Las siguientes consideraciones quizá no han llenado las páginas de periódicos, pero con toda seguridad todos nos preguntamos: ¿Cómo puede llegar un individuo a actuar así?.
La actualidad del crimen de la joven Sonia Carabante en Málaga, España, y la afortunada captura del culpable hace que todos reflexionemos un poco sobre el tema.
Las siguientes consideraciones quizá no han llenado las páginas de periódicos, pero con toda seguridad todos nos preguntamos: ¿Cómo puede llegar un individuo a actuar así?.
Hay más culpables
¿Cómo puede un individuo convertirse en agresor sexual y asesino de jóvenes? Y lo preocupante es que no son casos infrecuentes, los delitos de violaciones y agresiones sexuales, según el último informe del Fiscal General aumentaron el curso pasado en un 10%. Parece que nuestros hijos ya no pueden ir tranquilos por la calle sin ser acechados por agresores en potencia. "La pornografía es la teoría, la violación la práctica" decia Victoria Guillik en su libro Relato de una madre. Analicemos algunas realidades con sus datos.
De la industria pornográfica a la explotación sexual sólo hay un paso. La pornografía mueve cada año 60.000 millones de euros en el mundo, unos 250 millones de personas en el mundo son consumidores de pornografía según datos de la revista FORBES.
La industria del cine y el vídeo es la que mayores beneficios obtiene dentro del mercado del sexo: en Estados Unidos se ruedan cada año 13.000 películas porno y en Europa, unas 1.500, lo cual provoca que las productoras alcancen alrededor del 40 por ciento de beneficio por película.
En España, durante el año 2000, el Ministerio de Cultura clasificó 1.028 títulos como "X" frente a las 1.480 películas que recibieron la calificación de "Para todos los públicos". En cuanto a los usuarios de la pornografía en nuestro país, 850.000 personas consumen este tipo de productos, de los que el 45 por ciento son consumidores habituales.
La pornografía en España
Pero donde más se ha disparado el consumo de pornografía en los últimos años ha sido en Internet. Los internautas españoles son los ciudadanos que visitan más páginas de contenido sexual: según el anuario eEspaña 2001, realizado por Retevisión, el 38 por ciento de los cibernautas españoles navega por webs de contenido pornográfico.
Según Josep Antón Arrebola, secretario general del Consorcio ECPAT España (www.acim.es/ecpat) -dedicado a combatir la explotación sexual infantil-, "cuanta más pornografía se consume, más aumenta el deseo de seguir consumiéndola, lo que refleja la presencia de alguna dificultad importante para mantener una vida sexual normal, porque el consumidor de pornografía utiliza esos materiales como sustitutivos".
El sexólogo Ferran Trullols, asegura que "poco a poco la persona va perdiendo sensibilidad, por lo cual debe aumentar sus estímulos, que cada vez son menos personales y más genitalizados. Al final se produce una búsqueda incesante de nuevas experiencias, que nunca llegan a satisfacer del todo, lo que la convierte en adicta a la pornografía".
Si los adictos a la pornografía se quedaran ahí, si no afectara a otras personas, pero.... la pornografía y los abusos a menores son causa y efecto.
Como en todas las adicciones, el consumidor de pornografía necesita cada vez dosis mayores para que su cuerpo y su mente reciban el mismo estímulo que al principio. El adicto tiene la necesidad de experimentar nuevas sensaciones. Además, esta actitud puede degenerar en delitos como la pornografía infantil y el abuso a menores.
Según Arrebola, "la pornografía infantil, con sus elementos adictivos, tan sólo constituye un sustituto temporal del abuso físico, y además fomenta el deseo en el consumidor de pasar a la acción y protagonizar en el mundo real aquello que le venía proporcionando el placer sexual hasta ahora".
Actualmente, la explotación sexual comercial infantil (ESCI) es cuantitativamente la tercera industria ilegal a escala mundial, después del tráfico de armas y el tráfico de drogas. Según Arrebola, "existen unos 100 millones de menores en todo el mundo atrapados en redes de explotación sexual", de los cuales se calcula que 5.000 se encuentran en España. Estos abusos aumentan con el llamado "turismo sexual", una práctica muy común que algunos ciudadanos del Primer Mundo practican en países de Latinoamérica y Asia. "Entre 30.000 y 35.000 ciudadanos españoles viajan cada año a América Latina con el exclusivo propósito de tener relaciones sexuales con menores", asegura Josep Anton Arrebola.
____________________________
Cortesía: Comité Indep. Antisida http://cias.webcindario.com
miércoles, 2 de enero de 2008
martes, 1 de enero de 2008
Ministerio de Sanidad "secuestra" los datos del número de abortos en 2006, denuncia IPF
MADRID, Ene. 08 (ACI).- El Presidente del Instituto de Política Familiar (IPF), Eduardo Hertfelder, calificó de "intolerable" que ante la alarma social producida por los recientes casos de abortos ilegales y la constatación del "coladero" que supone la actual legislación, el Ministerio de Sanidad "secuestre" los datos del número de abortos realizados en España durante el año 2006.
Según Hertfelder, esta "falta de transparencia" constata la nula voluntad que tiene la Administración de abordar el problema. Ante esta situación, el IPF reclamó la "publicación inmediata" de los datos del aborto registrados en el país durante el año en cuestión.
Según estimaciones del IPF, en el 2006 se habrían superado los 98 mil 500 abortos, lo que supondría que "cada día en España han dejado de nacer 270 niños por causa del aborto. Esto supone que se produce un aborto cada 5.3 minutos".
En una nota de prensa, el IPF señala que los datos oficiales de las comunidades españolas con mayor número de abortos –Madrid, Barcelona, Andalucía, Valencia y Baleares– confirman estas estimaciones ya que en estas comunidades se ha alcanzado la cifra de 76 mil 484 abortos.
A juicio del IPF, los datos del 2006 son de tal envergadura que "se habrá alcanzado casi la barrera de los 100 mil abortos anuales" y que "se ha superado el millón cien mil abortos (1.119.000 abortos), desde que se legalizó en el año 1985".
Según Hertfelder, esta "falta de transparencia" constata la nula voluntad que tiene la Administración de abordar el problema. Ante esta situación, el IPF reclamó la "publicación inmediata" de los datos del aborto registrados en el país durante el año en cuestión.
Según estimaciones del IPF, en el 2006 se habrían superado los 98 mil 500 abortos, lo que supondría que "cada día en España han dejado de nacer 270 niños por causa del aborto. Esto supone que se produce un aborto cada 5.3 minutos".
En una nota de prensa, el IPF señala que los datos oficiales de las comunidades españolas con mayor número de abortos –Madrid, Barcelona, Andalucía, Valencia y Baleares– confirman estas estimaciones ya que en estas comunidades se ha alcanzado la cifra de 76 mil 484 abortos.
A juicio del IPF, los datos del 2006 son de tal envergadura que "se habrá alcanzado casi la barrera de los 100 mil abortos anuales" y que "se ha superado el millón cien mil abortos (1.119.000 abortos), desde que se legalizó en el año 1985".
Ministerio de Trabajo niega ayuda económica a pro-vidas y la ofrece a abortistas
MADRID, Ene. 08 (ACI).- El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España negó todo tipo de ayuda económica a las asociaciones federadas comprometidas en la lucha por la vida que la solicitaron, denunció la Federación Española de Asociaciones Pro Vida.
Como muestra de esta negativa, la federación señaló el rechazo del ministerio a financiar, como era costumbre muchos años, el programa "Facilitar la inserción social de mujeres en riesgo o situación de exclusión social y Mantenimiento de centros y servicios de acogida y ayuda a mujeres en riesgo o situación de exclusión social".
Según la Federación, a menudo los Servicios Sociales de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas remiten a sus asociaciones miembros mujeres gestantes y con hijos menores para que sean ayudadas gratuitamente.
Desde su creación en 1981, informa la Federación, las diversas asociaciones que la integran han ayudado a más de 50 mil mujeres, lo que significa haber beneficiado a más de 127 mil personas.
"El Ministerio no tiene dinero o no estima oportuno ayudar a mujeres embarazadas y a sus hijos. Sin embargo hay fundaciones en muchas Comunidades Autónomas que mantienen conciertos para facilitar gratis el aborto en centros privados. Esa es la ‘ayuda’ que sí se ofrece siempre: posibilidad de eliminar a su hijo y nula o interesada información de lo que el aborto supone para ella y para la criatura y por supuesto ningún interés por la situación personal y los problemas de la embarazada", denuncia.
Finalmente dio a conocer que "presentará recurso contra esta resolución y confía en que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales tenga sensatez y valore adecuadamente la necesidad de tantos seres humanos y el trabajo de las asociaciones provida, que son, algunas veces, las únicas que les tienden una mano".
Como muestra de esta negativa, la federación señaló el rechazo del ministerio a financiar, como era costumbre muchos años, el programa "Facilitar la inserción social de mujeres en riesgo o situación de exclusión social y Mantenimiento de centros y servicios de acogida y ayuda a mujeres en riesgo o situación de exclusión social".
Según la Federación, a menudo los Servicios Sociales de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas remiten a sus asociaciones miembros mujeres gestantes y con hijos menores para que sean ayudadas gratuitamente.
Desde su creación en 1981, informa la Federación, las diversas asociaciones que la integran han ayudado a más de 50 mil mujeres, lo que significa haber beneficiado a más de 127 mil personas.
"El Ministerio no tiene dinero o no estima oportuno ayudar a mujeres embarazadas y a sus hijos. Sin embargo hay fundaciones en muchas Comunidades Autónomas que mantienen conciertos para facilitar gratis el aborto en centros privados. Esa es la ‘ayuda’ que sí se ofrece siempre: posibilidad de eliminar a su hijo y nula o interesada información de lo que el aborto supone para ella y para la criatura y por supuesto ningún interés por la situación personal y los problemas de la embarazada", denuncia.
Finalmente dio a conocer que "presentará recurso contra esta resolución y confía en que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales tenga sensatez y valore adecuadamente la necesidad de tantos seres humanos y el trabajo de las asociaciones provida, que son, algunas veces, las únicas que les tienden una mano".
21 agentes pastorales en el mundo perdieron la vida violentamente durante 2007
ROMA, Enero 08 /(ACI).- 21 sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, perdieron la vida violentamente durante el 2007, informó esta semana la Agencia Fides, de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, al presentar su recuento anual de aquellos agentes pastorales "muertos de manera violenta y que han sacrificado su vida concientes del riesgo que corrían".
Según el informe de la Agencia Fides, Asia figura en primer lugar entre los continentes donde en el 2007 se ha registrado el mayor número de víctimas entre los agentes pastorales, "bañada de sangre con 4 sacerdotes, 3 diáconos y un seminarista"; seguida por América, donde fueron asesinados 6 sacerdotes y 1 religioso. África, por su parte, ha sido testigo de la muerte violenta de 3 sacerdotes y 1 religiosa; mientras que en Europa han sido asesinados dos sacerdotes, ambos en España.
Lista incompleta
Según Fides, al informe "habría que añadir la larga lista de los muchos 'soldados desconocidos de la fe' de los que quizás nunca tengamos noticias y que en los rincones más lejanos de la tierra sufren y pagan con la vida su fe en Cristo".
Al respecto, recuerdan el caso del Padre Jim Brown y del laico Wenceslaus Vimalathas desaparecidos el 20 de agosto de 2006 de Jaffna, al norte de Sri Lanka, una de las zonas más afectadas por el conflicto entre las fuerzas del ejército regular y los rebeldes del "Liberation Tigers of Tamil Eelam". A pesar de los muchos llamados que se han realizado por su liberación aún no se sabe nada de ellos.
Las víctimas
El elenco de la Agencia Fides incluye:
El misionero de la Consolada (IMC) P. Mario Bianco, italiano de noventa años, murió el 15 de febrero del 2007 en Manizales (Colombia) como consecuencia de una agresión el día 4 de febrero.
P. Martin Addai, 46 años, originario del Ghana, de los Misioneros de África (Padres Blancos), asesinado el sábado 10 de marzo del 2007 en Kenia, Nairobi.
D. José Luis Camacho Cepeda, 54 años, peruano, asesinado a cuchilladas en la noche entre el 11 y el 12 de marzo del 2007 en su casa en Bogotá, Colombia.
P. Fransiskus Madhu, 30 años, misionero verbita (SVD) original de Flores (Indonesia), asesinado el domingo 1 de abril del 2007, Domingo de Ramos, en el pueblo de Mabungtot, diócesis de Tabuk, al norte de Filipinas.
Sor Anne Thole, 35 años, nacida en Suazilandia y crecida en Sudáfrica, de las Hermanas Franciscanas de la Sagrada Familia (conocidas como Nardini Sisters) murió la mañana del Domingo de Ramos, 1 de abril del 2007, mientras trataba de poner a salvo a algunos enfermos de SIDA de un incendio.
P. Richard Bimeriki, congolés, murió en un hospital ruandés el 7 de abril del 2007, tras haber sido herido durante una agresión en su parroquia el día 12 de marzo.
Don Wolfgang Hermann (46 años), de la diócesis alemana de Trier, asesinado en la tarde del 10 de abril del 2007 en Belén, en el norte de Brasil.
P. Salvador Hernández Seller, español, 75 años, encontrado muerto a causa de los golpes recibidos en la cabeza el 11 de abril del 2007 en su casa en Murcia, España.
P. Humberto Macias Rosales, mexicano, 52 años, asesinado la noche del 1 de mayo del 2007 en Aguascalientes, México, en las cercanías de su casa con tres disparos por parte de un desconocido.
P. Raghiid Ganni y los diáconos Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Wahid Hanna, asesinados el domingo 3 de junio del 2007, frente a la Iglesia del Santo Espíritu en Mosul, Irak, tras la celebración de la Santa Misa.
Justin Daniel Bataclan, 20 años, filipino, seminarista de la Sociedad San Pablo, asesinado la noche del 7 de junio del 2007 en Cubao, Quezon City
Hermano Enrique Alberto Olano Merino, salvadoreño, 29 años, de la Congregación de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Pequeños Hermanos de María), asesinado en la noche entre el 9 y el 10 de junio en Ciudad de Guatemala, muy probablemente por criminales comunes.
P. Tomas Pérez, 75 años, párroco de Villafranca de Córdoba (España), encontrado en su departamento con evidentes signos de violencia en la mañana del 16 de julio del 2007.
Padre Fernando Sánchez Duran, párroco de la parroquia de Santiago Tlaltepoxco, Ciudad de México, fue secuestrado y asesinado el 22 de julio de 2007.
P. Ricardo Junious, OMI, 70 años, originario de los Estados Unidos y combativo denunciante del tráfico de drogas, encontrado muerto por estrangulación el 29 de julio en la parroquia "Nuestra Señora de Guadalupe" en el barrio de San Rafael en Ciudad de México.
P. Florante Rigonan, 48 años, filipino, párroco de San Isidro en Pinili (Filipinas), asesinado antes de la medianoche del 27 de agosto mientras regresaba a su casa luego de haber celebrado la Misa vespertina.
P.. Nicholaspillai Packiyaranjith, sacerdote diocesano y coordinador del "Jesuit Refugee Service" en el distrito de Mannar (Sri Lanka), asesinado por la explosión de una bomba colocada en la calle que el sacerdote recorría para llevar asistencia al campo de refugiados de Vidathalvu.
P. Allard Msheyene, (OMI), Sudafricano, murió el 6 de octubre de 2007 en Sudáfrica, después de una agresión cuando se dirigía a la parroquia "St. Peter" de Nelspruit, a 330 kilómetros al este de Johannesburgo, para ofrecer su ayuda pastoral durante el fin de semana.
Según el informe de la Agencia Fides, Asia figura en primer lugar entre los continentes donde en el 2007 se ha registrado el mayor número de víctimas entre los agentes pastorales, "bañada de sangre con 4 sacerdotes, 3 diáconos y un seminarista"; seguida por América, donde fueron asesinados 6 sacerdotes y 1 religioso. África, por su parte, ha sido testigo de la muerte violenta de 3 sacerdotes y 1 religiosa; mientras que en Europa han sido asesinados dos sacerdotes, ambos en España.
Lista incompleta
Según Fides, al informe "habría que añadir la larga lista de los muchos 'soldados desconocidos de la fe' de los que quizás nunca tengamos noticias y que en los rincones más lejanos de la tierra sufren y pagan con la vida su fe en Cristo".
Al respecto, recuerdan el caso del Padre Jim Brown y del laico Wenceslaus Vimalathas desaparecidos el 20 de agosto de 2006 de Jaffna, al norte de Sri Lanka, una de las zonas más afectadas por el conflicto entre las fuerzas del ejército regular y los rebeldes del "Liberation Tigers of Tamil Eelam". A pesar de los muchos llamados que se han realizado por su liberación aún no se sabe nada de ellos.
Las víctimas
El elenco de la Agencia Fides incluye:
El misionero de la Consolada (IMC) P. Mario Bianco, italiano de noventa años, murió el 15 de febrero del 2007 en Manizales (Colombia) como consecuencia de una agresión el día 4 de febrero.
P. Martin Addai, 46 años, originario del Ghana, de los Misioneros de África (Padres Blancos), asesinado el sábado 10 de marzo del 2007 en Kenia, Nairobi.
