* “Nuestros pensamientos, que se dejan arrastrar por la soberbia, la ira o la lujuria, deben ser crucificados por la corona de espinas para convertirse en pensamientos de piedad, amor y servicio. Nuestras palabras, que ponemos al servicio de la vanidad y de la crítica a los demás, deben ser crucificadas por la esponja empapada en vinagre para convertirse en palabras de alabanza al creador y de comunión con los hermanos. Los miembros de nuestro cuerpo, que usamos para alcanzar nuestras ambiciones e intereses personales, deben ser clavados en la Cruz para que se conviertan en instrumentos del Reino de Dios”
Viernes Santo:
Isaías 52, 13-53,12 / Salmo 30 / Hebreos 4, 14-16;5,7-9 / Juan 18, 1-19-42