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miércoles, 13 de noviembre de 2024

Quince hechos científicos que la Biblia recogió antes de ser probados por la ciencia


La Creación de Adán de Miguel Ángel

Camino Católico.- Pocas citas hay tan conocidas como la atribuida a Galileo, y que reza que «la Biblia no nos dice cómo van los cielos, sino cómo se va al Cielo». Pero no por manida es menos cierta. La Sagrada Escritura no pretende ser un tratado científico ni un manual empírico. Sus géneros literarios —hasta siete, a lo largo de los 73 libros que componen ambos Testamentos—, la multiplicidad de autores materiales —inspirados por el Espíritu Santo—, e incluso la gran distancia temporal que separa unos libros de otros demuestran hasta qué punto es improbable que pueda ser considerada una Espasa Calpe piadosa.

Sin embargo, el Magisterio de la Iglesia sí enseña que la Palabra de Dios no miente ni se contradice, y por ese motivo, es posible encontrar numerosas referencias científicas, cosmológicas y, por supuesto, históricas, a lo largo de la Biblia. Algunas, realmente sorprendentes, refieren hechos que no serían contrastados hasta miles de años después. Y para muestra, esta selección de pasajes, recogidos en el último número de La Antorcha, la revista gratuita que edita cada cuatro meses la ACdP.

La Creación y el Génesis

Uno de los aspectos más fascinantes de la Biblia es el relato de la creación en el Libro del Génesis. En esencia, narra que el Universo fue creado por Dios, por amor y con inteligencia. No porque un gigante salió de un huevo cósmico, como Pan Gu en la cultura china ancestral, ni de la lucha entre titanes, dioses y hombres, como en la mitología greco-romana; ni porque un dios se echó la siesta sobre un monte y se le escurrieron los dones, como el hinduismo explica a partir de su dios Brahma.

Con todo, lo más llamativo es que el orden de la creación descrito en Génesis, 1, coincide con la secuencia en la que la ciencia moderna cree que se desarrolló el universo. Con detalles que no se descubrirían hasta el siglo XX, en un texto que data del 1.400 antes de Cristo.

Dios creó Cielo y Tierra

«Al principio creó Dios el cielo y la tierra». Con estas palabras arranca el Poema de la Creación, y, por tanto, la Biblia. Lejos de ser una mera frase, la Palabra revela la secuencia de la Creación: primero el Universo, después, la Tierra. El autor —algunos apuntan a Moisés— podría haber puesto la tierra antes que el cielo, como en los relatos hindúes o en el Chilam Balam maya. Pero el orden bíblico es real.

La Luz antes que el Sol

El Génesis relata que Dios creó la luz en el primer día, mientras que el sol, la luna y las estrellas fueron creados el cuarto, para servir como medidores del tiempo, o lo que es lo mismo, que no eran el centro de la creación (como para los mayas, o en analogía con Ra, el dios Sol egipcio) sino que se ordenaban al servicio del fin mayor de la Creación: el ser humano. Y esto, que podría ser absurdo y contradictorio para el hombre antiguo, ya que la luz natural proviene del sol, ha sido ratificado por la cosmología física del siglo XXI. Gracias a potentes satélites sabemos que en el nacimiento del Universo hubo un periodo conocido como la Era de la Reionización, donde la luz apareció antes de que se formaran las estrellas y galaxias.

Separación de las aguas

En el segundo día, Dios separa las aguas superiores de las inferiores para crear el cielo (Génesis 1, 6-8). ¿También absurdo? En absoluto: es un proceso paralelo al desarrollo de la atmósfera terrestre. La ciencia nos dice que la Tierra primitiva estaba cubierta de vapor y gases, que se separaron para formar la atmósfera, esa capa gaseosa que no solo da el color celeste a nuestro cielo, sino que permitió la aparición de agua líquida en la superficie.

Creación de la vida vegetal

El tercer día, Dios crea la vegetación. Más allá de los detalles sobre semillas y flores, propios del lenguaje poético del texto, hoy la ciencia confirma que las primeras formas de vida fueron organismos fotosintéticos, similares a las plantas. Estos transformaron la atmósfera, rica en dióxido de carbono, para crear una con oxígeno que permitió el desarrollo de formas complejas de vida.

