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miércoles, 2 de abril de 2025

La curación inexplicable de una joven, de 18 años, de hidrocefalia triventricular idiopática, el milagro aprobado por el Papa Francisco para la canonización de Madre Carmen Rendiles, primera santa venezolana


Cuadro de la beata Madre Carmen Rendiles en la Misa en su memoria, el 9 de mayo de 2019

Camino Católico.- El Papa Francisco ha firmado el decreto que reconoce un segundo milagro por intercesión de la religiosa venezolana Carmen Elena Rendiles Martínez, cuyo nombre religioso era María del Monte Carmelo, aunque popularmente se le llama Madre Carmen Rendiles o Madre Carmen de Venezuela. Vivió entre 1903 y 1977 y fue la fundadora de las Siervas de Jesús de Venezuela.

Se confirma así un rumor que venía circulando desde hace un par de semanas. En 2019 se adelantó de forma no oficial que se presentaba en Roma la curación inexplicable de una joven de Caracas de 18 años.

Se trata de una joven diagnosticada en 2015 de hidrocefalia triventricular idiopática, que requirió la colocación de una válvula de derivación. Sometida a varias operaciones y a hospitalización, su estado de salud se deterioró.

Un día, una tía de la joven, que participaba en una celebración eucarística ante la tumba de la Madre Carmen, rezó por su recuperación. Otros fieles pidieron entonces a Madre Carmen que desde el Cielo intercediera. También la misma joven participó en una misa en su sepultura, en la capilla del Colegio Belén de Caracas.

Tras tocar una imagen de la monja, la enferma mejoró rápidamente, hasta el punto de que pronto comenzó a caminar y a comunicarse, expresando el deseo de ir a dar las gracias a la Madre Carmen. La recuperación de la joven fue completa, estable y duradera, y el suceso se juzgó inexplicable desde el punto de vista científico.

Canonización con el Doctor Gregorio: dos venezolanos

Hay que recordar que el 25 de febrero el Papa también firmó el decreto para canonizar al médico venezolano José Gregorio Hernández (1864-1919), sin requerir un segundo milagro para ello, por considerar que su veneración popular se había extendido por todo el mundo.

Se espera que la Iglesia ahora comunique la fecha y lugar de celebración de estas canonizaciones. Casi seguro se celebrarán ambas a la vez, si bien queda por ver si tienen lugar en Roma, con otras canonizaciones, o si se celebrará en Venezuela.

La pequeña Yuxury recibió una bala en la cabeza, perdió sangre y masa encefálica, tiene una lesión cerebral... y está perfectamente bien...

Madre Carmen y el doctor Gregorio serán los primeros venezolanos en ser proclamados santos para la Iglesia universal.

Madre Carmen de Venezuela fue la tercera mujer de Venezuela en haber sido declarada beata, después de Madre María de San José (Laura Alvarado Cardozo, agustina recoleta, 1875— 1967) y Madre Candelaria (Susana Paz-Castillo Ramírez, 1863-1940, fundadora de las Hermanas Carmelitas Venezolanas, lea aquí el milagro a un bebé por su intercesión en 1995).

El milagro para la beatificación: una cirujana

El primer milagro atribuido a la intercesión de Madre Carmen, necesario para la beatificación, fue muy difundido, e incluso se cuenta con detalle en un documental. Madre Carmen, que nació sin un brazo, habría sido la intercesora en la curación permanente e inexplicable desde la ciencia del brazo de la doctora Trinette Durán de Branger. Los hechos sucedieron el 18 de julio de 2003, en el Colegio Belén en Los Palos Grandes, colegio fundado por la Madre Carmen.

El documental Madre Carmen de Venezuela, de una hora de duración, se filmó en 2018, aunque debido a la pandemia del coronavirus tardó más en difundirse.

El documental fue dirigido por Javier Melero De Luca y producido por Gustavo Alemán. Melero explicó a la agencia Aciprensa que veía a Madre Carmen como una mujer del siglo XX, no una figura lejana y medieval, capaz de dar sentido al sufrimiento y de construir un futuro "con fe y esperanza".