D. José Luis Camacho Cepeda, 54 años, peruano, asesinado a cuchilladas en la noche entre el 11 y el 12 de marzo del 2007 en su casa en Bogotá, Colombia.
P. Fransiskus Madhu, 30 años, misionero verbita (SVD) original de Flores (Indonesia), asesinado el domingo 1 de abril del 2007, Domingo de Ramos, en el pueblo de Mabungtot, diócesis de Tabuk, al norte de Filipinas.
Sor Anne Thole, 35 años, nacida en Suazilandia y crecida en Sudáfrica, de las Hermanas Franciscanas de la Sagrada Familia (conocidas como Nardini Sisters) murió la mañana del Domingo de Ramos, 1 de abril del 2007, mientras trataba de poner a salvo a algunos enfermos de SIDA de un incendio.
P. Richard Bimeriki, congolés, murió en un hospital ruandés el 7 de abril del 2007, tras haber sido herido durante una agresión en su parroquia el día 12 de marzo.
Don Wolfgang Hermann (46 años), de la diócesis alemana de Trier, asesinado en la tarde del 10 de abril del 2007 en Belén, en el norte de Brasil.
P. Salvador Hernández Seller, español, 75 años, encontrado muerto a causa de los golpes recibidos en la cabeza el 11 de abril del 2007 en su casa en Murcia, España.
P. Humberto Macias Rosales, mexicano, 52 años, asesinado la noche del 1 de mayo del 2007 en Aguascalientes, México, en las cercanías de su casa con tres disparos por parte de un desconocido.
P. Raghiid Ganni y los diáconos Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Wahid Hanna, asesinados el domingo 3 de junio del 2007, frente a la Iglesia del Santo Espíritu en Mosul, Irak, tras la celebración de la Santa Misa.
Justin Daniel Bataclan, 20 años, filipino, seminarista de la Sociedad San Pablo, asesinado la noche del 7 de junio del 2007 en Cubao, Quezon City
Hermano Enrique Alberto Olano Merino, salvadoreño, 29 años, de la Congregación de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Pequeños Hermanos de María), asesinado en la noche entre el 9 y el 10 de junio en Ciudad de Guatemala, muy probablemente por criminales comunes.
P. Tomas Pérez, 75 años, párroco de Villafranca de Córdoba (España), encontrado en su departamento con evidentes signos de violencia en la mañana del 16 de julio del 2007.
Padre Fernando Sánchez Duran, párroco de la parroquia de Santiago Tlaltepoxco, Ciudad de México, fue secuestrado y asesinado el 22 de julio de 2007.
P. Ricardo Junious, OMI, 70 años, originario de los Estados Unidos y combativo denunciante del tráfico de drogas, encontrado muerto por estrangulación el 29 de julio en la parroquia "Nuestra Señora de Guadalupe" en el barrio de San Rafael en Ciudad de México.
P. Florante Rigonan, 48 años, filipino, párroco de San Isidro en Pinili (Filipinas), asesinado antes de la medianoche del 27 de agosto mientras regresaba a su casa luego de haber celebrado la Misa vespertina.
P.. Nicholaspillai Packiyaranjith, sacerdote diocesano y coordinador del "Jesuit Refugee Service" en el distrito de Mannar (Sri Lanka), asesinado por la explosión de una bomba colocada en la calle que el sacerdote recorría para llevar asistencia al campo de refugiados de Vidathalvu.
P. Allard Msheyene, (OMI), Sudafricano, murió el 6 de octubre de 2007 en Sudáfrica, después de una agresión cuando se dirigía a la parroquia "St. Peter" de Nelspruit, a 330 kilómetros al este de Johannesburgo, para ofrecer su ayuda pastoral durante el fin de semana.
“Oren sin cesar” (1Tes. 5, 17) / Autora: Chiara Lubich
Feliz Navidad y Año Nuevo 2008
Cuando un emigrante se traslada a un país lejano,
ciertamente se adapta al ambiente,
pero, a menudo, lleva consigo sus propias usanzas y costumbres.
Así, cuando el Verbo de Dios se hizo hombre,
se adaptó al modo de vivir del mundo,
y fue niño, hijo ejemplar y hombre trabajador,
pero trajo consigo el modo de vivir de su patria celestial;
y quiso que los hombres y las cosas
se recompusieran según la ley del cielo:
el Amor.
-------------------------------------------------------
“Oren sin cesar” (1Tes. 5, 17)
La “Semana de oración por la unidad de los cristianos” celebra este año su centenario. “El Octavario de oración por la unidad de los cristianos” tuvo lugar por primera vez en 1908. Sesenta años más tarde, en 1968, la Semana de oración por la unidad de los cristianos fue preparada conjuntamente por la Comisión Fe y Constitución (Consejo Ecuménico de Iglesias) y el Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos (Iglesia católica). Es así como cada año es de práctica común encontrarse juntos, cristianos católicos y de distintas Iglesias, para preparar un libreto con las sugerencias para la celebración de la Semana de oración.
La Palabra elegida este año por un amplio grupo ecuménico de Estados Unidos, ha sido tomada de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica, en Grecia. Se trataba de una comunidad pequeña, joven, y Pablo sentía la necesidad de que la unidad entre sus miembros fuera cada vez más sólida. Por eso los invitaba a “vivir en paz unos con otros” y a ser pacientes con todos, a no devolver mal por mal, sino a hacer el bien unos a otros y a todos, y también a “orar sin cesar”, como subrayando que la vida de unidad en la comunidad cristiana es posible únicamente a través de una vida de oración. Jesús mismo oró al Padre por la unidad de los suyos: “que todos sean una sola cosa”1.
“Oren sin cesar”
¿Por qué “orar sin cesar”? Porque la oración hace a la esencia de la persona en cuanto ser humano. Hemos sido creados a imagen de Dios, como un “tú” de Dios, en condiciones de estar en relación de comunión con él. La relación de amistad, el coloquio espontáneo, simple y verdadero con él –que es la oración– es por eso constitutivo de nuestro ser, hace posible que lleguemos a ser personas auténticas, en la plena dignidad de hijos e hijas de Dios.
Creados como un “tú” de Dios, podemos vivir en constante relación con él, con el corazón colmado de amor por el Espíritu Santo y la confianza que se le tiene al propio Padre: esa confianza que lleva a hablarle a menudo, a tenerlo al tanto de todas nuestras cosas, nuestras preocupaciones, nuestros proyectos; esa relación confidencial que hace que uno espere con impaciencia el momento dedicado a la oración – reservado en la jornada de otros compromisos de trabajo, de familia–, para ponernos en contacto profundo con Aquel por el que sabemos que somos amados.
Es necesario “orar sin cesar” no sólo por nuestras necesidades, sino también para contribuir a la edificación del Cuerpo de Cristo y a la plena y visible comunión en la Iglesia de Cristo. Este es un misterio que de alguna manera podemos intuir pensando en los vasos comunicantes: cuando se introduce agua nueva en uno de ellos, el nivel del líquido se eleva en todos. Lo mismo sucede cuando uno ora. La oración es una elevación del alma a Dios para adorarlo y agradecerle. De la misma manera, cuando uno se eleva, se elevan también los demás.
“Oren sin cesar”
¿Cómo hacer para “orar sin cesar”, especialmente cuando nos encontramos en la vorágine de la vida cotidiana? “Orar sin cesar” no significa multiplicar los actos de oración, sino orientar el alma y la vida a Dios, vivir cumpliendo su voluntad: estudiar, trabajar, sufrir, descansar y, también, morir por él. Hasta el punto de no poder vivir cada día sin estar en sintonía con él. Nuestra actividad se transforma entonces en acción sagrada y toda la jornada se convierte en oración.
Algo que nos puede ayudar es ofrecer a Dios cada acción acompañándola con un: “Por ti, Jesús”; o bien, en las dificultades: “¿Qué es lo que importa? Amarte importa”. Así lo transformaremos todo en un acto de amor. Y entonces la oración será continua, porque será continuo el amor.
-----------------------------------------
1) Evangelio según San Juan 17,21
Fuente: Movimiento de los Focolares
Cuando un emigrante se traslada a un país lejano,
ciertamente se adapta al ambiente,
pero, a menudo, lleva consigo sus propias usanzas y costumbres.
Así, cuando el Verbo de Dios se hizo hombre,
se adaptó al modo de vivir del mundo,
y fue niño, hijo ejemplar y hombre trabajador,
pero trajo consigo el modo de vivir de su patria celestial;
y quiso que los hombres y las cosas
se recompusieran según la ley del cielo:
el Amor.
-------------------------------------------------------
“Oren sin cesar” (1Tes. 5, 17)
La “Semana de oración por la unidad de los cristianos” celebra este año su centenario. “El Octavario de oración por la unidad de los cristianos” tuvo lugar por primera vez en 1908. Sesenta años más tarde, en 1968, la Semana de oración por la unidad de los cristianos fue preparada conjuntamente por la Comisión Fe y Constitución (Consejo Ecuménico de Iglesias) y el Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos (Iglesia católica). Es así como cada año es de práctica común encontrarse juntos, cristianos católicos y de distintas Iglesias, para preparar un libreto con las sugerencias para la celebración de la Semana de oración.
La Palabra elegida este año por un amplio grupo ecuménico de Estados Unidos, ha sido tomada de la primera carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica, en Grecia. Se trataba de una comunidad pequeña, joven, y Pablo sentía la necesidad de que la unidad entre sus miembros fuera cada vez más sólida. Por eso los invitaba a “vivir en paz unos con otros” y a ser pacientes con todos, a no devolver mal por mal, sino a hacer el bien unos a otros y a todos, y también a “orar sin cesar”, como subrayando que la vida de unidad en la comunidad cristiana es posible únicamente a través de una vida de oración. Jesús mismo oró al Padre por la unidad de los suyos: “que todos sean una sola cosa”1.
“Oren sin cesar”
¿Por qué “orar sin cesar”? Porque la oración hace a la esencia de la persona en cuanto ser humano. Hemos sido creados a imagen de Dios, como un “tú” de Dios, en condiciones de estar en relación de comunión con él. La relación de amistad, el coloquio espontáneo, simple y verdadero con él –que es la oración– es por eso constitutivo de nuestro ser, hace posible que lleguemos a ser personas auténticas, en la plena dignidad de hijos e hijas de Dios.
Creados como un “tú” de Dios, podemos vivir en constante relación con él, con el corazón colmado de amor por el Espíritu Santo y la confianza que se le tiene al propio Padre: esa confianza que lleva a hablarle a menudo, a tenerlo al tanto de todas nuestras cosas, nuestras preocupaciones, nuestros proyectos; esa relación confidencial que hace que uno espere con impaciencia el momento dedicado a la oración – reservado en la jornada de otros compromisos de trabajo, de familia–, para ponernos en contacto profundo con Aquel por el que sabemos que somos amados.
Es necesario “orar sin cesar” no sólo por nuestras necesidades, sino también para contribuir a la edificación del Cuerpo de Cristo y a la plena y visible comunión en la Iglesia de Cristo. Este es un misterio que de alguna manera podemos intuir pensando en los vasos comunicantes: cuando se introduce agua nueva en uno de ellos, el nivel del líquido se eleva en todos. Lo mismo sucede cuando uno ora. La oración es una elevación del alma a Dios para adorarlo y agradecerle. De la misma manera, cuando uno se eleva, se elevan también los demás.
“Oren sin cesar”
¿Cómo hacer para “orar sin cesar”, especialmente cuando nos encontramos en la vorágine de la vida cotidiana? “Orar sin cesar” no significa multiplicar los actos de oración, sino orientar el alma y la vida a Dios, vivir cumpliendo su voluntad: estudiar, trabajar, sufrir, descansar y, también, morir por él. Hasta el punto de no poder vivir cada día sin estar en sintonía con él. Nuestra actividad se transforma entonces en acción sagrada y toda la jornada se convierte en oración.
Algo que nos puede ayudar es ofrecer a Dios cada acción acompañándola con un: “Por ti, Jesús”; o bien, en las dificultades: “¿Qué es lo que importa? Amarte importa”. Así lo transformaremos todo en un acto de amor. Y entonces la oración será continua, porque será continuo el amor.
-----------------------------------------
1) Evangelio según San Juan 17,21
Fuente: Movimiento de los Focolares
Alabar / Autora: Catalina de Jesús
Queridos amigos:
Me pide mi amiga Dorli que hable sobre la Alabanza.Y no hay nada que me puedan pedir que me guste más.
Yo tampoco sabía antes nada del gozo de alabar a Dios.Repetía las palabras de la Misa y de las oraciones ("Gloria a Dios en el Cielo...por Tu Inmensa Gloria te Alabamos, Te Bendecimos, Te Adoramos, te Glorificamos...Sólo Tu eres Santo...Santificado sea Tu Nombre"...) y yo trataba "de verdad" de pensar lo que decía...pero ahora comprendo que no lo entendía.Porque estaba todo en mi cabeza, yno se alaba con la cabeza, porque es algo mucho más profundo, es algo que brota de las entrañas más profundas de hombre.
Mirad, es cómo una avioneta arrumbada en un oscuro garaje, llena de polvo y telarañas, que jamás hubiese sido usada.Ella está ahí, y no sabe, ni sospecha, lo que es.Cree que es un trasto más del garaje, cómo la estanteria llena de botes, ó las ruedas viejas.
Y un día viene alguien y la saca a fuera, la limpia, le engrasa el motor,llena el depósito de gasolina,
arranca...y ¡A VOLAR!
¿Os imaginais lo que sentiría la avineta si fuese capaz de sentir?Creo que lo más grande no sería la emoción de notar el viento de frente con fuerza ó de ver pasar a gran velocidad los bosques y los montes y las colinas desde lo alto...sino que la emoción más profunda sería el descubrir de repente lo que era de verdad, aquello para lo que fue creada...¡Para volar!
Eso mismo le sucede al alma que descubre la Alabanza.Él nos he creado en su Infinito Amor para la Alabanza,para que gocemos en Él, es el núcleo de todo nuestro existir,
lo más profundo de nuestro ser,
lo que somos de verdad,
para lo que fuimos creados.
Y cuando el alma descubre esto, se llena de asombro y de alegría..y de una paz infinita de saber ya el sentido de su vida, el porqué de todo su existir.
Somos suyos, y nuestra felicidad plena está en Él, en unirnos a Él, y transformarnos en Alabanza perpetua de Su Gloria.Porque, imaginaros,¿Cómo estar unidos al Señor, al Dios Infinito, al Amor puro, al Santo y no estar rendidos en Alabanzas?¿Cómo no gozar infinitamente de un Dios que se da al hombre en un Amor desbordante, eterno,pleno?
Si, creo que volar a gran velocidad y con los ojos muy abiertos llenos de asombro, llenos de lagrimas de alegría es lo más parecido que se me ocurre a Alabar a Dios.Todo el dia y toda la noche, en la Eucaristía y en el rezo con toda la Iglesia de las Horas...en la oración ante el Sagrario ( ¿Cómo moverse de su lado?)...y creo que en cada instante en el que nuestro pensamiento ha de mantenerse prendado de Él, cómo los enamorados más locos que nunca dejan de pensar en su enamorada estén haciendo lo que estén haciendo...y en cada palabra, y en cada sonrisa, y en cada mirada...
¡GLORIA A DIOS!!!!
Me pide mi amiga Dorli que hable sobre la Alabanza.Y no hay nada que me puedan pedir que me guste más.
Yo tampoco sabía antes nada del gozo de alabar a Dios.Repetía las palabras de la Misa y de las oraciones ("Gloria a Dios en el Cielo...por Tu Inmensa Gloria te Alabamos, Te Bendecimos, Te Adoramos, te Glorificamos...Sólo Tu eres Santo...Santificado sea Tu Nombre"...) y yo trataba "de verdad" de pensar lo que decía...pero ahora comprendo que no lo entendía.Porque estaba todo en mi cabeza, yno se alaba con la cabeza, porque es algo mucho más profundo, es algo que brota de las entrañas más profundas de hombre.
Mirad, es cómo una avioneta arrumbada en un oscuro garaje, llena de polvo y telarañas, que jamás hubiese sido usada.Ella está ahí, y no sabe, ni sospecha, lo que es.Cree que es un trasto más del garaje, cómo la estanteria llena de botes, ó las ruedas viejas.
Y un día viene alguien y la saca a fuera, la limpia, le engrasa el motor,llena el depósito de gasolina,
arranca...y ¡A VOLAR!
¿Os imaginais lo que sentiría la avineta si fuese capaz de sentir?Creo que lo más grande no sería la emoción de notar el viento de frente con fuerza ó de ver pasar a gran velocidad los bosques y los montes y las colinas desde lo alto...sino que la emoción más profunda sería el descubrir de repente lo que era de verdad, aquello para lo que fue creada...¡Para volar!
Eso mismo le sucede al alma que descubre la Alabanza.Él nos he creado en su Infinito Amor para la Alabanza,para que gocemos en Él, es el núcleo de todo nuestro existir,
lo más profundo de nuestro ser,
lo que somos de verdad,
para lo que fuimos creados.
Y cuando el alma descubre esto, se llena de asombro y de alegría..y de una paz infinita de saber ya el sentido de su vida, el porqué de todo su existir.