Los animales marinos y aves

En el quinto día, Dios crea los animales marinos y las aves. Este orden coincide con el registro fósil, que muestra que la vida comenzó en los océanos y que las primeras criaturas vertebradas en colonizar el aire fueron las aves, descendientes de los dinosaurios.

Animales terrestres y, por fin, el Hombre

En el sexto día, Dios crea a los animales terrestres y al hombre. También por ese orden. La biología ha ratificado que los animales terrestres aparecieron después de los marinos y las aves, y que los seres humanos son la forma de vida más reciente en la escala evolutiva.

El sentido de Adán y Eva

El relato continúa con la creación y «bautismo» de Adán y Eva. El texto se puso por escrito en torno al 1.300 o 1.400 a.C, pero recoge una tradición oral muy anterior del pueblo hebreo, que comprendía la etimología de los nombres mucho mejor de lo que podemos entender hoy: Adán viene de «adamah», que significa «tierra fértil» o «polvo de tierra fértil», y vendría a ser «el creado del polvo de la tierra», o «el creado con arcilla». Eva viene de «hawwah», que significa «vida», y por eso se la llama «madre de todos los vivientes».

Edén, de Lucas Cranach el Viejo (1530)

Adán cromosómico y Eva mitocondrial

El hebreo que escuchaba el relato entendía que Adán es el varón creado por Dios, y Eva, la mujer que surge para dar la vida. Ambos son el culmen de la creación. ¿Metáfora? Sí, pero no solo: hoy la ciencia acepta que, en el surgimiento de la especie humana, tuvo que haber un primer varón y una primera mujer Sapiens Sapiens, llamados «Adán cromosómico» y «Eva mitocondrial», diferentes de los demás «homo» que habían ido poblando el planeta. Dos especímenes cuyo surgimiento no parece estar sujeto a la mera evolución, sino que podrían ser fruto de una creación específica, por una mutación concreta y disruptiva, que se aviene a la teoría del diseño inteligente.

La Tierra esférica

A pesar de que hoy abunden los terraplanistas, la ciencia ha probado la esfericidad de la Tierra. Algo que no estaba tan claro hace miles de años. La mitología caldea, o filósofos griegos del siglo VII a.C. como Tales de Mileto o Anaximandro hablaban de la Tierra como un disco que flotaba sobre el mar. La cosmología bíblica, sin embargo, muestra una tierra esférica. El profeta Isaías (40,22) habla de cómo Dios «tiene su trono sobre el círculo de la tierra», con un término que significa «esfera» o «globo».

La Expansión del Universo

En 1929, Hubble y Lasell formularon la teoría de la expansión del Universo. En 1998 —hace solo 26 años— dos equipos internacionales estudiaron varias supernovas con potentes telescopios y métodos de medición, e identificaron la Expansión acelerada del Universo. Sus directores, Perlmutter, Riess y Schmidt recibieron por ello el Nobel de Física en 2011. Pero que Dios expande el cosmos ya estaba presente en la Biblia. Por ejemplo, desde el s. VI a.C. en el libro de Isaías: Dios «extiende el cielo como un toldo, como tienda habitable lo despliega». Y también en el de Job, del II a.C., donde se anticipa el milagro de Jesús andando sobre las aguas: «Él solo [Dios] expande los cielos, y camina sobre el dorso del Mar».

Hidrología bíblica

El Antiguo Testamento contiene sorprendentes conocimientos sobre el ciclo del agua, que no fueron entendidos hasta mucho después. Así, Eclesiastés 1,7 cita que «todos los ríos van al mar, y el mar no se llena; al lugar donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo», describiendo el ciclo del agua, en el que el agua de los ríos fluye hacia el mar, se evapora, forma nubes y regresa como lluvia para alimentar los ríos de nuevo. El libro del profeta Amós (9, 6) también incluye el proceso de evaporación y precipitación, aunque a él le interesaba otra enseñanza: «Es Dios quien convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. Su nombre es el Señor».

