* Adam: «Vamos -su familia y él- al templo, leo la Biblia y hablo con Dios todos, todos los días. El dinero va y vuelve, pero Dios está siempre. Pides pan para cada día y lo da. ¿Por qué pedir más o quererle menos? No sé si mañana estaré aquí, o tú estarás aquí, pero sí sé que hoy me da lo que necesito. ¿Por qué no me lo va a dar mañana?»
* Florín: «Yo rezo. Pido a Jristós (Cristo) por mi hijo, mi familia y por mí. Me ayudará, porque me ha ayudado mucho antes. Aunque no sea lo que quiero, me dará lo mejor para mí y para los míos. Vine por intentar dar lo mejor a mi hijo pero..., lo mejor..., no era como pensaba. Lo intenté yo, a mi forma, pero Él sabe y lo hará bien a su forma. Aunque yo no entienda, Él entiende y da lo mejor».
9 de febrero de 2010.- Hay quien la considera parte del paisaje urbano y ni siquiera le mira a la cara. Otros, recelan ante la posibilidad de que sus bendiciones no sean más que una treta para conseguir limosna. Y no falta quien opina que forma parte de una red de mendicidad organizada que se lucra a costa de la buena voluntad de los viandantes. No sería, por desgracia, el primer caso. Sin embargo, Lenuta no ha entrado en ese juego. Su fe es firme, a pesar de haberse visto abocada a la pobreza. Y no es la única: muchos indigentes encuentran su riqueza en Cristo, «porque sólo Dios llena el corazón de cosas que valen de verdad». Dan testimonio de su fe en este reportaje Adam y Florín junto a Lenuta. Los tres viven en las calles de Madrid. Leer más...
* Florín: «Yo rezo. Pido a Jristós (Cristo) por mi hijo, mi familia y por mí. Me ayudará, porque me ha ayudado mucho antes. Aunque no sea lo que quiero, me dará lo mejor para mí y para los míos. Vine por intentar dar lo mejor a mi hijo pero..., lo mejor..., no era como pensaba. Lo intenté yo, a mi forma, pero Él sabe y lo hará bien a su forma. Aunque yo no entienda, Él entiende y da lo mejor».
9 de febrero de 2010.- Hay quien la considera parte del paisaje urbano y ni siquiera le mira a la cara. Otros, recelan ante la posibilidad de que sus bendiciones no sean más que una treta para conseguir limosna. Y no falta quien opina que forma parte de una red de mendicidad organizada que se lucra a costa de la buena voluntad de los viandantes. No sería, por desgracia, el primer caso. Sin embargo, Lenuta no ha entrado en ese juego. Su fe es firme, a pesar de haberse visto abocada a la pobreza. Y no es la única: muchos indigentes encuentran su riqueza en Cristo, «porque sólo Dios llena el corazón de cosas que valen de verdad». Dan testimonio de su fe en este reportaje Adam y Florín junto a Lenuta. Los tres viven en las calles de Madrid. Leer más...
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