Recogía el testimonio de la mujer cirujana venezolana Trinette Durán de Banger, que es a la vez una mujer de ciencia y de fe. Usa también las imágenes reales de la ceremonia de beatificación. También incluye una entrevista al cardenal Jorge Urosa, de 2019, ya emérito, quizá la última que concedió a cámaras de cine o TV. Murió por el coronavirus en septiembre de 2021.  

A la derecha de la imagen, la cirujana venezolana Trinette Durán de Bangerbeata que fue la protagonista del primer milagro que hizo beata a la Madre Carmen Rendiles

La historia de Carmen Rendiles

Carmen Rendiles nació en Caracas en 1903. Nacer sin un brazo nunca la ralentizó: vivió hasta los 73 años y fundó las Siervas de Jesús en Venezuela, que hoy cuenta con unas 100 religiosas y unas 20 comunidades en Ecuador, Colombia y Venezuela. En 2018 fue beatificada en Caracas y su fiesta se celebra el 9 de mayo.

A los 15 años ya sentía una fuerte vocación a la vida consagrada e ingresó con 24 años en las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, en la capital venezolana. A los 33 años era maestra de novicias y a los 44 superiora de la casa madre en Venezuela. Impulsó la fundación de varios colegios por el país.    


           Madre Carmen Rendiles será canonizada

Tras el Concilio Vaticano II, considerando que desde la matriz de la congregación en Francia se realizaban reformas que afectaban al carisma fundacional, con el apoyo de los obispos venezolanos, especialmente del cardenal José Humberto Quintero, impulsó una nueva congregación, las Siervas de Jesús de Venezuela, que nació oficialmente en 1965. Carmen Rendiles fue nombrada Superiora General, cargo que desempeñó con dedicación hasta su fallecimiento. Tras un accidente de coche en 1974, pasó los tres últimos años de su vida en silla de ruedas. Murió el 9 de mayo de 1977.    

domingo, 2 de febrero de 2025

Audelia Parra estaba al borde de la muerte y se curó por intercesión de la beata italiana Vicenza Maria Poloni, que será santa por este milagro aprobado por el Papa Francisco


La chilena Audelia Parra, que hoy tiene 75 años, con una imagen de la beata italiana Vicenza Maria Poloni por cuya intercesión fue curada cuando iba a morir 

* «Fue muy grande lo que pasé. Fue muy terrible, era un dolor tremendo. Pienso que fue el milagro más grande que ella hizo. Por ella estoy aquí. Mi Diosito me hizo llegar a la casa»


Vídeo de
Meganoticias en el que se cuenta el milagro que obró la beata italiana Vicenza Maria Poloni en la chilena Audelia Parra

Camino Católico.- La chilena Audelia Parra estaba al borde de la muerte cuando su nieto invocó la intercesión de la beata italiana Vicenza Maria Poloni para salvarla. El lunes, 27 de enero el Papa Francisco aprobó la promulgación de un decreto que reconoce un "milagro" que hace santa a la beata Vicenza María Poloni.

Audelia Parra, hoy de 75 años, vive en la pequeña comuna de Quilleco, región del Biobío de Chile, de apenas 10 mil habitantes. Fue el  16 de diciembre de 2013, cuando Audelia Parra ingresó al Complejo Asistencial Doctor Víctor Ríos Ruiz de Los Ángeles para someterse a una colecistectomía laparoscópica programada que luego se complicaría de forma severa.

Durante la operación surgieron síntomas de hipotensión y taquicardia, junto con algunas dificultades que requirieron una "cirugía abierta de emergencia". Luego, la paciente sufrió una laceración aórtica con shock hemorrágico.

Ante el complejo panorama, los médicos informaron a la familia que esperaban un fatal desenlace. Sin embargo, Álvaro Martínez Leal, el nieto de Audelia, quien en esa época se preparaba para ser sacerdote, invocó la intercesión de Vicenza Maria Poloni para salvarla.

"El doctor dice: 'yo no tengo explicación médica ni científica para decir esto pasó'. Me dice a mí que esto realmente es un milagro. Estamos muy contentos con la noticia. Siento que esto, como dice el evangelio de San Juan, se realiza para manifestar la gloria de Dios. Es un testimonio que queremos divulgar para que muchos crean que Dios sigue obrando y pasando por nuestra historia", dice Álvaro Martínez Leal, que actualmente ya es sacerdote.

El nieto de Audelia Parra, Álvaro Martínez Leal, que actualmente ya es sacerdote, es quien invocó la intercesión de la beata italiana Vicenza Maria Poloni pidiendo la curación de su abuela

Aunque la fecha de canonización aún no ha sido definida, el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, confirmó que la recuperación de la adulta mayor fue suficiente para declarar a la beata como santa.

"Este milagro es un regalo de Dios para la iglesia y un signo elocuente para tantos hombres y mujeres que a veces se han alejado de la fe o han perdido la esperanza", reflexiona el padre Álvaro Martinez.    

Además explica que cuando su abuela ya se sanó, contactó a las Hermanas de la Misericordia en Quilleco, en donde se encontraba la imagen de la beata Vicenza María Poloni, y le contó acerca del milagro. 

"Les digo que yo pedí a la madre Vicenza María Polini la intercesión para que Dios hiciera este milagro. Ellas me dicen que presente la causa a la congregación de las Hermanas de la Misericordia en Verona (Italia). Ellas tomaron los antecedentes y se lo presentaron al postulador de la causa, al padre Tiziano Bonomi", cuenta el nieto.

Tras ello, la Iglesia Católica realizó una extensa investigación de años que concluyó el lunes 27 de enero con el decreto que determina que se trata de un milagro, que lleva a la canonización a Vicenta María Poloni. Por su parte, a 12 años de los hechos, la mujer que recibió el milagro continúa con vida y en buen estado de salud.   

Audelia Parra ante una imagen de la beata italiana Vicenza Maria Poloni dando gracias por el milagro que obró en ella junto a familiares

En conversación con Meganoticias, Audelia expresa que "pienso que fue el milagro más grande que ella hizo. Por ella estoy aquí. Mi Diosito, que me hizo llegar a la casa".

Sobre los días en que estuvo internada en el hospital, momentos en que casi perdió la vida, recuerda que "eso sí que fue muy grande lo que pasé. Fue muy terrible, era un dolor tremendo".

Su nieto, el padre Álvaro, por su parte, contó que invocó la intercesión divina y que "ahí comenzó una cadena de oración con la comunidad parroquial y de los amigos, conocidos, vecinos, familiares, para que pudiéramos pedir por la salud de mi abuelita, porque el pronóstico era lapidario".

¿Quién fue Vicenza María Poloni?

La beata italiana Vicenza Maria Poloni

Vicenza María Poloni nació el 26 de enero de 1802 en Verona, Italia. Creció en una familia profundamente cristiana que enfrentó grandes adversidades, como la pérdida de nueve de los doce hijos del matrimonio. Su infancia estuvo marcada por el ejemplo de generosidad de su padre, quien participaba activamente en obras benéficas.

A lo largo de su vida, Vicenza mostró un profundo compromiso con los más necesitados. Durante una epidemia de cólera, su labor fue más que un acto de caridad: era una manifestación del amor divino. Su director espiritual, Carlos Steeb, la alentó a fundar el Instituto de las Hermanas de la Misericordia en 1840. Con el lema de servir a Cristo a través del cuidado de los desfavorecidos, la congregación se expandió rápidamente, dejando un legado que perdura hasta hoy.

Las Hermanas de la Misericordia en Quilleco, Chile

Desde mediados de los años 90, las Hermanas de la Misericordia tuvieron una misión en la parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes de Quilleco, Chile. Allí catequizaron, apoyaron a la comunidad y promovieron la veneración de su fundadora. Aunque la misión concluyó en 2013, el carisma de la congregación dejó una huella profunda. Este vínculo espiritual se fortaleció con el milagro ocurrido en 2013 y con otros testimonios recientes de sanaciones atribuidas a la intercesión de Vicenza María Poloni.

Con la confirmación del Vaticano, la comunidad de Quilleco se prepara para celebrar este acontecimiento histórico que refuerza su fe y conecta a una pequeña localidad chilena con una figura universal de santidad.

viernes, 27 de diciembre de 2024

El padre Juan Manuel Gutiérrez cuenta el milagro que obró en él Pier Giorgio Frassati: «Al rezar no pedía sanación, pedía la ayuda de Dios en mi lesión y sentí una sensación de calor en el área de la lesión de mi talón»


El padre Juan Manuel Gutiérrez protagonista del milagro de Pier Giorgio Frassati, muestra una imagen del nuevo santo / Foto: Arquidiócesis de Los Ángeles

* «Por inspiración en oración, decidí hacer la novena a Pier Giorgio Frassati, y ese mismo día la comencé. Después de unos días de comenzar mi novena, fui a orar a la capilla del seminario. Estaba yo solo, no había nadie más, y me arrodillé para orar. Y mientras hacía mi oración, comencé a sentir una sensación de calor en el área de la lesión de mi talón. Inicialmente pensé que se debía a un incendio, que tal vez una salida eléctrica estaba incendiándose, y como tenemos libros debajo de las bancas, pensé que tal vez el incendio se debía a eso. Pero cuando revisé, no había ninguna señal de fuego, no había ningún olor a quemado, y comencé a notar que la sensación de calor era en el área de mi herida, del desgarro» 

Vídeo de la EWTN en el que el padre Juan Manuel Gutierrez cuenta el milagro que el beato Pier Giorgio Frassati obró en él

* «Me regresé al seminario. Me dio mucha alegría, me dio mucha emoción, pero al mismo tiempo no quería llamar la atención a mí mismo, entonces traté de mantenerlo lo más secreto posible. Yo pensaba que este secreto, por así decirlo, me lo iba a llevar a la tumba. Sí prometí durante mi novena que si algo inusual sucedía, yo lo iba a reportar a quien sea que necesitara reportarlo, pero nunca me imaginé que esto iba a convertirse en el milagro que el Vaticano aceptaría para la canonización de Pier Giorgio»

Camino Católico.-  Juan Manuel Gutiérrez es un sacerdote de origen mexicano que ahora sirve en la Arquidiócesis de Los Ángeles, la más grande y probablemente la más diversa en Estados Unidos. Su nombre hace ahora parte de la historia de un joven italiano, el Beato Pier Giorgio Frassati, quien falleció a los 24 años y que el próximo año, durante el Jubileo de 2025, será declarado santo gracias al milagro obrado por su intercesión en el cura de 38 años, quien cuenta como sucedió su curación.

El 25 de noviembre de este año, el Papa Francisco aprobó el decreto del milagro obrado por intercesión de Frassati en el P. Gutiérrez cuando era seminarista, puesto que fue ordenado sacerdote en junio de 2022.

“Yo me declaraba ateo”

“Mi familia mexicana era católica, mi madre era una mujer muy católica, pertenecía al grupo de las guadalupanas en la iglesia (…) Hice mis sacramentos de niño, mi Primera Comunión, el Bautismo, la Confirmación, pero a la edad de 14 años más o menos yo comencé a separarme de la Iglesia al punto de que dejé de asistir a Misa, dejé de orar”, relata el sacerdote, en entrevista con EWTN Noticias.

“Incluso comencé a creer que Dios no existía, que era un invento humano que, como dicen algunos filósofos, era como una droga de las masas para controlarlas. Y me aparté de la Iglesia, por muchos años no fui a Misa. Y yo me declaraba ateo, que no creía en Dios”, prosigue.

Sus padres se separaron cuando él tenía apenas dos años. Su madre se quedó en Texcoco, al noreste de la Ciudad de México. Su padre se mudó a Omaha, Nebraska (Estados Unidos). A sus 19 años, decidió reunirse con su padre y, estando allá, “por providencia de Dios también alguien me invitó a un retiro, al que no quería ir, pero terminé yendo y ahí comenzó mi regreso a la Iglesia”.

Quería estar convencido en la fe y comenzó a estudiar la historia de la Iglesia, la de Jesús, y descubrió que “hay mucha evidencia histórica, incluso no católica, no religiosa, que da razones para creer que Jesús caminó por la tierra”.

“Y lo que me convenció de permanecer católico es la realidad de que Jesús está presente en la Eucaristía, que incluso con la investigación de los milagros eucarísticos se ha comprobado científicamente. Cuando comencé a encontrar toda esa evidencia, todas mis objeciones en contra de la fe y de la religión fueron cayendo una tras otra”.

Juan Manuel Gutiérrez (sexto desde la izquierda) como diácono con amigos y feligreses de la Iglesia de San Juan Vianney en Hacienda Heights, donde sirvió durante su año de internado en el seminario / Foto: Arquidiócesis de Los Ángeles

El ingreso al seminario tras “pelear con Él por mucho tiempo”

Según refiere Ángelus News, el P. Gutiérrez comenzó su formación para el sacerdocio cuando tenía 26 años, en el 2013, en la Casa de Formación Juan Diego de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Se graduó en 2017 y junto a sus compañeros pasaron luego al St. John’s Seminary para proseguir con su formación sacerdotal.

“Fue una pelea muy larga con el Señor, porque yo tenía otros planes, planes buenos en mi opinión, católicos, de tener mi familia, tener mis hijos, dedicarme al ministerio o cualquier oportunidad que tuviera, pero nunca me pasó por la cabeza ser sacerdote”, comparte con EWTN Noticias.

No fue sino hasta que “por la providencia de Dios, de diferentes direcciones me venían esas preguntas, sacerdotes que me conocían, gente de la parroquia que me veía ir a Misa todos los días, estar involucrado en diferentes actividades de mi iglesia”.

“Incluso en la oración el Señor comenzó a presentar la propuesta de una vocación al sacerdocio y después de pelear con Él por mucho tiempo, como dijo Jeremías, ‘Señor, tú me has seducido’ y yo me dejé seducir, decidí darme la oportunidad de entrar al seminario”, recuerda.

El calor, el Espíritu Santo y el milagro de Pier Giorgio Frassati

En octubre de 2017, mientras jugaba básquet con otros seminaristas, Gutiérrez sufrió el desgarro del tendón de Aquiles. El día 31 una resonancia magnética reveló la lesión y el 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, decidió rezar una novena al Beato para pedirle ayuda con su dolencia.

“Por inspiración en oración, me llegó hacerla a Pier Giorgio Frassati, y ese mismo día la comencé. Después de unos días de comenzar mi novena, fui a orar a la capilla del seminario. Estaba yo solo, no había nadie más, y me arrodillé para orar. Y mientras hacía mi oración, comencé a sentir una sensación de calor en el área de la lesión de mi talón”.

“Inicialmente pensé que se debía a un incendio, que tal vez una salida eléctrica estaba incendiándose, y como tenemos libros debajo de las bancas, pensé que tal vez el incendio se debía a eso. Pero cuando revisé, no había ninguna señal de fuego, no había ningún olor a quemado, y comencé a notar que la sensación de calor era en el área de mi herida, del desgarro”, continúa el sacerdote.

El P. Juan Manuel Gutiérrez en conferencia de prensa, sobre el milagro de Pier Giorgio Frassati, en Los Ángeles / Foto: Arquidiócesis de Los Ángeles

“Y comencé a recordar que en muchas espiritualidades católicas, como la carismática, se describe que cuando el Espíritu Santo está haciendo una sanación en una persona, la persona describe la sensación de calor”.

El sacerdote confiesa que no creyó que fuera posible que estuviera sanando, “no porque Dios no tuviera el poder de hacerlo, sino porque yo creía que no tenía la fe para algo así y eso me conmovió profundamente, y me movió a las lágrimas. Y después de que terminé de orar ese día, seguí con mis actividades normales”.

La sorpresa del médico: “Alguien arriba cuida de ti”

Desde que sufrió la lesión el P. Gutiérrez usaba una tobillera, pero dejó de usarla tras lo ocurrido en la capilla. El 15 de noviembre, seis días después de haber terminado su novena, fue a ver al médico cirujano que lo iba a operar

El sacerdote dice que el cirujano veía las imágenes de la herida en la computadora, le hizo la prueba de Thompson, con la que se comprueba la rotura, pero no encontraba nada y además, el entonces seminarista simplemente no sentía dolor en la zona que había sido afectada.

El médico le dijo entonces que la cirugía parecía que no iba a ser necesaria. “Y yo le pregunté por qué y me dijo que al examinarme, al tratar de tocar con su dedo el lugar de la fisura, él tenía que poder tocar el hoyo, la fisura que deja el desgarre, pero no podía, no lo encontraba. Y como él sabía que era seminarista, solamente recuerdo que me dijo ‘debe haber alguien allá arriba que cuida de ti’”.

“Y cuando él me dijo eso, sentí como un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo porque en ese momento recordé el evento de la capilla donde yo tuve la sensación de calor en el área de mi herida, del desgarre. Y recordé mi novena al Beato Pier Giorgio Frassati”.

El médico le dijo que la resonancia era correcta, sí se veía el 31 de octubre una ruptura en el tendón de Aquiles, que ese tipo de lesiones no se curaban solas sino que, al contrario, empeoraban con el tiempo. Luego, a pedido del entonces seminarista de 31 años, le entregó los documentos médicos del caso porque simplemente no requería de ninguna atención.

“Me regresé al seminario. Me dio mucha alegría, me dio mucha emoción, pero al mismo tiempo no quería llamar la atención a mí mismo, entonces traté de mantenerlo lo más secreto posible”. De hecho no lo comentó ni siquiera con su familia, sólo con unas cuantas personas.

La oficina del Padre Juan Gutiérrez en la Iglesia de San Juan Bautista en Baldwin Park, California, tiene varias fotos de santos y beatos en su juventud: San Pío Pietrelcina, el Beato Carlo Acutis, el Venerable Fulton Sheen y San José Sánchez del Río / Foto: John Rueda - Arquidiócesis de Los Ángeles

Su relación con Pier Giorgio Frassati: “Una amistad que no se puede describir”

El sacerdote recuerda que cuando rezó la novena “no pedía sanación, pedía la ayuda de Dios en mi lesión. Y pensaba inicialmente hacerla a todos los santos, porque se me ocurrió, ‘bueno, hoy es el día de la Solemnidad de Todos los Santos y necesito toda la ayuda que pueda recibir’. Pero después recibí esa inspiración que me decía, ¿por qué no le haces la novena al Beato Pier Giorgio Frassati? Y me sorprendió un poco, pero me pareció buena idea, y por eso se la hice a él”.

“Yo pensaba que este secreto, por así decirlo, me lo iba a llevar a la tumba. Sí prometí durante mi novena que si algo inusual sucedía, yo lo iba a reportar a quien sea que necesitara reportarlo, pero nunca me imaginé que esto iba a convertirse en el milagro que el Vaticano aceptaría para la canonización de Pier Giorgio”.

Una de las personas con las que compartió lo sucedido fue un profesor suyo, quien luego llevó el caso ante el Vaticano. Ahí se decidió abrir la investigación formal.

Tras señalar que la investigación que realiza el Vaticano, en la que participó uno de sus profesores en el seminario, es “extremadamente rigurosa”, el P. Juan Manuel Gutiérrez comenta que “el Señor es el que escogió regalarme esta conexión, esta amistad con Pier Giorgio. Y fue el Señor que planeó que de todos los milagros y las gracias que la gente ha recibido alrededor del mundo por la intercesión de Pier Giorgio, fuera este el evento que llevara a su canonización”.

Sobre su relación con el futuro santo italiano, el sacerdote afirma que “es como una amistad que no se puede describir. Uno tiene amistades humanas, buenas y demás, pero esto es algo diferente. Es algo que me llena de alegría, que me llena de paz, que también me reta ahora como sacerdote a ser un mejor testigo de ser cristiano”.

El cura mexicano resalta además que “Pier Giorgio era muy amante de escalar en las montañas, de ir de caminata a las montañas. Y no era una cualidad que yo creía tener mucho, pero es algo que poco a poco estoy abrazando un poco más y siento, cuando lo he hecho y he ido a las montañas a caminar, siento incluso su cercanía”.

