* Convencido de que Dios estuvo con él en aquellos momentos tan duros, pone como ejemplo cada vez que fue enviado a las duchas en el campo de concentración, algo que en muchas ocasiones significa morir gaseado. Acordándose de la primera vez que fue cuenta: «Estaba rezando en mi interior. Decía: Oh, mi Señor, ¿qué estamos haciendo aquí? Fuimos y Dios estuvo con nosotros porque pusieron agua (en vez de gas). Cada vez. Pasó un año y todavía estaba vivo»
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