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miércoles, 28 de mayo de 2008

Ginecólogos y Obstetras del Ecuador rechazan el aborto


GUAYAQUIL, (ACI).- En un documento que contiene 15 Conclusiones de un "Taller de Prevención del Aborto" organizado en Guayaquil, Ecuador, por la Federación Ecuatoriana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FESGO), los profesionales de la salud coincidieron en la necesidad del rechazar el aborto como camino para solucionar cualquier problema real en el ámbito de salud de la mujer.

Durante la reunión realizada en el Hospital–Maternidad Enrique Sotomayor, un centro maternal donde nacen todos los días no menos de 100 niños, los médicos y especialistas en obstetricia redactaron un documento con 15 conclusiones que fue firmado el 23 de mayo.

Las conclusiones afirman que "los que integramos la FESGO no estamos de acuerdo con ninguna forma de aborto provocado. La
vida es inviolable desde el momento de la concepción. La eliminación de un ser humano inocente es siempre inaceptable, ética y médicamente hablando".

Señalan que están en contra del aborto provocado "porque es un acto, no sólo ilegal, sino delictivo"; y porque "la Ciencia enseña que la vida comienza en la concepción. Si esta verdad es afirmada también por las religiones, no deja por ello de ser una verdad estrictamente científica, para transformarse en una enseñanza religiosa opinable. El que niega que la vida se inicie en la concepción no se las tendrá que ver con la Religión sino con la Ciencia. Negar esta certeza de la Biología no es expresión de falta de fe, sino de una carencia de elementales conocimientos de Genética Humana; aún más: de simple cultura general".

El documento de la FESGO asevera además que "ha de respetarse la vida humana desde el instante de la concepción, durante todas las etapas por las que atraviesa la persona humana hasta su muerte natural; cualquiera que sea el nombre que se le dé a la nueva persona humana: cigoto, mórula, blastocisto, embrión, feto, neonato, infante, adolescente, joven, adulto, anciano, enfermo en estado terminal… Todas son sólo denominaciones de la única y misma persona humana en las distintas etapas del desarrollo por las que ella atraviesa".
Los expertos señalan que "hay momentos en la práctica médica –los médicos también somos humanos– en los que, quizá, los Profesionales de la Salud no sabremos qué hacer para resolver el problema de una determinada embarazada; pero sí sabemos qué no hacer: matar directamente a su hijo, constituyéndonos en dueños y señores de la vida y de la muerte. Los médicos somos agentes de la vida y no embajadores de la muerte".

"No olvidemos –agregan– que la segunda víctima del aborto es la madre que aborta. La moderna Psiquiatría y la Psicología de última generación han consagrado el término ‘Síndrome Post Aborto’ (SPA). Hemos de saber que una madre se saca más fácilmente su niño de su vientre que de su mente y de su corazón".

El documento dice también que a veces, el médico se ve en situaciones de conflicto entre la vida de la madre y la vida del hijo. "Ante tales situaciones se ha ideado la expresiónaborto terapéutico". "Sin embargo –argumentan–, la frase ‘aborto terapéutico’, como simple expresión, es desafortunada y nefasta, porque, si nos detenemos en el significado de la palabra ‘terapéutico’, terapéutico es sinónimo de ‘curativo’, y con esa expresión se da a entender que el cirujano puede matar al niño con el fin de salvar a la madre; cuando ni la vida de la madre ni la del hijo pueden someterse a un acto de supresión directa: El médico nunca mata".
La FESGO espera que sus conclusiones, alcanzadas luego de un debato altamente profesional, sirvan de orientación para "las más altas esferas del Poder"; especialmente para la actual Asamblea Constituyente que está redactando una nueva Constitución para el Ecuador y que está recibiendo fuertes presiones de los movimientos anti-vida para legalizar el aborto en el país.

Madres que tienen a sus hijos honran su condición de mujer, señala Cardenal dominicano
SANTO DOMINGO,
El Arzobispo de Santo Domingo, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, elogió a las madres que decidieron tener a sus hijos pues "han sabido honrar su condición de mujer", a diferencia de las que han abortado.
En su homilía dominical, el Purpurado indicó que las mujeres han sido "santificadas por el don de la maternidad" ya que han tenido la "valentía de tener hijos y sacrificarse sin importar los esfuerzos".

Asimismo, lamentó que existan médicos que practiquen el aborto y los calificó de "genios del mal, que seducen a las mujeres para que interrumpan sus embarazos y lucrarse de esa manera".

En otro momento el Cardenal López Rodríguez se refirió a la repartición de anticonceptivos entre adolescentes para evitar embarazos, "promovida por algunos perversos organismos internacionales que inducen a gobiernos a hacer lo que consideran que está bien" y consideró que "es algo perverso, contraproducente, su fin es supuestamente bueno, evitar el embarazo de niñas de 12 y 13 años mediante el sexo seguro, pero lo que hace es promover la promiscuidad".
"El aborto y la promiscuidad que dicen que se promueve en la sociedad, son fenómenos en contra del ser humano y por tanto inaceptables", que si se dan es porque los pueblos "están a la deriva, afectados de un descontrol
moral", acotó el Purpurado.

miércoles, 30 de abril de 2008

Arzobispo de Guayaquil aclara que no pidió derechos especiales para homosexuales

GUAYAQUIL, (ACI).- En una carta abierta a los católicos ecuatorianos, el Arzobispo de Guayaquil y Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), Mons. Antonio Arregui, salió al frente de ciertos informes de prensa que malinterpretaron sus declaraciones y aclaró que no ha pedido derechos especiales para las parejas homosexuales.

En la misiva, el Arzobispo recuerda que "la única finalidad de toda intervención de la Iglesia Católica en materias sociales y jurídicas consiste en la promoción y tutela de la dignidad de la persona humana a la luz del Evangelio y de la recta razón".

Asimismo, advierte que "en ocasión de los debates sobre la nueva Constitución, y aún antes, han surgido ciertas propuestas encaminadas a equiparar la unión entre personas homosexuales al matrimonio y a la familia" pero los obispos "hemos sostenido una enseñanza común en el sentido de que no puede hablarse de matrimonio ni de familia en las uniones que puedan formar personas homosexuales".


Tras recordar las enseñanzas cristianas sobre la práctica homosexual, precisó que la Iglesia "no establece discriminaciones injustas. La Iglesia acoge con respeto, comprensión y delicadeza a los hombres y mujeres que tienen tendencias homosexuales".

"Llevado al campo de la legislación del país, esto significa que ninguna ley puede tratar de asimilar estas relaciones y convivencias con la incomparable riqueza del matrimonio y la familia", aclaró y consideró que "la confusión ha nacido al hablar de la regulación de los derechos y obligaciones que puedan originarse en una relación duradera entre personas homosexuales, respecto de las cuales no podría darse un vacío jurídico. Pero el cauce jurídico para esos posibles derechos y obligaciones es el general de las leyes, sin necesidad de singularidades específicas".

"Queridos hermanos, en estos meses circulan muchas corrientes adversas a los valores cristianos y, al mismo tiempo, tenemos los creyentes una gran oportunidad para trabajar por una sociedad más justa y fraterna, bajo la protección del Señor. Unamos nuestros empeños, por encima de las diferencias políticas, para un buen servicio a nuestra Patria", concluyó

miércoles, 23 de abril de 2008

Credo y bienaventuranzas del jurista católico

Tras la asamblea de católicos de esta categoría profesional celebrada en Quito

VALLE DE CHALCO, (ZENIT.org-El Observador).-El obispo de Valle de Chalco (Estado de México) y responsable de la Sección de Pastoral Social del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Luis Artemio Flores Calzada, dio a conocer «El credo y las bienaventuranzas del jurista católico», como resultado de los trabajos de la Tercera Asamblea de los Juristas Católicos de América Latina y el Caribe (Jucalayc), que se celebró, del 10 al 13 de abril en Quito, Ecuador.
El tema general de esta Tercera Asamblea de Jucalayc fue el «Identidad y misión del jurista católico». El encuentro que concluyó con la formulación del Credo y las Bienaventuranzas del Jurista Católico, representó --según ha dicho monseñor Flores Calzada-- un espacio de fraternidad y compromiso para formular aportes en vista a mejorar las políticas públicas de América Latina y el Caribe a favor de la reinserción y la rehabilitación de los encarcelados.

