* «Y cuántas veces nosotros olvidamos al Señor y entramos en negociaciones con otros dioses: el dinero, la vanidad, el orgullo. Pero esto se hace lentamente y si no está la gracia de Dios, se pierde todo. Y para nosotros este lento deslizamiento en la vida es hacia la mundanidad, éste es el pecado grave: «Todos lo hacen, pero sí, no hay ningún problema, sí, no es realmente lo ideal, pero…». Estas palabras que nos justifican al precio de perder la fidelidad en el único Dios. Son los ídolos modernos. Pensemos en este pecado de la mundanidad. De perder la autenticidad del Evangelio. Lo genuino de la Palabra de Dios, de perder el amor de este Dios que dio su vida por nosotros. No se puede estar bien con Dios y con el diablo. Esto lo decimos todos nosotros cuando hablamos de una persona que es un poco así: «Está bien con Dios y con el diablo». Perdió su fidelidad»
13 de febrero de 2020.- (Camino Católico) Dejarse deslizar lentamente en el pecado, relativizando las cosas y entrando «en negociación» con los dioses del dinero, de la vanidad y del orgullo. Es cuanto advirtió Francisco ante lo que él mismo definió como una «caída con anestesia». Y lo hizo esta mañana en su homilía de la misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en que reflexionó sobre la historia del Rey Salomón.