* «Sin el demonio, que provoca esas perversiones de la creación, no podría existir todo este mundo del ocultismo y de la magia. El problema surge cuando entra en juego un elemento que va más allá de las realidades de la razón y las realidades reconocibles gracias a la ciencia unidas a una razón sincera. Se ofrece una entidad aparentemente divina que nos inspira sobrenaturalidad. En cambio, no son nada más que una parodia del divino. Poderes, pero poderes en decadencia, simples ironías contra Dios»
* «Si una persona entra a formar parte de una secta o de un grupo mágico se convertirá en un esclavo no sólo del grupo, que de por sí ya sería grave por lo que comporta de alienación total la pertenencia a estas sectas. Sino que será esclavo de la realidad que se encuentra detrás del grupo, esto es, una realidad realmente diabólica. Y de esta manera el hombre se dirigirá hacia una autodestrucción siempre más profunda, peor que la de las drogas»
* «Debemos proclamar la fuerza liberadora del anuncio de que existe un solo Dios. Un Dios que es Amor, que nos ama, que tiene la fuerza de guiarnos, de darnos la verdadera libertad y que con su potencia invencible nos libera de esta esclavitud. Desgraciadamente esto ya no está presente en la mentalidad de las personas. Muchos ven sólo el camino arduo de la religión, la lejanía de un Dios de quien no tenemos experiencia, y buscan una experiencia inmediata y una rápida satisfacción, y caen en la esclavitud. En esta hora de tentación pagana profunda, creo que debemos anunciar el Evangelio en toda su sencillez y grandeza, como la verdadera y única liberación»
* «El riesgo es que el yoga pueda transformarse en un método autónomo de «redención», desprovisto de un verdadero encuentro entre Dios y el hombre. Y en este caso ya nos encontraríamos en lo trascendente. Es verdad que también en la oración y en la meditación cristiana la posición del cuerpo tiene su importancia y significa una conducta interior que se expresa también en la liturgia. Pero en el yoga los movimientos del cuerpo tienen una implicación diferente con respecto a la relación con Dios, que no es la de la liturgia cristiana. Hay que tener la máxima prudencia, ya que detrás de estos elementos corporales se esconde una concepción del ser como tal, de la relación entre cuerpo y alma, entre hombre, mundo y Dios»
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