* «Cuando hacemos del rosario una oración constante en nuestra vida diaria de oración, la oración de María por nosotros hace que nos dirijamos a su Hijo con frecuencia y recibamos su gracia en el Sacramento de la Reconciliación, que le adoremos en la misa y le recibamos en la Eucaristía, y le adoremos en el Santísimo Sacramento. Meditar sobre los misterios de las escrituras del rosario nos lleva al Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad.Los tiempos cambian, pero algo permanece constante: que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida (Jn 14, 6). El evangelio es la verdad y no cambia nunca. Y por esta razón, y porque el rosario es una meditación constante y repetitiva del evangelio, es el arma perfecta para nuestros tiempos»
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