El Bautismo en el Espíritu Santo es un bello descubrimiento, una nueva inmersión en el amor de Dios que es Padre y nos cuida.
Es algo nuevo, y que nos renueva, pues nuestra salud comienza por dentro; comienza por el corazón, por el alma.
Se trata de una experiencia muy sencilla y fácil, que, sin embargo, transforma tod
a nuestra vida. Pero qué es lo que verdaderamente experimentamos a través del Bautismo en el Espíritu? Pues, experimentamos el propio Espíritu Santo, su fuerza, su unción en la oración, el poder de sus carismas y consuelo en las tribulaciones.Él nos ayuda a tomar las decisiones correctas en esta vida, sanando nuestro corazón y transformando todo nuestro interior.
Con el Bautismo en el Espíritu Santo, aprendemos que ocurre un milagro cada vez que proclamamos con fe “Jesús es el Señor”.
Cuando una persona recibe de Dios una gracia, no está recibiendo simplemente una sensación agradable o una mera tranquilidad sicológica, sino que un verdadero poder. Es real el poder del Espíritu Santo que experimentamos. Por qué limitarse a imaginar la gracia de Dios, cuando en realidad podemos tener una experiencia con ella?
El Espíritu Santo está dentro de nosotros, confiado por Dios a nuestros corazones. Como Espíritu él es tan suave y está tan presente, que está con nosotros en todo cuanto somos y hacemos sin violentarnos. Él es el Espíritu de libertad. La verdadera libertad no consiste en hacer lo que queremos, sino que en hacer lo que debemos hacer porque lo queremos.
Por eso, el hombre de Dios es libre para hacer lo que quiere, pero sabe lo que debe y no debe hacer. El Espíritu Santo es la fuerza en el interior de este hombre, que lo cambia y lo transforma decisivamente.
Todo cuanto el Espíritu toca, lo transforma. Nada permanece igual.
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Del libro “A vida no poder do Espirito Santo” de Marcio Mendes, misionero de la Comunidad Canção Nova
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