* «Si un apóstol, un enviado, alguno de nosotros – somos tantos los enviados aquí – va un poco con la nariz para arriba, creyéndose superior a los demás o buscando algún interés humano o – no sé – buscando posiciones en la Iglesia, jamás curará a alguien, no habrá logrado abrir el corazón de nadie, porque su palabra no tendrá autoridad. El discípulo tendrá autoridad si sigue los pasos de Cristo. ¿Y cuáles son los pasos de Cristo? La pobreza. ¡De Dios se hizo hombre! ¡Se ha aniquilado! ¡Se ha despojado! La pobreza que conduce a la mansedumbre, a la humildad. Jesús humilde que va por la calle para curar. Y así un apóstol con esta actitud de pobreza, de humildad, de mansedumbre, es capaz de tener autoridad para decir: “Conviértanse”, para abrir los corazones»
7 de febrero de 2019.- (Camino Católico) El Papa Francisco ha propuesto en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el tema de la conversión y de la curación que atañe a todos. Sí porque como dijo el Papa, para abrir el corazón de los demás e invitarlos a convertirse se necesita la mansedumbre, la humildad y la pobreza, siguiendo los pasos de Cristo. Y de hecho el pasaje evangélico de San Marcos (6, 7-13), que propone la Liturgia de hoy, ofrece precisamente, el mensaje de la “curación”.
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