Somos suyos, y nuestra felicidad plena está en Él, en unirnos a Él, y transformarnos en Alabanza perpetua de Su Gloria.Porque, imaginaros,¿Cómo estar unidos al Señor, al Dios Infinito, al Amor puro, al Santo y no estar rendidos en Alabanzas?¿Cómo no gozar infinitamente de un Dios que se da al hombre en un Amor desbordante, eterno,pleno?
Si, creo que volar a gran velocidad y con los ojos muy abiertos llenos de asombro, llenos de lagrimas de alegría es lo más parecido que se me ocurre a Alabar a Dios.Todo el dia y toda la noche, en la Eucaristía y en el rezo con toda la Iglesia de las Horas...en la oración ante el Sagrario ( ¿Cómo moverse de su lado?)...y creo que en cada instante en el que nuestro pensamiento ha de mantenerse prendado de Él, cómo los enamorados más locos que nunca dejan de pensar en su enamorada estén haciendo lo que estén haciendo...y en cada palabra, y en cada sonrisa, y en cada mirada...
¡GLORIA A DIOS!!!!
La JOC de Euskadi entregará en el Ayuntamiento de Barakaldo sacos de arena "contra la precariedad y la pobreza"
http://www.joc.es
Integrantes de grupos sociales de Barakaldo se disfrazarán pasado mañana de Reyes Magos y entregarán, en el Area de Acción Social del Ayuntamiento de la localidad, dos sacos de arena de 20 kilos bajo el slogan "Aporta tu granito de arena en la lucha contra la precariedad y la pobreza".
Los promotores de esta iniciativa --Cáritas de Barakaldo, Juventud Obrera Cristiana, Gidak-MJAC, Centro Asesor de la Mujer 'Argitan', Asamblea de Parados y Berri-Otxoak-- pretende, con esta iniciativa, denunciar la denegación de la ayuda social, en 2007, a 237 familias "por falta de ayuda social".
Los organizadores recordaron hoy que el presupuesto del Ayuntamiento el pasado año fue un 15 por ciento más elevado que en 2006. Según sus datos, en 2007, un total de 1.877 familias solicitaron algún tipo de ayuda social, 376 más que en el ejercicio precedente.
Además, precisaron que 36 familias devolvieron el dinero concedido "al superar su situación de necesidad económica" y pese a que "tenían derecho a la asignación concedida".
Integrantes de grupos sociales de Barakaldo se disfrazarán pasado mañana de Reyes Magos y entregarán, en el Area de Acción Social del Ayuntamiento de la localidad, dos sacos de arena de 20 kilos bajo el slogan "Aporta tu granito de arena en la lucha contra la precariedad y la pobreza".
Los promotores de esta iniciativa --Cáritas de Barakaldo, Juventud Obrera Cristiana, Gidak-MJAC, Centro Asesor de la Mujer 'Argitan', Asamblea de Parados y Berri-Otxoak-- pretende, con esta iniciativa, denunciar la denegación de la ayuda social, en 2007, a 237 familias "por falta de ayuda social".
Los organizadores recordaron hoy que el presupuesto del Ayuntamiento el pasado año fue un 15 por ciento más elevado que en 2006. Según sus datos, en 2007, un total de 1.877 familias solicitaron algún tipo de ayuda social, 376 más que en el ejercicio precedente.
Además, precisaron que 36 familias devolvieron el dinero concedido "al superar su situación de necesidad económica" y pese a que "tenían derecho a la asignación concedida".
Ángelus de la Jornada Mundial de la Paz / Autor: Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de Benedicto XVI con motivo de la oración mariana del Ángelus del 1 de enero, Jornada Mundial de la Paz.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Hemos comenzado un nuevo año y deseo que sea para todos sereno y fecundo. Lo encomiendo a la protección celestial de la Virgen, a quien la liturgia invoca hoy con el título más importante, el de la Madre de Dios. Con su «sí» al ángel, el día de la Anunciación, la Virgen concibió en su seno por obra del Espíritu Santo, al Verbo eterno, y en la noche de Navidad le dio a luz.
En Belén, en la plenitud de los tiempos, Jesús nació de María: el Hijo de Dios se hizo hombre por nuestra salvación y la Virgen se convirtió en auténtica Madre de Dios. Este don inmenso que recibió María no sólo fue reservado para ella, sino para todos nosotros. En su virginidad fecunda, de hecho, Dios entregó «a los hombres los bienes de la salvación eterna... pues por medio de ella hemos recibido al autor de la vida» (Cf. oración colecta de la liturgia). María, por tanto, después de haber dado una carne mortal al unigénito Hijo de Dios, se convirtió en madre de los creyentes y de toda la humanidad.
Precisamente, en el nombre de María, madre de Dios y de los hombres, desde hace 40 años se celebra el primer día del año la Jornada Mundial de la Paz. El tema que he escogido para esta ocasión es «Familia humana, comunidad de paz». El mismo amor que edifica y mantiene unida a la familia, célula vital de la sociedad, favorece esas relaciones de solidaridad y de colaboración entre los pueblos de la tierra, que son propias de los miembros de la única familia humana.
Lo recuerda el Concilio Vaticano II cuando afirma que «todos los pueblos constituyen una sola comunidad, tienen un solo origen... y tienen también un solo fin último, Dios» (Declaración Nostra aetate, 1). Se da, por tanto, una íntima relación entre familia, sociedad y paz.
«Quien obstaculiza la institución familiar, aunque sea inconscientemente --escribo en el Mensaje para esta Jornada de la Paz--, hace que la paz de toda la comunidad, nacional e internacional, sea frágil, porque debilita lo que, de hecho, es la principal "agencia" de paz» (n. 5).
Y, además, «no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas» (n. 6). Por tanto, es verdaderamente importante que cada quien se asuma su responsabilidad ante Dios y que reconozca en Él el manantial originario de la existencia propia y el de la de los demás.
De esta conciencia mana un compromiso para hacer de la humanidad una auténtica comunidad de paz, regida por una «ley común, que ayude a la libertad a ser realmente ella misma..., y que proteja al débil del abuso del más fuerte» (n. 11).
Que María, Madre del Príncipe de la Paz, apoye a la Iglesia en su servicio operante e incansable a la paz, y que ayude a la comunidad de los pueblos, que celebra en el año 2008 el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, a emprender un camino de auténtica solidaridad y de paz estable.
[Después del Ángelus]
Con motivo de la Jornada Mundial de la Paz son innumerables las iniciativas promovidas por las comunidades eclesiales en todos los continentes. Transmito mi aprecio a todos los promotores de estas manifestaciones y a los que participan en ellas, alentándoles a ser siempre y por doquier testigos de paz y reconciliación. Saludo en particular a cuantos han dado vida a la manifestación llamada «Paz a todas las tierras», organizada por la Comunidad de San Egidio en Roma y en otras muchas ciudades del mundo.
[A continuación, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos se unen al rezo del Ángelus a través de la radio y la televisión. Al comenzar este nuevo año os expreso mis mejores deseos de paz, que tiene en la familia un fundamento insustituible. Confiemos este anhelado don a la intercesión de María, Madre de Dios y Madre de todos.¡Feliz Año Nuevo!
---------------------------------------------------------------
Traducción del original italiano por Jesús Colina
© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Hemos comenzado un nuevo año y deseo que sea para todos sereno y fecundo. Lo encomiendo a la protección celestial de la Virgen, a quien la liturgia invoca hoy con el título más importante, el de la Madre de Dios. Con su «sí» al ángel, el día de la Anunciación, la Virgen concibió en su seno por obra del Espíritu Santo, al Verbo eterno, y en la noche de Navidad le dio a luz.
En Belén, en la plenitud de los tiempos, Jesús nació de María: el Hijo de Dios se hizo hombre por nuestra salvación y la Virgen se convirtió en auténtica Madre de Dios. Este don inmenso que recibió María no sólo fue reservado para ella, sino para todos nosotros. En su virginidad fecunda, de hecho, Dios entregó «a los hombres los bienes de la salvación eterna... pues por medio de ella hemos recibido al autor de la vida» (Cf. oración colecta de la liturgia). María, por tanto, después de haber dado una carne mortal al unigénito Hijo de Dios, se convirtió en madre de los creyentes y de toda la humanidad.
Precisamente, en el nombre de María, madre de Dios y de los hombres, desde hace 40 años se celebra el primer día del año la Jornada Mundial de la Paz. El tema que he escogido para esta ocasión es «Familia humana, comunidad de paz». El mismo amor que edifica y mantiene unida a la familia, célula vital de la sociedad, favorece esas relaciones de solidaridad y de colaboración entre los pueblos de la tierra, que son propias de los miembros de la única familia humana.
Lo recuerda el Concilio Vaticano II cuando afirma que «todos los pueblos constituyen una sola comunidad, tienen un solo origen... y tienen también un solo fin último, Dios» (Declaración Nostra aetate, 1). Se da, por tanto, una íntima relación entre familia, sociedad y paz.
«Quien obstaculiza la institución familiar, aunque sea inconscientemente --escribo en el Mensaje para esta Jornada de la Paz--, hace que la paz de toda la comunidad, nacional e internacional, sea frágil, porque debilita lo que, de hecho, es la principal "agencia" de paz» (n. 5).
Y, además, «no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas» (n. 6). Por tanto, es verdaderamente importante que cada quien se asuma su responsabilidad ante Dios y que reconozca en Él el manantial originario de la existencia propia y el de la de los demás.
De esta conciencia mana un compromiso para hacer de la humanidad una auténtica comunidad de paz, regida por una «ley común, que ayude a la libertad a ser realmente ella misma..., y que proteja al débil del abuso del más fuerte» (n. 11).
Que María, Madre del Príncipe de la Paz, apoye a la Iglesia en su servicio operante e incansable a la paz, y que ayude a la comunidad de los pueblos, que celebra en el año 2008 el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, a emprender un camino de auténtica solidaridad y de paz estable.
[Después del Ángelus]
Con motivo de la Jornada Mundial de la Paz son innumerables las iniciativas promovidas por las comunidades eclesiales en todos los continentes. Transmito mi aprecio a todos los promotores de estas manifestaciones y a los que participan en ellas, alentándoles a ser siempre y por doquier testigos de paz y reconciliación. Saludo en particular a cuantos han dado vida a la manifestación llamada «Paz a todas las tierras», organizada por la Comunidad de San Egidio en Roma y en otras muchas ciudades del mundo.
[A continuación, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos se unen al rezo del Ángelus a través de la radio y la televisión. Al comenzar este nuevo año os expreso mis mejores deseos de paz, que tiene en la familia un fundamento insustituible. Confiemos este anhelado don a la intercesión de María, Madre de Dios y Madre de todos.¡Feliz Año Nuevo!
---------------------------------------------------------------
Traducción del original italiano por Jesús Colina
© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana
Homilía del Papa en la solemnidad de la Madre de Dios, 1 de enero / Autor: Benedicto XVI
XLI Jornada mundial de la paz
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el primer día del año, durante la misa que presidió -en la basílica vaticana de San Pedro-- en la solemnidad de la Madre de Dios, XLI Jornada mundial de la paz.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy comenzamos un año nuevo y nos lleva de la mano la esperanza cristiana. Lo comenzamos invocando sobre él la bendición divina e implorando, por intercesión de María, Madre de Dios, el don de la paz para nuestras familias, para nuestras ciudades y para el mundo entero.
Con este deseo os saludo a todos vosotros, aquí presentes, comenzando por los ilustres embajadores del Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, que han venido para participar en esta celebración con ocasión de la Jornada mundial de la paz. Saludo al cardenal Tarcisio Bertone, mi secretario de Estado, al cardenal Renato Raffaele Martino y a todos los componentes del Consejo pontificio Justicia y paz. A ellos, en particular, les expreso mi gratitud por su compromiso de difundir el Mensaje para la Jornada mundial de la paz, que este año tiene como tema: "Familia humana, comunidad de paz".
La paz. En la primera lectura, tomada del libro de los Números, hemos escuchado la invocación: "El Señor te conceda la paz" (Nm 6, 26). El Señor conceda la paz a cada uno de vosotros, a vuestras familias y al mundo entero. Todos aspiramos a vivir en paz, pero la paz verdadera, la que anunciaron los ángeles en la noche de Navidad, no es conquista del hombre o fruto de acuerdos políticos; es ante todo don divino, que es preciso implorar constantemente y, al mismo tiempo, compromiso que es necesario realizar con paciencia, siempre dóciles a los mandatos del Señor.
Este año, en el Mensaje para esta Jornada mundial de la paz puse de relieve la íntima relación que existe entre la familia y la construcción de la paz en el mundo. La familia natural, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es "cuna de la vida y del amor" y "la primera e insustituible educadora de la paz". Precisamente por eso la familia es "la principal "agencia" de paz" y "la negación o restricción de los derechos de la familia, al oscurecer la verdad sobre el hombre, amenaza los fundamentos mismos de la paz" (cf. nn. 1-5). Dado que la humanidad es una "gran familia", si quiere vivir en paz, no puede por menos de inspirarse en esos valores, sobre los cuales se funda y se apoya la comunidad familiar.
La providencial coincidencia de varias celebraciones nos impulsa este año a un esfuerzo aún mayor para realizar la paz en el mundo. Hace sesenta años, en 1948, la Asamblea general de las Naciones Unidas hizo pública la "Declaración universal de derechos humanos". Hace cuarenta años, mi venerado predecesor Pablo VI celebró la primera Jornada mundial de la paz. Este año, además, recordaremos el 25° aniversario de la adopción por parte de la Santa Sede de la "Carta de los derechos de la familia". "A la luz de estas significativas efemérides -cito aquí lo que escribí precisamente al concluir el Mensaje-, invito a todos los hombres y mujeres a tomar una conciencia más clara de la pertenencia común a la única familia humana y a comprometerse para que la convivencia en la tierra refleje cada vez más esta convicción, de la cual depende la instauración de una paz verdadera y duradera" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 14 de diciembre de 2007, p. 5).
Nuestro pensamiento se dirige ahora, naturalmente, a la Virgen María, a la que hoy invocamos como Madre de Dios. Fue el Papa Pablo VI quien trasladó al día 1 de enero la fiesta de la Maternidad divina de María, que antes caía el 11 de octubre. En efecto, antes de la reforma litúrgica realizada después del concilio Vaticano II, en el primer día del año se celebraba la memoria de la circuncisión de Jesús en el octavo día después de su nacimiento -como signo de sumisión a la ley, su inserción oficial en el pueblo elegido- y el domingo siguiente se celebraba la fiesta del nombre de Jesús.
De esas celebraciones encontramos algunas huellas en la página evangélica que acabamos de proclamar, en la que san Lucas refiere que, ocho días después de su nacimiento, el Niño fue circuncidado y le pusieron el nombre de Jesús, "el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno de su madre" (Lc 2, 21). Por tanto, esta solemnidad, además de ser una fiesta mariana muy significativa, conserva también un fuerte contenido cristológico, porque, podríamos decir, antes que a la Madre, atañe precisamente al Hijo, a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
Al misterio de la maternidad divina de María, la Theotokos, hace referencia el apóstol san Pablo en la carta a los Gálatas. "Al llegar la plenitud de los tiempos -escribe- envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley" (Ga 4, 4). En pocas palabras se encuentran sintetizados el misterio de la encarnación del Verbo eterno y la maternidad divina de María: el gran privilegio de la Virgen consiste precisamente en ser Madre del Hijo, que es Dios.
Así pues, ocho días después de la Navidad, esta fiesta mariana encuentra su lugar más lógico y adecuado. En efecto, en la noche de Belén, cuando "dio a luz a su hijo primogénito" (Lc 2, 7), se cumplieron las profecías relativas al Mesías. "Una virgen concebirá y dará a luz un hijo", había anunciado Isaías (Is 7, 14). "Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo" (Lc 1, 31), dijo a María el ángel Gabriel. Y también un ángel del Señor -narra el evangelista san Mateo-, apareciéndose en sueños a José, lo tranquilizó diciéndole: "No temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo" (Mt 1, 20-21).
El título de Madre de Dios es, juntamente con el de Virgen santa, el más antiguo y constituye el fundamento de todos los demás títulos con los que María ha sido venerada y sigue siendo invocada de generación en generación, tanto en Oriente como en Occidente. Al misterio de su maternidad divina hacen referencia muchos himnos y numerosas oraciones de la tradición cristiana, como por ejemplo una antífona mariana del tiempo navideño, el Alma Redemptoris Mater, con la que oramos así: "Tu quae genuisti, natura mirante, tuum sanctum Genitorem, Virgo prius ac posterius", "Tú, ante el asombro de toda la creación, engendraste a tu Creador, Madre siempre virgen".
Queridos hermanos y hermanas, contemplemos hoy a María, Madre siempre virgen del Hijo unigénito del Padre. Aprendamos de ella a acoger al Niño que por nosotros nació en Belén. Si en el Niño nacido de ella reconocemos al Hijo eterno de Dios y lo acogemos como nuestro único Salvador, podemos ser llamados, y seremos realmente, hijos de Dios: hijos en el Hijo. El Apóstol escribe: "Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Ga 4, 4-5).
