* «Si quieres seguir al Señor, elige el camino de la pobreza y si tienes riquezas porque el Señor te las ha dado para servir a los demás, pero tu corazón, desapegado. El discípulo no debe temer a la pobreza, al contrario: debe ser pobre. La persecución de la calumnia, de los rumores y el cristiano está callado, tolera esta “pobreza”. A veces es necesario defenderse para no dar escándalo… Las pequeñas persecuciones en el barrio, en la parroquia … pequeñas, pero son la prueba: la prueba de una pobreza. Sólo, olvidado, degollado por la debilidad de un rey, el odio de una adúltera y el capricho de una chica: así terminó el hombre más grande de la historia, Juan Bautista. Y sin ir tan lejos, tantas veces en hogares de ancianos donde hay sacerdotes o monjas que han pasado sus vidas predicando, se sienten solos, solos con el Señor: nadie les recuerda»
18 de octubre de 2018.- (Caminocatólico.com) En la misa de esta mañana en Casa Santa Marta, el Papa Francisco habla de las tres formas de pobreza a las que es llamado el discípulo: la primera es dejar las riquezas, con el corazón separarse del dinero, la segunda es aceptar las persecuciones, grandes o pequeñas, incluso las calumnias, a causa del Evangelio, y la tercera es la pobreza de la soledad, de sentirse solo, al final de la vida. Su reflexión parte de la Oración Colecta en la cual se enfatiza que a través de San Lucas, el Señor quiso revelar su predilección por los pobres. El Evangelio (Lc 10,1-9) habla entonces del envío de los 72 discípulos en pobreza – “no lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias” – porque el Señor quiere que el camino del discípulo sea pobre. El discípulo unido al dinero o la riqueza no es un verdadero discípulo.