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sábado, 1 de noviembre de 2025

Juwa Bosco, milagrado de Sor María Troncatti, asiste a su canonización: «Dije a Dios: ‘Te ofrezco mi cuerpo y mis manos’. Recé por mis hijos y dije a la Beata: ‘No me lleves, porque quiero vivir hasta que mis hijos sean grandes’»


Juwà Bosco (de pie en el centro) con su familia en la Casa Generalicia de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) en Roma / Foto: InfoANS.

* «En un sueño, la madre me dijo: ‘Soy Sor María Troncatti’. Tomó unos ungüentos, me dijo: ‘Tú sabes m’hijito, que he venido a curarte, sé que sufres, ofrece todo tu sacrificio a Dios y yo te curaré de todo lo que sufres’... Se sentó a mi lado y me dijo: ‘Poco a poco, irás mejorando’; me masajeó la boca, el cuello y me dijo: ‘Mañana hablarás y caminarás’; ya en ese momento me sentí bien, me sentí feliz» 

Camino Católico.- Juwa Bosco es el carpintero indígena ecuatoriano y protagonista del milagro que hace santa a la monja salesiana Sor María Troncatti, que entregó su vida evangelizando al pueblo shuar en Ecuador.

Bosco está ya en Roma, adonde llegó el 15 de octubre, para participar en la Misa de canonización del domingo 19 de octubre en la que el Papa León XIV ha elevado a los altares a la religiosa junto a Vicenta María Poloni, Bartolo Longo, Mons. Ignacio Maloyan, Pedro To Rot,  la hermana María del Monte Carmelo Rendiles Martínez  y el médico José Gregorio Hernández. Estos dos últimos serán los primeros santos de Venezuela.

Juwa Bosco llegó a Roma acompañado por su familia y un grupo de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) de Ecuador, a la que perteneció Sor María Troncatti, y fue recibido en la Casa General de la congregación por la superiora general, la Madre Chiara Cazzuola, las consejeras generales y la comunidad local.

Con ellas, el indígena shuar —pueblo de la Amazonía en el sur de Ecuador y parte de Perú— oró ante la reliquia de la futura santa, según informa la agencia de noticias salesianas.

El milagro que permite la canonización de Sor María Troncatti

Juwa Juank Kankua Bosco nació en 1975 en Tuutin Entsa, una parroquia rural ubicada en el cantón Taisha, en provincia de Morona Santiago (Ecuador). Está casado con Natalina y tiene seis hijos.

Logo oficial de la canonización de Sor María Troncatti. Crédito: Hijas de María Auxiliadora (HMA)

Martha Riccioli, religiosa argentina HMA, relata en el boletín salesiano que la mañana del 2 de febrero de 2015, cuando afilaba la cuchilla de su máquina para lijar madera, el indígena fue golpeado violentamente en la parte frontal de la cabeza, haciéndolo perder masa cerebral y dejándolo inconsciente.

De inmediato fue auxiliado por su hijo Romel y dos compañeros, quienes lo llevaron a un puesto de salud local, desde donde fue transferido al Hospital de Macas. Allí lo vendaron y entubaron, para ser nuevamente trasladado, esta vez al Hospital de Ambato, donde fue diagnosticado con “traumatismo craneal encefálico abierto, con exposición de tejido cerebral”.

Con el pronóstico reservado y la gravedad de su estado, su cuñado Pedro colocó una estampa de Sor María Troncatti debajo de la camisa y le rezó así: “Madre Troncatti, tú que tanto amaste a los shuar, haz lo que puedas, no lo dejes morir, y si te lo llevas, hazlo rápido para que sus niños no sufran”.

Reliquia de Sor María Troncatti / Foto: Info ANS

“Me dirigí a la Beata María Troncatti como a una amiga: Hermana María Troncatti, te entrego a tu hijo. Sé que estarás con él en la operación, no lo dejes solo porque tiene muchos hijos que lo necesitan”, dijo por su parte Leticia Tsere, cuñada de Bosco, ante otra estampa de la religiosa, que le había obsequiado el misionero italiano Luigi Bolla, cuya causa de beatificación se abrió en Perú en 2021.

Juwa Bosco fue operado y, al final, el médico le dijo a Pedro que no había esperanzas pero, si lograba sobrevivir, no volvería nunca a la normalidad.

Bosco fue llevado a una casa en Macas y, frente a su cama, colocaron un cuadro grande de Sor María Troncatti, para que la familia rezara por él.

El protagonista del milagro reconoce que “sentía todo lo que decían a mi alrededor, pero no podía hablar, caminar, conmoverme. En mi corazón decía: ‘Me pongo en tus manos’. Yo no había sido bueno en la vida, pero en ese momento le dije a Dios: ‘Te ofrezco mi cuerpo y mis manos’. Recé por mis hijos y le dije a la Beata María Troncatti: ‘No me lleves, porque quiero vivir hasta que mis hijos sean grandes’”.

El sueño de Bosco con Sor María Troncatti

Entre finales de marzo e inicios de abril de 2015, Juwà soñó con una mujer vestida de blanco que decía ser Sor María Troncatti: “La madre me dijo: ‘Soy Sor María Troncatti’. Tomó unos ungüentos, me dijo: ‘Tú sabes m’hijito, que he venido a curarte, sé que sufres, ofrece todo tu sacrificio a Dios y yo te curaré de todo lo que sufres’. Me preguntó: ‘¿Dónde te duele?’, y me masajeaba donde yo le señalaba: mi cuello, mi pierna izquierda… diciendo: ‘Mañana caminarás’; y no me masajeó el hombro, dijo que mi esposa debería masajearlo… Sor María me preguntó: ‘¿Por qué no hablas?’. Le respondí que me dolía lo que me habían puesto en el cuello y ella me respondió: ‘No es por eso’; me dio una palmadita en la boca y me dijo: ‘Mañana hablarás’. Se sentó a mi lado y me dijo: ‘Poco a poco, irás mejorando’; me masajeó la boca, el cuello y me dijo: ‘Mañana hablarás y caminarás’; ya en ese momento me sentí bien, me sentí feliz”.

La recuperación fue instantánea: esa mañana, al despertar, Juwa inmediatamente sintió que estaba curado. Ya no le dolía la pierna. Pidió a su esposa, con señas, que lo ayudara a caminar, primero con muletas, muy pronto sin ellas. También empezó a hablar, a decir palabras, ese mismo día.

Cuatro días después, el 5 de abril de 2015, con la ayuda de su cuñado, fue a la Catedral de la Purísima en Macas. Volvió el 6 de julio de 2015, él solo, para participar en la Eucaristía.

Los médicos no encontraron razón para la recuperación, ya que además de unas pocas fisioterapias, no hubo ningún otro tipo de tratamiento que la explicara.

El médico que lo operó, cuando vio su recuperación, se mostró completamente desconcertado. "Tengo a un muerto resucitado frente a mí", dijo. Lo volvió a ver en 2017, estaba perfectamente curado. Caminaba, hablaba, movía bien el brazo y trabajaba.

"Lo hemos visto y podemos decir que de verdad Dios es grande y se toma cuidado de los pequeños que confían en Él", escribían doña Fanny Tones y sor Gladys Ruiz en su testimonio de 2017, publicado en 2018 en “Il Cielo risponde” (n. 42).

Un cambio radical de vida

La hermana de Juwa Bosco cuenta que “antes del accidente, él no era una persona correcta. Ahora está dedicado a su familia y a Dios”. Su esposa Natalina comparte por su parte que “al ver a mi esposo, la gente dice que lo que sucedió es un milagro de Dios”.

“Después de este incidente —concluyó— mi esposo cambió por completo: antes, le daba poca importancia a Dios y a la oración. Ahora él, es el primero en rezar y en hacerme rezar. Ese fue un cambio radical en su vida”.

El retrato oficial de la canonización de Sor María Troncatti que está colgado en la plaza de San Pedro del Vaticano

De enfermera en la Guerra Mundial a misionera en la selva

La canonización de María Troncatti ha llenado de alegría a los católicos de todo Ecuador, a la Familia Salesiana, al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, a la diócesis italiana de Brescia (donde nació la misionera) y al Vicariato Apostólico de Méndez (Ecuador), donde vivió las misiones.

Troncatti entró en las Hijas de María Auxiliadora en 1908 y durante la Primera Guerra Mundial trabajó como enfermera de la Cruz Roja en hospitales militares. Sobrevivió a unas inundaciones en las que pensó que podía morir y prometió irse a misiones: llegó a Ecuador con unos 40 años, ya en 1922.

Como misionera enfermera fundó dispensarios y hospitales en la selva, entrenó a más enfermeras y parteras y defendió la dignidad de las mujeres fundando familias cristianas, en una cultura indígena donde la mujer era vista como una propiedad. También educó en la cultura cristiana de la paz y el perdón a los shuar, que tradicionalmente eran violentos y muy vengativos.

Murió en accidente aéreo en 1969, en un bimotor que despegaba de Sucúa hacia Cuenca (Ecuador). Hubo un fallo en el motor y el piloto intentó un aterrizaje forzoso, pero la avioneta se partió en dos. Sólo murió la misionera, pero hubo otros cinco heridos. Tenía 86 años al morir, y llevaba 45 en el Amazonas.

