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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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jueves, 22 de agosto de 2019

Martín Villarreal, ex luchador, “el criminal”: A los 9 años ya se drogaba, fue maltratado en la infancia y se llenó de odio y venganza hasta que encontró a Cristo en una experiencia mística

«Al cerrar mis ojos tengo ese primer encuentro con Cristo Nuestro Señor. Un Cristo que se me revela con mis ojos cerrados. Un Cristo que está ensangrentado, con un rostro que estaba sufriendo, con corona de espinas.  Y empecé a llorar fuerte y a suplicar: “¿Por qué te manifiestas así Señor?” Y Cristo me respondió: “Es que este rostro es el tuyo. Este rostro es el rostro de tu familia. Este es el rostro del sufrimiento. Y si yo sufrí Martín es porque te amo”»
«Yo luché contra buenos luchadores con mi máscara, con máscara y nunca la perdí. Pero cuando yo me arrodillé ante Jesús perdí la máscara ante el campeón de campeones, el Rey de Reyes. Cristo sí que me que quitó la máscara de destrucción de la soberbia, del orgullo, del odio. Él me desenmascaró y me dio el verdadero rostro de Martín para el mundo, para mis hijos»

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