deseo asegurar mis oraciones por las víctimas de la tragedia ocurrida en la escuela de Graz. Estoy cercano a las familias, a los profesores y a los compañeros de escuela. Que el Señor acoja en su paz a estos hijos suyos»

 11 de junio de 2025.- (Camino Católico).- “Dios siempre escucha. Como él, todos tenemos necesidad de que Jesús nos cure, nos levante y nos ayude a retomar el camino. Para ser sanados por el Señor, pongamos también nosotros ante la mirada de Cristo, con fe y sinceridad, toda nuestra vulnerabilidad, sufrimientos y debilidades; seamos capaces además de no aferrarnos a nuestras aparentes seguridades, que muchas veces nos impiden caminar, y tengamos el valor de levantar la cabeza para recobrar nuestra dignidad….Jesús nos cura para que podamos ser libres”, ha reflexionado esta mañana, el Papa León XIV, al continuar sus catequesis sobre la vida de Jesús. En esta ocasión ha hablado de las curaciones que Jesús hizo a partir del ciego Bartimeo (Mc 10,49).

En este contexto, el Papa, en una plaza de San Pedro, ante 40.0000 fieles y peregrinos, ha invitado a que cada uno de nosotros presentemos ante el Corazón de Cristo las partes más doloridas o frágiles nuestras, “aquellos lugares de nuestras vidas en los que nos sentimos paralizados y bloqueados”. “¡Pidamos al Señor con confianza que escuche nuestro grito y nos cure!” En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

LEÓN XIV

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro

Miércoles, 11 de junio de 2025

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza

Catequesis - II. La vida de Jesús. Las parábolas. 9. Bartimeo. «¡Animo, levántate! El te llama!» (Mc 10,49)

Queridos hermanos y hermanas:

con esta catequesis quisiera dirigir nuestras miradas a otro aspecto esencial de la vida de Jesús, esto es, a sus curaciones. Por eso, los invito a presentar ante el Corazón de Cristo las partes más doloridas o frágiles de ustedes, aquellos lugares de su vida en los que se sienten paralizados y bloqueados. ¡Pidamos al Señor con confianza que escuche nuestro grito y nos cure!

El personaje que nos acompaña en esta reflexión nos ayuda a comprender que nunca hay que abandonar la esperanza, incluso cuando nos sentimos perdidos. Se trata de Bartimeo, un hombre ciego y mendigo, que Jesús encontró en Jericó (cf. Mc 10,40-52). El lugar es significativo: Jesús se dirige a Jerusalén, pero comienza su viaje, por así decirlo, desde los «infiernos» de Jericó, ciudad que se encuentra por bajo del nivel del mar. De hecho, Jesús, con su muerte, fue a recuperar a ese Adán que cayó y que nos representa a cada uno de nosotros.

Bartimeo significa «hijo de Timeo»: describe a ese hombre a través de una relación; sin embargo, él está dramáticamente solo. Pero este nombre también podría significar «hijo del honor» o «de la admiración», exactamente lo contrario de la situación en la que se encuentra [1]. Y dado que el nombre es tan importante en la cultura judía, significa que Bartimeo no consigue vivir lo que está llamado a ser.

Además, a diferencia del gran movimiento de personas que camina detrás de Jesús, Bartimeo permanece inmóvil. El evangelista dice que está sentado al borde del camino, por lo que necesita que alguien lo levante y lo ayude a seguir caminando.

¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos en una situación que parece sin salida? Bartimeo nos enseña a apelar a los recursos que llevamos dentro y que forman parte de nosotros. Él es un mendigo, sabe pedir, es más, ¡puede gritar! Si realmente deseas algo, haz todo lo posible por conseguirlo, incluso cuando los demás te reprenden, te humillan y te dicen que lo dejes. Si realmente lo deseas, ¡sigue gritando!

El grito de Bartimeo, relatado en el Evangelio de Marcos —«¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí!» (v. 47)— se ha convertido en una oración muy conocida en la tradición oriental, que también nosotros podemos utilizar: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy pecador».

