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jueves, 19 de junio de 2025

Justine Callis era evangélica, gimnasta tenaz, quiso saber qué era la Eucaristía y el Magisterio, un sacerdote le propuso hacer un retiro en silencio y «supe que Jesús había creado la Iglesia Católica y me la ofrecía»


Justine Callis fue una gimnasta de alto nivel hasta 2019, y evangelizadora protestante casi hasta 2022

* «Recuerdo haberle entregado mi vida en oración a Jesús, siendo sólo una niña de quizá seis o siete años. Repetí mi oración unas cien veces, quería asegurarme de que Dios me escuchara… Respecto a la presencia de Cristo en la Eucaristía, lo quise experimentar en una adoración. Mi madre me había enseñado que la oración es sentarse a los pies de Jesús. Cuando entré en adoración lo recordé. Dije a Dios: 'si esto es verdad, este es el único lugar en que puedo sentarme físicamente a los pies de Jesús en este lado del Cielo'» 

Camino Católico.-  Justine Callis, que fue gimnasta de éxito y entrenadora, es católica desde 2021. Le costó dar algunos saltos muy arriesgados, casi al vacío, confiando sólo en Jesús. Antes fue evangelizadora en una iglesia evangélica vibrante, llena de personas enamoradas del Señor, pero hoy, como católica, considera que Dios quiere una única Iglesia unida, con su jerarquía, y una comunión basada en la Eucaristía. Ha contado su testimonio en varios sitios en inglés, como CHNetwork y Pablo J. Ginés lo traduce y sintetiza en Religión en Libertad.

Sabe que hay muchos cristianos evangélicos con un gran amor por Cristo, que quieren hacer la voluntad de Dios, y les quiere presentar la propuesta católica desde su iniciativa Theology of conversion. Y a los católicos "de siempre", les quiere recordar la gran riqueza que es la Iglesia y sus sacramentos y el deber de trabajar por la unidad de los cristianos.

Justine creció y se educó en una familia evangélica. Era la más pequeña de 5 hijos. Sus padres eran devotos, su madre rezaba en casa con ella. "Mi madre leía la Biblia tomando café en la cocina y me citaba las Escrituras a todas horas", explica.

Devota desde niña

"Recuerdo haberle entregado mi vida en oración a Jesús, siendo sólo una niña de quizá seis o siete años", dice. Repitió su oración "unas cien veces, quería asegurarme de que Dios me escuchara".

Durante 20 años, desde pequeña, se volcó en la gimnasia y compitió en las categorías universitarias desde la Universidad Estatal de Arizona, donde también fue entrenadora. "Ese deporte dio forma a quien soy hoy", dice. 


Justine Callis contando su testimonio de conversión al catolicismo

De adolescente, a los 16 años, se bautizó en una megaiglesia de estilo evangélico. "En esa megaiglesia tenían más de 300 ministerios [servicios], desde un club de ciclismo de montaña al Centro de Rehabilitación de Personas Traficadas más grande de América del Norte. Me enamoró", detalla. También había en ella infinidad de grupos pequeños, también para jóvenes. No se consideraba de una denominación concreta, pero su iglesia no bautizaba bebés, así que hoy diría que es baptista.

En la universidad colaboraba en grupos evangélicos universitarios. "Dirigí algunos estudios bíblicos del equipo de gimnasia y pude ver a algunas de mis compañeras bautizarse y entregar su vida a Dios".

Evangelizadora y comunicadora

Terminó una licenciatura de comunicación y pasó a trabajar a tiempo completo con la megaiglesia, rodeada de cristianos excelentes, volcados en acoger y evangelizar. Usaban los dones del Espíritu Santo para orar por otras personas y acompañarlas y ella misma tuvo ocasión de comprobar que Dios respondía en esas ocasiones. Admiraba al pastor y usaba sus conocimientos como comunicadora. Los recuerda como unos años magníficos.

"Entendía que Jesús me amaba profundamente, quería que otras personas también vivieran eso. Me esforzaba en hacer que la gente que acudía nueva se sintiera acompañada, conectada. Dábamos a cada uno una nota escrita a mano agradeciendo que vinieran. También trabajábamos con donantes, con el centro de personas traficadas..." Los sermones eran muy inspiradores, la música de alabanza y adoración era muy buena.

