12 de junio de 2011.- Es una de las expresiones más repetidas últimamente en la Iglesia: «El protagonista de la nueva evangelización, propuesta por el Papa, es el Espíritu Santo». Pero ¿qué significa eso exactamente? ¿Qué impacto tiene en el día a día de las comunidades? ¿Cómo se diferencia lo que es una innovadora acción inspirada por el Espíritu, de la idea descabellada de un iluminado? Y, sobre todo, ¿puede cualquier católico pedir y recibir la acción del Paráclito?
Lo decía monseñor Rino Fisichella, Presidente del recién estrenado Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelizaciónel pasado mes de marzo: «El protagonista de la nueva evangelización es el Espíritu Santo». La frase suele repetirse cuando hay que explicar qué pretende Benedicto XVI con este impulso misionero de la Iglesia en Occidente, y no es sólo un latiguillo eclesial. Como recuerda el Catecismo, «el Espíritu Santo es el principio de toda acción vital y saludable» que se da en la Iglesia, pues «lo que nuestra alma es para nuestros miembros, es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia». Leer más...
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