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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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sábado, 12 de diciembre de 2009

2ª Meditación de adviento del predicador del Papa: “Ministros de la nueva alianza del Espíritu”

* "Si la unción es dada por la presencia del Espíritu y es don suyo, ¿que podemos hacer para tenerla? Ante todo rezar. Hay una promesa explícita de Jesús: "El Padre celeste dará el Espíritu Santo a quien se lo pida!" (Lucas 11,13). Después romper también nosotros el vaso de alabastro como la pecadora en casa de Simón. El vaso es nuestro yo, quizás nuestro árido intelectualismo. Romperlo, significa negarnos a nosotros mismos, ceder a Dios, con un acto explícito, las riendas de nuestra vida. Dios no puede entregar su Espíritu a quien no se entrega enteramente a él."

*"Nosotros, sacerdotes, tendremos que acostumbrarnos a pedir la unción del Espíritu antes de emprender una acción importante al servicio del Reino: cuando hay que tomar una decisión, cuando hay que hacer un nombramiento, cuando hay que escribir un documento, cuando hay que presidir una comisión, cuando hay que preparar una predicación. Yo lo he aprendido a cuenta propia. En ocasiones, he tenido que dirigir la palabra a un gran auditorio, en un idioma extranjero, quizá recién llegado de un largo viaje. Oscuridad total. El idioma en el que tenía que hablar me parecía que nunca lo había hablado, sentía incapacidad para concentrarme en un esquema, en un tema. Y el canto inicial estaba a punto de acabar... Entonces me he acordado de la unción y, de prisa, he elevado una breve oración: "¡Padre, en nombre de Cristo, te pido la unción del Espíritu!.""


* "El padre Lacordaire trazó un perfil del sacerdote católico, que hoy día puede parecer demasiado optimista e idealizado, pero volver a encontrar el ideal y el entusiasmo por el ministerio sacerdotal es precisamente lo que hace falta en este momento y, por este motivo, lo volvemos a escuchar al concluir esta meditación: "Vivir en medio del mundo sin ningún deseo por los propios placeres; ser miembro de toda familia, sin pertenecer a ninguna de ellas; compartir todo sufrimiento; quedar al margen de todo secreto; curar toda herida; ir todos los días desde los hombres hacia Dios para ofrecerles su devoción y sus oraciones, y regresar desde Dios a los hombres para llevarles su perdón y su esperanza; tener un corazón de acero por la castidad y un corazón de carne para la caridad; enseñar y perdonar, consolar y bendecir y ser bendecido para siempre. Oh Dios, ¿qué tipo de vida es éste? ¡Es tu vida, sacerdote de Jesucristo!" (H. Lacordaire, citado por D. Rice, Shattered Vows, The Blackstaff Press, Belfast 1990, p.137)."
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