Ella conocía algunos ex-católicos, que nunca le habían hablado de la fe. "Yo pensaba que los católicos, probablemente, podían ir al Cielo, a pesar de ser católicos, y me parecía que en el catolicismo había muchas cosas que distraían de Jesús". Pero tampoco había reflexionado apenas sobre eso, y de hecho ni siquiera conocía la palabra "protestante".

Justine Callis, cabeza abajo... como su edificio teológico cuando empezó a hacer preguntas serias y católicas

Cuando su fe tranquila quedó cabeza abajo

Un día encontró a un católico que sí conocía su fe. El católico preguntó a Justine a qué iglesia iba y por qué. Ella estaba encantada de responder: explicó todas las cosas magníficas que había en su megaiglesia.

- Y tú, ¿por qué vas a tu iglesia católica? -pregunto después ella, por amabilidad.

- Por la Eucaristía y el Magisterio - dijo él.

- ¿El qué? ¿Qué son esas cosas? -ella jamás había oído esas palabras.

- Y por los siete sacramentos...

- ¿Qué es eso? ¿Y te dan los siete? -preguntó ella, que tampoco conocía la palabra.

- El Magisterio es la autoridad para enseñar, la Iglesia Católica tiene esa autoridad porque se la dio Jesús, que es quien creó la Iglesia Católica -le dijo su interlocutor.

Justine pensó: "Estas afirmaciones son muy atrevidas y hasta algo ofensivas. ¿De dónde sale tanta audacia? ¿Cómo osan decir esas cosas?"

Y empezó a investigar. La misma pasión y tenacidad que antes aplicaba a la gimnasia, las aplicó ahora a investigar el catolicismo y sus audaces afirmaciones.

La Iglesia tiene que ser una

Una de las primeras cosas que notó es que, efectivamente, en su misma calle había diversas iglesias de diversas denominaciones, había una verdadera división entre los cristianos. Y enseguida entendió que Dios no quería una iglesia dividida.

También entendió que era necesario una autoridad, alguien que enseñara con autoridad, una Iglesia que enseñara con autoridad, una iglesia fundada por Jesús con la promesa de que podía y debía enseñar su doctrina.

Por primera vez habló con sus pastores protestantes de temas doctrinales. Descubrió que su megaiglesia tenía 14 principios como denominación, estaban en la web para quien le interesaran. "Pues estudiarlos si quieres, pero es común que muchos no estemos de acuerdo con todos", le dijeron. Le pareció que entonces esos principios no merecían mucha reverencia y debían ser bastante arbitrarios. 

Justine Callis se hizo muchas preguntas y oró para llegar a su conversión al catolicismo

El factor Scott Hahn

Leyó Roma Dulce Hogar y La Cena del Cordero, dos libros del Scott Hahn, un biblista exprotestante que ha acercado a muchos al catolicismo. Le gustaron y fue a un encuentro con Hahn que visitaba su ciudad. "No estoy de acuerdo con todo lo que dice, pero me gustaría escucharle", pensó. Se sentó en la parte de atrás de la iglesia. Todo lo que Scott Hahn explicaba, acompañado de John Bergsma, era convincente y razonable. "Me estaban volviendo loca", recuerda. 

A la hora del descanso, confundió una cesta de estampitas para orar con una cesta para donativos, y pensó hacer un pequeño donativo y a la vez dejar una nota con un texto dirigido a Scott Hahn. "Haré una pequeña donación porque sé que aman a Jesús. Quizá su teología no me convence, pero puedo sentir que el Espíritu Santo está aquí", se dijo.

Resulta que todos los mensajes en la cesta entraban en un sorteo de un libro, y Hahn, ante todo el mundo, sacó su mensaje y lo leyó en voz alta: "Estimado Dr. Hahn, soy protestante. Pero después de hoy quizá no por mucho tiempo", había escrito ella sin saber que se leería en voz alta. Tuvo que levantarse y acercarse allí entre risas y aplausos. Hahn le dio un abrazo ante todos. Hoy, pasados los años, han colaborado ya en varios proyectos. 

Orar es ponerse a los pies de Cristo

Respecto a la presencia de Cristo en la Eucaristía, la quiso experimentar en una adoración. "Mi madre me había enseñado que la oración es sentarse a los pies de Jesús. Cuando entré en adoración lo recordé. Dije a Dios: 'si esto es verdad, este es el único lugar en que puedo sentarme físicamente a los pies de Jesús en este lado del Cielo'". Y al pensarlo y hacerlo, lloró. 'Esto es real o no lo es', se repitió.

