* «A mi madre le diagnostican un cáncer de pulmón, y aunque en un principio le dieron buen pronóstico, según pasó el tiempo, las noticias fueron a peor. Seis meses después, en enero de 2014, enterramos a mi ama. Aquello fue un golpe durísimo para mí. Si tenemos en cuenta que yo no estaba muy bien antes, su muerte me dejó K.O. Hasta el punto de no querer levantarme por la mañana. Lo único que quería era ir donde estaba mi madre. No tenía costumbre de rezar ni nada, pero sabía lo básico, que Dios estaba ahí y que me quería. Yo sentí algo fuerte dentro de mí. Para mí este es el momento clave, y así como sentí que alguien me levantaba, también entendí que se me estaba pidiendo algo más, y esto sí que es el principio de mi vocación. Fue un volver a nacer. Algo dentro de mí hizo un click»
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