El evangelista san Lucas repite varias veces que la Virgen meditaba silenciosamente esos acontecimientos extraordinarios en los que Dios la había implicado. Lo hemos escuchado también en el breve pasaje evangélico que la liturgia nos vuelve a proponer hoy. "María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón" (Lc 2, 19). El verbo griego usado, sumbÆllousa, en su sentido literal significa "poner juntamente", y hace pensar en un gran misterio que es preciso descubrir poco a poco.
El Niño que emite vagidos en el pesebre, aun siendo en apariencia semejante a todos los niños del mundo, al mismo tiempo es totalmente diferente: es el Hijo de Dios, es Dios, verdadero Dios y verdadero hombre. Este misterio -la encarnación del Verbo y la maternidad divina de María- es grande y ciertamente no es fácil de comprender con la sola inteligencia humana.
Sin embargo, en la escuela de María podemos captar con el corazón lo que los ojos y la mente por sí solos no logran percibir ni pueden contener. En efecto, se trata de un don tan grande que sólo con la fe podemos acoger, aun sin comprenderlo todo. Y es precisamente en este camino de fe donde María nos sale al encuentro, nos ayuda y nos guía. Ella es madre porque engendró en la carne a Jesús; y lo es porque se adhirió totalmente a la voluntad del Padre. San Agustín escribe: "Ningún valor hubiera tenido para ella la misma maternidad divina, si no hubiera llevado a Cristo en su corazón, con una suerte mayor que cuando lo concibió en la carne" (De sancta Virginitate 3, 3). Y en su corazón María siguió conservando, "poniendo juntamente", los acontecimientos sucesivos de los que fue testigo y protagonista, hasta la muerte en la cruz y la resurrección de su Hijo Jesús.
Queridos hermanos y hermanas, sólo conservando en el corazón, es decir, poniendo juntamente y encontrando una unidad de todo lo que vivimos, podemos entrar, siguiendo a María, en el misterio de un Dios que por amor se hizo hombre y nos llama a seguirlo por la senda del amor, un amor que es preciso traducir cada día en un servicio generoso a los hermanos.
Ojalá que el nuevo año, que hoy comenzamos con confianza, sea un tiempo en el que progresemos en ese conocimiento del corazón, que es la sabiduría de los santos. Oremos para que, como hemos escuchado en la primera lectura, el Señor "ilumine su rostro sobre nosotros" y nos "sea propicio" (cf. Nm 6, 25) y nos bendiga.
Podemos estar seguros de que, si buscamos sin descanso su rostro, si no cedemos a la tentación del desaliento y de la duda, si incluso en medio de las numerosas dificultades que encontramos permanecemos siempre anclados en él, experimentaremos la fuerza de su amor y de su misericordia. El frágil Niño que la Virgen muestra hoy al mundo nos haga agentes de paz, testigos de él, Príncipe de la paz. Amén.
----------------------------------------------------------------------
[Traducción del original italiano por L'Osservatore Romano.
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el primer día del año, durante la misa que presidió -en la basílica vaticana de San Pedro-- en la solemnidad de la Madre de Dios, XLI Jornada mundial de la paz.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy comenzamos un año nuevo y nos lleva de la mano la esperanza cristiana. Lo comenzamos invocando sobre él la bendición divina e implorando, por intercesión de María, Madre de Dios, el don de la paz para nuestras familias, para nuestras ciudades y para el mundo entero.
Con este deseo os saludo a todos vosotros, aquí presentes, comenzando por los ilustres embajadores del Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, que han venido para participar en esta celebración con ocasión de la Jornada mundial de la paz. Saludo al cardenal Tarcisio Bertone, mi secretario de Estado, al cardenal Renato Raffaele Martino y a todos los componentes del Consejo pontificio Justicia y paz. A ellos, en particular, les expreso mi gratitud por su compromiso de difundir el Mensaje para la Jornada mundial de la paz, que este año tiene como tema: "Familia humana, comunidad de paz".
La paz. En la primera lectura, tomada del libro de los Números, hemos escuchado la invocación: "El Señor te conceda la paz" (Nm 6, 26). El Señor conceda la paz a cada uno de vosotros, a vuestras familias y al mundo entero. Todos aspiramos a vivir en paz, pero la paz verdadera, la que anunciaron los ángeles en la noche de Navidad, no es conquista del hombre o fruto de acuerdos políticos; es ante todo don divino, que es preciso implorar constantemente y, al mismo tiempo, compromiso que es necesario realizar con paciencia, siempre dóciles a los mandatos del Señor.
Este año, en el Mensaje para esta Jornada mundial de la paz puse de relieve la íntima relación que existe entre la familia y la construcción de la paz en el mundo. La familia natural, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es "cuna de la vida y del amor" y "la primera e insustituible educadora de la paz". Precisamente por eso la familia es "la principal "agencia" de paz" y "la negación o restricción de los derechos de la familia, al oscurecer la verdad sobre el hombre, amenaza los fundamentos mismos de la paz" (cf. nn. 1-5). Dado que la humanidad es una "gran familia", si quiere vivir en paz, no puede por menos de inspirarse en esos valores, sobre los cuales se funda y se apoya la comunidad familiar.
La providencial coincidencia de varias celebraciones nos impulsa este año a un esfuerzo aún mayor para realizar la paz en el mundo. Hace sesenta años, en 1948, la Asamblea general de las Naciones Unidas hizo pública la "Declaración universal de derechos humanos". Hace cuarenta años, mi venerado predecesor Pablo VI celebró la primera Jornada mundial de la paz. Este año, además, recordaremos el 25° aniversario de la adopción por parte de la Santa Sede de la "Carta de los derechos de la familia". "A la luz de estas significativas efemérides -cito aquí lo que escribí precisamente al concluir el Mensaje-, invito a todos los hombres y mujeres a tomar una conciencia más clara de la pertenencia común a la única familia humana y a comprometerse para que la convivencia en la tierra refleje cada vez más esta convicción, de la cual depende la instauración de una paz verdadera y duradera" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 14 de diciembre de 2007, p. 5).
Nuestro pensamiento se dirige ahora, naturalmente, a la Virgen María, a la que hoy invocamos como Madre de Dios. Fue el Papa Pablo VI quien trasladó al día 1 de enero la fiesta de la Maternidad divina de María, que antes caía el 11 de octubre. En efecto, antes de la reforma litúrgica realizada después del concilio Vaticano II, en el primer día del año se celebraba la memoria de la circuncisión de Jesús en el octavo día después de su nacimiento -como signo de sumisión a la ley, su inserción oficial en el pueblo elegido- y el domingo siguiente se celebraba la fiesta del nombre de Jesús.
De esas celebraciones encontramos algunas huellas en la página evangélica que acabamos de proclamar, en la que san Lucas refiere que, ocho días después de su nacimiento, el Niño fue circuncidado y le pusieron el nombre de Jesús, "el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno de su madre" (Lc 2, 21). Por tanto, esta solemnidad, además de ser una fiesta mariana muy significativa, conserva también un fuerte contenido cristológico, porque, podríamos decir, antes que a la Madre, atañe precisamente al Hijo, a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
Al misterio de la maternidad divina de María, la Theotokos, hace referencia el apóstol san Pablo en la carta a los Gálatas. "Al llegar la plenitud de los tiempos -escribe- envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley" (Ga 4, 4). En pocas palabras se encuentran sintetizados el misterio de la encarnación del Verbo eterno y la maternidad divina de María: el gran privilegio de la Virgen consiste precisamente en ser Madre del Hijo, que es Dios.
Así pues, ocho días después de la Navidad, esta fiesta mariana encuentra su lugar más lógico y adecuado. En efecto, en la noche de Belén, cuando "dio a luz a su hijo primogénito" (Lc 2, 7), se cumplieron las profecías relativas al Mesías. "Una virgen concebirá y dará a luz un hijo", había anunciado Isaías (Is 7, 14). "Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo" (Lc 1, 31), dijo a María el ángel Gabriel. Y también un ángel del Señor -narra el evangelista san Mateo-, apareciéndose en sueños a José, lo tranquilizó diciéndole: "No temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo" (Mt 1, 20-21).
El título de Madre de Dios es, juntamente con el de Virgen santa, el más antiguo y constituye el fundamento de todos los demás títulos con los que María ha sido venerada y sigue siendo invocada de generación en generación, tanto en Oriente como en Occidente. Al misterio de su maternidad divina hacen referencia muchos himnos y numerosas oraciones de la tradición cristiana, como por ejemplo una antífona mariana del tiempo navideño, el Alma Redemptoris Mater, con la que oramos así: "Tu quae genuisti, natura mirante, tuum sanctum Genitorem, Virgo prius ac posterius", "Tú, ante el asombro de toda la creación, engendraste a tu Creador, Madre siempre virgen".
Queridos hermanos y hermanas, contemplemos hoy a María, Madre siempre virgen del Hijo unigénito del Padre. Aprendamos de ella a acoger al Niño que por nosotros nació en Belén. Si en el Niño nacido de ella reconocemos al Hijo eterno de Dios y lo acogemos como nuestro único Salvador, podemos ser llamados, y seremos realmente, hijos de Dios: hijos en el Hijo. El Apóstol escribe: "Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Ga 4, 4-5).
El evangelista san Lucas repite varias veces que la Virgen meditaba silenciosamente esos acontecimientos extraordinarios en los que Dios la había implicado. Lo hemos escuchado también en el breve pasaje evangélico que la liturgia nos vuelve a proponer hoy. "María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón" (Lc 2, 19). El verbo griego usado, sumbÆllousa, en su sentido literal significa "poner juntamente", y hace pensar en un gran misterio que es preciso descubrir poco a poco.
El Niño que emite vagidos en el pesebre, aun siendo en apariencia semejante a todos los niños del mundo, al mismo tiempo es totalmente diferente: es el Hijo de Dios, es Dios, verdadero Dios y verdadero hombre. Este misterio -la encarnación del Verbo y la maternidad divina de María- es grande y ciertamente no es fácil de comprender con la sola inteligencia humana.
Sin embargo, en la escuela de María podemos captar con el corazón lo que los ojos y la mente por sí solos no logran percibir ni pueden contener. En efecto, se trata de un don tan grande que sólo con la fe podemos acoger, aun sin comprenderlo todo. Y es precisamente en este camino de fe donde María nos sale al encuentro, nos ayuda y nos guía. Ella es madre porque engendró en la carne a Jesús; y lo es porque se adhirió totalmente a la voluntad del Padre. San Agustín escribe: "Ningún valor hubiera tenido para ella la misma maternidad divina, si no hubiera llevado a Cristo en su corazón, con una suerte mayor que cuando lo concibió en la carne" (De sancta Virginitate 3, 3). Y en su corazón María siguió conservando, "poniendo juntamente", los acontecimientos sucesivos de los que fue testigo y protagonista, hasta la muerte en la cruz y la resurrección de su Hijo Jesús.
Queridos hermanos y hermanas, sólo conservando en el corazón, es decir, poniendo juntamente y encontrando una unidad de todo lo que vivimos, podemos entrar, siguiendo a María, en el misterio de un Dios que por amor se hizo hombre y nos llama a seguirlo por la senda del amor, un amor que es preciso traducir cada día en un servicio generoso a los hermanos.
Ojalá que el nuevo año, que hoy comenzamos con confianza, sea un tiempo en el que progresemos en ese conocimiento del corazón, que es la sabiduría de los santos. Oremos para que, como hemos escuchado en la primera lectura, el Señor "ilumine su rostro sobre nosotros" y nos "sea propicio" (cf. Nm 6, 25) y nos bendiga.
Podemos estar seguros de que, si buscamos sin descanso su rostro, si no cedemos a la tentación del desaliento y de la duda, si incluso en medio de las numerosas dificultades que encontramos permanecemos siempre anclados en él, experimentaremos la fuerza de su amor y de su misericordia. El frágil Niño que la Virgen muestra hoy al mundo nos haga agentes de paz, testigos de él, Príncipe de la paz. Amén.
----------------------------------------------------------------------
[Traducción del original italiano por L'Osservatore Romano.
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Kiko Argüello: La familia necesita ayuda / Autora: Miriam Díez i Bosch
Entrevista en el marco de la celebración «Por la familia cristiana» en Madrid
MADRID, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- «El Espíritu Santo nos pide que ayudemos a la familia en Europa», afirma el iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, en esta entrevista concedida a Zenit, en el marco de la gran celebración «Por la familia cristiana», celebrada el 30 de diciembre en la capital española con la participación de más de dos millones de personas.
Al encuentro, convocado por la arquidiócesis de Madrid, se unió en directo por televisión Benedicto XVI con un saludo en el que recordó que «los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos, en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana».
--¿Ha sido fácil reunir a todos los movimientos eclesiales entorno a la familia?
--Argüello: Es una cosa completamente nueva, por primera vez nos reunimos todas las nuevas realidades y movimientos entorno a la familia y nos hemos dado cuenta que estamos en perfecta comunión.
Lo vemos como una acción del Espíritu Santo que nos dice «ayudad a la familia en Europa».
--¿Está tan mal la familia?
--Argüello: Sí, hay que salvar la familia en Europa porque está muy amenazada, en España, Italia y en otras partes. Ahora en España la última ley express sobre el divorcio ha hecho que en sólo seis semanas más de 90.000 familias hayan sido destruidas, esto es catastrófico.
Y en algunos lugares del norte de Europa, como en Suecia, el 70% gente vive sola, el mundo vive solo, no saben qué hacer, hay alcoholismo y problemas, y entonces la sociedad se transforma. Y hay muchos divorcios.
--Sí, las separaciones y divorcios tocan de cerca a mucha gente.
--Argüello: Piense que en España todo el mundo tiene un hermano, un amigo o alguien cercano que se ha separado. Se crea así un clima entorno a la familia terrible, y nosotros lo que hemos querido con esta fiesta es apoyarles y mostrar que hay también muchas familias católicas.
Sin duda, con la familia cristiana nos jugamos el futuro de la humanidad. Juan Pablo II lo dijo ya en España: el futuro son los hijos.
En una familia, los hijos reciben una identidad, son hijos del amor de Dios, los padres han colaborado con Dios porque nosotros somos todos en Cristo. El hijo es fruto del amor de Dios. Los padres se han hecho de una sola carne y es ahí, en la familia cristiana, donde el hijo recibe una moral, una fe y un destino glorioso, la vida eterna, el cielo. Esto no lo da la familia no cristiana.
--¿La familia en Europa está peor que en otros sitios?
--Argüello: En Europa hay gobiernos que son ateos y la cosa es muy grave: es como si fuéramos en una nave que no va a ninguna parte. Y en cambio esta nave, que es nuestra vida, va al cielo.
--Su movimiento es conocido por las familias numerosas. ¿Cómo entusiasman a tantas personas a favor de la familia en el Camino Neocatecumenal?
--Argüello: Nosotros, en el Camino Neocatecumenal, lo que hacemos es precisamente seguir el camino que abre a una iniciación cristiana en las parroquias. Lo hacemos viviendo la fe en comunidad.
Ya en 1985 el Papa Juan Pablo II dijo que la situación familiar de Europa no iba bien, y propuso volver al primer modelo apostólico. Es lo que hacemos, viviendo como cristianos, ayudándonos mutuamente.
Seguimos las palabras de «Amaos como yo os he amado». Es este amor que se da en las comunidades que salvan la familia, pues la familia está dentro de una comunidad con otras familias, es la forma que tenemos para ayudar a la familia en Europa, pues a la familia hay que apoyarla en todos los sitios.
Y en primavera tenemos intención de organizar otra fiesta a favor de la familia en Alemania, donde es muy necesario salvar a la familia.
Palabras del Papa al encuentro de las familias en Madrid / Autor: Benedicto XVI
Al rezar el Ángelus en el día de la Sagrada Familia, 30 de diciembre
CIUDAD DEL VATICANO, martes 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que dirigió Benedicto XVI el pasado 30 de diciembre, día de la Sagrada Familia, al rezar la oración mariana del Ángelus.
Sus palabras fueron transmitidas en directo por televisión a los participantes en la gran celebración «Por la familia cristiana», convocada el 30 de diciembre en Madrid, con la participación de más de dos millones de personas.
* * *
[En italiano]
Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Siguiendo la narración de los Evangelios de Mateo y de Lucas, detenemos la mirada en Jesús, María y José, y adoramos el misterio de un Dios que quiso nacer de una mujer, la Virgen santa, y entrar en este mundo por el camino común a todos los hombres. De este modo, santificó la realidad de la familia, llenándola con la gracia divina y revelando plenamente su vocación y misión.
El Concilio Vaticano II prestó gran atención a la familia. Los cónyuges, afirma, son entre sí y sus hijos testigos de la fe y del amor de Cristo (Cf. Lumen gentium, 35). La familia cristiana participa de este modo en la vocación profética de la Iglesia: con su manera de vivir «proclama muy alto tanto las presentes virtudes del Reino de Dios como la esperanza de la vida bienaventurada» (ibídem).
Como repitió después sin cansarse mi venerado predecesor, Juan Pablo II, el bien de la persona y de la sociedad está íntimamente ligado a la «buena salud» de la familia (Cf. Gaudium et spes, 47). Por este motivo, son palabras del Concilio, la Iglesia está comprometida en la defensa y promoción de «la intrínseca dignidad del estado matrimonial y el valor eximio» del matrimonio y de la familia (ibídem). Con esta finalidad se está celebrando precisamente hoy una importante iniciativa en Madrid. A sus participantes me dirijo ahora en español.