Pero la gente ponía flores de verdad ante el Santísimo "como si realmente pensaran que este es Jesús".

Tenía que haber un Magisterio protegido por el Espíritu Santo. Y eso incluía la Eucaristía. 

Justine Callis en adoración eucarística, pero ya su madre evangélica la enseñó a ponerse a los pies de Cristo

Cada vez, más defendía las enseñanzas católicas. Anunció que estudiaría Teología Católica, para espanto de su familia. "En realidad, sólo quiero saber de dónde viene lo que dicen los católicos", les decía.

Una visión estando de retiro

Conoció un amigo sacerdote católico, que le recomendó un retiro en silencio. Hizo uno de cinco días, en la montaña, sin ordenador ni teléfono, ayunando. Sus pastores evangélicos se mostraron favorables: era tiempo para escuchar a Dios. "¿Qué estás haciendo, Señor?", le preguntaba.

El último día, el sacerdote le propuso hacer un ejercicio de imaginar o visualizar a Jesús, de pedir a Dios que le hablara con imágenes. En su iglesia, de estilo bastante carismático, ya había orado así en otras ocasiones, pidiendo "palabras del Señor" al interceder por otras personas.

Oró y durante 20 minutos no pareció pasar nada. Entonces tuvo una imagen en su imaginación, como "un boom de la nada". Jesús le conducía con los ojos vendados y le quitaba la venda en un templo católico. Luego, Jesús estaba de pie sobre el altar. Luego Jesús le enseñó cosas de la iglesia, la estatua de María, las escenas bíblicas de las vidrieras, las velas, y las manos del sacerdote en la elevación: "lo hice por ti", le dijo Jesús en esa visión. Ella le respondió llevando a Jesús a su megaiglesia y mostrándole sus pantallas, sillas, etc... y preguntándole: "hicimos esto para ti, ¿te gusta?" Pero Jesús la miró y le dijo: "Te amo". "Y en ese momento supe que Jesús había creado la Iglesia Católica y me la ofrecía, un regalo que nadie me había ofrecido".

Al volver a la iglesia evangélica en la que trabaja, Justine anunció que dejaba su trabajo y esa congregación.

Le costó explicarlo a su familia. De hecho, se quedaba sin trabajo. Estaba renunciando a todo por seguir a Jesús. Ella había rezado "Jesús, cualquier cosa menos el catolicismo" y ahora le pedía ser católica.

Hacerse católica en total le costó dos años y medio y 3 cursos de RCIA (iniciación católica para adultos).

Desde lo bueno de los protestantes, la unidad

Hoy le dice a los protestantes que, en realidad, tienen muchas cosas buenas, bellas y verdaderas, y que sólo les faltan unas pocas. "Yo diría que el catolicismo es el 100% de la verdad, mientras que el protestantismo tiene un porcentaje muy alto de la verdad. Por ejemplo, el Espíritu Santo sí puede obrar mucho entre protestantes, yo lo vi en mi ministerio allí. Y yo me enamoré de Jesús siendo protestante. Y hay diferentes formas de adoración. Pero ahora sé que el Santo Sacrificio de la misa es la forma más alta de oración y la Liturgia de las Horas es la segunda más alta".

"Los católicos nos hacemos un flaco favor cuando simplemente actuamos como si no hubiera verdad ni eficacia allí, porque creo que en realidad hay mucho que podríamos aprender de la iglesia protestante.

Y por supuesto, también hay mucho que la Iglesia protestante podría aprender de la Iglesia católica para entrar en el mundo".

"Hay protestantes que son cristianos devotos y hermosos, que nunca han leído una página ni de GK Chesterton ni de Tomás de Aquino, y si lo hicieran ¡se harían católicos!", dice en una tertulia con entusiasmo.

Ella cumple años el 15 de agosto. Al hacerse católica, descubrió que la Iglesia le pide ir a misa cada año, el día de su cumpleaños, por ser la fiesta de la Asunción de la Virgen. "Me encanta, es el mejor regalo", dice.

