En la misiva, el Arzobispo recuerda que "la única finalidad de toda intervención de la Iglesia Católica en materias sociales y jurídicas consiste en la promoción y tutela de la dignidad de la persona humana a la luz del Evangelio y de la recta razón".
Asimismo, advierte que "en ocasión de los debates sobre la nueva Constitución, y aún antes, han surgido ciertas propuestas encaminadas a equiparar la unión entre personas homosexuales al matrimonio y a la familia" pero los obispos "hemos sostenido una enseñanza común en el sentido de que no puede hablarse de matrimonio ni de familia en las uniones que puedan formar personas homosexuales".
Tras recordar las enseñanzas cristianas sobre la práctica homosexual, precisó que la Iglesia "no establece discriminaciones injustas. La Iglesia acoge con respeto, comprensión y delicadeza a los hombres y mujeres que tienen tendencias homosexuales".
"Llevado al campo de la legislación del país, esto significa que ninguna ley puede tratar de asimilar estas relaciones y convivencias con la incomparable riqueza del matrimonio y la familia", aclaró y consideró que "la confusión ha nacido al hablar de la regulación de los derechos y obligaciones que puedan originarse en una relación duradera entre personas homosexuales, respecto de las cuales no podría darse un vacío jurídico. Pero el cauce jurídico para esos posibles derechos y obligaciones es el general de las leyes, sin necesidad de singularidades específicas".
"Queridos hermanos, en estos meses circulan muchas corrientes adversas a los valores cristianos y, al mismo tiempo, tenemos los creyentes una gran oportunidad para trabajar por una sociedad más justa y fraterna, bajo la protección del Señor. Unamos nuestros empeños, por encima de las diferencias políticas, para un buen servicio a nuestra Patria", concluyó
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