[En español]
Saludo a los participantes en el encuentro de las familias que se está llevando a cabo en este domingo en Madrid, así como a los señores cardenales, obispos y sacerdotes que los acompañan.
Al contemplar el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo rodeado del afecto de María y de José, invito a las familias cristianas a experimentar la presencia amorosa del Señor en sus vidas. Asimismo, les aliento a que, inspirándose en el amor de Cristo por los hombres, den testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y la familia. Ésta, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, constituye el ámbito privilegiado en el que la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural.
Por eso, los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos, en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana. Vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio porque vale la pena trabajar por el ser humano, el ser más precioso creado por Dios.
Me dirijo de modo especial a los niños, para que quieran y recen por sus padres y hermanos; a los jóvenes, para que estimulados por el amor de sus padres, sigan con generosidad su propia vocación matrimonial, sacerdotal o religiosa; a los ancianos y enfermos, para que encuentren la ayuda y comprensión necesarias. Y vosotros, queridos esposos, contad siempre con la gracia de Dios, para que vuestro amor sea cada vez más fecundo y fiel. En las manos de María, «que con su "sí" abrió la puerta de nuestro mundo a Dios» (encíclica Spe Salvi, 49), pongo los frutos de esta celebración. Muchas gracias y felices fiestas.
[En italiano]
Nos dirigimos ahora a la Virgen santa, rezando por el bien de la familia y por todas las familias del mundo.
[Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que se han unido a la oración mariana del Ángelus. En esta Fiesta de la Sagrada Familia, invito a todos a imitar la entrañable convivencia, llena de amor y respeto, que caracteriza el hogar de Nazaret donde creció Jesús, y que es fuente de gozo, esperanza y paz para toda la humanidad. Feliz domingo.
----------------------------------------------------
Traducción del original italiano por Jesús Colina
© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana
CIUDAD DEL VATICANO, martes 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que dirigió Benedicto XVI el pasado 30 de diciembre, día de la Sagrada Familia, al rezar la oración mariana del Ángelus.
Sus palabras fueron transmitidas en directo por televisión a los participantes en la gran celebración «Por la familia cristiana», convocada el 30 de diciembre en Madrid, con la participación de más de dos millones de personas.
* * *
[En italiano]
Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Siguiendo la narración de los Evangelios de Mateo y de Lucas, detenemos la mirada en Jesús, María y José, y adoramos el misterio de un Dios que quiso nacer de una mujer, la Virgen santa, y entrar en este mundo por el camino común a todos los hombres. De este modo, santificó la realidad de la familia, llenándola con la gracia divina y revelando plenamente su vocación y misión.
El Concilio Vaticano II prestó gran atención a la familia. Los cónyuges, afirma, son entre sí y sus hijos testigos de la fe y del amor de Cristo (Cf. Lumen gentium, 35). La familia cristiana participa de este modo en la vocación profética de la Iglesia: con su manera de vivir «proclama muy alto tanto las presentes virtudes del Reino de Dios como la esperanza de la vida bienaventurada» (ibídem).
Como repitió después sin cansarse mi venerado predecesor, Juan Pablo II, el bien de la persona y de la sociedad está íntimamente ligado a la «buena salud» de la familia (Cf. Gaudium et spes, 47). Por este motivo, son palabras del Concilio, la Iglesia está comprometida en la defensa y promoción de «la intrínseca dignidad del estado matrimonial y el valor eximio» del matrimonio y de la familia (ibídem). Con esta finalidad se está celebrando precisamente hoy una importante iniciativa en Madrid. A sus participantes me dirijo ahora en español.
[En español]
Saludo a los participantes en el encuentro de las familias que se está llevando a cabo en este domingo en Madrid, así como a los señores cardenales, obispos y sacerdotes que los acompañan.
Al contemplar el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo rodeado del afecto de María y de José, invito a las familias cristianas a experimentar la presencia amorosa del Señor en sus vidas. Asimismo, les aliento a que, inspirándose en el amor de Cristo por los hombres, den testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y la familia. Ésta, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, constituye el ámbito privilegiado en el que la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural.
Por eso, los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos, en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana. Vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio porque vale la pena trabajar por el ser humano, el ser más precioso creado por Dios.
Me dirijo de modo especial a los niños, para que quieran y recen por sus padres y hermanos; a los jóvenes, para que estimulados por el amor de sus padres, sigan con generosidad su propia vocación matrimonial, sacerdotal o religiosa; a los ancianos y enfermos, para que encuentren la ayuda y comprensión necesarias. Y vosotros, queridos esposos, contad siempre con la gracia de Dios, para que vuestro amor sea cada vez más fecundo y fiel. En las manos de María, «que con su "sí" abrió la puerta de nuestro mundo a Dios» (encíclica Spe Salvi, 49), pongo los frutos de esta celebración. Muchas gracias y felices fiestas.
[En italiano]
Nos dirigimos ahora a la Virgen santa, rezando por el bien de la familia y por todas las familias del mundo.
[Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que se han unido a la oración mariana del Ángelus. En esta Fiesta de la Sagrada Familia, invito a todos a imitar la entrañable convivencia, llena de amor y respeto, que caracteriza el hogar de Nazaret donde creció Jesús, y que es fuente de gozo, esperanza y paz para toda la humanidad. Feliz domingo.
----------------------------------------------------
Traducción del original italiano por Jesús Colina
© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana
Benedicto XVI pide oraciones en enero por la unidad de los cristianos
Intención general del Apostolado de la Oración
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pide a los creyentes que en este mes de enero recen por la unidad entre los cristianos.
Así se desprende de la intención general del Apostolado de la Oración, iniciativa que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes, para el primer mes de 2008.
La intención dice así: «Para que la Iglesia aumente su esfuerzo por la plena unidad visible, de modo que manifieste cada vez más su rostro de comunidad de amor, donde se refleje la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
En este año se conmemora el centenario de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, iniciativa que en la mayoría de los países del mundo se celebra del 18 al 25 de enero.
Todos los meses también se ora además por una intención misionera. La de enero de 2008 dice así: «Para que la Iglesia en África, que se prepara a celebrar su segunda Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos, siga siendo signo e instrumento de reconciliación y de justicia en un continente todavía marcado por las guerras, la explotación y la pobreza».
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pide a los creyentes que en este mes de enero recen por la unidad entre los cristianos.
Así se desprende de la intención general del Apostolado de la Oración, iniciativa que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes, para el primer mes de 2008.
La intención dice así: «Para que la Iglesia aumente su esfuerzo por la plena unidad visible, de modo que manifieste cada vez más su rostro de comunidad de amor, donde se refleje la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
En este año se conmemora el centenario de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, iniciativa que en la mayoría de los países del mundo se celebra del 18 al 25 de enero.
Todos los meses también se ora además por una intención misionera. La de enero de 2008 dice así: «Para que la Iglesia en África, que se prepara a celebrar su segunda Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos, siga siendo signo e instrumento de reconciliación y de justicia en un continente todavía marcado por las guerras, la explotación y la pobreza».
La más tierna de las madres y la más poderosa de las reinas / Autor: P. Sergio Córdova LC
El sacerdote y escritor español José Luis Martín Descalzo narra en una de sus obras: «Recuerdo que hace ya muchos años, me encontraba desayunando en la cafetería de un hotel de Roma. Se me acercó una chica japonesa, y me preguntó si yo era sacerdote. Le respondí que sí, y entonces me dijo a bocajarro:
–“¿Podría usted explicarme quién es la Virgen María?”. Sus palabras me sorprendieron tanto que sólo supe responder: –“¿Por qué me hace esa pregunta?”. Y aún recuerdo sus ojos tan conmovidos cuando me explicó: –“Es que ayer oí rezar por primera vez el Avemaría, y no sé por qué me he pasado toda la noche llorando”. Y entonces tuve que explicarle que también yo necesitaría pasarme muchas noches llorando para poder responder a esa pregunta....».
Y para ti, querido amigo, ¿quién es la Virgen María?... La solemnidad del día de hoy nos da una respuesta, que corresponde a uno de los muchos títulos de María Santísima:
1) María es la Madre de Dios.
¡Tantas veces lo hemos escuchado y lo rezamos cada día que tal vez ya nos hemos acostumbrado! Debido a nuestra educación y al ambiente en el que vivimos, tal vez ya no nos impresiona ni nos dice nada –como sucede, tristemente, con tantas otras verdades y misterios de nuestra fe—. A fuerza de repetir las cosas, nos hemos arrutinado e insensibilizado.
Pero no era así para los cristianos de los primeros siglos de la Iglesia. Les parecía algo increíble, inaudito y –si me permiten la expresión— algo apoteósico. ¿Cómo era posible que una criatura humana pudiera ser la madre del Dios infinito y omnipotente? Eso sólo cabía en los mitos paganos y en los círculos heréticos de la religión politeísta. Y tanto era así que insignes teólogos de entonces se opusieron rotundamente a esta afirmación. Y cuando no aceptaron la doctrina de la Iglesia, se convirtieron en “herejes”: Arrio, Nestorio y otros.
¡María Santísima es realmente la Madre de Dios! Así lo había revelado Dios mismo en la Sagrada Escritura y lo ratificaban los Santos Padres y los Concilios de la Iglesia. Fue en Éfeso, el año 431, cuando se proclamó solemnemente a María como la “Theotókos”, la que engendró a Dios. Y después de once siglos exactos, el año 1531, María de Guadalupe se aparecía en México al indio Juan Diego, diciéndole: “Juanito, el más pequeño de mis hijos, sabe y ten entendido que yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”.
María ha engendrado al Hijo de Dios y Dios ha nacido de las entrañas purísimas de María porque Él así lo ha querido. El Verbo se hizo carne en María y así pudo habitar entre nosotros, para redimirnos y realizar el plan de salvación. Gracias a ella, Dios ha podido hacer nuevas todas las cosas.
Como afirma bellamente san Anselmo: “Dios, a su Hijo, el único engendrado de su seno igual a sí, al que amaba como a sí mismo, lo dio a María; y de María se hizo un hijo, no distinto, sino el mismo, de suerte que por naturaleza fuese el mismo y único Hijo de Dios y de María.
Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María. Dios lo creó todo, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y así rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María. Por eso, Dios es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de la creación y María es madre de la universal restauración”.
2) Y María, por ser la Madre de Dios, es también todopoderosa como Medianera.
San Bernardo y los Santos Padres solían llamarla “Omnipotentia supplex”, la Omnipotencia suplicante. Porque es la más poderosa de las reinas y la más eficaz de las intercesoras. En Caná arrancó a su Hijo el primer milagro “cuando aún no había llegado su hora”. Y puede hacer siempre lo mismo, si acudimos a ella con fe, con confianza y amor filiales, pues una madre no niega nada a un hijo.
Los siglos XV y XVI fueron una gravísima amenaza para la cristiandad. Los turcos arrasaban Europa con la pretensión de conquistarla para el Islam (hoy también se cierne un peligro no muy diferente). Y entonces el Papa Pío V armó a la Iglesia con el santo Rosario para la defensa de la civilización cristiana. El 7 de octubre de 1571 la flota cristiana presentó batalla a los turcos en Lepanto. La victoria fue clamorosa. Por eso el sultán Solimán decía: "Le tengo más miedo a las oraciones del Papa que a los ejércitos europeos". ¡A las oraciones a María Santísima!
Fátima, Lourdes, persecución de la Iglesia en el siglo XX y XXI... Las cosas no han cambiado demasiado. Y María sigue siendo hoy y siempre el “Auxilio de los cristianos”.
3) María es también mi Madre.
Entonces, con María, ¡estamos seguros, somos poderosos! San Estanislao de Kotska solía repetir, lleno de ternura y emoción: “¡La Madre de Dios es también mi madre!”. Y en esta expresión encerraba toda su relación íntima, personal y afectiva con María Santísima. Un amor mutuo que enlazaba ambos corazones y en él se sentía acogido y protegido.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sobra? ¿No estás por ventura, en mi regazo?”… Ya sabemos de quién son estas palabras. ¡Todos necesitamos de una madre, necesitamos de María! Sobre todo en los momentos difíciles de la vida, en la aflicción, en la soledad, en la tribulación. Ella nos consolará, nos confortará, nos acompañará en el camino de la vida hasta llegar al cielo, a la presencia adorable de su bendito Hijo.
Por eso, en este día en que iniciamos el Año nuevo y en el que celebramos la solemnidad de la Madre de Dios, acudamos a nuestra Madre santísima, postrémonos ante ella, acojámonos en su regazo maternal y, con todo el afecto de nuestro corazón, consagrémosle todo nuestro ser.
¡Ella es la más tierna de las madres y la más poderosa de las reinas! Con ella todo lo podemos. Pidámosle con todas las veras de nuestra alma lo que traigamos en lo más íntimo de nuestro corazón y ella nos lo concederá. Y ojalá que nosotros también podamos decir, como el Papa Juan Pablo II: “Totus tuus, Maria, ego sum!”, “Todo tuyo, María, yo soy!”.
----------------------------------------------------
Fuente: Catholic.net
–“¿Podría usted explicarme quién es la Virgen María?”. Sus palabras me sorprendieron tanto que sólo supe responder: –“¿Por qué me hace esa pregunta?”. Y aún recuerdo sus ojos tan conmovidos cuando me explicó: –“Es que ayer oí rezar por primera vez el Avemaría, y no sé por qué me he pasado toda la noche llorando”. Y entonces tuve que explicarle que también yo necesitaría pasarme muchas noches llorando para poder responder a esa pregunta....».
Y para ti, querido amigo, ¿quién es la Virgen María?... La solemnidad del día de hoy nos da una respuesta, que corresponde a uno de los muchos títulos de María Santísima:
1) María es la Madre de Dios.
¡Tantas veces lo hemos escuchado y lo rezamos cada día que tal vez ya nos hemos acostumbrado! Debido a nuestra educación y al ambiente en el que vivimos, tal vez ya no nos impresiona ni nos dice nada –como sucede, tristemente, con tantas otras verdades y misterios de nuestra fe—. A fuerza de repetir las cosas, nos hemos arrutinado e insensibilizado.
Pero no era así para los cristianos de los primeros siglos de la Iglesia. Les parecía algo increíble, inaudito y –si me permiten la expresión— algo apoteósico. ¿Cómo era posible que una criatura humana pudiera ser la madre del Dios infinito y omnipotente? Eso sólo cabía en los mitos paganos y en los círculos heréticos de la religión politeísta. Y tanto era así que insignes teólogos de entonces se opusieron rotundamente a esta afirmación. Y cuando no aceptaron la doctrina de la Iglesia, se convirtieron en “herejes”: Arrio, Nestorio y otros.
¡María Santísima es realmente la Madre de Dios! Así lo había revelado Dios mismo en la Sagrada Escritura y lo ratificaban los Santos Padres y los Concilios de la Iglesia. Fue en Éfeso, el año 431, cuando se proclamó solemnemente a María como la “Theotókos”, la que engendró a Dios. Y después de once siglos exactos, el año 1531, María de Guadalupe se aparecía en México al indio Juan Diego, diciéndole: “Juanito, el más pequeño de mis hijos, sabe y ten entendido que yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”.
María ha engendrado al Hijo de Dios y Dios ha nacido de las entrañas purísimas de María porque Él así lo ha querido. El Verbo se hizo carne en María y así pudo habitar entre nosotros, para redimirnos y realizar el plan de salvación. Gracias a ella, Dios ha podido hacer nuevas todas las cosas.
Como afirma bellamente san Anselmo: “Dios, a su Hijo, el único engendrado de su seno igual a sí, al que amaba como a sí mismo, lo dio a María; y de María se hizo un hijo, no distinto, sino el mismo, de suerte que por naturaleza fuese el mismo y único Hijo de Dios y de María.
Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María. Dios lo creó todo, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y así rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María. Por eso, Dios es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de la creación y María es madre de la universal restauración”.
2) Y María, por ser la Madre de Dios, es también todopoderosa como Medianera.
San Bernardo y los Santos Padres solían llamarla “Omnipotentia supplex”, la Omnipotencia suplicante. Porque es la más poderosa de las reinas y la más eficaz de las intercesoras. En Caná arrancó a su Hijo el primer milagro “cuando aún no había llegado su hora”. Y puede hacer siempre lo mismo, si acudimos a ella con fe, con confianza y amor filiales, pues una madre no niega nada a un hijo.
Los siglos XV y XVI fueron una gravísima amenaza para la cristiandad. Los turcos arrasaban Europa con la pretensión de conquistarla para el Islam (hoy también se cierne un peligro no muy diferente). Y entonces el Papa Pío V armó a la Iglesia con el santo Rosario para la defensa de la civilización cristiana. El 7 de octubre de 1571 la flota cristiana presentó batalla a los turcos en Lepanto. La victoria fue clamorosa. Por eso el sultán Solimán decía: "Le tengo más miedo a las oraciones del Papa que a los ejércitos europeos". ¡A las oraciones a María Santísima!
Fátima, Lourdes, persecución de la Iglesia en el siglo XX y XXI... Las cosas no han cambiado demasiado. Y María sigue siendo hoy y siempre el “Auxilio de los cristianos”.
3) María es también mi Madre.
