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viernes, 29 de noviembre de 2019

Papa Francisco responde ante jóvenes en Japón: ¿Cómo ayudar a los jóvenes a que se den cuenta de la propia bondad y valor? Lo plantea Masako Kudo, joven budista y profesora

* Masako Kudo: «En mi escuela, hay estudiantes que se comparan con otros y tienen sentimientos de inferioridad o superioridad. No se gustan a sí mismos y tienen baja autoestima, pero al mismo tiempo, no pueden reconocer los esfuerzos o logros de los demás. Cuando hablo con estudiantes con caras sombrías, me responden: “Tuve una pelea con mis padres. Me tratan como una molestia” o “Mis padres me comparan con mis hermanos”. Tienden a ser agresivos con otros que hacen buen trabajo en la escuela, diciendo “Tiene un cerebro diferente por naturaleza”, y “Pone una buena cara para el maestro”. Me he dado cuenta de que las actitudes de estos estudiantes son como las mías. Solía compararme con mi hermano mayor o mis amigos. Quería ser mejor que nadie y quería ser reconocida por los demás. Estoy agradecida de poder entender los sentimientos de mis alumnos, pero al mismo tiempo, como profesora, me preocupo por lo que puedo hacer por ellos más allá de escucharlos. Sírvase guiarme, Su Santidad»
Video de la transmisión en directo de Vatican News  con el testimonio-pregunta de Masako Kudo y con la respuesta del Papa Francisco en su discurso a los jóvenes en Tokio
* Papa Francisco: «Necesitamos aprender a respirar espiritualmente, a través de la oración, la meditación, en un movimiento interno, mediante el cual podemos escuchar a Dios, que nos habla en lo profundo de nuestro corazón. Y también necesitamos de un movimiento externo, por el que nos acercamos a los demás con actos de amor, con actos de servicio. Este doble movimiento nos permite crecer y descubrir no sólo que Dios nos ha amado, sino que nos confió a cada uno una misión, una vocación única y que la descubriremos en la medida en la que nos demos a los demás, a personas concretas. Para crecer, para descubrir nuestra propia identidad, la propia bondad y la propia belleza interior, no podemos mirarnos en el espejo. Para ser felices, necesitamos pedirle ayuda a los demás, que la foto la saque otro, es decir, salir de nosotros mismos, ir hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados. No se miren demasiado a ustedes mismos, no se miren demasiado en el espejo de ustedes mismos, porque corren el riesgo de que de tanto mirarse se rompa el espejo. Les pido que extiendan los brazos de la amistad y reciban a quienes vienen, a menudo después de un gran sufrimiento»
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