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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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jueves, 14 de febrero de 2019

Jennifer Meewon llegó a Medjugorje con depresión y trastornos alimenticios, y ya no regresó: allí encontró salud de cuerpo, alma y su vocación de monja

* «Descubrí el sentido de mi vida cuando me encontré con Jesús y con su Madre. Mi fe empezó a hacerse realidad. Jesús era real. Y este momento de cambió empezó cuando fui a Medjugorje. Así, en mi desesperación me puse de rodillas y como el leproso dije: ‘¡Jésús, Hijo de David, ten compasión de mí!’. Me acuerdo de pedir a la Virgen: ‘¡Por favor María, si Jesús y Tú podéis cambiar mi vida, hacedlo, por favor!»
* «Luego de mi primer año en Comunidad le dije a Jesús que quería consagrarme… pero no que quería hacerme monja. Quería vivir una vida plena, llena de niños, con libertad para partir, ayudar, amar a todos, pero todavía esperaba mi príncipe azul. Pasaba el tiempo y le pedía a Dios poder entender Su voluntad. Al final comprendí que Jesús no impone nada, Él quiere hacerme feliz y realizar mi vida. Elegí yo ser monja. La oración me hizo comprender que el camino de la consagración es el que más se corresponde con mi persona y los deseos más profundos de mi corazón. Hoy me siento en mi lugar, libre para vivir y amar, para equivocarme y recomenzar, para ser como soy. Todos los días experimento la obra de Dios en mi vida y que Él me sostiene. Esta es mi vida consagrada a Dios hoy: Decir “sí” a su amor y dejar que Él habite mi pobre humanidad para ser madre, hermana, amiga universal de los niños, de los misioneros y de las hermanas con las que vivo. ¡Qué historia fantástica!»

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