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lunes, 7 de julio de 2025

María Zhang se hace monja al enviudar y quedarse sola porque sus cuatro hijas son religiosas y su hijo sacerdote: «Le pregunté al Señor: ‘¿Y ahora yo, qué?’ Soñé con una monja y sentí que Cristo me quería así»


María Zhang pronuncia la fórmula de su profesión solemne como monja agustina recoleta

* «Ya he cumplido diez años en la comunidad y sigo con la misma felicidad desde el día en que entré. El 13 de mayo de este año 2025 hice mi profesión solemne. Y en estos días, después de diez años, viajaré por un mes a mi país, China, para visitar a mis hijos. Doy gracias a Dios por la familia religiosa agustina recoleta que me ha regalado. Esta vida de clausura me permite vivir mi vocación contemplativa cumpliendo mi misión de orante junto a mis hermanas, pidiendo por tantas necesidades de nuestro mundo, especialmente para que toque los corazones de las personas, como un día tocó el mío» 

Camino Católico.- Maria Zhang Yue Chun, madre de familia, viuda y conversa al catolicismo, nacida en China, emitió sus votos perpetuos el pasado 13 de mayo en el convento de las Agustinas Recoletas de Vitigudino, en la provincia de Salamanca. Esta madre de familia china vio cómo, tras convertirse la familia, toda su prole se consagraba a Dios en su país. Cuatro hijas son monjas y su hijo es sacerdote. Después de enviudar, ella misma se hizo agustina recoleta y acaba de hacer su profesión solemne en un monasterio de Salamanca.

María Zhang llegó a España en 2015, con 56 años y sin saber español. Se valía del traductor de un móvil para poder expresarse. Aterrizó en nuestro país para ingresar en el convento de las agustinas recoletas de Vitigudino tras recibir, en su país, acompañamiento espiritual de un sacerdote agustino recoleto chino que le abrió las puertas a esa posibilidad.

Tomó el velo blanco de novicia en 2017. Tres años más tarde hizo sus votos temporales en una celebración en la que estuvo acompañada por una de sus hijas, también agustina recoleta.

Lleva ya 10 años en el convento y para la priora del convento castellano, la hermana Berta Feijó (peruana), ella es "un ejemplo" para la comunidad. 

A la derecha, la religiosa agustina recoleta Sor María Zhang, junto a su hija Sor María Sun Shen, en 2020, cuando la madre realizó sus votos temporales / Foto: Agustinos Recoletos

Por su parte, ella ha aprendido más sobre la fe no solo de españolas, sino de las religiosas de otras nacionalidades. Hay varias africanas en el convento, que iniciaron al final de la ceremonia de votos perpetuos una danza tradicional al estilo africano al que la monja china se sumó.

La ceremonia religiosa estuvo presidida por el obispo de Salamanca, José Luis Retana, quien estuvo acompañado por varios sacerdotes agustinos recoletos, entre los que se encontraba el padre Jesús Lanao, y los dos párrocos de Vitigudino, Francisco Fraile y José Antonio. Así cuenta su proceso de conversión y el de toda su familia:

María Zhang, postrada en tierra durante el canto de las Letanías de los Santos / Foto: Salamanca al día - Miguel Corral

«Conocí a Dios por medio de mi hermana, que había ingresado en la Iglesia católica. Ella me animó a participar. Desde el primer instante me sentí muy unida a Él» 

Mi nombre es María y soy de China. Sin todavía conocer a Dios, mi marido y yo siempre vivimos como una familia muy unida, inculcando valores a nuestros hijos y respetando el don de la vida. 

Conocí a Dios por medio de mi hermana, que había ingresado en la Iglesia católica. Ella me animó a participar. Desde el primer instante me sentí muy unida a Él. En ese momento comenzó mi proceso de conversión y ese mismo año, 2007, mis cuatro hijas mujeres y yo decidimos bautizarnos. Al año siguiente lo hizo mi esposo, junto con mi hijo, el pequeño de la familia. 

Interiormente, yo sentía que el Señor me pedía que le diera a mis hijas, pero no entendía cómo. Entonces, una religiosa agustina recoleta invitó a mi hija mayor a vivir una experiencia con ellas. Le gustó y se quedó. Luego le siguió mi segunda hija y, después, las dos siguientes. Yo me sentía contenta de que fueran religiosas. 

Mi marido y yo nos mudamos cerca del convento. Pero al año siguiente falleció mi esposo y me quedé con mi hijo. Al poco tiempo, mi hijo me dijo que él quería ser sacerdote. Aunque me costaba separarme de él, me sentí feliz de que el Señor lo hubiera elegido. 

Quedando yo sola, le pregunté al Señor: «¿Y ahora yo, qué?». Un día, en sueños vi una mujer vestida de monja. Sin saber qué significaba, sentía que el Señor me decía que me quería así.

A mi hija la mayor la destinaron a España. Sabiendo mi deseo de ser monja, averiguó en distintos monasterios si me podían recibir. Era normal que algunos no quisieran recibir a una viuda con cinco hijos; pero llegué al monasterio de Santo Toribio de Liébana en Vitigudino, en Salamanca. 

Mis hijos eran los más interesados en que yo ingresara en el convento, porque comprendían esta vocación contemplativa y estaban seguros de que yo sería feliz así. 

No me fue difícil hacer los trámites para venir a España. Sentía que el Señor me facilitaba las cosas y desde mi entrada al convento me sentí acogida. A pesar de que no sabía nada del idioma, estaba feliz. 

Ya he cumplido diez años en la comunidad y sigo con la misma felicidad desde el día en que entré. El 13 de mayo de este año 2025 hice mi profesión solemne. Y en estos días, después de diez años, viajaré por un mes a mi país para visitar a mis hijos. 

Doy gracias a Dios por la familia religiosa agustina recoleta que me ha regalado. Esta vida de clausura me permite vivir mi vocación contemplativa cumpliendo mi misión de orante junto a mis hermanas, pidiendo por tantas necesidades de nuestro mundo, especialmente para que toque los corazones de las personas, como un día tocó el mío.

Sor Maria Zhang Yue Chun

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