El ser humano no puede vivir sin amor. La vida no tiene sentido sin el amor, pero el amor verdadero, capaz de sacrificios, capaz de vivir la pureza por el bien del otro y por el bien propio. El Papa Benedicto XVI dice que “cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario” (24-IV-2005). La fe es el criterio que define nuestro estilo de vida. El ser humano no vive para el placer del instante sino que tiende a la felicidad eterna. Para lograr esa meta no hay que dejarse dominar por el instinto. Hace falta también la renuncia para sanear el amor para que alcance su verdadera grandeza. Leer más...
jueves, 12 de marzo de 2009
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