Justine desea una iglesia unida para cumplir "la Gran Comisión", el gran mandato de ir y hacer discípulos. Desde agosto de 2024 puso en marcha su iniciativa Theology of Conversion. Su objetivo: "equipar a los católicos para acercar a casa a sus seres queridos protestantes". Y juntos, anunciar a Cristo al mundo.

lunes, 16 de junio de 2025

Shelby y Travis Cannon y sus hijos se han bautizado pero se encontraron con Cristo mientras su hijo de 5 meses luchaba por su vida: «Sentíamos que Dios estaba ahí, muy cerca, en los momentos tan difíciles de atravesar»


Shelby y Travis Cannon y sus tres hijos se han bautizado católicos esta Pascua

* «Vimos a nuestra comunidad unirse, orando por nosotros de maneras que nunca imaginamos… Cuando lees la Biblia, todo se aclara. Te dice con claridad cómo adorar a Dios y cómo vivir. Y así es como funcionamos. Es simple, directa y tiene sentido» 

Camino Católico.-  El domingo 20 de abril de este año 2025, día de Pascua, Shelby y Travis Cannon, junto con sus tres hijos, fueron bautizados y recibidos en la Iglesia Católica. Esta familia de Kansas (Estados Unidos) ha recorrido un largo camino. Su camino hacia la fe fue doloroso, marcado por una tragedia familiar.

Shelby, de 32 años, y Travis, de 36, crecieron en hogares donde el cristianismo estaba presente pero no se practicaba. Después de varios años como pareja, inicialmente intentaron encontrar una iglesia donde pudieran sentirse como en casa, sin éxito. “Entonces la vida simplemente tomó el control”, le dice Shelby a Christine Rousselle en Aleteia. Poco a poco, la fe y la asistencia a los lugares de culto fueron relegadas a un segundo plano. Pero todo cambió el día que ocurrió la tragedia.

Cuando su hijo más pequeño, Benny, de cinco meses, sufrió una lesión cerebral grave por falta de oxígeno, tras quedar sin supervisión en la guardería, el mundo se derrumbó para la familia Cannon. Los médicos fueron pesimistas sobre sus posibilidades de supervivencia; pero Benny desafió todos los pronósticos: ahora, con 14 meses, respira de forma independiente, aunque todavía requiere cuidados médicos complejos. "Al principio nos dijeron que nuestro hijo no sobreviviría", asegura Shelby. "Y, si por algún milagro lograba sobrevivir, nunca podría respirar por sí solo."

Mientras el pequeño Benny luchaba por su vida en el hospital, algo cambió en la casa de la familia Cannon. Su visión de Dios se transformó, adquiriendo una dimensión que nunca habían conocido. Travis comenzó a leer la Biblia desde el principio, como un llamado a comprender, a acercarse a algo más grande.

Alrededor de ellos, la comunidad se movilizó. Las oraciones, el apoyo y los gestos de solidaridad llegaban de forma inesperada y abrumadora. "Vimos a nuestra comunidad unirse, orando por nosotros de maneras que nunca imaginamos", dice Shelby. “Sentíamos que Dios estaba ahí, muy cerca, en cada uno de esos momentos tan difíciles de atravesar”.

Creciendo juntos en la fe

Un día, la pareja sintió un llamado interior: decidieron acudir a la escuela católica local para inscribir a su hija mayor. Shelby envió un correo electrónico simple, haciendo preguntas sobre el registro... y cómo unirse a la Iglesia. ¿Casualidad o providencia? Las clases de catecumenado para adultos comenzaban a la semana siguiente, así que, inmediatamente, se inscribieron. Para Travis, las enseñanzas católicas resuenan como algo evidente. "Cuando lees la Biblia, todo se aclara. Te dice con claridad cómo adorar a Dios y cómo vivir. Y así es como funcionamos. Es simple, directa y tiene sentido", explica.