Astronomía profética

«Él extiende el norte sobre el vacío, cuelga la tierra sobre nada», dice el libro de Job (26, 7). Una noción astronómica, la de la Tierra suspendida en el espacio, que no era aceptada en la época en que se escribió… aunque era cierta.

El diluvio universal de Miguel Ángel

El Diluvio

El sentido del Diluvio y el Arca de Noé que relata Génesis, 6, es profundo y de carácter teológico. Pero más allá de su aplicación a la fe, los testimonios de una gran inundación en Mesopotamia son numerosísimos, como la célebre Epopeya de Gigalmesh, de la civilización acadia (2.500 a.C.). También otras culturas, como el relato mapuche de Trentren Vilu y Caicai Vilu, en América, o la inundación de Gun-Yu en China, hablan de grandes inundaciones que arrasaron la vida terrestre. Tal vez fueron tsunamis que anegaron la tierra hace 10.000 años por el impacto de un meteorito contra los hielos de Canadá, como han especulado científicos de la Nasa, el recuerdo del deshielo de las glaciaciones, o una inundación masiva del Mar Negro por una crecida del Mediterráneo, como afirmaron los geofísicos Ryan y Pitman en 1998, en su libro El diluvio de Noé que hace también referencia a un oasis rodeado de desierto que identifican con el Edén. Fuese como fuese, esa tradición oral mantuvo el recuerdo de una gran inundación… que además está registrada en las capas geológicas.

La piedra que desecharon los arquitectos

Podríamos continuar con cientos y cientos de píldoras del Antiguo y del Nuevo Testamento, pero concluiremos con una que une ambos. En Mateo 21, Jesús cita el Salmo 117: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente». Él hablaba del Reino de Dios y de sí mismo. Pero es que, además, el Gólgota donde fue elevado el Crucificado era el resto de una antigua cantera empleada por los romanos para construir la cercana Fortaleza Antonia. Su piedra, demasiado quebradiza, fue desechada por los arquitectos. Y sobre ella, Dios erigió la piedra angular que da sentido, fortaleza y proyección a todo lo creado: la Cruz salvadora de Jesucristo, muerto y resucitado.

viernes, 25 de octubre de 2024

Niccolò Reale, ateo y «blasfemo en serie», se ha hecho católico hablando de ciencia y fe y leyendo a San Agustín: «Encontré los sacramentos, la Eucaristía, el Bautismo, la adoración eucarística y seré seminarista»

Niccolò, ante las reliquias de San Agustín en la basílica de San Pedro in Ciel d'Oro en Pavía (Italia), donde se conservan / Foto: Instagram @summacognitio

* «Una noche discutía -lo hacía a menudo- con mi amigo Christian, que entonces era cristiano evangélico, de ciencia y fe. Fue una discusión, un debate en el que él estaba mucho mejor preparado que yo y salí de allí cambiado, volví a casa con ganas de abrirme a Dios… Cuando empecé a leer las primeras palabras de San Agustín, pensé: ‘Así que los católicos también creen en Dios …’. Me fascinó esta figura, seguí meditando sobre su vida y sus obras, anotando sus citas. Estaba descubriendo a un hombre que hablaba de Dios como no había oído hacer a nadie. También tenía una historia parecida a la mía... con una juventud alejada de la fe, vivida en el mundo»

Camino Católico.- Su nombre es Niccolò Reale, pero en Instagram es conocido como Summacognitio y a quienes aterrizan en su perfil, casi catorce mil seguidores, les dice: "Siempre he sido anticatólico, tanto durante mi ateísmo como después de mi conversión al protestantismo. Mi forma típica de evangelizar consistía, en primer lugar, en atacar a la Iglesia católica. Pero, en realidad, nunca había profundizado en lo que realmente decía el catolicismo". 

