* «Lo primero que uno siente es miedo, porque las noticias que nos llegaban decían que asesinaban a todo el que secuestraban. Tenía miedo de la muerte. Sin embargo, lo que experimenté gracias a la oración, la más larga de mi vida, fue serenidad y fe en Dios. Cuando antes del interrogatorio me abandoné en Él sentí una paz interior que me hizo superar esta dolorosa experiencia»
Camino Católico.- El 19 de octubre de 2012 Maurice Agob estaba en la tienda de bebidas alcohólicas abierta por sus hijos en Alepo, Siria. Irrumpieron tres fundamentalistas islámicos, le apuntaron con un arma y le ataron las manos. Le robaron todo lo que tenía y lo metieron en el maletero de un coche. Luego pasó dos días sin comer en una habitación abandonada junto a otros presos, esperando el destino fatal.
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