“Al principio me dieron por muerto. Los rescatistas usaron sierras eléctricas para sacarme del carro. Mi mamá era muy devota de la Virgen de Schoenstatt, así que prometió que si me si me curaba, yo, que recién me había graduado de médico, daría atención gratuita y popular a las personas de la zona donde me había accidentado”
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