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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

escucharlavoz@yahoo.es

Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

Página web de Escuchar la Voz del Señor

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sábado, 29 de diciembre de 2018

Nicholas S. vivió 40 años enganchado al sexo: «Cada límite tenía que superarse. No tenía control sobre mí mismo. Expreso mi gratitud a Dios y a Sexólicos Anónimos»

 «Fui ayudado por Dios cuando, después de la recaída, pensé que no debería volver a tener sexo con nadie, a menos que fuera dentro del matrimonio. Recuerdo que viví un lucha interior durante dos semanas para aceptar esta idea, después decidí volver a empezar. Ahora ya van veinticinco años sobrio desde todos los puntos de vista. Recuerdo la sensación que sentí al tomar la decisión, fue como salir de un pantano para subirme a una roca, estaba al seguro. Tres años después encontré la fraternidad Sexaholics Anonymous, cuyo programa de sobriedad de doce pasos era exactamente igual al que me había dado yo solo. El único sexo sano que existe es el casto, el que se entrega dentro del matrimonio. Junto al recorrido de los Doce Pasos también me ha ayudado redescubrir a Dios, la fe. Porque frente al gigante de la dependencia, si no me dirigiese a Dios, rezándole para que cogiese mi lucha y mi tentación sobre sí, yo solo podría sucumbir»

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