Pierluigi Cameroni, postulador general de su causa, señala que "la canonización de María Troncatti es un signo de esperanza por su fuerte testimonio de transmisión de vida y fe a las nuevas generaciones y a los pueblos indígenas de la selva amazónica, que se convirtió en su patria del corazón. Fue una mujer de reconciliación y de paz con el don de una maternidad que tocaba los corazones".

viernes, 24 de octubre de 2025

Fabiola De Abreu se recuperó de su estado vegetativo: el milagro que hace santa a Madre Carmen Rendiles

Camino Católico.- Documental sobre el milagro que ha llevado a la beata caraqueña Madre Carmen Rendiles a la canonización, de acuerdo al decreto que fue firmado por el Papa Francisco el pasado 28 de marzo de 2025. Intervienen los testigos de cómo se produjo el milagro y la persona que lo recibió, Fabiola De Abreu Obadía. El documental ha sido realizado por las Siervas de Jesús.

La curación repentina, inesperada, instantánea, completa y duradera de Fabiola De Abreu Obadía en el año 2018 es un verdadero testimonio de fe. Dios nuestro Señor, por intercesión de madre Carmen, curó a esta joven que padecía de una hidrocefalia triventricular idiopática derivada en una meningitis bacteriana que la mantuvo más de cuatro meses en estado vegetativo.

Oriunda también de la ciudad de Caracas, al igual que la Madre Carmen Rendiles, Fabiola se vio afectada en su salud por un trastorno grave del sistema nervioso central que no respondía a los tratamientos médicos y cuyo pronóstico era negativo. Su recuperación, inexplicable para la ciencia, es un ejemplo de cómo el poder de la oración de una familia unida transcendió más allá razón. 

30 años después de haberse iniciado el camino a la santidad de Madre Carmen Rendiles, se celebrará su canonización el domingo 19 de octubre de 2025, presidida por el Papa León XIV.

Carmen Rendiles nació en Caracas en 1903. Nacer sin un brazo nunca la ralentizó: vivió hasta los 73 años y fundó las Siervas de Jesús en Venezuela, que hoy cuenta con unas 100 religiosas y unas 20 comunidades en Ecuador, Colombia y Venezuela. En 2018 fue beatificada en Caracas y su fiesta se celebra el 9 de mayo.

A los 15 años ya sentía una fuerte vocación a la vida consagrada e ingresó con 24 años en las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, en la capital venezolana. A los 33 años era maestra de novicias y a los 44 superiora de la casa madre en Venezuela. Impulsó la fundación de varios colegios por el país.    

Tras el Concilio Vaticano II, considerando que desde la matriz de la congregación en Francia se realizaban reformas que afectaban al carisma fundacional, con el apoyo de los obispos venezolanos, especialmente del cardenal José Humberto Quintero, impulsó una nueva congregación, las Siervas de Jesús de Venezuela, que nació oficialmente en 1965. Carmen Rendiles fue nombrada Superiora General, cargo que desempeñó con dedicación hasta su fallecimiento. Tras un accidente de coche en 1974, pasó los tres últimos años de su vida en silla de ruedas. Murió el 9 de mayo de 1977.   

martes, 16 de septiembre de 2025

El padre Juan Manuel Gutiérrez cuenta el milagro que obró en él San Pier Giorgio Frassati: «Al rezar no pedía sanación, pedía la ayuda de Dios en mi lesión y sentí una sensación de calor en el área de la lesión de mi talón»


El padre Juan Manuel Gutiérrez protagonista del milagro de Pier Giorgio Frassati, muestra una imagen del nuevo santo / Foto: Arquidiócesis de Los Ángeles

* «Por inspiración en oración, decidí hacer la novena a Pier Giorgio Frassati, y ese mismo día la comencé. Después de unos días de comenzar mi novena, fui a orar a la capilla del seminario. Estaba yo solo, no había nadie más, y me arrodillé para orar. Y mientras hacía mi oración, comencé a sentir una sensación de calor en el área de la lesión de mi talón. Inicialmente pensé que se debía a un incendio, que tal vez una salida eléctrica estaba incendiándose, y como tenemos libros debajo de las bancas, pensé que tal vez el incendio se debía a eso. Pero cuando revisé, no había ninguna señal de fuego, no había ningún olor a quemado, y comencé a notar que la sensación de calor era en el área de mi herida, del desgarro» 

Vídeo de la EWTN en el que el padre Juan Manuel Gutierrez cuenta el milagro que el beato Pier Giorgio Frassati obró en él

* «Me regresé al seminario. Me dio mucha alegría, me dio mucha emoción, pero al mismo tiempo no quería llamar la atención a mí mismo, entonces traté de mantenerlo lo más secreto posible. Yo pensaba que este secreto, por así decirlo, me lo iba a llevar a la tumba. Sí prometí durante mi novena que si algo inusual sucedía, yo lo iba a reportar a quien sea que necesitara reportarlo, pero nunca me imaginé que esto iba a convertirse en el milagro que el Vaticano aceptaría para la canonización de Pier Giorgio»

Camino Católico.-  Juan Manuel Gutiérrez es un sacerdote de origen mexicano que ahora sirve en la Arquidiócesis de Los Ángeles, la más grande y probablemente la más diversa en Estados Unidos. Su nombre hace ahora parte de la historia de un joven italiano, San Pier Giorgio Frassati, quien falleció a los 24 años y que ha sido canonizado el 7 de septiembre por el Papa León XIV, gracias al milagro obrado por su intercesión en el cura de 38 años, quien cuenta como sucedió su curación.

