* «Volví a ir a la Iglesia, leyendo el Nuevo Testamento me impresionó San Pablo y también la vida de San Francisco, yo quería vivir eso, me atraía la misión. Empecé un proceso de búsqueda de mi vocación que duró varios años hasta que me determiné a ir a la Basílica de Luján y entré en el Camarín de la Virgen, allí fue donde entendí que mi llamada era a la vida misionera. Entré en el Instituto del Verbo Encarnado en 1987 para estudiar filosofía y teología»
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