“También ser valiente: que el cristianismo que uno vive también llegue a manifestarse en áreas sociales de la vida, porque es algo que él hizo mucho. A su corta edad, en su juventud, él sabía que su cristianismo no era nada más para quedarse dentro de las paredes de la iglesia. En su vida social, en el contexto de la sociedad, de la política, de su país, él sabía que los valores del evangelio, del cristianismo, tenían que influenciar esas áreas de la vida humana”, remarca el P. Gutiérrez.

Al hablar sobre la canonización en el Jubileo de 2025, el sacerdote de Los Ángeles afirma que “una vez más, la providencia, la mano del Señor que escribe nuestra historia está por todas partes, porque el año que viene también se celebra el aniversario número 100 de la muerte de Pier Giorgio”. Es “un regalo de la providencia de Dios que es sorprendente”, agrega.

“Estoy esperando ir, esta es mi esperanza, poder ir”, concluye.

¿Quién fue el Beato Pier Gorgio Frassati?

Pier Giorgio Frassati nació el 6 de abril de 1901, Sábado Santo. Era hijo del fundador y director del periódico italiano La Stampa.

Los restos de Pier Giorgio Frassati en la Catedral de Turín / Foto: Geobia (CC BY-SA 4.0)

A los 17 años se unió a la Sociedad de San Vicente de Paúl y dedicó gran parte de su tiempo libre a cuidar a los pobres, los sin techo y los enfermos, así como a los excombatientes que volvía de la Primera Guerra Mundial.

Frassati también estuvo involucrado en el Apostolado de la Oración y Acción Católica. Comulgaba todos los días

Frassati murió de polio el 4 de julio de 1925, enfermedad que habría contraído cuando cuidaba a los enfermos. Tenía sólo 24 años.

Juan Pablo II, quien beatificó a Frassati en 1990, lo llamó “un hombre de las ocho bienaventuranzas,” describiéndolo como “totalmente inmerso en el misterio de Dios y totalmente dedicado al servicio constante de su prójimo”.

El Papa Francisco elogió a Frassati por compartir el amor de Jesús con los pobres en un discurso el 24 de junio de este año: “Pier Giorgio era de una familia acomodada de clase media alta, pero no creció ‘envuelto en algodón’, no se perdió en la ‘buena vida’, porque en su interior había la savia del Espíritu Santo, había amor por Jesús y por sus hermanos”.

domingo, 15 de diciembre de 2024

El milagro con un suicida que llevó a San Juan Diego a los altares: «Morirá por el impacto», aseguraban los médicos, pero luego dijeron que «el caso es único, sorprendente, científicamente inexplicable»


San Juan Diego

Camino Católico.- Fue un 6 de mayo de 1990. Juan Pablo II se encontraba en Ciudad de México con motivo de la beatificación de Juan Diego, «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac -la Virgen de Guadalupe-» en sus propias palabras, con miles de personas enfervorizadas de fe y devoción. Juan José Barragán Silva estaba muy lejos de aquel acontecimiento, física y espiritualmente, sin saber que sería el protagonista del milagro que haría llegar a San Juan Diego a los altares.

La historia del milagro del joven de 20 años comenzó tiempo atrás, durante la adolescencia de Juan José. Sus padres se habían separado y él no lograba  superarlo, cayendo en una profunda depresión, tal como explica el Boletín Guadalupano y que sintetiza José María Carrera en Cari Filii.

Deprimido y en las drogas con 15 años

Buscando paliar los estragos de la ruptura, Barragán decidió ir a buscar a su padre por su propia cuenta a Estados Unidos. Allí encontró a su progenitor con su nueva familia, pero no tuvo ni la bienvenida ni la respuesta que esperaba. Rechazado por su padre, comenzó a vivir como indigente, adentrándose en el consumo de alcohol y drogas desde los 15 años.