Bartimeo es ciego, ¡pero paradójicamente ve mejor que los demás y reconoce quién es Jesús! Ante su grito, Jesús se detiene y lo llama (cf. v. 49), porque no hay ningún grito que Dios no escuche, incluso cuando no somos conscientes de dirigirnos a Él (cf. Éx 2,23). Parece extraño que, ante un ciego, Jesús no se acerque inmediatamente a él; pero, si lo pensamos bien, es la forma de reactivar la vida de Bartimeo: lo empuja a levantarse, confía en su posibilidad de caminar. Ese hombre puede ponerse de pie, puede resucitar de sus situaciones de muerte. Pero para hacer esto debe realizar un gesto muy significativo: ¡debe arrojar su manto! (cf. v. 50)

Para un mendigo, el manto lo es todo: es la seguridad, es la casa, es la defensa que lo protege. Incluso la ley tutelaba el manto del mendigo y obligaba a devolverlo por la tarde, si había sido tomado en prenda (cf. Ex 22,25). Sin embargo, muchas veces lo que nos bloquea son precisamente nuestras aparentes seguridades, lo que nos hemos puesto para defendernos y que, en cambio, nos impide caminar. Para ir a Jesús y dejarse curar, Bartimeo debe exponerse a Él en toda su vulnerabilidad. Este es el paso fundamental para todo camino de curación.

Incluso la pregunta que Jesús le hace parece extraña: «¿Qué quieres que haga por ti?». Pero, en realidad, no es obvio que queramos curarnos de nuestras enfermedades; a veces preferimos quedarnos quietos para no asumir responsabilidades. La respuesta de Bartimeo es profunda: utiliza el verbo anablepein, que puede significar «ver de nuevo», pero que también podríamos traducir como «levantar la mirada». Bartimeo, de hecho, no solo quiere volver a ver, ¡también quiere recuperar su dignidad! Para mirar hacia arriba, hay que levantar la cabeza. A veces las personas se bloquean porque la vida las ha humillado y solo desean recuperar su propio valor.

Lo que salva a Bartimeo, y a cada uno de nosotros, es la fe. Jesús nos cura para que podamos ser libres. Él no invita a Bartimeo a seguirlo, sino le dice que se vaya, que se ponga en camino (cf. v. 52). Marcos, sin embargo, concluye el relato refiriendo que Bartimeo se puso a seguir a Jesús: ¡ha elegido libremente seguir a Aquel que es el Camino!

Queridos hermanos y hermanas, llevemos con confianza ante Jesús nuestras enfermedades, y también las de nuestros seres queridos, llevemos el dolor de quienes se sienten perdidos y sin salida. Clamemos también por ellos, y estemos seguros de que el Señor nos escuchará y se detendrá.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy reflexionamos sobre el pasaje evangélico del ciego Bartimeo, que nos sitúa frente a un aspecto esencial de la vida de Jesús: su capacidad de curar. Bartimeo, solo y tirado al borde del camino, cuando oye pasar a Jesús grita, sabe pedir, abandona su manto, corre hacia el Señor y recibe lo que ansiaba, recobrar la vista.

La actitud de Bartimeo ante Jesús nos ayuda a no perder nunca la esperanza, aun cuando nos sintamos solos y caídos, porque Dios siempre escucha. Como él, todos tenemos necesidad de que Jesús nos cure, nos levante y nos ayude a retomar el camino. Para ser sanados por el Señor, pongamos también nosotros ante la mirada de Cristo, con fe y sinceridad, toda nuestra vulnerabilidad, sufrimientos y debilidades; seamos capaces además de no aferrarnos a nuestras aparentes seguridades, que muchas veces nos impiden caminar, y tengamos el valor de levantar la cabeza para recobrar nuestra dignidad.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España, México, Ecuador y Venezuela. Los invito a llevar con confianza ante Jesús nuestras enfermedades y las de nuestros seres queridos; a no ser indiferentes al dolor de los hermanos que se sienten perdidos y sin salida, sino a darles voz; seguros de que el Señor nos escuchará y actuará. Pidamos a Dios, por intercesión de María Santísima, que nos conceda la gracia de seguir a Aquel que es el Camino, Jesucristo nuestro Señor. Muchas gracias.

Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

Deseo asegurar mis oraciones por las víctimas de la tragedia ocurrida en la escuela de Graz. Estoy cercano a las familias, a los profesores y a los compañeros de escuela. Que el Señor acoja en su paz a estos hijos suyos.

Finalmente, mi pensamiento va a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. El próximo domingo celebraremos la solemnidad de la Santísima Trinidad. Espero que la contemplación del misterio trinitario los conduzca cada vez más profundamente al Amor divino, para cumplir la voluntad del Señor en toda circunstancia.

¡Mi bendición a todos!

Papa León XIV

[1] Es la interpretación que da también Agustín en El consenso de los evangelistas, 2, 65, 125: PL 34, 1138.










