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miércoles, 23 de abril de 2008

Credo y bienaventuranzas del jurista católico

Tras la asamblea de católicos de esta categoría profesional celebrada en Quito

VALLE DE CHALCO, (ZENIT.org-El Observador).-El obispo de Valle de Chalco (Estado de México) y responsable de la Sección de Pastoral Social del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Luis Artemio Flores Calzada, dio a conocer «El credo y las bienaventuranzas del jurista católico», como resultado de los trabajos de la Tercera Asamblea de los Juristas Católicos de América Latina y el Caribe (Jucalayc), que se celebró, del 10 al 13 de abril en Quito, Ecuador.
El tema general de esta Tercera Asamblea de Jucalayc fue el «Identidad y misión del jurista católico». El encuentro que concluyó con la formulación del Credo y las Bienaventuranzas del Jurista Católico, representó --según ha dicho monseñor Flores Calzada-- un espacio de fraternidad y compromiso para formular aportes en vista a mejorar las políticas públicas de América Latina y el Caribe a favor de la reinserción y la rehabilitación de los encarcelados.

«Como fruto del encuentro, explica el obispo del Valle de Chalco, se afianza la preocupación por atender a los hermanos privados de libertad, en quienes se descubre el rostro sufriente de Cristo, que esperan por la solidaridad de los creyentes siguiendo el mandato de Aparecida que pide que se brinde una atención especial a los encarcelados, entre tantos otros que expresan rostros concretos del sufrimiento en el mundo urbano, y que exigen el compromiso decidido de parte de los creyentes como se menciona en el numeral 517 del Documento Conclusivo así como la urgente atención por parte de las autoridades gubernamentales llamados a solucionar los graves problemas que se viven al interior de las cárceles».

Jucalayc tiene un consejo, compuesto por coordinadores de las cuatro regiones del CELAM: región Centroamericana y México, región Caribeña, Bolivariana y Cono Sur; una asamblea integrada por dos delegados de cada país y un consejero, sacerdote. La integración de JUCALAY se completa con capítulos nacionales, diocesanos y parroquiales.

A continuación publicamos el fruto del trabajo realizado en Quito, Ecuador: «El credo y las bienaventuranzas del jurista católico».
Credo del Jurista Católico
1. CREEMOS en el Dios de la vida; en Jesucristo, abogado de los desprotegidos; en el Evangelio que nos da libertad y liberta a los hombres y mujeres; en la inviolabilidad de la dignidad humana y de la conciencia; en la esencial igualdad de todo ser humano y en su dignidad de hijo/a de Dios; en el valor del "estar" y de la escucha; en la capacidad y el derecho de los privados de liberad a redimirse.
2. CREEMOS que el jurista católico es una persona llamada y enviada por Jesucristo a ser instrumento del Reino de Dios en el mundo, con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, siendo signo y testigo del amor y misericordia de Dios hacia los más desfavorecidos, especialmente en el mundo de la "carcelación", los marginados y excluidos.

3. CREEMOS que la misión esencial del jurista católico consiste en vivir y ser un servidor de la justicia, la verdad, la libertad, la vida, la reconciliación y la paz, la dignificación y humanización de las personas, mediante el aporte creativo de sus talentos y el ejercicio de su profesión.
4. CREEMOS que el jurista católico debe fundamentar su acción en la Doctrina Social de la Iglesia y en una espiritualidad profunda y encarnada, con el apoyo efectivo de sacerdotes y obispos.

5. CREEMOS que el jurista católico debe crear puentes de colaboración con profesionales y organismos de la sociedad civil para defender, denunciar y promover ante autoridades gubernamentales cambios en las políticas públicas.
6. CREEMOS que un jurista católico debe ser una persona: competente en el ejercicio de su profesión, leal, honesta, humilde (reconocerse amada en la vulnerabilidad y pecadora), profundamente solidaria, capaz de soñar un mundo sin cárceles ni estructuras injustas e inhumanas.
7. CREEMOS que es necesario vivir en un proceso de formarnos permanente para ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo, en y desde el ejercicio de nuestra profesión.

Bienaventuranzas del Jurista Católico

1. BIENAVENTURADO el jurista católico que sigue a Cristo, lo conoce, vive en su palabra, y es coherente en su fe y actuar, porque le dará credibilidad a la Iglesia y a su labor como jurista.

2. BIENAVENTURADO el jurista católico que defiende y promueve la dignidad humana y el derecho de los privados de la libertad, marginados y expulsados, reconociendo en cada uno el rostro de Jesús, porque se identificará con Jesucristo solidario.

3. BIENAVENTURADO el jurista católico que, con humildad de corazón y con perseverancia, presta un servicio incondicional y desinteresado a los privados de libertad, porque será signo e instrumento del Reino de Dios.

4. BIENAVENTURADO el jurista católico que, valorando la dignidad humana de los que han sido privados de la libertad, ejerce el manejo de un proceso justo y lucha contra las propuestas inhumanas de la estructura sociopolítica, porque será constructor de una nueva sociedad.

5. BIENAVENTURADO el jurista católico que visita a los privados de la libertad, comparte su sufrimiento y con su presencia les hace sentir el amor de Dios, porque eso le permitirá identificarse con ese hermano.

6. BIENAVENTURADO el jurista católico que ama la verdad, denuncia las injusticias y no se deja aprisionar por las estructuras legales de pecado, porque hará presente a Cristo redentor del ser humano.

7. BIENAVENTURADO el jurista católico que vive su bautismo en comunión y participación con toda la Iglesia y pone todo su esfuerzo y creatividad para que quienes están en el mundo de la carcelación tengan vida plena en Cristo, porque así se mostrará como verdadero discípulo y misionero de Jesucristo.