Este año, en Pascua, Shelby y Travis han recibido los tres sacramentos de la iniciación cristiana: el bautismo, la confirmación y la Eucaristía. Sus tres hijos también están bautizados. Al comenzar el año escolar, los dos mayores empezarán el preescolar y el jardín de infancia en la escuela católica de su nueva parroquia. "Vamos a crecer en la fe con ellos, vamos a descubrir todo juntos", se alegra Shelby. Este camino hacia la Iglesia está acompañado de una cálida acogida. “Nos sentimos bienvenidos y apoyados. Ahora, cada domingo, tenemos algo que celebrar juntos”.

jueves, 22 de mayo de 2025

Jeevan Kumar Suravarapu y su madre se convirtieron del hinduismo al catolicismo al morir el padre: «El único refugio que encontramos fue Jesús y nos bautizamos en 2005 y con 13 años Dios me llamó a ser sacerdote»

 

Jeevan Kumar Suravarapu junto a su madre Parvathi, que se convirtieron del hinduismo al catolicismo al morir el padre

* «Mi madre acogió con alegría mi deseo de ser sacerdote, pero me pidió que me tomara un tiempo y reflexionara porque era demasiado joven para tomar una decisión tan grande. Sin embargo, esa idea seguía en mi corazón mientras iba creciendo. Mi madre desempeñó un papel fundamental en mi vocación. Realmente le agradezco su valiente paso de ofrecer a su único hijo al servicio del Señor en una situación realmente complicada para una mujer en India, que ya ha perdido a su marido y que ahora vive sola sin su hijo cerca de ella» 

Jeevan cuenta su testimonio de conversión y vocación en este vídeo. Habilitar los subtítulos en español para ver la traducción

Camino Católico.-  Jeevan Kumar Suravarapu nació en 1998 en la India, en el estado de Andhra Pradesh. Su vida no ha sido fácil. La conversión al cristianismo desde el hinduismo en una provincia donde la gran mayoría de la población es de religión hindú (más del 90.89%) es incluso peligroso. Jeevan y su madre se convirtieron al catolicismo y él fue llamado por Dios a ser sacerdote.

Una tragedia originó su conversión al cristianismo

Cuando contaba con apenas 4 años la tragedia truncó la felicidad de su familia con el fallecimiento de su padre, Bhaskar. Su madre, Parvathi, y Jeevan, hijo único, se quedaron solos. «Nadie vino en nuestra ayuda». «El único refugio que encontramos fue Jesús» dice Jeevan a CARF.

Parvathi empezó poco a poco a ir a una iglesia protestante porque algunos familiares lejanos practicaban esta religión. Un encuentro providencial con un sacerdote la llevó junto a su pequeño hijo a la Iglesia Católica, donde encontró mucho consuelo y mucha ayuda, algo que nadie les daba.

Así comenzó su viaje del hinduismo al cristianismo. Su casta y la comunidad hindú desaprobaron su conversión al cristianismo. A día de hoy, Jeevan y su madre son los únicos cristianos en todo su clan y familia, que sigue siendo hindú. «Mi madre nunca se rindió ante las dificultades y continuó con su fe. Aprendí de ella a ir a la iglesia y luego a servir en la Misa. Nos bautizamos en 2005 – tenía yo 7 años – y, por fin, comenzamos nuestro camino como hijos de Dios y miembros de la Iglesia Católica».

«Mi madre, la persona a quien le debo todo»

Su felicidad era inmensa, aunque la vida siguiera llena de dificultades. Parvathi seguía siendo el único sustento de la familia. Pese a todo, consiguió dar a su hijo una buena educación y transmitirle la fe. «He aprendido mucho de sus prácticas piadosas y de sus valores morales».

El amor de su madre por la Santa Misa despertó en Jeevan la idea de hacerse sacerdote para servir al pueblo de Dios. Con 13 años se lo contó a su madre. «Ella acogió con alegría mi deseo, pero me pidió que me tomara un tiempo y reflexionara porque era demasiado joven para tomar una decisión tan grande. Sin embargo, esa idea seguía en mi corazón mientras iba creciendo».

«Mi madre desempeñó un papel fundamental en mi vocación. Realmente le agradezco su valiente paso de ofrecer a su único hijo al servicio del Señor en una situación realmente complicada para una mujer en India, que ya ha perdido a su marido y que ahora vive sola sin su hijo cerca de ella».

Jeevan Kumar Suravarapu junto a su madre Parvathi, en la imagen de la izquierda antes de su conversión  y en la de la izquierda siendo ya católicos

Choque de culturas y tradiciones

El comienzo en el seminario tampoco fue fácil. Jeevan tuvo muchas dificultades para aprender y ponerse al día con las asignaturas. Venía de una religión y de una cultura completamente diferentes. Sin embargo, por la gracia de Dios consiguió superarlas todas. Durante 3 años hizo el curso de discernimiento para el sacerdocio a la vez que terminaba los estudios seculares en Eluru. Los primeros años en el seminario fueron duros al dejar su hogar. Sin embargo, la nostalgia pasó con el tiempo y el deseo de ser sacerdote se hizo cada vez más fuerte.