Entonces, con María, ¡estamos seguros, somos poderosos! San Estanislao de Kotska solía repetir, lleno de ternura y emoción: “¡La Madre de Dios es también mi madre!”. Y en esta expresión encerraba toda su relación íntima, personal y afectiva con María Santísima. Un amor mutuo que enlazaba ambos corazones y en él se sentía acogido y protegido.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sobra? ¿No estás por ventura, en mi regazo?”… Ya sabemos de quién son estas palabras. ¡Todos necesitamos de una madre, necesitamos de María! Sobre todo en los momentos difíciles de la vida, en la aflicción, en la soledad, en la tribulación. Ella nos consolará, nos confortará, nos acompañará en el camino de la vida hasta llegar al cielo, a la presencia adorable de su bendito Hijo.
Por eso, en este día en que iniciamos el Año nuevo y en el que celebramos la solemnidad de la Madre de Dios, acudamos a nuestra Madre santísima, postrémonos ante ella, acojámonos en su regazo maternal y, con todo el afecto de nuestro corazón, consagrémosle todo nuestro ser.
¡Ella es la más tierna de las madres y la más poderosa de las reinas! Con ella todo lo podemos. Pidámosle con todas las veras de nuestra alma lo que traigamos en lo más íntimo de nuestro corazón y ella nos lo concederá. Y ojalá que nosotros también podamos decir, como el Papa Juan Pablo II: “Totus tuus, Maria, ego sum!”, “Todo tuyo, María, yo soy!”.
----------------------------------------------------
Fuente: Catholic.net
La familia centró el programa de la 40 Marcha por la Paz en Italia / Autora: Nieves San Martín
Jornada marcada por tres papas artífices de concordia
BÉRGAMO, martes, 1 enero 2007 (ZENIT.org).- El mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz, centrado en la familia como comunidad de paz, inspiró el lema de la 40 Marcha por la Paz en Italia.
Junto al actual Papa, otros dos predecesores artífices de concordia fueron recordados en la víspera del Año Nuevo: Juan XXIII y Pablo VI.
Este año, el evento, precedido de un congreso, se celebró en la región de Lombardía y volvió al pueblo natal del beato Juan XXIII, origen también de la primera Marcha, en 1967.
El papa Benedicto, en su mensaje para la jornada del primer día del año expresa su «ardiente deseo de paz, junto con un caluroso mensaje de esperanza a los hombres y mujeres de todo el mundo».
El título de su mensaje, «Familia humana, comunidad de paz», ha inspirado una serie de iniciativas en favor de la que define como «primera forma de comunión entre personas» y ha dado argumento a otras como la Marcha de la Paz.
El Papa amplía el horizonte de su mirada a la «familia humana», «todos los pueblos», citando al Concilio Vaticano II, que «forman una sola comunidad, tienen un único origen» y también «un solo fin último, Dios».
Los organizadores de la 40 Marcha de la Paz en Italia --Conferencia Episcopal, Pax Christi, Caritas y Diócesis de Bérgamo--, dicen sobre el mensaje de Benedicto XVI que «reconocer la unidad de la familia humana es más que nunca providencial en el presente momento histórico, marcado por la crisis de las organizaciones internacionales y la presencia de graves inquietudes en la comunidad internacional».
El congreso de Pax Christi en Brescia, que precedió a la Marcha, del 29 al 31 de diciembre, analizó el tema de la «seguridad», esgrimido en ocasiones como contrapuesto a la «solidaridad».
Los ponentes reflexionaron sobre el equilibrio entre seguridad y justicia, con una relectura de la Populorum Progressio de Pablo VI, en su 40 aniversario. También trataron «la inseguridad de armarse» para estar seguros, y la relación entre seguridad y fraternidad.
La Marcha por la Paz, que partió por primera vez de Sotto il Monte, pueblo natal del beato Juan XXIII, volvió a su origen en su 40 aniversario y recordó a Pablo VI, primer Papa que celebró la Jornada de la Paz.
Ante la propuesta papal, el movimiento Pax Christi, presidido por el obispo Luigi Bettazzi, respondió lanzando un verdadero desafío: marchar en la víspera de la Jornada de la Paz, durante el frío de la noche en la que otros celebran el Fin de Año, meditando en silencio.
Seiscientos valientes hicieron los 23 kilómetros que separan Sotto il Monte de Bérgamo, con una temperatura que helaba la piel pero no el empeño por la paz.
Entre los actos que marcaron las etapas de la caminata, se incluyó una mesa redonda sobre «La familia de Abraham y la bendición de todas las gentes», en la que intervinieron: Shahrzad Houshmand, profesor de Teología Islámica en la Universidad Gregoriana de Roma; Manuela Dviri Vitali Norsa, escritora y periodista comprometida en la reconciliación de los pueblos israelí y palestino; y el padre Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa.
La manifestación se cerró con una celebración eucarística, presidida por el obispo de Bérgamo, monseñor Roberto Amadei, y un intercambio de augurios para el Año Nuevo.
BÉRGAMO, martes, 1 enero 2007 (ZENIT.org).- El mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz, centrado en la familia como comunidad de paz, inspiró el lema de la 40 Marcha por la Paz en Italia.
Junto al actual Papa, otros dos predecesores artífices de concordia fueron recordados en la víspera del Año Nuevo: Juan XXIII y Pablo VI.
Este año, el evento, precedido de un congreso, se celebró en la región de Lombardía y volvió al pueblo natal del beato Juan XXIII, origen también de la primera Marcha, en 1967.
El papa Benedicto, en su mensaje para la jornada del primer día del año expresa su «ardiente deseo de paz, junto con un caluroso mensaje de esperanza a los hombres y mujeres de todo el mundo».
El título de su mensaje, «Familia humana, comunidad de paz», ha inspirado una serie de iniciativas en favor de la que define como «primera forma de comunión entre personas» y ha dado argumento a otras como la Marcha de la Paz.
El Papa amplía el horizonte de su mirada a la «familia humana», «todos los pueblos», citando al Concilio Vaticano II, que «forman una sola comunidad, tienen un único origen» y también «un solo fin último, Dios».
Los organizadores de la 40 Marcha de la Paz en Italia --Conferencia Episcopal, Pax Christi, Caritas y Diócesis de Bérgamo--, dicen sobre el mensaje de Benedicto XVI que «reconocer la unidad de la familia humana es más que nunca providencial en el presente momento histórico, marcado por la crisis de las organizaciones internacionales y la presencia de graves inquietudes en la comunidad internacional».
El congreso de Pax Christi en Brescia, que precedió a la Marcha, del 29 al 31 de diciembre, analizó el tema de la «seguridad», esgrimido en ocasiones como contrapuesto a la «solidaridad».
Los ponentes reflexionaron sobre el equilibrio entre seguridad y justicia, con una relectura de la Populorum Progressio de Pablo VI, en su 40 aniversario. También trataron «la inseguridad de armarse» para estar seguros, y la relación entre seguridad y fraternidad.
La Marcha por la Paz, que partió por primera vez de Sotto il Monte, pueblo natal del beato Juan XXIII, volvió a su origen en su 40 aniversario y recordó a Pablo VI, primer Papa que celebró la Jornada de la Paz.
Ante la propuesta papal, el movimiento Pax Christi, presidido por el obispo Luigi Bettazzi, respondió lanzando un verdadero desafío: marchar en la víspera de la Jornada de la Paz, durante el frío de la noche en la que otros celebran el Fin de Año, meditando en silencio.
Seiscientos valientes hicieron los 23 kilómetros que separan Sotto il Monte de Bérgamo, con una temperatura que helaba la piel pero no el empeño por la paz.
Entre los actos que marcaron las etapas de la caminata, se incluyó una mesa redonda sobre «La familia de Abraham y la bendición de todas las gentes», en la que intervinieron: Shahrzad Houshmand, profesor de Teología Islámica en la Universidad Gregoriana de Roma; Manuela Dviri Vitali Norsa, escritora y periodista comprometida en la reconciliación de los pueblos israelí y palestino; y el padre Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa.
La manifestación se cerró con una celebración eucarística, presidida por el obispo de Bérgamo, monseñor Roberto Amadei, y un intercambio de augurios para el Año Nuevo.
«Los Garabatos de Dios», tercer libro de una mujer paralizada
Fotógrafa riojana, Olga Bejano, ama la vida
MADRID, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- «Los Garabatos de Dios» es el tercer libro que saca a la luz una mujer fuera de lo común, Olga Bejano, desde hace más de veinte años paralizada a causa de un probable error médico.
En el volumen esta riojana, de Logroño (España), proclama su amor por la vida, y comunica la riqueza que surge de una fuerza interior cultivada en la fe y la esperanza.
Olga Bejano Domínguez, nació en 1963 y cumplió 44 años el pasado 3 de noviembre. Debido a una parálisis progresiva, iniciada a los doce años, al parecer por un componente de la anestesia en una simple operación de apendicitis, no se puede mover. Pero su enfermedad no la define, aunque explica en parte su producción literaria, fruto de lo que ella llama su «oración constante».
La capacidad de lucha y deseo de comunicarse llevaron a Olga --que sólo puede ver unos segundos cuando le levantan un párpado y no puede hablar ni escribir--, a inventar un sistema de abecedario y, explica ella misma, «unos garabatos que sólo entiende la enfermera que me cuida habitualmente».
A los 23 años, todo se complicó: «Me pronosticaron seis meses de vida, los cuales se han convertido en veinte años de propina divina», dice Olga. Entonces decidió que «no podía esperar a la muerte de brazos cruzados».
A finales de 1995, dice ella misma, «mi ‘voz de papel' se quebró y ya no podía escribir con una letra legible; así nacieron mis famosos garabatos: escribo apoyando mi mano paralizada en mi pierna derecha y con impulsos de la pierna muevo la mano».
En su primer libro, «Voz de papel», narró su convivencia con la enfermedad, su peregrinación por todos los hospitales, y su respuesta a las preguntas que un diagnóstico como el suyo suscita. El libro fué publicado por «Sal Terrae» en 1997, diez años después de comenzar a escribirlo.
A través de sus páginas, dice Olga, «el lector puede sentir los temores, las luchas, el agotamiento, los momentos buenos, los malos y cómo sentí la presencia de Dios». Todo esto, añade, «sin acritud, sin amargura, con sentido del humor en muchos casos, aunque también con buenas dosis de sinceridad, pero ante todo llena de esperanza».
Esta mujer ha dado forma literaria, para poder animar a otros en su situación, a lo que experimentó tras la rebeldía ante la enfermedad. «El alma es más fuerte que el cuerpo», se dijo, y concluyó que la madurez espiritual y el crecimiento personal eran fruto de un «alma es fuerte, luchadora, alegre, trabajadora y con una fe y confianza fuertes en Dios, en la Virgen María, en el Espíritu Santo y en mi Ángel de la Guarda».
Todo ello la llevó a una oración constante: «Desde que descubrí a Dios me sucede algo similar a cuando una persona se enamora: me levanto pensando en Él, durante el día pienso en Él y al acostarme, cuando más relajada estoy, en la oscuridad y el silencio es cuando Él se siente mejor para hacerse oír. En la oración lo que cuenta no es lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios hace en nosotros durante ese tiempo».
Lo cual no la exime de un sufrimiento atroz: «Cuando rezo le pido fuerzas a Dios para que me ayude a llevar una cruz que cada día pesa más y que ya ha pasado por las tres fases: al principio era ligera, como si fuera de plástico; luego se transformó en madera y desde hace 14 años, me parece de hierro».
El segundo libro, «Alma de color salmón», tardó dos años y medio en escribirlo y otros dos en publicarlo. En él, dice ella misma, «hablo poco de mi cuerpo y en cambio abro mi alma». El título alude a la metáfora del salmón que remonta el río nadando contracorriente. Fué publicado por «Libros Libres» en 2002.
Olga Bejano ha expresado, una y mil veces, ante el controvertido tema de la eutanasia, que no desea ser manipulada ni a favor ni en contra. Que comprende la dificultad de cada persona: «Como a cualquier ser humano, no me gusta sufrir. Respeto y entiendo a las personas que solicitan la eutanasia. A mí, en más de una ocasión, me han dado ganas de tirar la toalla, pero ahora sé que si sigo aquí es por algo, porque ocasiones para fallecer las tengo un día sí y otro también. Mi deseo es poder llegar al final con la calidad de vida que vaya precisando y con dignidad y que sea Dios quien decida cuándo ha llegado mi día y mi hora».
Por ello, se propone «luchar por los derechos de los enfermos, por el derecho a servicios de salud más humanos e integrales», así como «la dignificación del enfermo como un ser completo en sí mismo y con aportes que hacer a la sociedad». Y exhorta: «En vez de hablar de ‘muerte digna', se debieran ofrecer ayudas para facilitar la ‘vida digna'».
Ahora entrega al público su tercer libro «Los Garabatos de Dios», que hace alusión al sistema que usa para comunicarse. En la obra, publicada también por «Libros Libres», vuelve a hablar de su vida espiritual y humana, desde una cima que adivina cercana y aupada por la confianza que le dan los dos libros anteriores y el reconocimiento de sus paisanos y lectores.
Fue nombrada «Riojana del Año», en 1998, y ha recibido la «Medalla de Oro» de la tierra que la vio nacer.
Uno de sus obras, la primera, ha sido traducida al italiano, bajo el título «Voce di carta», editada por «Shalom», en 2006.
«Para mí, cada día que tengo de vida es una propina y un milagro. Entiendo que, procesos de enfermedad larga, crónica y cruel, hagan que algunos enfermos se desesperen pero, en mi caso, mi cuerpo cada día me va diciendo que lógicamente no voy a más joven, ni a más sana; siento que el final cada día está más próximo. Si veinte años se me han pasado en un suspiro, el final sólo Dios sabe lo que va a durar pero seguro que me llegará cuando menos lo espere», dijo hace unos meses.
Aludiendo a una experiencia personal de encuentro con Dios, explicaba su postura ante el encuentro definitivo: «Cuando me vuelva a ver de nuevo en el túnel de luz, le diré a mi guía: ¡Otra vez estoy aquí!. Me dijiste que la próxima vez que nos viéramos no tendría que volver. Aquí de nuevo estoy, pero esta vez traigo hechos los deberes».
MADRID, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- «Los Garabatos de Dios» es el tercer libro que saca a la luz una mujer fuera de lo común, Olga Bejano, desde hace más de veinte años paralizada a causa de un probable error médico.
En el volumen esta riojana, de Logroño (España), proclama su amor por la vida, y comunica la riqueza que surge de una fuerza interior cultivada en la fe y la esperanza.
Olga Bejano Domínguez, nació en 1963 y cumplió 44 años el pasado 3 de noviembre. Debido a una parálisis progresiva, iniciada a los doce años, al parecer por un componente de la anestesia en una simple operación de apendicitis, no se puede mover. Pero su enfermedad no la define, aunque explica en parte su producción literaria, fruto de lo que ella llama su «oración constante».
La capacidad de lucha y deseo de comunicarse llevaron a Olga --que sólo puede ver unos segundos cuando le levantan un párpado y no puede hablar ni escribir--, a inventar un sistema de abecedario y, explica ella misma, «unos garabatos que sólo entiende la enfermera que me cuida habitualmente».
A los 23 años, todo se complicó: «Me pronosticaron seis meses de vida, los cuales se han convertido en veinte años de propina divina», dice Olga. Entonces decidió que «no podía esperar a la muerte de brazos cruzados».
A finales de 1995, dice ella misma, «mi ‘voz de papel' se quebró y ya no podía escribir con una letra legible; así nacieron mis famosos garabatos: escribo apoyando mi mano paralizada en mi pierna derecha y con impulsos de la pierna muevo la mano».
En su primer libro, «Voz de papel», narró su convivencia con la enfermedad, su peregrinación por todos los hospitales, y su respuesta a las preguntas que un diagnóstico como el suyo suscita. El libro fué publicado por «Sal Terrae» en 1997, diez años después de comenzar a escribirlo.
A través de sus páginas, dice Olga, «el lector puede sentir los temores, las luchas, el agotamiento, los momentos buenos, los malos y cómo sentí la presencia de Dios». Todo esto, añade, «sin acritud, sin amargura, con sentido del humor en muchos casos, aunque también con buenas dosis de sinceridad, pero ante todo llena de esperanza».
Esta mujer ha dado forma literaria, para poder animar a otros en su situación, a lo que experimentó tras la rebeldía ante la enfermedad. «El alma es más fuerte que el cuerpo», se dijo, y concluyó que la madurez espiritual y el crecimiento personal eran fruto de un «alma es fuerte, luchadora, alegre, trabajadora y con una fe y confianza fuertes en Dios, en la Virgen María, en el Espíritu Santo y en mi Ángel de la Guarda».
Todo ello la llevó a una oración constante: «Desde que descubrí a Dios me sucede algo similar a cuando una persona se enamora: me levanto pensando en Él, durante el día pienso en Él y al acostarme, cuando más relajada estoy, en la oscuridad y el silencio es cuando Él se siente mejor para hacerse oír. En la oración lo que cuenta no es lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios hace en nosotros durante ese tiempo».
