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viernes, 27 de diciembre de 2024

Belén Domínguez ante un tumor en la médula: «Dios me ha curado el alma y me ha convertido. Jesús me está guiando en cada paso, Él es el timón de mi vida»

Belén Dominguez junto a su novio, Emilio, desde su habitación en el hospital Universitario Ramón y Cajal  / Foto: Instagram de Belén Dominguez @belendominguezb 

* «Ha sido Dios el que ha venido a buscarnos y nosotros le dijimos que sí. Desde entonces ese viaje de enfermedad ha sido duro, pero nada que ver con lo que sería sin Dios, que ha dado una vuelta a mi vida… Comulgar es lo que más feliz me hace porque es mi mejor medicina. Empiezo el día feliz, con muchísimo gozo. Me despierto y ya estoy contenta… Ahora Cristo es lo primordial en mi vida. Gracias a Él tengo todo lo demás. Todo es gracias a Él, no soy yo»

  

Vídeo de 13 TV en el que Belén Domínguez y su novio Emilio cuentan su testimonio

Camino Católico.- Belén Domínguez, una joven española de 31 años, ha demostrado una fuerza y una fe muy firmes al enfrentarse a un diagnóstico de tumor medular. Su historia, compartida en el programa 'Ecclesia en Salida' de 13 TV, es un testimonio de esperanza y un ejemplo de cómo la fe puede ayudar a superar los momentos más difíciles. Una historia que también está plasmada en su libro 'La vida es bonita incluso ahora: Una historia real de superación y lucha'. 

Al compartir su fe, Belén Dominguez afirma que “Dios me ha curado el alma y el cuerpo espero que Él quiera. Me he dado cuenta que Dios me ha convertido y que todo esto era para mi conversión, porque yo tenía una fe normal. Aunque estoy enferma con un cáncer de estadio cuatro, sin movilidad y sin nada, que es como lo más grave de todo. Yo me siento superlibre porque por dentro tengo a Dios y gracias a él tengo una maravilla en mi vida que no puedo creer, no puedo cuantificar".

Belén llevaba una vida normal, con planes de boda junto a su pareja, Emilio, cuando de repente recibió la noticia del tumor. “De repente nos dijeron eso y estamos los dos solos en la sala de urgencias con los neurocirujanos (...) y fue como shock”, relata Belén, describiendo el impacto inicial del diagnóstico. Tras una operación compleja y tratamientos agresivos que no dieron los resultados esperados, los médicos les sugirieron buscar un centro de cuidados paliativos.

Belén Domínguez junto a sus padres y su novio, Emilio / Foto: Instagram de Belén Domínguez @belendominguezb 

La fuerza de la oración y la fe

Ante esta desgarradora noticia, Belén confiesa que perdió la esperanza. Sin embargo, Emilio la animó a seguir confiando. “Oye tú confía, tú sigue confiando y la esperanza no la perdemos porque aunque te hayan dicho ya que no hay salida médica, nosotros vamos a seguir pensando en que alguna solución puede haber”, le dijo Emilio. Juntos, rezaron fervientemente pidiendo una oportunidad para seguir luchando.

Milagrosamente, al día siguiente apareció un ensayo clínico adecuado para el tipo de tumor de Belén. “Escuchó nuestras oraciones y apareció un ensayo clínico. Vino el doctor a decirnos que había aparecido un ensayo justo para el tipo de cáncer de Belén”, cuenta Emilio con alegría.

A pesar de los duros efectos secundarios del tratamiento, Belén mantiene una actitud positiva y se aferra a su fe. “Cada vez lo llevamos mejor, porque yo creo que es cuestión de actitud, que es como siempre lo decimos y eso no nos ha faltado nunca”, afirma Belén. Su día a día en el hospital está marcado por la oración y la comunión diaria, que le brindan consuelo y fortaleza.

“Ha sido Dios el que ha venido a buscarnos y nosotros le dijimos que sí. Desde entonces ese viaje de enfermedad ha sido duro, pero nada que ver con lo que sería sin Dios, que ha dado una vuelta a mi vida. Siempre rezando el rosario digo  que Dios me ha curado el alma y el cuerpo espero que Él quiera. Me he dado cuenta que Dios me ha convertido y que todo esto era para mi conversión, porque yo tenía una fe normal…. Ahora Cristo es lo primordial en mi vida. Gracias a Él tengo todo lo demás, Jesús me está guiando en cada paso, Él es el timón de mi vida. Todo es gracias a Él, no soy yo”, reflexiona Belén.

“Al final mucha gente se pregunta: ¿Por qué a mi me ha tocado la enfermedad? Pero nosotros como veíamos que no íbamos a obtener una respuesta […] dijimos, ¿para qué? Vamos a evitar ese por qué a mi, y vamos a buscar un para qué que al final nos llene más”, dice.

Cada día, desde su habitación repleta de estampas de santos e imágenes de la Virgen  —a quien ha prometido rezar un Rosario cada día—, la joven sevillana saca la fuerza necesaria para transmitir con humildad un mensaje de esperanza a los más de cien mil seguidores que tiene en su cuenta de Instagram y a quienes atraviesan situaciones similares. “Dios quiere que haga mejores a los demás, y creo que mi papel aquí, a día de hoy, es evangelizar y dar ejemplo de mi fe. Yo soy un mero instrumento”, remarca.

“Hay  muchísima gente que me escribe cartas y agradece que le esté ayudando a fortalecer su fe. Yo sé que el Señor está aquí presente conmigo y Él me lo está dando por algo”, transparenta.

A pesar de las dificultades, revela que Dios le manda pequeños regalos y señales cada día, y asegura que se siente inmensamente afortunada por poder transmitir su fe a los demás.

“Comulgar me hace feliz porque es mi mejor medicina”

Lo primero que Belén hace al despertar es recibir la sagrada comunión durante la visita del capellán del hospital, con quien ha forjado una especial amistad. “Realmente es lo que más feliz me hace porque es mi mejor medicina. Empiezo el día feliz, con muchísimo gozo. Me despierto y ya estoy contenta”.

Belén Domínguez junto al P. Juan Pedro / Foto: Instagram de Belén Domínguez @belendominguezb 

“Ahora cada día rezo más, porque es cuando más feliz soy. A través de la oración he descubierto que Él es lo primero, Él es lo único, y gracias a Él tengo a Emilio, a mi familia, vienen mis amigos a verme… es todo gracias a Él, entonces yo acepto la enfermedad y estoy muy feliz”.

Dirigiendo la mirada hacia el cielo, Belén asegura confiar en la providencia y que “si en algún momento me quiere llevar, yo seré feliz porque me voy con Él, y sé que le dará la fortaleza a los que me rodean para afrontarlo”. 

“Y si quiere me quedaré aquí, que es lo que yo le pido todos los días, porque me encantaría seguir glorificándolo y hacer el mayor apostolado que pueda, que ahora intento hacerlo desde una cama”.

Esta experiencia le ha enseñado a sacar lo mejor de cada situación y a disfrutar de cada instante. Aunque no siempre es fácil, remarca que el Señor le ayuda a no caer en la desesperación, a no ceder y a “responder siempre con una sonrisa”.

Emilio ha sido un pilar fundamental para Belén durante todo el proceso. Su amor y apoyo incondicional la han ayudado a mantener la esperanza y a afrontar los desafíos con valentía. "Es tan guay tenerle a mi lado. De verdad, gracias Señor por ponérmelo a mi lado. Es que no he podido soñar con alguien mejor. Estoy feliz", declara Belén con emoción. Pese a que no se han podido casar enfatiza que “no ha podido ser, pero Dios ha querido que estemos más unidos que nunca. Aunque nuestros planes han cambiado, hemos descubierto que los planes de Dios son perfectos y que tengo que estar aquí por algo”, cuenta emocionada al hablar de su compañero de vida, su “alegría y gasolina”, quien le sonríe con admiración desde una esquina de la habitación.

Belén Domínguez con sus inseparables amigas / Foto: Instagram de Belén Domínguez @belendominguezb 

Además del apoyo de familiares y amigos, Belén se siente muy agradecida a su familia del hospital de la planta 7 del Hospital Ramón y Cajal por haberla tratado tan bien: "Aunque esté encerrada desde hace un año entre cuatro paredes, me siento más libre que nunca, porque la libertad tiene que ser interior. Al final, cuando tú por dentro te sientes libre y tienes a Dios contigo, todo es posible. Como dice Emilio, hay que valorar cualquier cosa, incluso levantarte para ir al baño" relata. 

"Aunque estoy enferma con un cáncer de estadio cuatro, sin movilidad y sin nada, que es como lo más grave de todo. Yo me siento superlibre porque por dentro tengo a Dios y gracias a él tengo una maravilla en mi vida que no puedo creer, no puedo cuantificar".

El cantante Alejandro Sanz visitó por sorpresa a Belén Domínguez en el Hospital / Foto: Instagram de Belén Domínguez @belendominguezb 

martes, 25 de octubre de 2016

Lynlee, la bebé “milagro” que nació dos veces al ser operada con cirugía fetal de un tumor, parársele el corazón y que vive sana

Su madre Margaret Boemer explica que “Lynlee no tenía muchas oportunidades. A las 23 semanas, el tumor estaba cerrando su corazón, lo que la hizo entrar en insuficiencia cardíaca, por lo que la elección era entre permitir que el tumor tomara su cuerpo o darle una oportunidad de vivir. Fue una decisión fácil para nosotros…. Vale la pena cada dolor”


viernes, 27 de noviembre de 2015

Joey y Kristen, padres de una bebé de Filadelfia a quien se le ha reducido un tumor: “Nuestra hija se está sanando después de beso del Papa Francisco”

Para demostrar el milagro la mamá de la niña ha publicado las imágenes de los dos tac, antes y después del supuesto milagro, para verificar la diferencia en la ‘reducción del tumor’: “Gianna está mejorando y cada día es más fuerte. Ha iniciado a dar besos e indicar las cosas. Sigan rezando por nosotros…”

viernes, 6 de septiembre de 2013

Peter Srisch, de 19 años: «Benedicto XVI me curó de un tumor», en mayo del 2012

«Me bendijo. Puso su mano derecha justo en el tórax, en donde habría estado el tumor. No podía saber en dónde se encontraba el tumor, pero puso la mano justamente ahí»
6 de septiembre de 2013.- (Marco Tosatti / Vatican Insider/ Camino Católico)   Un joven estadounidense, que ahora tiene 19 años y está frecuentando el segundo año de la universidad, habría sanado de un tumor al tórax gracias a Benedicto XVI, que durante una audiencia en Roma, el año pasado, lo recibió, escuchó su historia y le impuso la mano justamente en el pecho, en donde anidaba el linfoma, tal y como vemos en la fotografía. «Benedicto XVI me curó de un tumor» afirmaPeter Srisch y su familia también esta convencida de ello, y así lo han declarado a la televisión estadounidense KUSA, de Denver.

lunes, 11 de junio de 2012

Elisa Aloi, la 61ª persona que recibió un milagro en Lourdes, cuenta su curación de un tumor tuberculoso


11 de junio de 2012.- (Aleteia.org / Camino Católico) Cuando Elisa Aloi se enfermó a los 14 años, existían muy pocas esperanzas de curación. Padece un tumor blanco tuberculoso en la rodilla derecha. Por ello y durante 11 años, sufre muchos más abscesos tuberculosos y las recaídas siguen a los tratamientos. Tuvo que guardar cama, afectada por continuos dolores, durante muchos años. Elisa encontró apoyo en su fe y devoción por la Iglesia católica.
En junio de 1957, a la desesperada, decide acudir a Lourdes en peregrinación con la organización italiana Unitalsi, pero vuelve a su casa de Sicilia tan enferma como antes. Sin embargo, en junio de 1958, en una situación quizá más comprometida, vuelve a Lourdes. Diez días después de su regreso a Sicilia y su médico declara que, según su criterio "Elisa Aloi ha vuelto de Lourdes completamente curada". Es la 61ª persona que ha recibido un milagro en Lourdes, constando la fecha del 5 de junio de 1958 como la de la sanación, cuando tenía 27 años. En 1965, Mons. Fasola, Arzobispo de Messina, declara formalmente milagrosa la curación de Elisa Aloi. Unos meses más tarde, se casa. Entre 19966 y 1974, tendrá cuatro hijos. Esta es su historia.

jueves, 14 de febrero de 2008

Curada de un tumor / Autora: Venera Longo

El 13 de mayo de 1996 fui sometida a una colicistectomía por cálculos biliares, luego de haber estado en terapia por unos ocho meses por piastrinopenia.
Luego de la intervención quirúrgica exitosa, unos veinte días después, comencé a acusar dolores de vientre y en la zona inguinal. Se pensó que se deberían a adherencias de la cicatrización. Se hicieron los debidos controles ecográficos y hematológicos pero ellos no mostraron ninguna anomalía orgánica.

Al inicio de junio, un ligero movimiento de las piernas me provocó la fractura del hueso de la cadera con un consecuente hematoma en la zona interna del muslo, confirmado por los exámenes radiográficos. Por lo tanto estuve obligada a la inmovilidad.

Pasando las semanas, en lugar de advertir los alivios de una mejoría, los dolores aumentaban. Se probó la terapia médica y la terapia de rehabilitación, pero sin éxito ya que el dolor y la dificultad para moverme aumentaban cada vez más. Se agregó la dificultad para respirar y a mover el brazo y el hombro izquierdos (ya que ambos habían resultado fracturados también). De esta situación se culpaba a una elevada e imprevista cuota de osteoporosis.

En breve y como sea, aquel verano se caracterizó por tremendos y lacerantes dolores, hasta que en septiembre la situación había llegado a un punto verdaderamente insostenible.

Así una noche, como si todo lo anterior no fuera suficiente, por el simple gesto de levantar el auricular del teléfono, me fracturo el brazo derecho (era la noche de la octava de la fiesta de la Virgen de la Guardia, patrona de nuestro barrio).
En esos momentos fui sometida a ulteriores exámenes clínicos, los que revelaron el terrible e infausto diagnóstico de mieloma múltiple ya en estado avanzado.
Ignorante de todo y como siempre, yo rezaba a Dios y a su amadísima Madre Maria para que me ayuden a soportar con serenidad estos momentos terribles.

No obstante un día, presa de la incomodidad y del cansancio, me dirigí a Dios, a la Virgen y al alma de mis padres "reprochándoles" su silencio. "Haz dicho: golpea y se te abrirá... mamá... papá, me habéis abandonado..."

Durante la noche soñé, en los pocos momentos que alcanzaba a dormir, que muy verosímilmente mis padres se presentaron a los pies de mi cama. Mi madre me exhortó a levantarme (ya hacía cinco meses que no caminaba más) e ir hacia la Virgen. Me levanté y juntas alcanzamos la calle. Llegadas al cruce, estaba por dirigirme hacia nuestra iglesia parroquial cuando conocidos míos me detuvieron para tener noticias del estado de mi salud. Contemporáneamente mi madre me exhortó a continuar mi camino, conduciéndome hacia la Roca de Belpasso, porque era aquel el lugar que había que alcanzar.

Al despertarme de aquel maravilloso sueño, vivido con extrema intensidad, comencé a sentirme mejor hasta mi completa curación. Esta sensación de bienestar estaba acompañada por el asombro y la maravilla de parte de mis seres queridos y de los médicos. Todos los análisis clínicos habían vuelto a sus valores normales y aún las fracturas (unas 27) se habían ido soldando sin el aporte y sostén de ninguna escayola.

Ahora, a la distancia de cuatro años, siento la necesidad de testimoniar la gracia recibida de la Ssma. Virgen, esto es, mi completa curación, sucedida, según el decir de los médicos, de manera inexplicable.

No encuentro palabras adecuadas para agradecer a Dios y a la Ssma. Virgen por todo aquello que me han concedido, pero espero alabarlos en cada uno de los momentos de mi vida.

En fe, Venera Longo

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Fuente: http://www.rocciadibelpasso.it