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martes, 25 de octubre de 2016

Lynlee, la bebé “milagro” que nació dos veces al ser operada con cirugía fetal de un tumor, parársele el corazón y que vive sana

Su madre Margaret Boemer explica que “Lynlee no tenía muchas oportunidades. A las 23 semanas, el tumor estaba cerrando su corazón, lo que la hizo entrar en insuficiencia cardíaca, por lo que la elección era entre permitir que el tumor tomara su cuerpo o darle una oportunidad de vivir. Fue una decisión fácil para nosotros…. Vale la pena cada dolor”


viernes, 27 de noviembre de 2015

Joey y Kristen, padres de una bebé de Filadelfia a quien se le ha reducido un tumor: “Nuestra hija se está sanando después de beso del Papa Francisco”

Para demostrar el milagro la mamá de la niña ha publicado las imágenes de los dos tac, antes y después del supuesto milagro, para verificar la diferencia en la ‘reducción del tumor’: “Gianna está mejorando y cada día es más fuerte. Ha iniciado a dar besos e indicar las cosas. Sigan rezando por nosotros…”

viernes, 6 de septiembre de 2013

Peter Srisch, de 19 años: «Benedicto XVI me curó de un tumor», en mayo del 2012

«Me bendijo. Puso su mano derecha justo en el tórax, en donde habría estado el tumor. No podía saber en dónde se encontraba el tumor, pero puso la mano justamente ahí»
6 de septiembre de 2013.- (Marco Tosatti / Vatican Insider/ Camino Católico)   Un joven estadounidense, que ahora tiene 19 años y está frecuentando el segundo año de la universidad, habría sanado de un tumor al tórax gracias a Benedicto XVI, que durante una audiencia en Roma, el año pasado, lo recibió, escuchó su historia y le impuso la mano justamente en el pecho, en donde anidaba el linfoma, tal y como vemos en la fotografía. «Benedicto XVI me curó de un tumor» afirmaPeter Srisch y su familia también esta convencida de ello, y así lo han declarado a la televisión estadounidense KUSA, de Denver.

lunes, 11 de junio de 2012

Elisa Aloi, la 61ª persona que recibió un milagro en Lourdes, cuenta su curación de un tumor tuberculoso


11 de junio de 2012.- (Aleteia.org / Camino Católico) Cuando Elisa Aloi se enfermó a los 14 años, existían muy pocas esperanzas de curación. Padece un tumor blanco tuberculoso en la rodilla derecha. Por ello y durante 11 años, sufre muchos más abscesos tuberculosos y las recaídas siguen a los tratamientos. Tuvo que guardar cama, afectada por continuos dolores, durante muchos años. Elisa encontró apoyo en su fe y devoción por la Iglesia católica.
En junio de 1957, a la desesperada, decide acudir a Lourdes en peregrinación con la organización italiana Unitalsi, pero vuelve a su casa de Sicilia tan enferma como antes. Sin embargo, en junio de 1958, en una situación quizá más comprometida, vuelve a Lourdes. Diez días después de su regreso a Sicilia y su médico declara que, según su criterio "Elisa Aloi ha vuelto de Lourdes completamente curada". Es la 61ª persona que ha recibido un milagro en Lourdes, constando la fecha del 5 de junio de 1958 como la de la sanación, cuando tenía 27 años. En 1965, Mons. Fasola, Arzobispo de Messina, declara formalmente milagrosa la curación de Elisa Aloi. Unos meses más tarde, se casa. Entre 19966 y 1974, tendrá cuatro hijos. Esta es su historia.

jueves, 14 de febrero de 2008

Curada de un tumor / Autora: Venera Longo

El 13 de mayo de 1996 fui sometida a una colicistectomía por cálculos biliares, luego de haber estado en terapia por unos ocho meses por piastrinopenia.
Luego de la intervención quirúrgica exitosa, unos veinte días después, comencé a acusar dolores de vientre y en la zona inguinal. Se pensó que se deberían a adherencias de la cicatrización. Se hicieron los debidos controles ecográficos y hematológicos pero ellos no mostraron ninguna anomalía orgánica.

Al inicio de junio, un ligero movimiento de las piernas me provocó la fractura del hueso de la cadera con un consecuente hematoma en la zona interna del muslo, confirmado por los exámenes radiográficos. Por lo tanto estuve obligada a la inmovilidad.

Pasando las semanas, en lugar de advertir los alivios de una mejoría, los dolores aumentaban. Se probó la terapia médica y la terapia de rehabilitación, pero sin éxito ya que el dolor y la dificultad para moverme aumentaban cada vez más. Se agregó la dificultad para respirar y a mover el brazo y el hombro izquierdos (ya que ambos habían resultado fracturados también). De esta situación se culpaba a una elevada e imprevista cuota de osteoporosis.

En breve y como sea, aquel verano se caracterizó por tremendos y lacerantes dolores, hasta que en septiembre la situación había llegado a un punto verdaderamente insostenible.

Así una noche, como si todo lo anterior no fuera suficiente, por el simple gesto de levantar el auricular del teléfono, me fracturo el brazo derecho (era la noche de la octava de la fiesta de la Virgen de la Guardia, patrona de nuestro barrio).
En esos momentos fui sometida a ulteriores exámenes clínicos, los que revelaron el terrible e infausto diagnóstico de mieloma múltiple ya en estado avanzado.
Ignorante de todo y como siempre, yo rezaba a Dios y a su amadísima Madre Maria para que me ayuden a soportar con serenidad estos momentos terribles.

No obstante un día, presa de la incomodidad y del cansancio, me dirigí a Dios, a la Virgen y al alma de mis padres "reprochándoles" su silencio. "Haz dicho: golpea y se te abrirá... mamá... papá, me habéis abandonado..."

Durante la noche soñé, en los pocos momentos que alcanzaba a dormir, que muy verosímilmente mis padres se presentaron a los pies de mi cama. Mi madre me exhortó a levantarme (ya hacía cinco meses que no caminaba más) e ir hacia la Virgen. Me levanté y juntas alcanzamos la calle. Llegadas al cruce, estaba por dirigirme hacia nuestra iglesia parroquial cuando conocidos míos me detuvieron para tener noticias del estado de mi salud. Contemporáneamente mi madre me exhortó a continuar mi camino, conduciéndome hacia la Roca de Belpasso, porque era aquel el lugar que había que alcanzar.

Al despertarme de aquel maravilloso sueño, vivido con extrema intensidad, comencé a sentirme mejor hasta mi completa curación. Esta sensación de bienestar estaba acompañada por el asombro y la maravilla de parte de mis seres queridos y de los médicos. Todos los análisis clínicos habían vuelto a sus valores normales y aún las fracturas (unas 27) se habían ido soldando sin el aporte y sostén de ninguna escayola.

Ahora, a la distancia de cuatro años, siento la necesidad de testimoniar la gracia recibida de la Ssma. Virgen, esto es, mi completa curación, sucedida, según el decir de los médicos, de manera inexplicable.

No encuentro palabras adecuadas para agradecer a Dios y a la Ssma. Virgen por todo aquello que me han concedido, pero espero alabarlos en cada uno de los momentos de mi vida.

En fe, Venera Longo

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Fuente: http://www.rocciadibelpasso.it