“El evangelio presenta al ciego Bartimeo como modelo del hombre caído que se convierte en discípulo de Jesús: Cree que Jesús puede salvarlo de la situación lamentable en que se encuentra y se pone a gritar con todas sus fuerzas: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Es interesante notar lo que dice el evangelio a continuación: «Muchos lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más: “Hijo de David, ten compasión de mí”». A lo largo de la historia –y quizá hoy más que nunca– los habitantes de Jericó han hecho todo lo posible por detener el impulso del hombre hacia Jesús, pero la persona verdaderamente audaz es capaz –como Bartimeo– de vencer esta resistencia y gritar todavía más fuerte: «Hijo de David, ten compasión de mí»”
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses
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