Cinco años después y de vuelta con su madre, Esperanza, el joven permanecía apático, sin ánimos de levantarse de la cama o salir de casa. La invitación de su madre para acompañarla al mercado aquel 3 de mayo logró hacerle cambiar de opinión. Al terminar, el joven decidió salir con un amigo, Manuel, para beber y fumar marihuana.

Al volver a casa, Esperanza notó que algo no iba bien. Su hijo Juan José estaba muy alterado, sin que los tranquilizantes que ella le daba pareciesen surtir efecto. La tensión llegó a su punto álgido cuando, al servirle la comida, el joven empezó a clavarse el cuchillo en la cabeza y el ojo.

«¡Ya no quiero vivir!»

«¡No seas tonto! ¿Hijo, por qué lo haces?», le gritaba su madre mientras trataba de quitarle los cuchillos.

«¡Yo ya no quiero vivir, ya no quiero vivir!», respondió Juan José, sangrando por la cara mientras abría la ventana de su casa. Esperanza corrió sin éxito para detener a su hijo, que cayó de cabeza e impactó contra el suelo de cemento a 10 metros de altura.

Tal y como recoge el portal de la basílica de Guadalupe en México, en el preciso instante en que el joven cayó al vacío, la madre ya encomendaba su vida a Dios y a la intercesión de Juan Diego, cuya beatificación estaba prevista para aquellos días, confiando en que el beato estaría más cerca de Dios. «Dame una prueba, ¡salva a mi hijo!», imploró al santo.

Al asomarse por el balcón, la señora Esperanza vio que Juan José estaba sentado sobre la acera, bajó corriendo y al llegar junto a su hijo este le dijo: «Mamá, ¡perdóname!», mientras brotaba sangre de la cabeza, ojos, nariz, boca y orejas.

El milagro que llevó a San Juan Diego a los altares

Unos 15 minutos después llegó la ambulancia que trasladó al moribundo y a la madre al sanatorio Durango, colonia Roma. El impacto fue según el informe empleado para la canonización, «dramático«, y los médicos aseguraban que la muerte del joven era cuestión de tiempo.

Pero esta, misteriosamente, se alejaba. Mientras, a pesar de los dictámenes, la sufrida madre no perdía la fe y la esperanza. Durante los cinco días que su hijo permaneció en cuidados intensivos, Esperanza pedía a la Virgen y a Juan Diego que enviasen su ayuda, mientras el joven mejoraba poco a poco y sin sentido alguno. Los especialistas definieron el caso como «único, sorprendente, inconcebible, científicamente inexplicable».

Finalmente, el martes 15 de mayo de 1990, Juan José fue dado de alta, presentando únicamente dificultad para parpadear del ojo izquierdo y con la boca algo desviada.

Un mes y medio después, madre e hijo estaban visitando a la Virgen de Guadalupe en la basílica construida años atrás en el cerro Tepeyac, donde tuvieron lugar las apariciones marianas y donde reposan los restos del santo que se recuerda cada 9 de diciembre.

San Juan Diego, «camino que lleva a la Virgen Morena»

Doce años después de su visita de beatificación, Juan Pablo II regresaba a Ciudad de México el 31 de julio de 2002 para canonizar al indígena ante cientos de miles de personas.

Juan Pablo II, durante su llegada a la basílica de la Virgen de Guadalupe el 31 de julio de 2002, donde tendría lugar la canonización que llevaría a San Juan Diego a los altares 

¡Dichoso Juan Diego, hombre fiel y verdadero!, exclamó el Papa, «bendice a las familias, fortalece a los esposos en su matrimonio, apoya los desvelos de los padres por educar cristianamente a sus hijos. Mira propicio el dolor de los que sufren en su cuerpo o en su espíritu, de cuantos padecen pobreza, soledad, marginación o ignorancia. Que todos, gobernantes y súbditos, actúen siempre según las exigencias de la justicia y el respeto de la dignidad de cada hombre, para que así se consolide la paz. ¡Amado Juan Diego, `el águila que habla´! Enséñanos el camino que lleva a la Virgen Morena del Tepeyac, para que Ella nos reciba en lo íntimo de su corazón, pues Ella es la Madre amorosa y compasiva que nos guía hasta el verdadero Dios».