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sábado, 8 de marzo de 2025

Lola Rosique, la pediatra que lleva una reliquia de Carlo Acutis a niños enfermos, después de sanar ella de un grave cáncer: En la UCI un pequeño que se había ahogado se ha recuperado


Lola Rosique, pediatra, junto a la reliquia de Carlo Acutis que lleva a los niños enfermos  / Foto: Cortesía de Lola Rosique

Camino Católico.- El 3 de enero de 2025 Lola Rosique estaba viendo un espectáculo navideño con su familia cuando recibió un whatsapp. Una madre del colegio de Murcia en el que estudian sus hijos, y también paciente suya, estaba viviendo un momento dramático: su hijo pequeño, Elías, se acababa de ahogar en una piscina. 

Espontáneamente se puso a rezar al beato Carlo Acutis, a quien se siente muy unida. “Le dije: ¡Carlo, por favor, esta familia, qué tragedia! ¡Tienes que hacer algo!”, relata a  Aleteia.

“Sentí en el corazón: llévale la reliquia”, recuerda, refiriéndose a un pedazo de una pieza de ropa del joven que la Iglesia canonizará el próximo mes de abril.

Reliquia itinerante

Desde hace unos meses, Lola va llevando la reliquia de Carlo a personas que pasan malos momentos, sobre todo a familias de compañeros de sus hijos.

Un sacerdote, Leandro Fernández, le prestó la reliquia en verano del año 2022 cuando le administró la unción de enfermos tras el diagnóstico de su grave cáncer. A Leandro se la había enviado la madre de Carlo en agradecimiento por una imagen del joven beato que él había pintado para su iglesia. 

Imagen de Carlo Acutis pintada por el padre Leandro Fernández junto a la reliquia del beato que lleva Lola Rosique, pediatra, a los niños enfermos  / Foto: Cortesía de Lola Rosique

El sacerdote desconocía que Lola acababa de visitar, junto a su familia, la tumba de Carlo Acutis en Asís. Y que allí, tras rogarle al beato por su familia y por su salud, experimentó un extraordinario bienestar espiritual y físico y la convicción de que se curaría.

Impactada por recibir entonces el regalo de esa reliquia, Lola le hizo una foto que publicó en su estado de Whatsapp, junto a una estampa de Carlo y una petición: que la gente pidiera su mejoría o curación por su intercesión.

Muchísimas personas de distintos lugares del mundo respondieron a su petición. Y ella sintió su fuerza en el duro proceso de pasar por una quimioterapia y dos cirugías muy agresivas.

“Todavía me quedan secuelas pero cada día doy gracias a Dios y a Carlo”, explica sonriendo la pediatra española, que ahora no deja de propagar la devoción a Carlo.

Lola Rosique, pediatra, en el hospital afrontando el grave cáncer que padeció, junto a la tumba del beato Carlo Acutis a quien atribuye su recuperación / Foto: Cortesía de Lola Rosique

La ha llevado a varias familias que aseguran haber vivido un gran cambio en la manera de afrontar problemas difíciles.

En la UCI

A los familiares de Elías, tras conocer la noticia del ahogamiento, les envió un mensaje pidiéndoles si podía llevarles la reliquia. La familia lo agradeció y le pidieron su presencia en la UCI.

Lola se dirigió al hospital, entró a la unidad de cuidados intensivos donde Elías se debatía entre la vida y la muerte. Bendijo al niño con la reliquia, la dejó junto la monitor y rezó con la familia. 

Lola Rosique, pediatra, llevó la reliquia del beato Carlo Acutis hasta la UCI donde el pequeño Elias se debatía entre la vida y la muerte / Foto: Cortesía de Lola Rosique

La madre de Elías, Maribel Galdo, le acercó la reliquia a su hijo, junto a otros objetos religiosos que le habían llevado.

“Al día siguiente, Elías estaba comiendo un bocadillo de jamón”, exclama Lola, convencida de que fue la fe de esa familia la que salvó al niño. 

“El Señor nos infundió esa fe que necesitábamos para pasar ese momento”,  asegura Maribel, feliz de que su hijo se recuperara tan rápido y sin ninguna secuela.

Victoria

Anteriormente, el año 2023, Lola había llevado la reliquia a la familia de Victoria, una niña con un cáncer terminal. 

Cuando su hija le habló de esa compañera de clase, la pediatra empezó a rezar por ella. Y sintió que Carlo le decía: “No puedes quedarte tú sola la reliquia, tienes que compartirla”. 

Ella se resistía porque no conocía a la familia ni quería darles falsas esperanzas, pero la llamada interior persistía.

Al final, a través de una amiga común, le ofreció a la madre dejarle unos días la reliquia de Carlo con la seguridad de que les reconfortaría. 

Y pudo llevársela. La niña estaba con morfina sin poderse levantar de la cama. Le habían dado el alta para que pudiera morir en casa.

Al día siguiente, Victoria empezó una mejoría espectacular, recuerda Lola. “Engordó cuatro kilos en un mes, empezó a comer, la niña le pidió a Carlo poder volver al colegio, era muy trabajadora, le encantaba dibujar”.

“Su madre decía: no sé lo que durará pero cada minuto con Victoria es un regalo, esto es un regalo, dure lo que dure”, relata Lola.

Duró un mes. Y poco después de estrenarse en Murcia la película sobre Carlo “El cielo no puede esperar”, Victoria empeoró y falleció.

“En el tanatorio su madre me abrazaba y me decía: solo puedo agradecer este último mes con mi hija; para Victoria, igual que para Carlo, el cielo no podía esperar”.

El poder de una reliquia

Lola asegura que la reliquia ayuda a muchas personas a confiar más. “Hay mucha gente implicada en estas cosas que han pasado que antes no tenía fe y que de repente se está acercando a la Iglesia”, destaca.

Para ella, “el verdadero milagro ya no son las curaciones, sino vivir la cruz con sentido cristiano, ver la belleza de la cruz aunque sea difícil de entender y que todo sea para gloria de Dios”.

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