* “¡Qué semana! En pocos días: una cara de niño aparece en el corazón de una estatua de un obispo; una hostia que oculta una Presencia inaudita; al día siguiente unas lágrimas venidas de las profundidades releyendo cartas de mis padres; dos días después, un perdón liberador y que pacifica descubriendo la confesión…”
* “Conocí el combate real. No es fácil porque al adversario no le gusta que se renuncie a un camino de muerte para ir al de Dios… En la Iglesia me encontré con Cristo vivo y descubrí sorprendido el Dios de los Evangelios, que nos ama y quiere salvar a todos los hombres. Tengo muchas razones para decir ‘gracias’ a Aquel que me salvó de la desesperación y la eternidad no sería suficiente para darle la gracias”
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