Fotos: Vatican Media, 11-6-2025

miércoles, 4 de junio de 2025

Papa León XIV en la Audiencia General, 4-6-2025: «Dios quiere dar a todos su Reino, la vida plena, eterna y feliz; Jesús no establece un ranking, sino se dona enteramente a quien le abre su corazón»

 * «Quisiera decir, especialmente a los jóvenes, que no esperen, sino que respondan con entusiasmo al Señor que nos llama a trabajar en su viña. ¡No lo pospongas, arremángate, porque el Señor es generoso y no te decepcionará! Trabajando en su viña, encontrarás una respuesta a esa pregunta profunda que llevas dentro: ¿qué sentido tiene mi vida?»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa León XIV ha hecho en nuestro idioma

* «Para Dios es justo que cada uno tenga lo necesario para vivir. Él ha llamado personalmente a los trabajadores, conoce su dignidad y, en función de ella, quiere pagarles… ¡No nos desanimemos! Incluso en los momentos oscuros de la vida, cuando el tiempo pasa sin darnos las respuestas que buscamos, pidamos al Señor que salga de nuevo y nos alcance allí donde lo estamos esperando. ¡El Señor es generoso y vendrá pronto!» 


4 de junio de 2025.- (Camino Católico).- En la audiencia general del primer miércoles de junio, el Papa León XIV continúa el ciclo de catequesis titulado “Jesucristo nuestra esperanza”, dedicado a la vida de Jesús y sus parábolas. En esta ocasión, el Pontífice se detiene en la parábola de los obreros de la viña, “un relato que alimenta nuestra esperanza… Dios quiere dar a todos su Reino, es decir, la vida plena, eterna y feliz. Y así hace Jesús con nosotros: no establece un ranking, sino se dona enteramente a quien le abre su corazón”, asegura.

Dirigiéndose a unos 35 mil fieles, romanos y peregrinos llegados a la plaza de San Pedro, a quienes ha saludado inicialmente en su recorrido en papamóvil, el Santo Padre nota que, en efecto, a veces, “tenemos la impresión de que no encontramos sentido a nuestra vida” y como los obreros que esperan en la plaza del mercado a que alguien los contrate para trabajar, “nos sentimos inútiles, inadecuados… Y cuando no nos sentimos apreciados, reconocidos, corremos el riesgo de vendernos al mejor postor. El Señor, en cambio, nos recuerda que nuestra vida vale, y su deseo es ayudarnos a descubrirlo.”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:




LEÓN XIV

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro

Miércoles, 4 de junio de 2025

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza

Catequesis - II. La vida de Jesús. Las parábolas 8. Los obreros en la viña «Y les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña» (Lc 10).


Queridos hermanos y hermanas,

deseo detenerme una vez más en una parábola de Jesús. También en este caso, se trata de un relato que alimenta nuestra esperanza. A veces, en efecto, tenemos la impresión de que no encontramos sentido a nuestra vida: nos sentimos inútiles, inadecuados, como los obreros que esperan en la plaza del mercado a que alguien los contrate para trabajar. Pero a veces el tiempo pasa, la vida transcurre y no nos sentimos reconocidos ni apreciados. Quizás no hemos llegado a tiempo, otros se han presentado antes que nosotros, o las preocupaciones nos han retenido en otro lugar.

La metáfora de la plaza del mercado es muy adecuada también para nuestros tiempos, porque el mercado es el lugar de los negocios, donde, lamentablemente, también se compran y se venden el afecto y la dignidad, tratando de ganar algo. Y cuando no nos sentimos apreciados, reconocidos, corremos el riesgo de vendernos al mejor postor. El Señor, en cambio, nos recuerda que nuestra vida vale, y su deseo es ayudarnos a descubrirlo.

En la parábola que comentamos hoy, unos jornaleros esperan a que alguien los contrate para ese día. Estamos en el capítulo 20 del Evangelio de Mateo, y también aquí encontramos un personaje que se comporta de manera insólita, que asombra e interpela. Es el dueño de una viña, que sale personalmente a buscar a sus obreros. Evidentemente quiere establecer con ellos una relación personal.

Como decía, se trata de una parábola que da esperanza, porque nos dice que este amo sale varias veces a buscar a quienes esperan dar sentido a sus vidas. El amo sale al amanecer, y, luego, cada tres horas, vuelve a buscar obreros para enviarlos a su viña. Siguiendo este ritmo, después de salir a las tres de la tarde, ya no habría razón para salir de nuevo, porque la jornada laboral terminaba a las seis.

