* «He tenido la suerte de tener una fe muy grande porque mis padres la tenían y así me la transmitieron. No pretendo ni mucho menos ser una persona que divulga el Evangelio, pero sí la fe que tengo. Es un don que no sólo nos sirve a los que lo tenemos sino también a los que en algún momento pueden compartirlo y sentirlo… Mi hija Montserrat Martí es una mujer con una fe inquebrantable, a la que Dios le ha regalado un marido y una hija de 8 meses fantásticos. Además, mi nieta tiene la suerte de que al levantarse y al acostarse su madre le reza para que aprenda las oraciones»
* «Siempre doy gracias a Dios por haberme conservado la voz durante tantos años. Por tanto, continuaré cantando y ayudando a los demás mientras pueda. Me gustaría que cuando llegase el momento simplemente la gente se preguntase: «¿Dónde está Montserrat?» Yo lo que quiero es la máxima discreción e irme igual que como llegué»