Lo cual no la exime de un sufrimiento atroz: «Cuando rezo le pido fuerzas a Dios para que me ayude a llevar una cruz que cada día pesa más y que ya ha pasado por las tres fases: al principio era ligera, como si fuera de plástico; luego se transformó en madera y desde hace 14 años, me parece de hierro».
El segundo libro, «Alma de color salmón», tardó dos años y medio en escribirlo y otros dos en publicarlo. En él, dice ella misma, «hablo poco de mi cuerpo y en cambio abro mi alma». El título alude a la metáfora del salmón que remonta el río nadando contracorriente. Fué publicado por «Libros Libres» en 2002.
Olga Bejano ha expresado, una y mil veces, ante el controvertido tema de la eutanasia, que no desea ser manipulada ni a favor ni en contra. Que comprende la dificultad de cada persona: «Como a cualquier ser humano, no me gusta sufrir. Respeto y entiendo a las personas que solicitan la eutanasia. A mí, en más de una ocasión, me han dado ganas de tirar la toalla, pero ahora sé que si sigo aquí es por algo, porque ocasiones para fallecer las tengo un día sí y otro también. Mi deseo es poder llegar al final con la calidad de vida que vaya precisando y con dignidad y que sea Dios quien decida cuándo ha llegado mi día y mi hora».
Por ello, se propone «luchar por los derechos de los enfermos, por el derecho a servicios de salud más humanos e integrales», así como «la dignificación del enfermo como un ser completo en sí mismo y con aportes que hacer a la sociedad». Y exhorta: «En vez de hablar de ‘muerte digna', se debieran ofrecer ayudas para facilitar la ‘vida digna'».
Ahora entrega al público su tercer libro «Los Garabatos de Dios», que hace alusión al sistema que usa para comunicarse. En la obra, publicada también por «Libros Libres», vuelve a hablar de su vida espiritual y humana, desde una cima que adivina cercana y aupada por la confianza que le dan los dos libros anteriores y el reconocimiento de sus paisanos y lectores.
Fue nombrada «Riojana del Año», en 1998, y ha recibido la «Medalla de Oro» de la tierra que la vio nacer.
Uno de sus obras, la primera, ha sido traducida al italiano, bajo el título «Voce di carta», editada por «Shalom», en 2006.
«Para mí, cada día que tengo de vida es una propina y un milagro. Entiendo que, procesos de enfermedad larga, crónica y cruel, hagan que algunos enfermos se desesperen pero, en mi caso, mi cuerpo cada día me va diciendo que lógicamente no voy a más joven, ni a más sana; siento que el final cada día está más próximo. Si veinte años se me han pasado en un suspiro, el final sólo Dios sabe lo que va a durar pero seguro que me llegará cuando menos lo espere», dijo hace unos meses.
Aludiendo a una experiencia personal de encuentro con Dios, explicaba su postura ante el encuentro definitivo: «Cuando me vuelva a ver de nuevo en el túnel de luz, le diré a mi guía: ¡Otra vez estoy aquí!. Me dijiste que la próxima vez que nos viéramos no tendría que volver. Aquí de nuevo estoy, pero esta vez traigo hechos los deberes».
La fuerza desarmante de los mártires / Autor: Benedicto XVI
Ángelus en el 26 de diciembre, fiesta de san Esteban, protomártir
Publicamos la intervención de Benedicto XVI con motivo de la oración mariana del Ángelus del 26 de diciembre, fiesta de san Esteban, protomártir.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
El día que sigue a la Navidad, la liturgia nos hace celebrar el "nacimiento para el cielo" del primer mártir, san Esteban. "Lleno de fe y de Espíritu Santo" (Hch 6, 5), fue elegido como diácono en la comunidad de Jerusalén, juntamente con otros seis discípulos de cultura griega. Con la fuerza que le daba Dios, san Esteban realizaba numerosos milagros y anunciaba en las sinagogas el Evangelio con "sabiduría inspirada". Fue lapidado a las puertas de la ciudad y murió, como Jesús, invocando el perdón para sus asesinos (cf. Hch 7, 59-60).
El profundo vínculo que une a Cristo con su primer mártir, san Esteban, es la caridad divina: el mismo Amor que impulsó al Hijo de Dios a abajarse y hacerse obediente hasta la muerte de cruz (cf. Flp 2, 6-8), impulsó después a los Apóstoles y a los mártires a dar la vida por el Evangelio.
Conviene poner siempre de relieve esta característica distintiva del martirio cristiano: es exclusivamente un acto de amor a Dios y a los hombres, incluidos los perseguidores. Por eso, hoy, en la santa misa, hemos pedido al Señor que nos enseñe "a amar también a nuestros enemigos, imitando al mártir san Esteban, ya que celebramos la muerte de quien supo orar por sus perseguidores" (oración "colecta").
¡Cuántos hijos e hijas de la Iglesia, a lo largo de los siglos, han seguido este ejemplo! Desde la primera persecución en Jerusalén, pasando por las de los emperadores romanos, hasta las multitudes de mártires de nuestros tiempos. En efecto, también hoy, desde diversos lugares del mundo, con frecuencia llegan noticias de misioneros, sacerdotes, obispos, religiosos, religiosas y fieles laicos perseguidos, encarcelados, torturados, privados de libertad o impedidos de ejercerla por ser discípulos de Cristo y apóstoles del Evangelio. A veces se sufre y se muere también por la comunión con la Iglesia universal y la fidelidad al Papa.
En la encíclica Spe salvi (cf. n. 37), recordando la experiencia del mártir vietnamita Pablo Le-Bao-Thin (que murió en el año 1857), puse de relieve que el sufrimiento se transforma en alegría mediante la fuerza de la esperanza que brota de la fe.
El mártir cristiano, como Cristo y por la unión con él, "acepta en lo más íntimo la cruz, la muerte, y la transforma en una acción de amor. Lo que desde el exterior es violencia brutal, desde el interior se transforma en un acto de un amor que se entrega totalmente. (...) La violencia se transforma en amor y, por tanto, la muerte en vida" (Homilía en la clausura de la Jornada mundial de la juventud, Marienfeld, domingo 21 de agosto de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto de 2005, p. 13). El mártir cristiano actualiza la victoria del amor sobre el odio y sobre la muerte.
Pidamos por todos los que sufren a causa de su fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Que María santísima, Reina de los mártires, nos ayude a ser testigos creíbles del Evangelio, respondiendo a los enemigos con la fuerza desarmante de la verdad y de la caridad.
[Después de la plegaria mariana, Su Santidad saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español, polaco e italiano. En castellano dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que se unen al rezo de esta oración mariana. Que el misterio de Dios hecho hombre en Belén, que iluminó la vida del mártir san Esteban, cuya fiesta celebramos hoy, os aliente a ser siempre testigos valientes y creíbles del Evangelio de la salvación. ¡Felices fiestas!
---------------------------------------------------------------------------
Traducción del original italiano por L'Osservatore Romano
Publicamos la intervención de Benedicto XVI con motivo de la oración mariana del Ángelus del 26 de diciembre, fiesta de san Esteban, protomártir.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
El día que sigue a la Navidad, la liturgia nos hace celebrar el "nacimiento para el cielo" del primer mártir, san Esteban. "Lleno de fe y de Espíritu Santo" (Hch 6, 5), fue elegido como diácono en la comunidad de Jerusalén, juntamente con otros seis discípulos de cultura griega. Con la fuerza que le daba Dios, san Esteban realizaba numerosos milagros y anunciaba en las sinagogas el Evangelio con "sabiduría inspirada". Fue lapidado a las puertas de la ciudad y murió, como Jesús, invocando el perdón para sus asesinos (cf. Hch 7, 59-60).
El profundo vínculo que une a Cristo con su primer mártir, san Esteban, es la caridad divina: el mismo Amor que impulsó al Hijo de Dios a abajarse y hacerse obediente hasta la muerte de cruz (cf. Flp 2, 6-8), impulsó después a los Apóstoles y a los mártires a dar la vida por el Evangelio.
Conviene poner siempre de relieve esta característica distintiva del martirio cristiano: es exclusivamente un acto de amor a Dios y a los hombres, incluidos los perseguidores. Por eso, hoy, en la santa misa, hemos pedido al Señor que nos enseñe "a amar también a nuestros enemigos, imitando al mártir san Esteban, ya que celebramos la muerte de quien supo orar por sus perseguidores" (oración "colecta").
¡Cuántos hijos e hijas de la Iglesia, a lo largo de los siglos, han seguido este ejemplo! Desde la primera persecución en Jerusalén, pasando por las de los emperadores romanos, hasta las multitudes de mártires de nuestros tiempos. En efecto, también hoy, desde diversos lugares del mundo, con frecuencia llegan noticias de misioneros, sacerdotes, obispos, religiosos, religiosas y fieles laicos perseguidos, encarcelados, torturados, privados de libertad o impedidos de ejercerla por ser discípulos de Cristo y apóstoles del Evangelio. A veces se sufre y se muere también por la comunión con la Iglesia universal y la fidelidad al Papa.
En la encíclica Spe salvi (cf. n. 37), recordando la experiencia del mártir vietnamita Pablo Le-Bao-Thin (que murió en el año 1857), puse de relieve que el sufrimiento se transforma en alegría mediante la fuerza de la esperanza que brota de la fe.
El mártir cristiano, como Cristo y por la unión con él, "acepta en lo más íntimo la cruz, la muerte, y la transforma en una acción de amor. Lo que desde el exterior es violencia brutal, desde el interior se transforma en un acto de un amor que se entrega totalmente. (...) La violencia se transforma en amor y, por tanto, la muerte en vida" (Homilía en la clausura de la Jornada mundial de la juventud, Marienfeld, domingo 21 de agosto de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto de 2005, p. 13). El mártir cristiano actualiza la victoria del amor sobre el odio y sobre la muerte.
Pidamos por todos los que sufren a causa de su fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Que María santísima, Reina de los mártires, nos ayude a ser testigos creíbles del Evangelio, respondiendo a los enemigos con la fuerza desarmante de la verdad y de la caridad.
[Después de la plegaria mariana, Su Santidad saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español, polaco e italiano. En castellano dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que se unen al rezo de esta oración mariana. Que el misterio de Dios hecho hombre en Belén, que iluminó la vida del mártir san Esteban, cuya fiesta celebramos hoy, os aliente a ser siempre testigos valientes y creíbles del Evangelio de la salvación. ¡Felices fiestas!
---------------------------------------------------------------------------
Traducción del original italiano por L'Osservatore Romano
Año nuevo, vida nueva / Enviado por Cuba Católica
Empezar un nuevo año, como si fuera cualquier cosa, es una enorme torpeza. Un año de vida es un regalo demasiado grande para echarlo a perder.
¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar? Si es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.
El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.
El año nuevo es una oportunidad más para transformar la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto. “Quiero algo diferente, voy a comenzar bien; así será más fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año pasado no fue mi mejor año, me dejó un mal sabor de boca. Éste va a ser distinto, quiero que así sea; es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder”.
“Tengo otra oportunidad que no voy a desperdiciar, porque la vida es demasiado breve”.
¿Quién es capaz de decir: ¿Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto¨? En mi hogar me voy a arrancar ese egoísmo que tantos males provoca; voy a estrenar un nuevo amor a mi cónyuge y a mi familia; seré mejor padre o madre, voy a ser mejor amigo, mejor hijo, mejor compañero de trabajo, mejor vecino….mejor critisno…..
Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiar de trabajo, sino porque estaré mejor de humor. En él incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y llena de polvo; voy a poner un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro en mi jornada diaria.
Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta, chismoso, envidioso, injusto… Otro estilo de vida, otra forma de ser. ¿Por qué no intentarlo?
En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas: «¿Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar de nuevo?».
Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que, aún conscientes de sus debilidades, confían y luchan por una vida mejor.
Todos desean a los demás y a sí mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo. Prefiero ser de los segundos.
Y tú ¿ Te propones cosas mejores para el 2008?
Házlas, cambia, se mejor persona…entonces, si es así, de verdad te digo:
¡Feliz y Próspero 2008!
Que de verdad tus planes se hagan realidad
si son voluntad de Dios y para bien tuyo
Te desea desde España
http://cubacatolica.blogcindario.com
-------------------------------------------------------------
Conectate a los videos Católicos de Cuba haciendo click A Q U Í
¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar? Si es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.
El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.
El año nuevo es una oportunidad más para transformar la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto. “Quiero algo diferente, voy a comenzar bien; así será más fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año pasado no fue mi mejor año, me dejó un mal sabor de boca. Éste va a ser distinto, quiero que así sea; es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder”.
“Tengo otra oportunidad que no voy a desperdiciar, porque la vida es demasiado breve”.
¿Quién es capaz de decir: ¿Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto¨? En mi hogar me voy a arrancar ese egoísmo que tantos males provoca; voy a estrenar un nuevo amor a mi cónyuge y a mi familia; seré mejor padre o madre, voy a ser mejor amigo, mejor hijo, mejor compañero de trabajo, mejor vecino….mejor critisno…..
Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiar de trabajo, sino porque estaré mejor de humor. En él incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y llena de polvo; voy a poner un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro en mi jornada diaria.
Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta, chismoso, envidioso, injusto… Otro estilo de vida, otra forma de ser. ¿Por qué no intentarlo?
En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas: «¿Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar de nuevo?».
Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que, aún conscientes de sus debilidades, confían y luchan por una vida mejor.
Todos desean a los demás y a sí mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo. Prefiero ser de los segundos.
Y tú ¿ Te propones cosas mejores para el 2008?
Házlas, cambia, se mejor persona…entonces, si es así, de verdad te digo:
¡Feliz y Próspero 2008!
Que de verdad tus planes se hagan realidad
si son voluntad de Dios y para bien tuyo
Te desea desde España
http://cubacatolica.blogcindario.com
-------------------------------------------------------------
Conectate a los videos Católicos de Cuba haciendo click A Q U Í
La comunidad de Taizé congrega a 40 mil jóvenes en Ginebra / Autora: Gisèle Plantec
El hermano Alois lanza un llamamiento a la reconciliación de los cristianos
GINEBRA, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- El prior de Taizé lanzó un llamamiento a la reconciliación de los cristianos ante los 40 mil jóvenes reunidos con motivo del encuentro anual de oración organizado por esta comunidad ecuménica, que en este fin de año se celebro en Ginebra.
A los 10 mil chicos y chicas suizos, se les unieron coetáneos de toda Europa, entre los cuales los más numerosos fueron los polacos (9 mil).
Al final de cada jornada de oración y de las actividades en común (el encuentro-peregrinación comenzó el 28 de diciembre y se clausuró este 1 de enero), el sucesor del hermano Roger en la guía de la comunidad de Taizé propuso a los jóvenes una meditación, que ha sido traducida en 30 idiomas.
El 30 de diciembre, el hermano Alois, de origen alemán, lanzó un «llamamiento a la reconciliación entre los cristianos».
«En el pasado, en nombre de la verdad del Evangelio, los cristianos se separaron --recordó el joven prior--. En la actualidad, en nombre de la verdad del Evangelio, queremos reconciliarnos».
«¿Cómo ser creíbles hablando de un Dios de amor si permanecemos separados?», preguntó a los jóvenes que le rodeaban. «No perdamos más tantas energías en oposiciones, a veces en el seno mismo de nuestras Iglesias».
«En Cristo, Dios se reconcilió con la humanidad --aclaró--. Nos acoge en él y nos comunica su propia vida. En este sentido, la reconciliación no es una dimensión del Evangelio entre otras tantas, es el corazón mismo. Es el restablecimiento de una confianza entre Dios y el hombre, y esta transforma las relaciones entre los hombres».
Para promover esta reconciliación, el hermano Alois alentó a los cristianos a encontrarse «en presencia de Dios en la escucha de su Palabra, en el silencio y en la alabanza».
«Encontrarnos así en vigilias de oración, ya es anticipar una unidad, es dejar al Espíritu Santo unirnos desde ahora. Y eso permitirá también seguramente al diálogo teológico avanzar», indicó.
«Podemos preparar tales vigilias en lugares significativos: en la frontera entre dos países, en una prisión, en un barrio que sufre la violencia, con niños abandonados....», sugirió.
«Así podemos contribuir a una civilización más marcada por la confianza que por la desconfianza», señaló.
El prior de la Comunidad concluyó anunciando que la Comunidad de Taizé continuará su «peregrinación de confianza» a través del mundo, organizando un encuentro de oración para los jóvenes en Kenia, en noviembre de 2008.
Reveló al mismo tiempo que el próximo encuentro de jóvenes en Europa tendrá lugar del 29 de diciembre de 2008 al 2 de enero de 2009 en Bruselas (Bélgica).
GINEBRA, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- El prior de Taizé lanzó un llamamiento a la reconciliación de los cristianos ante los 40 mil jóvenes reunidos con motivo del encuentro anual de oración organizado por esta comunidad ecuménica, que en este fin de año se celebro en Ginebra.
A los 10 mil chicos y chicas suizos, se les unieron coetáneos de toda Europa, entre los cuales los más numerosos fueron los polacos (9 mil).
Al final de cada jornada de oración y de las actividades en común (el encuentro-peregrinación comenzó el 28 de diciembre y se clausuró este 1 de enero), el sucesor del hermano Roger en la guía de la comunidad de Taizé propuso a los jóvenes una meditación, que ha sido traducida en 30 idiomas.