Mas este amo incansable, que quiere a toda costa dar valor a la vida de cada uno de nosotros, sale también a las cinco. Los jornaleros que se habían quedado en la plaza del mercado probablemente habían perdido toda esperanza. Ese día había sido en vano. Pero alguien siguió creyendo en ellos. ¿Qué sentido tiene contratar trabajadores solo para la última hora de la jornada laboral? ¿Qué sentido tiene ir a trabajar solo por una hora? Sin embargo, incluso cuando nos parece que podemos hacer poco en la vida, siempre vale la pena. Siempre existe la posibilidad de encontrar un sentido, porque Dios ama nuestra vida.  

Y aquí es donde se ve la originalidad de este amo, al final del día, a la hora de pagar. Con los primeros trabajadores, los que van a la viña al amanecer, el amo había acordado una paga de un denario, que era el coste habitual de una jornada de trabajo. A los demás les dice que les dará lo que sea justo. Y aquí es donde la parábola vuelve a provocarnos: ¿qué es justo? Para el dueño de la viña, es decir, para Dios, es justo que cada uno tenga lo necesario para vivir. Él ha llamado personalmente a los trabajadores, conoce su dignidad y, en función de ella, quiere pagarles. Y da a todos un denario.

El relato dice que los trabajadores de la primera hora se sienten decepcionados: no logran ver la belleza del gesto del amo, que no ha sido injusto, sino simplemente generoso; que no ha mirado solo el mérito, sino también la necesidad. Dios quiere dar a todos su Reino, es decir, la vida plena, eterna y feliz. Y así hace Jesús con nosotros: no establece un ranking, sino se dona enteramente a quien le abre su corazón.

A la luz de esta parábola, el cristiano de hoy podría caer en la tentación de pensar: «¿Por qué empezar a trabajar enseguida? Si la remuneración es la misma, ¿por qué trabajar más?». A estas dudas san Agustín respondía así: «¿Por qué tardas en seguir a quien te llama, cuando estás seguro de la recompensa, pero incierto del día? Cuida de no privarte, por tu dilación, de lo que Él te dará según su promesa». [1]

Quisiera decir, especialmente a los jóvenes, que no esperen, sino que respondan con entusiasmo al Señor que nos llama a trabajar en su viña. ¡No lo pospongas, arremángate, porque el Señor es generoso y no te decepcionará! Trabajando en su viña, encontrarás una respuesta a esa pregunta profunda que llevas dentro: ¿qué sentido tiene mi vida?

Queridos hermanos y hermanas, ¡no nos desanimemos! Incluso en los momentos oscuros de la vida, cuando el tiempo pasa sin darnos las respuestas que buscamos, pidamos al Señor que salga de nuevo y nos alcance allí donde lo estamos esperando. ¡El Señor es generoso y vendrá pronto!

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis reflexionamos sobre el sentido de la parábola del Amo de la viña en referencia a la virtud de la esperanza. El texto nos habla de personas que no encuentran sentido a su vida, que se sienten fracasadas o no tenidos en cuenta y que, en esta situación, pueden estar expuestos a vender en la plaza su afecto o su dignidad.

Ante ellos aparece el Amo de la viña, que sale desde muy temprano a buscar a los obreros personalmente, mirando su necesidad más que su posible rendimiento. Incluso a la última hora, a pesar de nuestra fragilidad, este Amo está dispuesto a ofrecernos como paga una vida plena, que es prenda de su Reino. La parábola nos pide responder con entusiasmo, evitando procrastinar peligrosamente nuestra adhesión a Dios y a su llamada, conscientes de que trabajando junto a Él encontraremos sentido a nuestra vida y no quedaremos defraudados.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España, México, República Dominicana, Guatemala, Perú y Colombia. Los animo a todos a pedir con insistencia al Señor que salga a su encuentro, en especial roguemos por los jóvenes y por los que se encuentran en un momento oscuro de su vida, desanimados y sin ver claro el futuro. Que el Amo de la viña les haga sentir su voz y les dé la fuerza de responderle con entusiasmo, les puedo decir por experiencia que Dios les sorprenderá. Muchas gracias.

 


Además, en otras lenguas el Pontífice ha dicho: 

Finalmente, mi pensamiento va a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. En el clima de preparación para la solemnidad de Pentecostés que ya se acerca, los animo a ser siempre dóciles a la acción del Espíritu Santo, invocando su luz y fuerza.

¡Mi bendición a todos!

Papa León XIV

_______________________
[1] Discorso 87, 6, 8.











Fotos: Vatican Media, 4-6-2025