Durante ese tiempo, su vocación sufrió también un tiempo de prueba. Los formadores del seminario le pidieron que se tomara un descanso de sus estudios al sacerdocio. Al ser hijo único y su madre viuda, le aconsejaron que volviera a casa por vacaciones para discernir con fortaleza su vocación al ministerio sacerdotal. Estas vacaciones se convirtieron en tres años de estudios seculares. Fue un periodo arduo que sirvió para fortalecer su vocación.

Finalmente, recibió una carta invitándole a ingresar de nuevo en el seminario. Después de dos años de licenciatura en Filosofía en Visakhapatnam, su obispo, Mons. Rayarala Vijay Kumar, le ofreció proseguir sus estudios de Teología en Roma.

Jeevan Kumar Suravarapu está en Roma estudiando para ser ordenado sacerdote

Un sacerdote hindú en Roma, cuna del cristianismo

«Nunca se me había pasado por la cabeza que pudiera llegar a estudiar en Roma, la ciudad eterna. Pero Dios sabe más y lo hace todo, así que llegué a Italia en agosto de 2022».

Al llegar al Collegio Ecclesiastico Internazionale Sedes Sapientiae hizo dos meses de curso intensivo de italiano, lo que no le libró de tener problemas con el idioma. Otra dificultad fue la comida, no es fácil adaptarse a un cambio tan radical. Después de unos meses, todo se hizo cada día más fácil.

martes, 25 de febrero de 2025

Gregory Czerwicki: «En la cárcel, un ateo me recomendó leer la Sagrada Escritura y empezó mi camino de conversión, descubrí la vida de Jesús de Nazaret, quien me mostró que yo valía algo»


Gregory Czerwicki inició su relación con Dios en una celda de la cárcel con 17 compañeros. Actualmente visita los centros penitenciarios para ayudar a los detenidos y a la vez persevera en la fe e invita a los otros a leer la Palabra de Dios

* «A menudo me cuestionaba varias cosas sobre las que había leído en las Escrituras. Además, mis 17 compañeros de celda no ayudaban. Al contrario, refutaban todo esto, decían que era un mito. Este proceso duró cuatro años. Más tarde me armé de valor para arrodillarme junto a la cama y orar. El proceso de conversión me mostró que puedo ser más valiente, porque alguien me acompaña en todo esto, no estoy solo. Ese alguien era, por supuesto, Jesús… Soy un exconvicto que cambió completamente su vida gracias a su conversión y hoy viajo a penitenciarías y centros de detención juvenil para compartir mi testimonio y dar esperanza a quienes se sienten derrotados»

Camino Católico.- Gregory Czerwicki pasó 12 años en prisión. Sin embargo, decidió cambiar su vida y ayudar a los demás. Hoy, este feliz esposo y padre se reúne con presos y jóvenes escolares, dando testimonio de que se puede cambiar de vida, mostrando como ejemplo sus propias experiencias muy difíciles. 

Gregory Czerwicki es autor del libro "No estás condenado", que, como él mismo dice, es "la historia de un ex presidiario que primero lo perdió todo: su familia, su libertad, casi pierde la vida, fue puesto tras las rejas durante 12 años, y luego, después de salir de la cárcel… lo ganó todo”. Entrevistado en el portal polaco Misyjne, habla de cuán importante ha sido encontrar a Cristo en la Sagrada Escritura para su resurrección personal. 

Gregory Czerwicki y su libro "No estás condenado"

- Su historia es una prueba de que la conversión es un proceso que puede tener éxito incluso cuando requiere mucho esfuerzo y tiempo. ¿Pero es la conversión un proceso que termina algún día?

– La conversión es un proceso, un camino que dura hasta la muerte. En mi caso, este proceso lleva 14 años y ahí. El proceso de conversión ocurre todos los días, tiene lugar en mi corazón, en mi cabeza, pero en realidad todo se basa en construir relaciones. Mi conversión comenzó por un impulso, este impulso fue la Sagrada Escritura. El proceso de conversión tampoco es uniforme. Hay momentos mejores y a veces más difíciles, pero cada día es un proceso de transformación.

- ¿Así que no puedes señalar un momento en el que entraste en el camino de la conversión?