Sólo tiene 26 años, pero su vida está llena de giros, game changer, como los llaman hoy, sliding doors, encuentros o momentos que de repente cambian el curso de una historia que parecía ya escrita. Toscano, ingeniero químico, nacido en 1998, Niccolò es hijo único de una familia "católica no practicante" que se desmorona cuando él es aún muy pequeño. Se queda a vivir con su madre y la mujer, tras la separación, mira al cielo y poco a poco se acerca al cristianismo ingresando en la Iglesia Evangélica Pentecostal, y en esa fe cría a su hijo. Niccolò, aún así, como muchos jóvenes de su edad, se considera autosuficiente, plantea como superflua cualquier conversación sobre Dios y más aún, lo ve como opuesto a la ciencia y a esa razón que quiere convertir en el eje de su vida. 

Raffaella Frullone le ha entrevistado en el número de octubre de Il Timone y lo ha traducido Verbum Caro en Religión en Libertad:

-Si tuvieras que fijar un primer punto de inflexión, en tu vida, ¿dónde lo colocarías?

-En enero de 2019. Por aquel entonces, no solo me declaraba ateo, sino que era un blasfemo en serie. Una noche discutía -lo hacía a menudo- con mi amigo Christian, que entonces era cristiano evangélico, de ciencia y fe. Fue una discusión, un debate en el que él estaba mucho mejor preparado que yo y salí de allí cambiado, volví a casa con ganas de abrirme a Dios y al día siguiente volví a la iglesia, a la iglesia evangélica, por supuesto, a la que tanto había ido de niño con mi madre, y a partir de ahí empecé de nuevo a escribir, a hacer apologética, tenía mucho interés en que mi fe estuviera enraizada en la razón. En ese momento empecé a desarrollar el deseo de compartir lo que estaba viviendo, mi fe, los dones que había recibido. Y así abrí mi perfil de Instagram; era el año 2022. 

-¿En ese momento cómo veías a los católicos?

-Como a personas bajo el yugo de la ley, de la idolatría, de María, de los santos. A ellos también me dirigía con mi página, tenía la idea de contribuir a su conversión: como recién convertido quería devolver a mis hermanos católicos al lugar donde yo creía que había verdadera fe, la Iglesia evangélica.

Niccolò Reale, en una entrevista 'on line' sobre su conversión

Así que ni siquiera dudé en atacar al catolicismo, al que presenté como una secta que se había inventado un montón de cosas, mi intención era simplemente desmontarlo pieza a pieza, para mostrar el engaño. 

-Y aquí entra en tu vida nada menos que San Agustín, si no me equivoco...

-En diciembre de 2020 fui a un mercadillo de segunda mano, cosa que hacía a menudo, a buscar libros filosóficos; pero me topé con las Confesiones y pensé que era un volumen sobre la práctica de la confesión, la que hacían los sacerdotes católicos; sólo costaba un euro y pensé que era una herramienta que podía desmontar con provecho.

Sin embargo, no lo leí inmediatamente, sino más de un año después. Cuando empecé a hojearlo y a leer las primeras palabras, pensé: "Así que los católicos también creen en Dios ...". Me fascinó esta figura, seguí meditando sobre su vida y sus obras, anotando sus citas. Estaba descubriendo a un hombre que hablaba de Dios como no había oído hacer a nadie. También tenía una historia parecida a la mía... con una juventud alejada de la fe, vivida en el mundo. En ese momento me convencí de que Agustín era prácticamente un protestante.

Niccolò, venerando las reliquias de San Agustín en la basílica de San Pedro in Ciel d'Oro en Pavía (Italia), donde se conservan / Foto: Instagram @summacognitio

Pero mientras tanto, cada vez llegaban más católicos a mi página, así que opté por un "giro ecuménico", opté por limitar los ataques a la Iglesia católica y crear un ambiente en el que se hablara de fe, pero en el que todo el mundo pudiera sentirse como en casa. 

-Es entonces cuando llega, de nuevo, un punto de inflexión, en el tren.

-Así es; delante de mí había un hombre hablando por teléfono, hablaba de un funeral. Me quedé impresionado y decidí acercarme a él: "Siento haber escuchado su conversación, me he enterado de este duelo, pero ¿usted cree en Dios?", "Soy sacerdote", me contestó. Y entonces le dije que yo era evangélico, e intercambiamos números de teléfono. 