El 25 de noviembre de 2024, el Papa Francisco aprobó el decreto del milagro obrado por intercesión de Frassati en el P. Gutiérrez cuando era seminarista, puesto que fue ordenado sacerdote en junio de 2022.

“Yo me declaraba ateo”

“Mi familia mexicana era católica, mi madre era una mujer muy católica, pertenecía al grupo de las guadalupanas en la iglesia (…) Hice mis sacramentos de niño, mi Primera Comunión, el Bautismo, la Confirmación, pero a la edad de 14 años más o menos yo comencé a separarme de la Iglesia al punto de que dejé de asistir a Misa, dejé de orar”, relata el sacerdote, en entrevista con EWTN Noticias.

“Incluso comencé a creer que Dios no existía, que era un invento humano que, como dicen algunos filósofos, era como una droga de las masas para controlarlas. Y me aparté de la Iglesia, por muchos años no fui a Misa. Y yo me declaraba ateo, que no creía en Dios”, prosigue.

Sus padres se separaron cuando él tenía apenas dos años. Su madre se quedó en Texcoco, al noreste de la Ciudad de México. Su padre se mudó a Omaha, Nebraska (Estados Unidos). A sus 19 años, decidió reunirse con su padre y, estando allá, “por providencia de Dios también alguien me invitó a un retiro, al que no quería ir, pero terminé yendo y ahí comenzó mi regreso a la Iglesia”.

Quería estar convencido en la fe y comenzó a estudiar la historia de la Iglesia, la de Jesús, y descubrió que “hay mucha evidencia histórica, incluso no católica, no religiosa, que da razones para creer que Jesús caminó por la tierra”.

“Y lo que me convenció de permanecer católico es la realidad de que Jesús está presente en la Eucaristía, que incluso con la investigación de los milagros eucarísticos se ha comprobado científicamente. Cuando comencé a encontrar toda esa evidencia, todas mis objeciones en contra de la fe y de la religión fueron cayendo una tras otra”.

Juan Manuel Gutiérrez (sexto desde la izquierda) como diácono con amigos y feligreses de la Iglesia de San Juan Vianney en Hacienda Heights, donde sirvió durante su año de internado en el seminario / Foto: Arquidiócesis de Los Ángeles

El ingreso al seminario tras “pelear con Él por mucho tiempo”

Según refiere Ángelus News, el P. Gutiérrez comenzó su formación para el sacerdocio cuando tenía 26 años, en el 2013, en la Casa de Formación Juan Diego de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Se graduó en 2017 y junto a sus compañeros pasaron luego al St. John’s Seminary para proseguir con su formación sacerdotal.

“Fue una pelea muy larga con el Señor, porque yo tenía otros planes, planes buenos en mi opinión, católicos, de tener mi familia, tener mis hijos, dedicarme al ministerio o cualquier oportunidad que tuviera, pero nunca me pasó por la cabeza ser sacerdote”, comparte con EWTN Noticias.

No fue sino hasta que “por la providencia de Dios, de diferentes direcciones me venían esas preguntas, sacerdotes que me conocían, gente de la parroquia que me veía ir a Misa todos los días, estar involucrado en diferentes actividades de mi iglesia”.

“Incluso en la oración el Señor comenzó a presentar la propuesta de una vocación al sacerdocio y después de pelear con Él por mucho tiempo, como dijo Jeremías, ‘Señor, tú me has seducido’ y yo me dejé seducir, decidí darme la oportunidad de entrar al seminario”, recuerda.

El calor, el Espíritu Santo y el milagro de Pier Giorgio Frassati

En octubre de 2017, mientras jugaba básquet con otros seminaristas, Gutiérrez sufrió el desgarro del tendón de Aquiles. El día 31 una resonancia magnética reveló la lesión y el 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, decidió rezar una novena al Beato para pedirle ayuda con su dolencia.

“Por inspiración en oración, me llegó hacerla a Pier Giorgio Frassati, y ese mismo día la comencé. Después de unos días de comenzar mi novena, fui a orar a la capilla del seminario. Estaba yo solo, no había nadie más, y me arrodillé para orar. Y mientras hacía mi oración, comencé a sentir una sensación de calor en el área de la lesión de mi talón”.

“Inicialmente pensé que se debía a un incendio, que tal vez una salida eléctrica estaba incendiándose, y como tenemos libros debajo de las bancas, pensé que tal vez el incendio se debía a eso. Pero cuando revisé, no había ninguna señal de fuego, no había ningún olor a quemado, y comencé a notar que la sensación de calor era en el área de mi herida, del desgarro”, continúa el sacerdote.

