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sábado, 13 de abril de 2019

Mike Schmitz «odiaba a la Iglesia y después cuando iba a Misa, me burlaba del cura durante su homilía»: sanado por Dios con la Unción de los Enfermos hoy es sacerdote

* «Estaba tan enfermo que pensaron me iba a morir y llamaron a un sacerdote… Sin dudar se acercó con prisa al lado de mi cama y me dio la Unción de los Enfermos y la Sagrada Comunión… Tal vez todo era verdad. El sacerdote me daba enseñanzas que yo nunca había escuchado. Algo en mi corazón y mente había cambiado. Me di cuenta de que estaba enamorándome no solo de Dios, sino también de Su Iglesia que nos dio»
En el video, con subtítulos en español, se presentan alternándose los testimonios de conversión de los sacerdotes Josh Johnson y Mike Shmitz, el protagonista de esta historia de transformación vital
Camino Católico.-  El pasado 1° de marzo Mike Schmitz recordaba en un tweet que justamente ese día fue bautizado, “hace 44 años… y por gracia de Dios”. En diversas publicaciones en Internet Mike narra detalles biográficos como su afición por Batman y que alguna vez estuvo a punto de casarse. Pero lo medular es que desde el año 2003 -tras un proceso de conversión, cuyo clímax vivió en Centroamérica- su amor declarado es Dios.

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José Pedraza era policía, tenía pareja, quería formar una familia, lo invitaron a un retiro y será sacerdote: «si uno encuentra el camino que Dios tiene para él logra la felicidad»

* «El ambiente policial es un poco complicado. Allí no se habla ni de Dios ni de la Virgen. Por eso me encantaría hacer un trabajo conjunto con la policía. Estuve del lado de adentro y sé lo que viven y tengo sus mismos códigos. Me gustaría acercarme con una mirada consoladora y conciliadora. Una mirada de fe y una mirada trascendental ayudaría mucho en la policía. Mi carisma es que quiero salir al encuentro de todas las personas, con mi alegría y mis palabras, con mi experiencia de vida y con mi acción. Jesús nos espera en el anciano, en el enfermo, en el pobre, en el niño y en el joven. Y yo quiero ir, como parte viva y presente de la Iglesia, hacia todos ellos»
Camino Católico.- José Pedraza no reniega de su pasado policial. Pero este diácono recién ordenado el pasado 8 de marzo en la Diócesis de Nueve de Julio, en la Argentina, sintió que Dios le pedía algo más, una idea que rumiaba desde sus años de adolescente con su grupo scout. Primero José anhelaba estudiar cocina o geografía, aunque terminó ingresando en la Policía Bonaerense, con la que se desempeñó durante tres años en la localidad de Pehuajó, a unos 60 kilómetros de su Henderson natal, en pleno campo bonaerense. Allí sirvió para el Grupo de Apoyo Departamental, y tenía que hacer allanamientos, requisas de calabozos o custodias de funcionarios que visitaban la ciudad.

Marcos Iván Valderrabano, 21 años, jugaba a hacer Misa desde pequeño, en la universidad se alejó de la Iglesia y ante su vida vacía escuchó el llamado de Dios a ser sacerdote

* «Durante la etapa de universidad me encontré con personas que me decían cosas como “tienes cara de padrecito” pero no les tomaba importancia. La inquietud volvió al darme cuenta que no hacía nada bueno o productivo con mi vida, era vacía, así que en mi corazón vuelve a surgir dicha inquietud.  Decido vivir un preseminario donde durante esa semana tuve una fuerte vivencia para decidir si entrar o no al seminario. Fue una semana bastante pesada en cuanto que tenía miedo de tomar alguna decisión. Es así que decido dejar todo, abandonar los apegos y seguir a Jesús a través de esa vocación. Hoy no me arrepiento, porque cada momento desde mi niñez ha sido un plan de Dios y el proyecto es de Él. Decidir dejar todo por seguir a Jesús»

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Abraham Cañedo, 21 años, hablando con un cura optó por ser sacerdote: «me deje mirar por Dios, con alegría, dudas, miedos, pero con mucho amor… y me decidí a decirle que sí»

* «Dios me fue enamorando, no fue fácil, pero lo hizo. Dios me fue dando más pero también yo empezaba a sentir que me seguía pidiendo más y más. Mi corazón a pesar de todas las actividades que hacia seguía inquieto, como si tuviera una espina clavada en él. El llamado al Sacerdocio no es un momento, son muchos momentos llenos de Dios, los que menos te imaginas, porque a veces es en lo más sencillo donde Dios nos habla más fuerte»

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