-Pero este tampoco fue el último 'turning point' ....

-No, exacto. Algún tiempo después hice un ayuno, el ayuno de San Daniel: es un ayuno que se hacía en mi iglesia y era bastante exigente y serio, duraba tres semanas y la última semana prácticamente sólo se comían verduras; yo no comía verduras y me alimentaba de escritura. Estás llamado a rezar mucho, ese es el verdadero alimento, de lo contrario no tiene sentido, y también a leer mucho y, por supuesto, yo leía a Agustín, el Comentario al Evangelio de San Juan, y en un momento determinado el santo se dirige a quienes están fuera de la Iglesia católica, así que de hecho me estaba hablando a mí. Con verdad y caridad juntas.

Niccolò empezó a mirar a Roma con otros ojos tras leer a San Agustín. Foto: Instagram @summacognitio

Esas palabras fueron para mí una epifanía. Poco a poco sentí el deseo de empezar de cero, de releer a los Padres de la Iglesia sin un filtro protestante, y allí encontré los sacramentos, la Eucaristía, el Bautismo, el primado de Roma... Pero está claro que la nuestra es una religión de la carne, no basta con un libro. Y así fue como volví a contactar con el sacerdote del tren, el padre Sergio. Allí comenzó mi andadura católica, encontré una sacralidad que no había experimentado antes, los sacramentos, la adoración eucarística. 

-Entonces se acaban los golpes de efecto.

-No, en realidad no, siempre he querido dedicar mi vida a Dios y en octubre, después de un proceso de discernimiento, comenzaré mi andadura en el seminario. 

-Ahora tu página de Instagram se ha convertido en una voz que habla de tu fe católica, a menudo te diriges a los protestantes, ¿no te parece que hay un poco de timidez en la casa católica, en esto?

-Sí, mi modelo sigue siendo el santo de Hipona, que por un lado amonestaba a quienes seguían las herejías, y por el otro, con caridad, sólo tenía el objetivo de volver a traer las almas a casa. Y a eso estamos llamados todos hoy.

Traducción de Verbum Caro.

viernes, 26 de mayo de 2023

Dorottya Kocsis, investigadora húngara, ante el Papa: «Dios crea y escribe su plan divino para el mundo a través de nosotros»

 


Camino Católico.- El Papa Francisco ha participado este domingo 30 de abril en la tardeen un encuentro con el mundo de la universidad y de la cultura en la sede de la Universidad Católica Péter Pázmány, en Budapest, Hungría. Tras el saludo de bienvenida de Mons. Prof. Géza Kuminetz, Rector Magnífico de la Universidad Católica «Péter Pázmány” y un interludio musical, el Papa Francisco ha escuchado el testimonio de Dorottya Kocsis,  estudiante y joven investigadora húngara de Facultad de Informática y Ciencias Biónicas, quien ha afirmado que la Universidad es un espacio para vivir y ser parte “de la fuerza creadora en movimiento” de Dios que “escribe su plan divino para el mundo. Él crea a través de nosotros”.

La joven manifiesta que el “asombro por la Creación” ha motivado su vocación. Ella es estudiante de doctorado en la Facultad, antigua estudiante de licenciatura y máster. Dios «crea a través de nosotros. Así que vive el presente, porque en cada momento eres parte de la fuerza creadora en un movimiento por el que Él escribe su plan divino para el mundo”.

Kocsis sostiene que “es también tarea de la biología” participar en la obra de Dios. “A medida que descubrimos más y más pequeños detalles, nos sumergimos en la complejidad” divina.

La estudiante de doctorado narra al Papa que encuentra a Dios “durante el trabajo con pipetas en el laboratorio, así como en los contactos familiares. En conversaciones sinceras con amigos. En la perseverancia y la humildad”.

Cerca de 260 personas han participado en este encuentro con el Papa Francisco.

lunes, 9 de enero de 2023

Brent Crowe, biólogo de tradición presbiteriana, leyó a Benedicto XVI sobre ciencia y fe, se hizo católico, cura, ¡y ahora su madre y su hermana!

