* «Fui ayudado por Dios cuando, después de la recaída, pensé que no debería volver a tener sexo con nadie, a menos que fuera dentro del matrimonio. Recuerdo que viví un lucha interior durante dos semanas para aceptar esta idea, después decidí volver a empezar. Ahora ya van veinticinco años sobrio desde todos los puntos de vista. Recuerdo la sensación que sentí al tomar la decisión, fue como salir de un pantano para subirme a una roca, estaba al seguro. Tres años después encontré la fraternidad Sexaholics Anonymous, cuyo programa de sobriedad de doce pasos era exactamente igual al que me había dado yo solo. El único sexo sano que existe es el casto, el que se entrega dentro del matrimonio. Junto al recorrido de los Doce Pasos también me ha ayudado redescubrir a Dios, la fe. Porque frente al gigante de la dependencia, si no me dirigiese a Dios, rezándole para que cogiese mi lucha y mi tentación sobre sí, yo solo podría sucumbir»
Leer más...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario