Jesús Rodríguez escuchó la llamada de Dios a ser sacerdote pero se resistía
Camino Católico.- «Señor, sí, voy, ¿pero a dónde?». Esta era la pregunta que a Jesús Rodríguez, a menos de un mes de cumplir los 29 años, le salió después de una noche en vela durante una convivencia de jóvenes en Jerez con su parroquia, Nuestra Señora de la Paz. Era febrero de 2017. Habían rezado vísperas ante el Santísimo y después tuvieron un rato de adoración, que fue cuando el joven sintió «fuego en el corazón y paz», mezclado con intranquilidad porque era la confirmación de que «Dios me pedía algo» relata a B. Aragoneses en Infomadrid.
La realidad es que él llevaba meses barruntando. Su padre, sacristán de la parroquia, y su madre, conserje del colegio diocesano asociado, le inculcaron la fe en casa. «Pero tiendo al perfeccionismo y al control», así que pensar en algún interés del Señor para él al margen de la vida que ya controlaba suponía «que todo se derrumbaba» y que «iba a exceder todas mis fuerzas».
Además, en realidad «la puerta del sacerdocio siempre la había tenido cerrada». «Era muy fiestero y no me reconocía en la imagen del sacerdote que tenía en la cabeza». De hecho, cuando se lo contó a sus amigos durante un viaje a Almuñécar «lo fliparon». Algunos no son creyentes, pero todos, «a su manera, se emocionaron y me han acompañado en todo el proceso». Como sus padres, aunque al principio «mi padre se pensaba que le estaba vacilando».
Querer escuchar
Esa noche de Jerez, Jesús no pudo dormir. «Todo el rato revolviéndome en el saco», ríe. Decidió bajar a la capilla y coger una Biblia para serenarse un poco y coger el sueño. Justo le salió el pasaje de la llamada de Jesús a los Doce. «Ven y sígueme». Jesús —Rodríguez— se rindió. «Sí, voy, ¿pero a dónde?».
Esta vivencia «me la callé, pero el Señor, cuando se pone para llamar, se pone insistente». Estaba estudiando ya Filología Hispánica y «sentía el deseo de querer escuchar al Señor». Así que un día entre semana, en contra de su costumbre, fue a Misa y después habló con el párroco. «Quiero saber cómo escuchar al Señor». Oración y dirección espiritual, fue la respuesta.
Lo hizo. «¿Y si el Señor me llama a ser cura?», le preguntó al sacerdote en una ocasión, pensando que él «lanzaría confeti y diría “qué bien, otro más”». Pero su respuesta «me ayudó mucho: “Lo que te quiere el Señor es santo”». Y lo fue aguantando, animándole, eso sí, a hacer un discernimiento vocacional «más al sacerdocio». Porque la realidad era que al pensar en este camino, «mi corazón volvía al ardor de Jerez».
Jesús Rodríguez será ordenado sacerdote este mes de mayo de 2025
Un día le dijo a su párroco que «estoy listo, ¿dónde es el seminario, en Toledo?». Porque él se pensaba que esa era «la central». Pero en lugar de eso, lo envío a un retiro. Effetá. Noviembre de 2017. En ese bullicio, Dios «me fue quitando las dudas, los miedos, “fíate, recuerda que eres mi hijo amado”». Jesús volvió a decir que sí: «Sí, Señor, lo que tú quieras mientras vayas conmigo».
Ese mes de enero comenzó el entonces curso introductorio y en Semana Santa, ejercicios espirituales. Silencio máximo. «Te puedo aguantar dos horas, ¡pero cinco días…!». Le pidió fuerzas a Dios y ahí «el Señor tomó verdaderamente mi corazón». «Ya mi vida es tuya», le dijo Jesús. Había encontrado para lo que estaba hecho.
Oración intensificada
En estos siete años de seminario, Jesús ha aprendido «qué es ser sacerdote». También «a ser hombre de oración, de corazón entregado, desposeído de todo, y a confiar como la Virgen María, que fue la primera que dijo sí». Aparte de los estudios, con alguna asignatura que se le atragantó un poco, lo que humanamente más le ha costado a Jesús ha sido «la obediencia» y ser consciente de que «el tiempo ya no es mío, es para los demás».
A pocos días de su ordenación presbiteral intensificó la oración. Aseguraba que estaba «tranquilo y confiado», esperando con especial emoción el momento de la postración en el suelo mientras se cantan las letanías a los santos. «Todo el Pueblo de Dios está rezando por ti, ¡esto es la Iglesia!».
Siente también el cariño de sus feligreses de las parroquias Padre Nuestro y Santa Cecilia, que forman unidad pastoral, muy diferentes entre sí, pero «en la diversidad, la unidad; todos somos cristianos». Con ellos «disfruto mucho, me ayudan a crecer en la vocación; me han visto como seminarista de 6º, como diácono y, a partir de ahora, como su pastor, y me van forjando».
De su párroco, Francisco Santos, está aprendiendo precisamente «a ser pastor, a acompañar, a servir». «De su fidelidad —tiene 61 años— y de la presencia en la parroquia, de estar, porque nunca sabes cuándo va a llegar alguien que necesita hablar; de cómo celebra la liturgia…». «Cuando te ordenas entras a formar parte de un presbiterio, en comunión con el obispo», y esta fraternidad, que tiene ya experimentada con sus compañeros del seminario, «la estoy viendo en la parroquia».
En la imagen, a la izquierda, Jesús Rodríguez en la fiesta parroquial con el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid
Jesús Rodríguez Jara ha sido ordenado presbítero el sábado 24 de mayo en la catedral de la Almudena. Su lema presbiteral es No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz (Jn 1,8). Celebrará su Misa de acción de gracias el lunes 9 de junio, a las 20:00 horas en la parroquia Padre Nuestro (Av. de Cantabria, 4, Alameda de Osuna).
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