* «No sé vosotros, pero tengo sed de Jesús. Tengo hambre de Eucaristía. Lo quiero. Físicamente, tangiblemente. Menos de 10 días de privación por el coronavirus, y tengo un deseo que nunca antes experimenté», anunciaba. Es una nostalgia que nunca pensé que tendría, dado que experimenté Su presencia espiritualmente durante 30 años como protestante, ignorando lo que me perdía. Incluso como católica, me costó años entender que ‘este es mi Cuerpo’ es de verdad. ‘Este es mi cuerpo entregado por vosotros’. Tomad y comed. Bebed. Estoy sedienta. Estoy hambrienta»
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