El 30 de diciembre, el hermano Alois, de origen alemán, lanzó un «llamamiento a la reconciliación entre los cristianos».
«En el pasado, en nombre de la verdad del Evangelio, los cristianos se separaron --recordó el joven prior--. En la actualidad, en nombre de la verdad del Evangelio, queremos reconciliarnos».
«¿Cómo ser creíbles hablando de un Dios de amor si permanecemos separados?», preguntó a los jóvenes que le rodeaban. «No perdamos más tantas energías en oposiciones, a veces en el seno mismo de nuestras Iglesias».
«En Cristo, Dios se reconcilió con la humanidad --aclaró--. Nos acoge en él y nos comunica su propia vida. En este sentido, la reconciliación no es una dimensión del Evangelio entre otras tantas, es el corazón mismo. Es el restablecimiento de una confianza entre Dios y el hombre, y esta transforma las relaciones entre los hombres».
Para promover esta reconciliación, el hermano Alois alentó a los cristianos a encontrarse «en presencia de Dios en la escucha de su Palabra, en el silencio y en la alabanza».
«Encontrarnos así en vigilias de oración, ya es anticipar una unidad, es dejar al Espíritu Santo unirnos desde ahora. Y eso permitirá también seguramente al diálogo teológico avanzar», indicó.
«Podemos preparar tales vigilias en lugares significativos: en la frontera entre dos países, en una prisión, en un barrio que sufre la violencia, con niños abandonados....», sugirió.
«Así podemos contribuir a una civilización más marcada por la confianza que por la desconfianza», señaló.
El prior de la Comunidad concluyó anunciando que la Comunidad de Taizé continuará su «peregrinación de confianza» a través del mundo, organizando un encuentro de oración para los jóvenes en Kenia, en noviembre de 2008.
Reveló al mismo tiempo que el próximo encuentro de jóvenes en Europa tendrá lugar del 29 de diciembre de 2008 al 2 de enero de 2009 en Bruselas (Bélgica).
Manifestaciones por la paz de la Comunidad de San Egidio en 65 países
El Papa alienta estos encuentros
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha alentado las 380 manifestaciones promovidas por la Comunidad de San Egidio, junto a otras asociaciones, movimientos y comunidades, en 65 países con motivo del 1 de enero, que tenían por eslogan «Paz a todas las tierras».
Tras haber rezado el Ángelus de la Jornada Mundial de la Paz, el Papa expresó su «aprecio» a los promotores y participantes en estas iniciativas, «alentándoles a ser siempre y por doquier testigos de paz y reconciliación».
Un comunicado de la Comunidad de San Egidio explica que estas manifestaciones buscaban recordar «a todas las tierras que, en el norte y en el sur del mundo, esperan el final de la guerra, fuente de sufrimiento para tantos pueblos y "madre" de todas las pobrezas».
Los organizadores, al mismo tiempo, lanzaron un llamamiento «al final del terrorismo».
En Roma, los participantes en la manifestación, a la que fueron invitados cristianos, creyentes de todas las religiones, y hombres y mujeres de buena voluntad, fueron unos 20.000.
Entre las ciudades que se han unido a la convocatoria se encuentran Buenos Aires (Argentina), Madrid y Barcelona (España) París (Francia), Saint-Jérôme (Quebec, Canadá), Amberes (Bélgica), Lviv (Ucrania), Lisboa (Portugal), y Bobo-Dioulasso (Burkina-Faso).
En su intervención pronunciada en Roma, el profesor Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de San Egidio, recordó que hace 40 años «un Papa sabio, Pablo V, "lanzó la idea" --fueron sus palabras-- de dedicar el primer día del año a la paz».
Aquel llamamiento, recordó Impagliazzo, es particularmente urgente hoy en muchos países que viven «al borde de la guerra civil, como Kenia y Pakistán, o que están sacudidos por la violencia, como Irak, el Líbano, Darfur, o amenazados por el terrorismo».
En medio de este panorama de sangre, Impagliazzo percibió que se da una cierta esperanza de paz, en el encuentro entre israelíes y palestinos.
Estamos convencidos, dijo citando el mensaje para la paz escrito con este motivo por Benedicto XVI, que «no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas».
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha alentado las 380 manifestaciones promovidas por la Comunidad de San Egidio, junto a otras asociaciones, movimientos y comunidades, en 65 países con motivo del 1 de enero, que tenían por eslogan «Paz a todas las tierras».
Tras haber rezado el Ángelus de la Jornada Mundial de la Paz, el Papa expresó su «aprecio» a los promotores y participantes en estas iniciativas, «alentándoles a ser siempre y por doquier testigos de paz y reconciliación».
Un comunicado de la Comunidad de San Egidio explica que estas manifestaciones buscaban recordar «a todas las tierras que, en el norte y en el sur del mundo, esperan el final de la guerra, fuente de sufrimiento para tantos pueblos y "madre" de todas las pobrezas».
Los organizadores, al mismo tiempo, lanzaron un llamamiento «al final del terrorismo».
En Roma, los participantes en la manifestación, a la que fueron invitados cristianos, creyentes de todas las religiones, y hombres y mujeres de buena voluntad, fueron unos 20.000.
Entre las ciudades que se han unido a la convocatoria se encuentran Buenos Aires (Argentina), Madrid y Barcelona (España) París (Francia), Saint-Jérôme (Quebec, Canadá), Amberes (Bélgica), Lviv (Ucrania), Lisboa (Portugal), y Bobo-Dioulasso (Burkina-Faso).
En su intervención pronunciada en Roma, el profesor Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de San Egidio, recordó que hace 40 años «un Papa sabio, Pablo V, "lanzó la idea" --fueron sus palabras-- de dedicar el primer día del año a la paz».
Aquel llamamiento, recordó Impagliazzo, es particularmente urgente hoy en muchos países que viven «al borde de la guerra civil, como Kenia y Pakistán, o que están sacudidos por la violencia, como Irak, el Líbano, Darfur, o amenazados por el terrorismo».
En medio de este panorama de sangre, Impagliazzo percibió que se da una cierta esperanza de paz, en el encuentro entre israelíes y palestinos.
Estamos convencidos, dijo citando el mensaje para la paz escrito con este motivo por Benedicto XVI, que «no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas».
Tu Best Seller / Autor: P. Clemente González
El día de tu nacimiento, cuando sólo sabías llorar, recibiste mil besos y caricias, pero también un libro con las hojas en blanco, sin estrenar: el libro de tu vida. Desde aquel instante comenzaste a escribir la historia de tu vida. Ya llevas varias páginas. ¿Qué has escrito hasta ahora?
A veces escribimos y escribimos y nunca hojeamos las páginas escritas.
Toma el libro de tu vida y repásalo durante unos minutos. Tal vez encuentres capítulos o páginas que te gustaría besar, algunas escenas te harán llorar, y al abrir alguna página amarilla o reciente, te entrarán ganas de arrancarla. Se ve negra o con salpicaduras de tinta. Pero Pilato te diría: "Lo escrito, amigo, escrito está".
Tú lo has escrito con tu puño y letra. No con la tinta de un bolígrafo o de una pluma, sino con la tinta de tu libertad. "Tú mismo has forjado tu propia aventura", decía el manco de Lepanto. "Porque veo al final de mi duro camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino", sentencia Amado Nervo, para quien prefiere la metáfora del arquitecto.
No arranques esas páginas de cuajo, déjaselas a Dios para que perdone tus garabatos y sigue escribiendo tu historia junto a Él.
¿Por qué no almacenar el libro de tu vida entre los "Best Seller" del cielo? Aprovecha tu tinta porque tarde o temprano se te va a acabar y no se venden recambios ni en los quioscos ni en las librerías. La vida es una y se vive una sola vez. La muerte cerrará tu libro. Y el día del juicio te pedirán tu libro, y Dios mismo lo leerá o lo pasará en vídeo, como las aventuras de Graham Greene o Charles Dickens.
Todos somos arquitectos y novelistas, así que, amigo, borrón y cuenta nueva. Comienza cuanto antes tu "Best Seller".
--------------------------------------
Fuente: Catholic.net
A veces escribimos y escribimos y nunca hojeamos las páginas escritas.
Toma el libro de tu vida y repásalo durante unos minutos. Tal vez encuentres capítulos o páginas que te gustaría besar, algunas escenas te harán llorar, y al abrir alguna página amarilla o reciente, te entrarán ganas de arrancarla. Se ve negra o con salpicaduras de tinta. Pero Pilato te diría: "Lo escrito, amigo, escrito está".
Tú lo has escrito con tu puño y letra. No con la tinta de un bolígrafo o de una pluma, sino con la tinta de tu libertad. "Tú mismo has forjado tu propia aventura", decía el manco de Lepanto. "Porque veo al final de mi duro camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino", sentencia Amado Nervo, para quien prefiere la metáfora del arquitecto.
No arranques esas páginas de cuajo, déjaselas a Dios para que perdone tus garabatos y sigue escribiendo tu historia junto a Él.
¿Por qué no almacenar el libro de tu vida entre los "Best Seller" del cielo? Aprovecha tu tinta porque tarde o temprano se te va a acabar y no se venden recambios ni en los quioscos ni en las librerías. La vida es una y se vive una sola vez. La muerte cerrará tu libro. Y el día del juicio te pedirán tu libro, y Dios mismo lo leerá o lo pasará en vídeo, como las aventuras de Graham Greene o Charles Dickens.
Todos somos arquitectos y novelistas, así que, amigo, borrón y cuenta nueva. Comienza cuanto antes tu "Best Seller".
--------------------------------------
Fuente: Catholic.net
Año nuevo, vida vieja / Autor: Fernando Pascual, LC
Para algunos el inicio de un nuevo año, de un nuevo número que caracterice el final de todas las fechas y documentos, puede significar que todo empieza, que se hizo “borrón y cuenta nueva”.
En realidad, no existe tal borrón. Iniciamos el nuevo año con las deudas pendientes, con la gripe crónica, con los problemas familiares, con la psicología que nos oprime... Una serie de parámetros permanecen ahí, impertérritos, y nos recuerdan, con nuestro nombre y apellido inmutables, que algo (o mucho) continúa, que recogemos el pasado y con él iniciamos la navegación incierta, y normalmente llena de esperanzas, del año nuevo.
En momentos especiales como estos, conviene no tirarlo todo por la ventana. Pero tampoco es oportuno sentirnos atrapados por el pasado, condicionados por lo que ha ocurrido. Mucha literatura psicológica nos ha ido “condicionando” hasta el punto de creer que muchos de nuestros actos, incluso aquellos que creíamos más libres, más creativos, no serían sino consecuencia de la acción que el “inconsciente” sigue ejerciendo sobre nosotros, como un dueño y señor misterioso y tremendo de nuestro destino, por más que no nos demos cuenta de su poderío.
Esta tentación del determinismo psicológico es mucho más vieja de lo que creemos. Basta con leer algunas tragedias griegas, escritas hace más de 2400 años, para comprender que también otros pueblos y culturas han creído en fuerzas ciegas que guían fatalmente los destinos humanos. El caso paradigmático de Edipo, destinado a matar a su padre para casarse con su madre, podría hacernos pensar que incluso quien desea huir de las cadenas de la “predestinación”, no puede sino caer en ellas. No es extraño que el padre del psicoanálisis, Freud, haya usado nombres de personajes griegos, como el del mismo Edipo o el de Electra, para ilustrar sus doctrinas psicoanalíticas.
Frente a los que creen tener un folio en blanco cada año, y a los que creen que ya está todo escrito y fijado en nuestra psicología (o en el horóscopo, que viene a ser lo mismo), hemos de contraponer una visión más serena y equilibrada del ser humano, una visión que deje su lugar a la historia sin negarle su puesto a la fantasía y creatividad.
El pasado, sí, nos condiciona, pero no nos esclaviza. Como decía Viktor Frankl, un agudo crítico de Freud, los determinismos y condicionamientos no sólo no eliminan la libertad, sino que son como la gravedad que nos permite caminar (libremente) por la vida. Una visión realista debe hacernos comprender que hay que asumir con responsabilidad lo que somos y tenemos, las carencias y las cualidades, los fracasos y los éxitos anteriores, los cariños y los rencores, para, desde ahí, sin cerrar los ojos, preguntarnos con sencillez: ¿a dónde quiero llegar en este año que empieza? ¿Qué deberes he heredado del pasado? ¿Qué expectativas me rodean y orientan mis respuestas para el futuro?
Un año nuevo inicia en pañales. Lo cogemos con el temor de quien toma entre sus manos a un recién nacido. Pero lo cogemos desde las canas, las arrugas y las cicatrices que nos han dejado los muchos o pocos años que hemos transcurrido en este planeta. Quizá cuando empiece el próximo año nuevo, y volvamos los ojos a lo que fue el anterior, podamos respirar, con orgullo, al ver que algo ha mejorado, que el amor ha crecido, que la justicia ha sido más completa, que los rencores han empezado a ceder el paso a la generosidad del perdón. Quizá, Dios no lo quiera, tengamos que ocultar el rostro ante un año perdido por cobardías y perezas que ahogaron nuestros mejores propósitos.
Cuando el calendario tiene números bajos en el mes de enero (el mes primero, el mes más tierno), podemos trazar planes atrevidos, hacer propuestas de superación y de conquista. Lo haremos desde lo que somos y tenemos, para ir más lejos: para crecer en la virtud y las riquezas del espíritu, para hacer un poco más felices a quienes viven a nuestro lado.
-------------------------------------------------------------
Fuente: GAMA - Virtudes y valores
En realidad, no existe tal borrón. Iniciamos el nuevo año con las deudas pendientes, con la gripe crónica, con los problemas familiares, con la psicología que nos oprime... Una serie de parámetros permanecen ahí, impertérritos, y nos recuerdan, con nuestro nombre y apellido inmutables, que algo (o mucho) continúa, que recogemos el pasado y con él iniciamos la navegación incierta, y normalmente llena de esperanzas, del año nuevo.
En momentos especiales como estos, conviene no tirarlo todo por la ventana. Pero tampoco es oportuno sentirnos atrapados por el pasado, condicionados por lo que ha ocurrido. Mucha literatura psicológica nos ha ido “condicionando” hasta el punto de creer que muchos de nuestros actos, incluso aquellos que creíamos más libres, más creativos, no serían sino consecuencia de la acción que el “inconsciente” sigue ejerciendo sobre nosotros, como un dueño y señor misterioso y tremendo de nuestro destino, por más que no nos demos cuenta de su poderío.
Esta tentación del determinismo psicológico es mucho más vieja de lo que creemos. Basta con leer algunas tragedias griegas, escritas hace más de 2400 años, para comprender que también otros pueblos y culturas han creído en fuerzas ciegas que guían fatalmente los destinos humanos. El caso paradigmático de Edipo, destinado a matar a su padre para casarse con su madre, podría hacernos pensar que incluso quien desea huir de las cadenas de la “predestinación”, no puede sino caer en ellas. No es extraño que el padre del psicoanálisis, Freud, haya usado nombres de personajes griegos, como el del mismo Edipo o el de Electra, para ilustrar sus doctrinas psicoanalíticas.
Frente a los que creen tener un folio en blanco cada año, y a los que creen que ya está todo escrito y fijado en nuestra psicología (o en el horóscopo, que viene a ser lo mismo), hemos de contraponer una visión más serena y equilibrada del ser humano, una visión que deje su lugar a la historia sin negarle su puesto a la fantasía y creatividad.
El pasado, sí, nos condiciona, pero no nos esclaviza. Como decía Viktor Frankl, un agudo crítico de Freud, los determinismos y condicionamientos no sólo no eliminan la libertad, sino que son como la gravedad que nos permite caminar (libremente) por la vida. Una visión realista debe hacernos comprender que hay que asumir con responsabilidad lo que somos y tenemos, las carencias y las cualidades, los fracasos y los éxitos anteriores, los cariños y los rencores, para, desde ahí, sin cerrar los ojos, preguntarnos con sencillez: ¿a dónde quiero llegar en este año que empieza? ¿Qué deberes he heredado del pasado? ¿Qué expectativas me rodean y orientan mis respuestas para el futuro?
Un año nuevo inicia en pañales. Lo cogemos con el temor de quien toma entre sus manos a un recién nacido. Pero lo cogemos desde las canas, las arrugas y las cicatrices que nos han dejado los muchos o pocos años que hemos transcurrido en este planeta. Quizá cuando empiece el próximo año nuevo, y volvamos los ojos a lo que fue el anterior, podamos respirar, con orgullo, al ver que algo ha mejorado, que el amor ha crecido, que la justicia ha sido más completa, que los rencores han empezado a ceder el paso a la generosidad del perdón. Quizá, Dios no lo quiera, tengamos que ocultar el rostro ante un año perdido por cobardías y perezas que ahogaron nuestros mejores propósitos.
Cuando el calendario tiene números bajos en el mes de enero (el mes primero, el mes más tierno), podemos trazar planes atrevidos, hacer propuestas de superación y de conquista. Lo haremos desde lo que somos y tenemos, para ir más lejos: para crecer en la virtud y las riquezas del espíritu, para hacer un poco más felices a quienes viven a nuestro lado.
-------------------------------------------------------------
Fuente: GAMA - Virtudes y valores
Suscribirse a:
Entradas (Atom)