«Como fruto del encuentro, explica el obispo del Valle de Chalco, se afianza la preocupación por atender a los hermanos privados de libertad, en quienes se descubre el rostro sufriente de Cristo, que esperan por la solidaridad de los creyentes siguiendo el mandato de Aparecida que pide que se brinde una atención especial a los encarcelados, entre tantos otros que expresan rostros concretos del sufrimiento en el mundo urbano, y que exigen el compromiso decidido de parte de los creyentes como se menciona en el numeral 517 del Documento Conclusivo así como la urgente atención por parte de las autoridades gubernamentales llamados a solucionar los graves problemas que se viven al interior de las cárceles».

Jucalayc tiene un consejo, compuesto por coordinadores de las cuatro regiones del CELAM: región Centroamericana y México, región Caribeña, Bolivariana y Cono Sur; una asamblea integrada por dos delegados de cada país y un consejero, sacerdote. La integración de JUCALAY se completa con capítulos nacionales, diocesanos y parroquiales.

A continuación publicamos el fruto del trabajo realizado en Quito, Ecuador: «El credo y las bienaventuranzas del jurista católico».
Credo del Jurista Católico
1. CREEMOS en el Dios de la vida; en Jesucristo, abogado de los desprotegidos; en el Evangelio que nos da libertad y liberta a los hombres y mujeres; en la inviolabilidad de la dignidad humana y de la conciencia; en la esencial igualdad de todo ser humano y en su dignidad de hijo/a de Dios; en el valor del "estar" y de la escucha; en la capacidad y el derecho de los privados de liberad a redimirse.
2. CREEMOS que el jurista católico es una persona llamada y enviada por Jesucristo a ser instrumento del Reino de Dios en el mundo, con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, siendo signo y testigo del amor y misericordia de Dios hacia los más desfavorecidos, especialmente en el mundo de la "carcelación", los marginados y excluidos.

3. CREEMOS que la misión esencial del jurista católico consiste en vivir y ser un servidor de la justicia, la verdad, la libertad, la vida, la reconciliación y la paz, la dignificación y humanización de las personas, mediante el aporte creativo de sus talentos y el ejercicio de su profesión.
4. CREEMOS que el jurista católico debe fundamentar su acción en la Doctrina Social de la Iglesia y en una espiritualidad profunda y encarnada, con el apoyo efectivo de sacerdotes y obispos.

5. CREEMOS que el jurista católico debe crear puentes de colaboración con profesionales y organismos de la sociedad civil para defender, denunciar y promover ante autoridades gubernamentales cambios en las políticas públicas.
6. CREEMOS que un jurista católico debe ser una persona: competente en el ejercicio de su profesión, leal, honesta, humilde (reconocerse amada en la vulnerabilidad y pecadora), profundamente solidaria, capaz de soñar un mundo sin cárceles ni estructuras injustas e inhumanas.
7. CREEMOS que es necesario vivir en un proceso de formarnos permanente para ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo, en y desde el ejercicio de nuestra profesión.

Bienaventuranzas del Jurista Católico

1. BIENAVENTURADO el jurista católico que sigue a Cristo, lo conoce, vive en su palabra, y es coherente en su fe y actuar, porque le dará credibilidad a la Iglesia y a su labor como jurista.

2. BIENAVENTURADO el jurista católico que defiende y promueve la dignidad humana y el derecho de los privados de la libertad, marginados y expulsados, reconociendo en cada uno el rostro de Jesús, porque se identificará con Jesucristo solidario.

3. BIENAVENTURADO el jurista católico que, con humildad de corazón y con perseverancia, presta un servicio incondicional y desinteresado a los privados de libertad, porque será signo e instrumento del Reino de Dios.

4. BIENAVENTURADO el jurista católico que, valorando la dignidad humana de los que han sido privados de la libertad, ejerce el manejo de un proceso justo y lucha contra las propuestas inhumanas de la estructura sociopolítica, porque será constructor de una nueva sociedad.

5. BIENAVENTURADO el jurista católico que visita a los privados de la libertad, comparte su sufrimiento y con su presencia les hace sentir el amor de Dios, porque eso le permitirá identificarse con ese hermano.

6. BIENAVENTURADO el jurista católico que ama la verdad, denuncia las injusticias y no se deja aprisionar por las estructuras legales de pecado, porque hará presente a Cristo redentor del ser humano.

7. BIENAVENTURADO el jurista católico que vive su bautismo en comunión y participación con toda la Iglesia y pone todo su esfuerzo y creatividad para que quienes están en el mundo de la carcelación tengan vida plena en Cristo, porque así se mostrará como verdadero discípulo y misionero de Jesucristo.