El P. Juan Manuel Gutiérrez en conferencia de prensa, sobre el milagro de Pier Giorgio Frassati, en Los Ángeles / Foto: Arquidiócesis de Los Ángeles

“Y comencé a recordar que en muchas espiritualidades católicas, como la carismática, se describe que cuando el Espíritu Santo está haciendo una sanación en una persona, la persona describe la sensación de calor”.

El sacerdote confiesa que no creyó que fuera posible que estuviera sanando, “no porque Dios no tuviera el poder de hacerlo, sino porque yo creía que no tenía la fe para algo así y eso me conmovió profundamente, y me movió a las lágrimas. Y después de que terminé de orar ese día, seguí con mis actividades normales”.

La sorpresa del médico: “Alguien arriba cuida de ti”

Desde que sufrió la lesión el P. Gutiérrez usaba una tobillera, pero dejó de usarla tras lo ocurrido en la capilla. El 15 de noviembre, seis días después de haber terminado su novena, fue a ver al médico cirujano que lo iba a operar

El sacerdote dice que el cirujano veía las imágenes de la herida en la computadora, le hizo la prueba de Thompson, con la que se comprueba la rotura, pero no encontraba nada y además, el entonces seminarista simplemente no sentía dolor en la zona que había sido afectada.

El médico le dijo entonces que la cirugía parecía que no iba a ser necesaria. “Y yo le pregunté por qué y me dijo que al examinarme, al tratar de tocar con su dedo el lugar de la fisura, él tenía que poder tocar el hoyo, la fisura que deja el desgarre, pero no podía, no lo encontraba. Y como él sabía que era seminarista, solamente recuerdo que me dijo ‘debe haber alguien allá arriba que cuida de ti’”.

“Y cuando él me dijo eso, sentí como un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo porque en ese momento recordé el evento de la capilla donde yo tuve la sensación de calor en el área de mi herida, del desgarre. Y recordé mi novena al Beato Pier Giorgio Frassati”.

El médico le dijo que la resonancia era correcta, sí se veía el 31 de octubre una ruptura en el tendón de Aquiles, que ese tipo de lesiones no se curaban solas sino que, al contrario, empeoraban con el tiempo. Luego, a pedido del entonces seminarista de 31 años, le entregó los documentos médicos del caso porque simplemente no requería de ninguna atención.

“Me regresé al seminario. Me dio mucha alegría, me dio mucha emoción, pero al mismo tiempo no quería llamar la atención a mí mismo, entonces traté de mantenerlo lo más secreto posible”. De hecho no lo comentó ni siquiera con su familia, sólo con unas cuantas personas.

La oficina del Padre Juan Gutiérrez en la Iglesia de San Juan Bautista en Baldwin Park, California, tiene varias fotos de santos y beatos en su juventud: San Pío Pietrelcina, San Carlo Acutis, el Venerable Fulton Sheen y San José Sánchez del Río / Foto: John Rueda - Arquidiócesis de Los Ángeles

Su relación con Pier Giorgio Frassati: “Una amistad que no se puede describir”

El sacerdote recuerda que cuando rezó la novena “no pedía sanación, pedía la ayuda de Dios en mi lesión. Y pensaba inicialmente hacerla a todos los santos, porque se me ocurrió, ‘bueno, hoy es el día de la Solemnidad de Todos los Santos y necesito toda la ayuda que pueda recibir’. Pero después recibí esa inspiración que me decía, ¿por qué no le haces la novena al Beato Pier Giorgio Frassati? Y me sorprendió un poco, pero me pareció buena idea, y por eso se la hice a él”.

“Yo pensaba que este secreto, por así decirlo, me lo iba a llevar a la tumba. Sí prometí durante mi novena que si algo inusual sucedía, yo lo iba a reportar a quien sea que necesitara reportarlo, pero nunca me imaginé que esto iba a convertirse en el milagro que el Vaticano aceptaría para la canonización de Pier Giorgio”.

Una de las personas con las que compartió lo sucedido fue un profesor suyo, quien luego llevó el caso ante el Vaticano. Ahí se decidió abrir la investigación formal.

Tras señalar que la investigación que realizó el Vaticano, en la que participó uno de sus profesores en el seminario, es “extremadamente rigurosa”, el P. Juan Manuel Gutiérrez comenta que “el Señor es el que escogió regalarme esta conexión, esta amistad con Pier Giorgio. Y fue el Señor que planeó que de todos los milagros y las gracias que la gente ha recibido alrededor del mundo por la intercesión de Pier Giorgio, fuera este el evento que llevara a su canonización”.

Sobre su relación con el santo italiano, el sacerdote afirma que “es como una amistad que no se puede describir. Uno tiene amistades humanas, buenas y demás, pero esto es algo diferente. Es algo que me llena de alegría, que me llena de paz, que también me reta ahora como sacerdote a ser un mejor testigo de ser cristiano”.