– Es difícil señalar un momento concreto, pero entrar conscientemente en el proceso de conversión estuvo ciertamente relacionado con la lectura de la Sagrada Escritura, descubrir la vida de Jesús de Nazaret, quien me mostró que yo valía algo. Me mostró el camino que poco a poco empezaba a recorrer y que empezaba a conocer.

- ¿Había más alegría y fascinación por esta nueva etapa de la vida o más miedos y ansiedades?

- A veces pensaba que era imposible, que no funcionaría. En esos momentos me gustaba volver al fragmento del Evangelio donde el paralítico es llevado a Jesús por sus amigos. Su conversión comenzó gracias a otro hombre, gracias a la ayuda de sus amigos. Fueron ellos quienes lo llevaron a Jesús y allí comenzó su relación con Cristo. Gracias a esto, llegó la curación. Pero antes de que llegara la curación, primero estaba el perdón de los pecados. A mí me pasó lo mismo. Conocí a un amigo, un ateo, que me recomendó las Sagradas Escrituras.

Gregory Czerwicki en prisión y después de salir de ella

- ¿Un ateo que recomienda las Sagradas Escrituras?

- Así fue. Estando en una celda con diecisiete personas él sabía que yo buscaba esperanza, amistad y amor en la vida. Un día, me recomendó un libro que pensó hablaba de lo que yo estaba buscando. Resultó que era la Sagrada Escritura. Fue él quien puso en marcha todo el proceso que condujo a la conversión.

A menudo me cuestionaba varias cosas sobre las que había leído en las Escrituras. Además, mis compañeros de celda no ayudaban. Al contrario, refutaban todo esto, decían que era un mito. Este proceso duró cuatro años. Más tarde me armé de valor para arrodillarme junto a la cama y orar. El proceso de conversión me mostró que puedo ser más valiente, porque alguien me acompaña en todo esto, no estoy solo. Ese alguien era, por supuesto, Jesús.

- ¿Era usted creyente antes de estar en la cárcel?

– No. Fui bautizado, hice mi Primera Comunión, pero recibí el sacramento de la confirmación sólo después de salir de prisión, sólo cuando conocí a Jesús.

Grzegory Czerwicki con su familia

- Hoy, que está libre y ha formado una familia, sigue acudiendo a las prisiones para acompañar a reclusos al encuentro con Dios. 

- Soy un exconvicto que cambió completamente su vida gracias a su conversión y hoy viajo a penitenciarías y centros de detención juvenil para compartir mi testimonio y dar esperanza a quienes se sienten derrotados.

- Respecto a perseverar en la lectura de la Sagrada Escritura siempre dice: 

- Si te acercas a la Biblia como un libro, la dejarás como un libro. Si te acercas a la Biblia como una Palabra Viva y construyes una relación con ella, existe la posibilidad de que tengas una relación con esta Palabra más a menudo. Sí, porque una persona puede llegar a la conclusión de que "Dios ya me está guiando", que "ya conozco el camino correcto" y entonces dejará de lado la Sagrada Escritura. Este es un desafío común para las personas que viven en la comunidad de la Iglesia desde hace mucho tiempo, que han entrado en una rutina y ya no sienten el impulso de su corazón al escuchar la Palabra de Dios.

Encuentro de Gregory con detenidos en una cárcel

Es como el matrimonio. Cuando la rutina entra en vigor, esa relación puede desmoronarse. Lo más importante es cuidar la relación, encontrar una relación viva en la Palabra de Dios. Dios te invita. Entonces el contacto con la Palabra de Dios será algo vivo, algo que querremos cultivar y cuidar. Jesús me invitó a la conversión a través de la Sagrada Escritura, pero luego esta Palabra me llevó al sacramento de la penitencia y la Eucaristía.

Y abrir la Sagrada Escritura significa construir relaciones. Gracias a la lectura conocemos a un hombre vivo: Jesús. Y Jesús nos muestra cómo vivir.

La resocialización funcionó para mí gracias a Dios, gracias a Su Palabra. Jesús, mi amigo, me dijo: "Gregory, nos prepararemos para salir". Y duró cuatro años la preparación. De la misma manera, ahora, cuando un preso empieza a trabajar conmigo porque quiere prepararse para su liberación, suelo decir que se necesita al menos un año para prepararse bien.