* «Dios, posiblemente existas, me digo a mí mismo que quizás existes. En ese caso, muéstrame algo de forma concreta, porque no comprendo nada de mi vida… No sé cómo explicarlo. Sentí primeramente un calor enorme que venía sobre mí e inmediatamente después una mezcla de alegría y de tristeza. Empecé a llorar y me tapé la cara con un folleto porque me daba vergüenza. Descubrí, sobre todo, que Jesús me amaba. Que era un amigo que me decía: puedes contar conmigo»
El vídeo-testimonio de Jean-David en Découvrir Dieu
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