* «Creer en Dios me aporta una gran alegría, una alegría concreta. Antes tenía siempre la sensación de estar en una montaña rusa, o bien supercontenta o bien supertriste y con momentos de una angustia enorme. Tengo esa la certeza profunda de que el Señor quiere mi felicidad… Realmente Jesús nos busca a todos. Contrariamente a lo que yo creía, no excluye a nadie. Y su mayor deseo es tener una relación personal con cada uno de nosotros»