 


Camino Católico.-  Brent Crowe, párroco de Nuestra Señora de la Montaña en Ashland (Oregón, en la frontera con California), está contento: su madre y su hermana se han hecho católicas esta Pascua, 12 años después de que lo hiciera él.

Es una historia de conversión al catolicismo que ha dado varias vueltas, desde su origen como familia presbiteriana no muy devota, que cuenta P.J. Ginés en Religión en Libertad. La clave se dio cuando Brent, adulto alejado de todo lo religioso, leyó una entrevista en la que Benedicto XVI hablaba de la fe y la ciencia como cosas compatibles y complementarias.

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viernes, 26 de noviembre de 2021

El Doctor Darbonne era médico católico pero recetaba píldoras y DIU: «En cuaresma y leyendo el evangelio de Mateo Dios me habló. Yo era quien estaba haciendo pecar a la gente»

 


* «Pensé que era un buen médico católico hasta que leí ese pasaje de Mateo 18 sobre quién es el mayor en el Reino de los Cielos. Eso fue un despertar para mí, un punto de inflexión.  Fue un momento aterrador en mi trabajo. Tenía miedo de perder a todos mis pacientes. Tenía miedo de enfrentarme a hacer el ridículo ante mis socios. Perdí muchos pacientes, pero también gané otros tantos. Todos mis socios me dijeron que me entendían, que estaban orgullosos de mí y apoyaron mi decisión de cambiar la forma en la que abordaba la planificación familiar y la anticoncepción»

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martes, 16 de marzo de 2021

Mª del Carmen Martín es Misionera Idente y científica de Terapia Celular: «Dios Padre me invitó a estar más cerca de Él y es el centro de mi vida y de mi entrega a los demás»


* «Tenemos esa vocación universal a la que todos estamos llamados: la santidad. Cada uno debe ver dónde Cristo les dice que la realice. Cuando Cristo se hace presente en tu vida y te muestra su voluntad, todo lo mundano se queda corto, vacío. En la actualidad, sigo investigado en Biotecnología y además vivo en comunidad una especial consagración a Él en el carisma idente. La llamada de Dios la vivo con la paz y la certeza de que Cristo está siempre con todos nosotros: «Y saber que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 20). Él nos da su gracia constantemente para ser luz y esperanza en medio de este mundo herido por la pandemia. Somos «el ahora de Dios», como nos decía el Papa Francisco a los jóvenes en Christus Vivit y esto nos invita a ser testigos y dar testimonio diario de nuestra fe y en comunión con la Iglesia, para saciar la gran sed de Dios que hay en la actualidad. Dios en esta pandemia se manifiesta en lo pequeño, en lo sencillo: en una mirada, en un gesto, en una palabra, una noticia, en la oración. Me emociona ver a tantas personas, a tantos santos anónimos, que dan su vida diariamente para que poco a poco vayamos superando esta pandemia. Y lo más importante es que Cristo se hace presente en mi fragilidad humana y me muestra que sin Él no soy nada y con Él lo puedo todo»

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miércoles, 16 de diciembre de 2020

La doctora Kristin Marguerite Collier explica científicamente gracias al microquimerismo maternofetal que la Virgen María y Jesús están unidos hasta en las células

 


* «La ciencia ha comprobado en las últimas décadas que las madres cargan remanentes celulares de sus hijos en su cuerpo para siempre. Es muy reconfortante para todas las madres, y especialmente para quienes han perdido hijos en el embarazo o cuyos hijos han fallecido. Tengo cuatro hijos y en mis embarazos nadie me habló de este bellísimo fenómeno. Si lo hubiera sabido, mi experiencia de la maternidad habría sido muchísimo más sagrada… Nuestro Señor no solo redimió nuestro cuerpo, sino que redimió también cada etapa de nuestra existencia y cada célula de nuestro cuerpo. No nos debe sorprender, entonces, que seamos seres relacionales incluso a nivel celular, porque Dios, autor de toda ciencia, incluida la biología, es un ser relacional»

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