El cura mexicano resalta además que “Pier Giorgio era muy amante de escalar en las montañas, de ir de caminata a las montañas. Y no era una cualidad que yo creía tener mucho, pero es algo que poco a poco estoy abrazando un poco más y siento, cuando lo he hecho y he ido a las montañas a caminar, siento incluso su cercanía”.

“También ser valiente: que el cristianismo que uno vive también llegue a manifestarse en áreas sociales de la vida, porque es algo que él hizo mucho. A su corta edad, en su juventud, él sabía que su cristianismo no era nada más para quedarse dentro de las paredes de la iglesia. En su vida social, en el contexto de la sociedad, de la política, de su país, él sabía que los valores del evangelio, del cristianismo, tenían que influenciar esas áreas de la vida humana”, remarca el P. Gutiérrez.

Al hablar sobre la canonización, el sacerdote de Los Ángeles afirma que “una vez más, la providencia, la mano del Señor que escribe nuestra historia está por todas partes, porque el año que viene también se celebra el aniversario número 100 de la muerte de Pier Giorgio”. Es “un regalo de la providencia de Dios que es sorprendente”, agrega.

¿Quién fue San Pier Gorgio Frassati?

Pier Giorgio Frassati nació el 6 de abril de 1901, Sábado Santo. Era hijo del fundador y director del periódico italiano La Stampa.

Los restos de Pier Giorgio Frassati en la Catedral de Turín / Foto: Geobia (CC BY-SA 4.0)

A los 17 años se unió a la Sociedad de San Vicente de Paúl y dedicó gran parte de su tiempo libre a cuidar a los pobres, los sin techo y los enfermos, así como a los excombatientes que volvía de la Primera Guerra Mundial.

Frassati también estuvo involucrado en el Apostolado de la Oración y Acción Católica. Comulgaba todos los días

Frassati murió de polio el 4 de julio de 1925, enfermedad que habría contraído cuando cuidaba a los enfermos. Tenía sólo 24 años.

Juan Pablo II, quien beatificó a Frassati en 1990, lo llamó “un hombre de las ocho bienaventuranzas,” describiéndolo como “totalmente inmerso en el misterio de Dios y totalmente dedicado al servicio constante de su prójimo”.

El Papa Francisco elogió a Frassati por compartir el amor de Jesús con los pobres en un discurso el 24 de junio de 2025: “Pier Giorgio era de una familia acomodada de clase media alta, pero no creció ‘envuelto en algodón’, no se perdió en la ‘buena vida’, porque en su interior había la savia del Espíritu Santo, había amor por Jesús y por sus hermanos”.

El 7 de septiembre de 2025 ha sido canonizado junto a Carlo Acutis por el Papa León XIV quien ha dicho de él en la homilía:

"Pier Giorgio encontró al Señor por medio de la escuela y los grupos eclesiales —la Acción Católica, las Conferencias de San Vicente de Paúl, la F.U.C.I. (Federación Universitaria Católica Italiana), la Orden Tercera de Santo Domingo— y dio testimonio de ello a través de su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad y en la caridad. Hasta el punto de que, a fuerza de verlo recorrer las calles de Turín con carritos repletos de ayuda para los pobres, sus amigos lo llamaban “Empresa de Transportes Frassati”. También hoy, la vida de Pier Giorgio representa una luz para la espiritualidad laical. Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres".

jueves, 10 de abril de 2025

Mary Bartold, de 16 años, tenía dos tumores que desaparecieron tras rezar al beato Solanus Casey: «Alabado sea Dios. Esto es obra suya»


Mary Bartold, de 16 años, sanada de dos tumores por intercesión del Beato Solanus Casey / Foto: Cortesía de la Diócesis de Lansing

* «La doctora de Mary dijo: 'No hay nada. Han desaparecido los tumores... Disculpa que haya tardado tanto en llamar, pero hablé con el radiólogo... y luego con otro radiólogo. Quería asegurarme de que le estaba dando la noticia correcta. Podemos cancelar la cirugía» 

Camino Católico.- Cuando repetidas pruebas de diagnóstico por imágenes a finales de julio de 2024 mostraron que los tumores ováricos de Mary Bartold, de 16 años, habían desaparecido antes de que pudiera someterse a la cirugía, "todo lo que pude decir fue: 'Alabado sea Dios'", dice su madre, Susan Bartold, de 55 años. "Esto es obra suya", asegura Detroit Free Press. La familia y amigos habían orado al Beato Solanus Casey

La familia regresó a la tumba de Casey el 2 de agosto, día en que Mary debía ser operada, en una peregrinación de acción de gracias, y presentó documentación de su sanación ese mismo día al Centro Solanus Casey. Esperan que el favor que creen que Dios le concedió a Mary por intercesión celestial de Casey merezca ser considerado un milagro, lo que podría llevar a la santidad de Casey, cofundador del Comedor de Beneficencia Capuchino en Detroit.

