* «Nuestros hijos han crecido rezando el rosario. Ha sido parte de sus fundamentos religiosos desde que nacieron, en una forma que nunca pudo ser para mí, y eso me llena de alegría. He aprendido que María es una guía incomparable a los misterios de la vida de su Hijo. Rezar el rosario presenta dos lados o dimensiones: hablar con María y meditar sobre Cristo. He descubierto que si empiezo meditando sobre Cristo y luego intento añadir el hablar con María, no funciona. Sin embargo, si empiezo acercándome a María y luego paso a meditar sobre Cristo, como si María me llevase hasta su Hijo, contemplando Sus misterios junto a mí, mostrándome lo que necesito ver… es entonces cuando las glorias del Rosario se me desvelan»
Leer más...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario