* “Bienaventurados quienes no están dispuestos a reír mientras alguien llore ni a callar mientras alguien sea explotado. Bienaventurados, en definitiva, quienes siguen a Cristo, que se hizo pobre para enriquecernos y que murió por nosotros para darnos la vida. Bienaventurados porque, al compartir su vida, compartirán también su resurrección y su gloria”
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