Susan Bartold, de 55 años, y su esposo, Rick Bartold, de 60, están detrás de su hija, Mary Bartold, de 16 años, en el patio trasero de su casa en DeWitt, Michigan / Foto: Matt Riedl, Diócesis de Lansing

Mary Bartold, estudiante de segundo año de la Escuela Secundaria Católica de Lansing, dice que "sería genial" si el Papa reconociera el relato de su curación como milagroso y canonizara a Casey. La familia Bartold no puede evitar preguntarse si Casey les abrió las puertas de San Buenaventura a los abuelos de Mary durante la Gran Depresión.

"Eran pobres y no tenían dinero. Como crecí en la fe católica, sabemos que mi padre probablemente se aprovechaba del comedor social, al igual que el padre de Susan", explica el padre de Mary, Rick Bartold, de 60 años. "Vivía casi a la vuelta de la esquina".

El Centro Solanus Casey se negó a revelar ningún detalle sobre el informe de la familia Bartold sobre la curación de Mary, a la que la iglesia se refiere como un "favor", comenta el reverendo Edward Foley, vicepostulador de la causa de canonización del beato Solanus.

El padre Solanus Casey fue homenajeado en una misa el 18 de noviembre de 2017 en Ford Field en Detroit / Foto: Provincia Franciscana Capuchina

"Le decimos a cualquier familia que nos envíe un informe de favor... 'Es su historia, pero mantendremos la confidencialidad porque Roma también exige confidencialidad si vamos a presentarles algo'", argumenta Foley. "No revelamos nada sobre ningún caso individual."

El diagnóstico de los tumores de Mary

Un dolor abdominal severo apareció a finales de abril de 2024, mientras Mary estaba en el segundo año en la escuela secundaria católica Lansing, en Michigan. "Me caí al suelo. No podía moverme en absoluto... porque me dolía muchísimo", recuerda la adolescente.

Su madre explica la llamada entre lágrimas que recibió de Mary desde la escuela ese día y se preguntó qué podría estar causando sus síntomas en su hija.

"Le hice las preguntas básicas de una madre... pensando que era solo un virus estomacal o que estaba empezando su período o algo así", dice Susan Bartold, de 55 años, de DeWitt, una pequeña comunidad al norte de Lansing. Pero cuando el dolor de Mary continuó, "supe que algo andaba mal".

A principios de mayo, Mary se sometió a una tomografía computarizada y una ecografía, que revelaron un tumor de 7,3 cm en el ovario izquierdo y otro de 1,5 cm en el ovario derecho. "En ese momento, pensaron que eran quistes", dice Susan Bartold. "De repente, todo esto se volvió urgente, porque temían una torsión ovárica".

La torsión ovárica ocurre cuando el tejido que sostiene el ovario se retuerce dentro del cuerpo, interrumpiendo el suministro de sangre. Se considera una emergencia potencialmente mortal y, en ocasiones, también puede incluir la torsión de la trompa de Falopio.

"Le dijeron: 'Si esto es una torsión, perderás los ovarios. Si sientes algún tirón en el abdomen en cualquier momento, debes acudir a urgencias de inmediato'", explica Susan Bartold.

Mary Bartold, de 16 años y residente de DeWitt, juega con su perra, Jolene, en el patio trasero de su casa en DeWitt, Michigan / Foto: Matt Riedl, Diócesis de Lansing

"Para ella, todo esto la hizo pensar: 'No voy a poder tener hijos'", dice su madre Susan Bartold. "Analiza pensando y se da cuenta de que existe una gran posibilidad de perder uno o ambos ovarios. Y lo único que pudo decirnos fue: 'Quiero ser mamá'. Y aunque entendemos que hay otras maneras de ser una madre hermosa, para una joven de 16 años... fue muy, muy difícil".

Concertaron una cita para Mary en el Centro de Salud de la Universidad de Michigan y trabajaron con médicos católicos para asegurarse de que "entendiéramos lo que estaba sucediendo y que estábamos tomando decisiones morales que no estaban guiadas por creencias seculares", relata Susan Bartold.

Los médicos programaron la cirugía de Mary y determinaron que las masas en sus ovarios no eran quistes, sino tumores llamados teratomas, que generalmente son benignos. La primera fecha de cirugía disponible era el 2 de agosto.

"Mary estaba fuera de sí", dice Susan Bartold. "Y cada vez que intentábamos hablar y preguntarle si tenía alguna pregunta, se ponía a llorar y se marchaba".

Una nueva prueba muestra que los tumores "han desaparecido por completo"

Los padres de Mary hicieron una peregrinación a la tumba de Casey el 6 de julio, orando para que el beato Solanus Casey intercediera no solo sanando físicamente a Mary, sino también trayéndole paz "para poder recorrer este camino que el Señor había puesto delante de ella", explica Susan Bartold.

Hablaron con Mary sobre si estaría dispuesta a ser ungida con el sacramento de la unción de los enfermos para pedir que si es la voluntad de Dios, se le concediera la sanación espiritual o física, junto con paz y coraje para enfrentar la operación. Dijo que sí, y no puedo expresar lo emocionada que estaba", asegura Susan Bartold. "Ahí estaba mi corazón de madre".

