* «Somos incapaces de ver a Dios, pero yo de lo que sí estaba segura era de que, si entraba, era para siempre. Toda vocación, no solo el matrimonio o el convento, no conlleva seguridad… Mi familia les costó pero luego me apoyaron completamente. Al principio no me sentí apoyada al completo por mis amigos, pero realmente me daba igual… No tenemos móvil ni Whatsapp, pero es que somos monjas contemplativas, de clausura, pero, aun así, nos vamos adaptando a lo que el mundo va pidiendo… Yo la soledad la veo positiva. Si no sientes soledad, es muy difícil encontrarte con Dios y estar a solas con Él. Se necesita soledad para descubrirle. Pero esta soledad no es negativa, la que yo misma he descubierto aquí es positiva para mi encuentro con Dios»
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