Monseñor George Michalek realizó el rito el 14 de julio, y "se le veía bajar los hombros" de alivio al terminar, dice Susan Bartold. "Entonces le pregunté si estaba dispuesta a recibir oraciones de familiares y amigos, y también respondió que sí, lo cual fue muy importante para ella porque no quería que se lo contáramos a nadie. No quería que nadie lo supiera. Así que, de inmediato, contactamos a nuestra familia, amigos, comunidad y comunidad eclesial, y les pedimos que se unieran a nosotros en una novena al beato Solanus Casey y le pidieran que intercediera por su sanación.


El Cardenal Angelo Amato de Roma, Italia, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano y representante del Santo Padre inciensa la reliquia durante la beatificación del Padre Solanus Casey en Ford Field en Detroit el sábado 17 de noviembre de 2017 / Foto: Ryan Garza, Detroit Free Press

A medida que se acercaba la fecha de la cirugía de Mary, sus médicos le pidieron que se hiciera pruebas de diagnóstico por imágenes adicionales para reevaluar los tumores.

Susan Bartold recuerda haber llevado a Mary a Ann Arbor para una resonancia magnética en la madrugada del 30 de julio, que coincidió con el día de la fiesta de Casey.

"Mary dormía en el asiento trasero y eran las 4:30 de la madrugada", relata Susan Bartold. "Llueve a cántaros. Está muy oscuro. No hay luna, ni una sola estrella en el cielo, y hay un montón de obras alrededor. Solo recuerdo haber dicho en voz alta: 'Solanus, este es tu día festivo. Hago esto por ti. Sé que tienes una gran noticia'".

Luego añade: “Esa noche los resultados de la resonancia magnética de Mary aparecieron en su portal electrónico para pacientes, lo que hizo reflexionar a la familia. Parecía como si los tumores de Mary hubieran desaparecido. Los leí y le dije a Rick: ‘Parece que no hay nada. Pero no sé... Esperaremos a que nos llame el médico’.

Al día siguiente, el teléfono sonó poco antes del mediodía.

La doctora de Mary "estaba eufórica", dice Susan Bartold. "Me dijo: 'No hay nada. Han desaparecido los tumores... Disculpa que haya tardado tanto en llamar, pero hablé con el radiólogo... y luego con otro radiólogo. Quería asegurarme de que le estaba dando la noticia correcta. Podemos cancelar la cirugía'".

Al principio Mary no lo podía creer. "Pensé que era un error", dice. Pero a medida lo asimiló plenamente, añadió: "Simplemente me sentí agradecida. No tuve que operarme".

Los informes sobre los favores de Casey continúan llegando

Desde 2018, Foley del Centro Solanus Casey dijo que ha habido al menos 300 informes de favores que los fieles católicos han presentado para revisión y documentado como relatos de la intercesión de Casey.

Foley detalló el proceso que ocurre cuando los informes de favores como el de Mary involucran la curación de condiciones médicas.

"Los enviamos a médicos certificados", explica Foley. "Nos consultan sobre si debemos obtener los historiales médicos. Si investigamos los historiales médicos y se determina que no hay una explicación médica, los enviamos a Roma. Ellos son quienes deciden qué hacer con ellos.

"Ese es el procedimiento que seguimos con todos los informes de favor que recibimos".

El abogado Will Bloomfield, asesor general de la Diócesis de Lansing y ex fiscal general adjunto de Michigan, revisó los documentos médicos de Mary.

Le dijo al Detroit Free Press que está "satisfecho de que el informe médico del 16 de mayo de 2024 haya revelado dos teratomas: uno, una masa quística compleja más grande (7,3 cm) en el anexo izquierdo". El otro, dijo, era "una pequeña masa hipoecoica irregular de 1,5 cm en el ovario derecho, también probablemente un teratoma".

Bloomfield confirmó que también revisó el informe de la resonancia magnética a la que se sometió Mary en julio de 2024. Este no reveló evidencia de masa ovárica ni anexial.

Una exploración de seguimiento realizada seis meses después, el 13 de febrero de 2025, tampoco encontró evidencia de tumores.

"Nos olvidamos del poder de la oración, y esto es sólo un testimonio del poder de la oración", dice Susan Bartold.

El Papa Francisco reconoció un milagro previo de Casey en 2017. Una mujer con una afección cutánea genética oró ante la tumba de Casey en Detroit y sanó milagrosamente. Si el Vaticano reconoce otro milagro, impulsaría aún más la canonización de Casey. 

La familia de Mary aboga firmemente por que reciba esa categoría. Mary declaró a la Diócesis de Lansing que se sentiría honrada si su historia fuera la que llevó a Casey a la santidad. "Merece ser canonizado", afirma.

 Vídeo en inglés del testimonio de su curación de Mary Bartold y sus padres